VISIÓN DE LOS TRES CABALLOS NEGROS (Testimonio), José (Administrador)



Imagenes de caballos - Fotografias equinas: Imagen de tres ...




Examinen todo y retengan lo bueno. Puede que las palabras proféticas que publicamos sean palabras de Dios para alguno de los que hacemos o los que siguen este blog. Son palabras que a nuestro entender pueden encajar con el kairos (tiempo o sazón propicio) general y/o personal que nosotros pensamos que está aconteciendo. Puede que también sean oportunas para los kairos personales de sus propias vidas en el Señor. Pero seamos especialmente cautos en la apropiación personal de las palabras proféticas; sobre todo cuando sean muy complacientes con nuestros deseos y gustos carnales. Pidamos discernimiento para saber si Dios las está usando para confirmar lo que Él ya nos ha estado hablando/haciendo en nuestras vidas. Así evitaremos equivocaciones y frustraciones innecesarias con los tiempos de Dios, por tratar de escoger aquello que queremos oír en lugar de lo que necesitamos oír. 

Igualmente queremos dejar constancia que hay veces, y desgraciadamente no pocas, en que los dones del profeta no van acordes con la maduración de su carácter; por esa razón la publicación de palabras proféticas de diferentes personas en este sitio, no significa que forzosamente estemos de acuerdo con sus ministerios o prácticas ministeriales y/o personales. 

JOSÉ



11 de agosto de 2020 



Contexto en el que vino la visión:


Hace muchos años, unos 25, tras recibir la interpretación de la visión de la mujer de mi pastor C. L., que dio lugar a mi libro FINIS-TERRE AL BORDE DEL JORDÁN, (Finisterre trata sobre cruzar el Jordán de muerte a la carne-yo, para entrar al Reposo de Dios acampando en Gilgal, donde el Señor circuncida los corazones; es decir, que los obstinados guerreros que pelean en la carne deben morir para santificarse y así poder ser usados por el Señor, porque Él no evangeliza usando gente que predica la moral en paños menores) y ver que en nuestra iglesia se desoían vez tras vez las muchas palabras proféticas del Señor llamando a santificarse, a través de varios miembros, mi paciencia no pudo soportarlo más y exploté. Resumiendo el asunto, acabaron apartándome de la comunión, es decir, echándome de la iglesia y mi ex-esposa echándome de mi propia casa. Todos, ex-esposa, familia natural y hermanos en la fe, se volvieron contra mí.


Aterricé unos meses más tarde en la iglesia del pastor J. G.. A la vuelta de un año, el mismo Dios que misericordiosamente me había devuelto al hogar y, por primera vez en muchos años, había permitido que nuestra situación financiera se estabilizara, decidió que había que tensar la cuerda aún más, porque ya era tiempo de que mi ex-esposa avanzara conmigo y nuestras hijas o que el matrimonio se rompiera definitivamente.

Para forzar esa decisión volvió a cerrarnos el grifo financiero, llevando la situación al borde del rompimiento. No era que yo no quisiera trabajar, sino que Dios lo impedía. Fue entonces cuando con K. S., un pastor de otra iglesia, que había oficiado de maestro de ceremonias en mi bajada a la sepultura y resurrección, convinimos en tener una reunión junto con mi ex-esposa y los otros dos pastores, para tratar de buscar una salida a la situación.


Justo antes de esa reunión la esposa de uno de esos pastores tuvo esta Visión de los Tres Caballos Negros que nos ocupa que se me había hecho saber. Tras la reunión, que finalizó sin acuerdo, en la que los tres pastores pretendieron junto con mi ex-esposa que accediera a confinarme en un internado psiquiátrico, el Señor me dio la interpretación de tal visión, que ustedes juzgarán por sí mismos.


El Señor me llevaba a salir de nuevo del hogar, esta vez no me echaban, sino que acabado el plazo que Dios me dio para que ella se decidiera por Cristo o rompiera. No torciendo su brazo, ocurrió lo que menos yo me esperaba y deseaba: tras la terrible y dolorosa experiencia de haber salido de mi hogar, el Señor me hacía pasar de nuevo por la misma prueba. Desesperación, miedo, dolor inmenso y unas terribles ganas de agarrarle a Dios por el cuello, me embargaron completamente. Pero al fin, sometiéndome, dije: "Señor si quieres que te obedezca, tienes que quitarme el miedo".


De una forma sobrenatural Él lo hizo. Incomprensiblemente el pavor desapareció y empaqué mis cosas rumbo a una habitación en un domicilio compartido. Sin trabajo, pues el Señor había cerrado mi negocio después de haberlo levantado por un año, sin dinero, con una mano delante y otra detrás y un mercado laboral en España con tasa de paro del 20% tuve que partir. Solo conté con el dinero que un amigo y discípulo mío en Cristo me dejó, como para poder pagar unos 2 o 3 meses de alquiler y una manutención de subsistencia. Si Dios no intervenía, solo el abismo se abría delante de mí

.

Para colmo, el Señor me dijo que me quedara quieto, que yo ya había puesto mis panes y peces en cuanto al negocio que nunca despegó y que ahora sería su turno. Habiéndoseme dado la gracia para obedecerle, pude comprobar una de sus más gloriosas intervenciones en mi vida; pues después de haber permitido que mi negocio se cerrara sin conseguir ni un solo cliente, el teléfono que no había sonado antes ni una sola vez, gradualmente comenzó a sonar y los contratos comenzaron a fluir poco a poco, mientras mi sustento se limitaba a bocadillos en la casa. No cocinaba pues me daba vergüenza usar la cocina mientras la familia que me arrendaba la habitación estaba en la cocina mirando.


Fui pidiendo un poco más de fe para poder salir al menos en las mañanas y tomar un café en alguna cafetería, donde sentarme y leer la Palabra, libros cristianos y prensa. Funcionó y pedía más fe para hacerlo también en las tardes. Así gradualmente mi fe creció y pasé de alimentarme de bocadillos a comer el menú del día en un restaurante. De tal modo el Señor fue soltando mis amarras que en dos o tres meses llegué a una cómoda situación en la que solo trabajaba unas pocas horas los fines de semana y el resto del tiempo me quedaba libre, para Él, para leer, pasear, evangelizar, discipular ... Esta fue mi primera incursión en la Senda Real, donde pude ver su milagrosa mano muchas veces y de muchas formas.


Si usted está siendo abocado a un Valle de Decisión o de rompimiento como el que yo pasé, tal vez mi experiencia le sirva de ayuda para decidirse por el Señor, que es Fiel y Verdadero, y decir NO a todo y a todos los demás, que quieran rebajar su compromiso con Cristo al algo menor del cien por cien.


JOSÉ





VISIÓN DE LOS TRES CABALLOS NEGROS

(Algorta, 8 de abril de 1998)



VISIÓN:



Había un siervo de Dios y tres caballos negros enormes venían contra él, destruyendo el edificio-s alto-s con sus enormes cabezas” (E. esposa del pastor J. G.)


Nota: La visión está según la recuerdo de boca de J. G., quien recibió además el siguiente texto bíblico interpretativo:


¿Por qué es este pueblo de Jerusalén rebelde con rebeldía perpetua? Abrazaron el engaño y no han querido volverse. Escuché y oí: no hablan rectamente, no hay hombre que se arrepienta de su mal diciendo: ¿qué he hecho? Cada cual se volvió a su propia carrera, como caballo que arremete con ímpetu a la batalla” (Jer. 8: 5-6)



A)- INTERPRETACIÓN DE LA VISIÓN:



El siervo:



Dado que la visión le fue dada a E., la esposa del pastor J. G. en el día que yo estuve en su casa y dado que ella ya sabe que su marido es un siervo de Dios, entendí que Dios se estaba refiriendo a mí. Pienso que E. no debió reconocerme porque no me considera un siervo (ministro) de Dios.


Otras razones para que no me reconociera: Ella no necesita que se le diga que hay un siervo en su casa, pues ya lo sabe, pero desconoce que yo lo sea o no me atribuye como tal; de referirse tal siervo a su marido lo hubiera reconocido. ¿Por qué razón le sería dada la visión si no fuera para avisar a alguien? ¿Daría el Señor una visión tan alarmante para prevenir a alguien que no podemos identificar?


Lo importante para mí es que el Señor parece reconocerme como su siervo, algo más que un simple hijo. No soy un enemigo, sino un amigo, no un problema sino parte de la solución. Todo ello, por supuesto, si mi interpretación es correcta.



Tres caballos negros grandes destructores:


Entiendo que el hecho de recibir E. la visión en ese día (¿quizás tras llamar la que era mi esposa en ese tiempo y dos días antes de proponerle la reunión a K. S.?) enfoca la visión hacia la reunión que yo le propuse a K. S. el sábado en la mañana y que se celebró el siguiente lunes, día 6, en mi casa.


¿Quizás el edificio (o edificios, ya que son varios edificios iguales en el conjunto residencial) alto era en el que yo vivía? Esto, si E. lo vio con claridad, sería de fácil comprobación trayéndola a Algorta a ver esos edificios.




Tres:


El número tres habla de lo sólido, de lo completo, de lo terminado. Esto pudiera indicar que la destrucción que los caballos se aprestan a realizar, va a ser completa. ¡Vienen para arrasar!


En la reunión yo era la parte individual. Quizás yo pudiera ser un caballo negro, pero no tres. Definitivamente en esa visión yo no puedo formar parte con los caballos, sino más bien ser aquel contra quien los caballos van (¿o tal vez los caballos venían contra el edificio o edificios en los que vivo, entendidos como mi casa espiritual?).


Marcos 13: 1- Saliendo Jesús del templo, le dijo uno de sus discípulos: Maestro, mira qué piedras, y qué edificios.


1ª Corintios 3: 9- Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.


2ª Corintios 5: 1- Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos.


Efesios 2: 21- en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor;



Caballos:


En la Biblia los caballos nos hablan casi siempre de rapidez, precipitación, falta de entendimiento, emoción exaltada: “No seas como el caballo o como el mulo, que han de ser sujetados con cabestro” (Sal. 32: 9).


Si los caballos no son frenados vendrán dolores, si esperan vendrá misericordia, esto dice el contexto (versículos 8 y 10).


En la reunión yo quise frenar y demorar desde un principio. Busqué con denuedo que se hiciera una reflexión en los días siguientes, una deliberación individual y conjunta sobre mi último alegato.


Caballo también es símbolo de fuerza, pero de una fuerza que no libera, fuerza del hombre viejo o carnal (ver Sal. 36: 16-19, especialmente el versículo 17 y Sal. 147: 10-11). Dios nos dice que no se deleita en la precipitación, en la fuerza del caballo, sino en los que le temen y esperan.


¡No se debe forzar a nadie a hacer algo en contra de su conciencia! Podemos exigir la sumisión (respeto); la sumisión es absoluta, pero no debemos imponer obediencia, esta es relativa, pues la Biblia dice que debemos obedecer a Dios antes que a los hombres. ¡No debemos forzar la obediencia! Eso va contra la mansedumbre y el amor. En esto K. es un especialista, él ha sabido siempre dejar al Espíritu Santo obrar en mí. ¿Qué es una semana de espera en un caso tan grave? La Palabra dice: “No con ejército ni con fuerza”… (Zac. 4: 6) (1ª Sam. 2: 9c; 17: 47; 1ª Cor. 4: 20; Is. 36: 9).


¿Centrándose en un solo texto (1ª Tim. 4: 8) (y en un solo aspecto de mi vida “al parecer errado”, cosa que la que fue mi esposa confirmó) podrá forzárseme a actuar contra mi voluntad, provocando mi desobediencia al Señor? Y eso mientras se olvidan de otros muchos textos, en los que el Señor nos manda parar y estar quietos, textos que no voy a citar, simplemente les señalaré la archiconocida historia de Josafat.




Grandes:


Son importantes. ¿Representarán a tres personas dirigentes, ministerios de mucho peso, personas grandes ante los ojos de Dios y de los hombres, personas reconocidas?




Negros:


(Ap. 6: 5; Lam. 5: 10). Parece que la negrura simboliza hambre. Los caballos han pasado mucha hambre, el negro es su color. No provocan hambre, tienen hambre.


Lam. 4: 6-9 nos da la clave para identificar a esos caballos. Son nobles que fueron más puros que la nieve, pero cuyo aspecto ahora es “oscuro más que la negrura”. ¡Han pasado una hambruna grande! Ellos no son negros ¡solo su aspecto lo es! Aspecto provocado por un largo periodo de sequedad, de desierto.




Destruyen con sus cabezas:


Es con sus cabezas, liderazgos, y no con sus espíritus, que realizan su obra de destrucción, no de construcción, con sus mentes y no con sus corazones. Actúan carnal o anímicamente y no espiritualmente. Su entendimiento está entenebrecido, sus emociones exaltadas. No quieren reflexionar, esperar, orar … Su precipitación y prisa, “pues están muy ocupados”, no los dejan pensar con claridad.


En la reunión yo no obré así sino al contrario. Dije que no había que alarmarse y cité Mateo 6: 25b; diciendo que fuéramos a nuestras conferencias de semana “santa” y escucháramos al Señor.




Edificios o edificio:


Esta parte no se me ha dado claramente en la versión de Jesús sobre la visión. ¿Quizás se refiera a mi casa como el lugar donde los tres caballos efectuarían su tarea devastadora?


Si se me dijo que el edificio o edificios eran altos. Edificarnos en la Palabra y en el amor es la obra del Espíritu en nuestros espíritus. También la Biblia dice que debemos edificarnos mutuamente en el amor. Yo oré al comienzo de la reunión por la edificación mutua, citando el texto aludido. Yo pretendí una reunión de edificación y no de destrucción y propuse trabajar juntos.


En 1ª Cor. 3: 9 quizás también se aluda al peligro de derribar el edificio que Dios ha levantado en mí (en nosotros, si son varios) en estos 6 años. ¿Recuerdan que yo les advertí del peligro de abortar el plan de Dios para mi vida, de abortar el plan de avivamiento de Dios para nuestras iglesias? ¿Recuerdan que me declaré libre por su sangre? También les hablé de que se arriesgaran conmigo a confiar y cumplir mi misión de ser el primero en pisar ambas matas de incredulidad (miedo) y murmuración (queja) con los antídotos de la quietud (confianza) y alabanza (gratitud), consolando así además a la que era mi esposa entonces. Les pedía que me dejaran comprobar si mi paracaídas funcionaría, esperando para recoger los trocitos, dado el caso de que me estrellara.




TEXTOS:


No es por casualidad que esos textos de J. G., el texto de comienzo de mi libro (Jeremías 6: 16) y los textos que he citado de Lamentaciones, sean todos referidos al mismo autor y contexto.


Jeremías padecía la misma compulsión profética que padezco yo. Él se quejaba al Señor de que estaba cansado de contenerse (6: 11) al igual que yo lo estoy tras cuatro años. Yo reventé y no me contuve, fui insumiso y lo pagué muy caro. Me he sentido y siento como Jeremías en el versículo 20: 9 por causa de haber sido uno de sus varios voceros, por causa de haber visto lo que otros aún no habían visto.


Para interpretar y aplicar un texto hemos de seguir la hermenéutica básica que yo apenas conozco, pero creo que lo siguiente podrá darse por correcto:


Lo primero que debemos saber es a que libro y autor pertenece el texto y por qué se escribió. Al respecto sabemos que es la voz profética del sacerdote Jeremías dirigida al rebelde pueblo de Dios, en la época pre-exílica. Jeremías llama al pueblo (no a un individuo) rebelde y contradictor a convertirse, volverse y limpiarse y los amenaza con el juicio de invasión y cautividad. Esto es ni más ni menos que lo que el Señor y los por todas partes venimos clamando.


En segundo lugar, se recoge la profecía de un siervo contra muchos, contra un pueblo; especialmente contra su capital y sus dirigentes. (Jer. 1: 18-19). No debemos cambiar los papeles. En los textos que J. G. facilitó Dios habla sobre la visión a un pueblo representado en sus dirigentes y no a un individuo en particular, el profeta jeremías que los confronta.


Esto siempre es así y ha sido así a lo largo de toda la historia profética de Israel y de la Iglesia, hasta nuestros días (pre-avivamiento).


El momento de nuestra iglesia es idéntico al momento en que Jeremías hablaba, porque estamos en un periodo de pre-avivamiento, si hay vuelta o arrepentimiento; o pre-babilónico, si no lo hay. Llevo advirtiendo, especialmente a K. S., del juicio que viene, aún antes de las severas profecías del Señor, las últimas que les cito en la carta adjunta.


Esos textos que J. G. ha recibido hablan de que no hay nadie que se arrepienta. Lo he hecho vez tras vez y la reunión la comencé sometiéndome y pidiendo perdón por mi pasada insumisión; reconociendo mi falta de cobertura y pidiendo perdón por haber hablado mal de ustedes en algunas ocasiones. Es decir, mi actitud y comportamiento fueron justamente lo contrario a lo que el texto de Jer. 8: 5-6 denuncia.


Los textos dicen que “no hablan rectamente”; creo que hablé con mucha corrección y basado siempre en la Palabra. Dicen que cada cual se volvió a su propia carrera (sus propias voluntades). Yo comencé poniéndome en sus manos y en actitud de obedecer a su decisión tras una meditación y oración por su parte y tras su deliberación conjunta posterior. Los textos de Jesús hablan de una negativa a volverse, mientras que ayer yo me volví a ustedes. Los textos dicen que nadie se pregunta “¿qué he hecho?”, mientras que yo sí me lo pregunté y confesé.


La reunión acabó con su negativa a pensar, orar y deliberar y con su negativa a ayudarme a buscar trabajo. El viernes anterior, sin embargo, K. S. me ofreció ayuda e incluso me dijo que iba a llamar a J. G. para que me ayudara con sus contactos; cosa que me confirmó el sábado al proponerle la reunión y me dijo que Jesús le había dicho que estaba esperando que yo se lo pidiera.


Juzguen por ustedes mismos si la visión puede referirse a la reunión que mantuvimos, quienes pueden ser los tres caballos y que es lo que podía estar en peligro de devastación.


Si no quieren hablar conmigo no lo hagan, pero al menos hablen entre ustedes sobre toda la larga historia, aunque sea solo una vez, pero sin prisas. Se lo pido por su amor al Señor. Gracias.





Pdta.:

He orado al Señor para que los tres caballos de aspecto negro, recobren su aspecto blanco. ¿Querrán hacerlo también?





B)- CARTA A LOS TRES PASTORES:



Amados hermanos en el Señor Jesucristo, C. L., J. G. y K. S.:


Me dirijo a ustedes con relación a la visión de E., la esposa de J. G., que me participaron en el transcurso de la reunión, que mantuvimos en mi casa el pasado lunes día 6. Lo hago porque creo que Dios me ha dado la interpretación de dicha visión.


Para que pueda apoyarme en el Señor y no en mi propia sabiduría, si alguna tuviera, he de decirles que Dios me dio el don de interpretación de sueños y visiones. Lo recibí por imposición de manos del pastor Ra. Ca., mediante la siguiente palabra profética que el Señor le dio para mí, el día 19-10-93 en Eibar; el día de la visita del hermano Alberto Scataglini, aproximadamente a los dos años de mi conversión:


El Señor te pide humildad y tiempo completo. El Señor te va a sanar, El Señor te va a usar. El Señor te va a dar interpretación de sueños y visiones”,…


(Ra. Ca. me añadió después en conversación esto que sigue explicando otras partes de la palabra profética):


El Señor te da un ministerio de sanidad espiritual (opresiones mentales), de liberación de endemoniados y consejería según 2ª Cor. 10: 4-5”.


Esta es la tercera vez que este don de interpretación opera en mí. Siempre lo hace en ocasiones transcendentales y fuera de mi control, pues en los tres casos no fui yo si no otros quienes recibieron los sueños o visiones. La interpretación nunca vino al instante, sino tras un periodo de tiempo (en el caso de la visión de A. Mª T., la esposa de C. L., varios días) y de forma progresiva.


Los tres casos, en orden cronológico, han sido: Un sueño de mi hija Amaiur, cuya interpretación causó en ella, sin mi coacción, la fulminante aceptación del señorío de Jesús en el asunto de abandonar a sus amigas mundanas; la segunda fue la visión de A. Mª T. sobre las Matas de Incredulidad y Murmuración, que ya conocen; y la tercera, esta de los Tres Caballos Negros de la esposa de J. G. que nos ocupa.


La situación después de esto queda tan límpida y transparente que estoy seguro sabrán apreciarla; ¡al menos considerarla! como para preguntar al Señor: “¿Estás Tú en todo esto?”


Dios nos ha dado base amplia para ponernos de acuerdo en Él, confesando lo que lleva diciéndonos por varios años, ¡nada menos que 7! A veces, como me pasó a mí y les conté, cuando el Señor nos habla no nos incluimos a nosotros mismos y se lo aplicamos a los demás, a todos menos a nosotros. Si el Señor habla proféticamente a la Iglesia, en plural y sin especificar, lo hace a todos, desde el pastor hasta el último recién llegado; así ha ocurrido en nuestro caso: “Limpiaos, santificaos y volveos, …” ¡Todos!


Si tras la enorme insistencia al respecto, en tiempo y reiteración, no obedecemos al Señor, se nos obligará a hacerlo con tremenda disciplina: “¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!” (En manos de Dios, como David por causa del censo, 1º Sam. 24: 14) y, créanme, yo sé algo de eso y K., especialmente, sabe que lo sé.


J. G. ha recibido recientemente idéntica palabra, por dos canales (una predicación y una profecía) y confirmada por alguien que no podía saber de las circunstancias, según él dijo en la reunión de la iglesia. Esa palabra es idéntica a la que está escrita en mí libro, es como un resumen. Sí hermanos, en Mizpa también hubo que parar, dejarlo todo y reunirse para buscar el rostro de Dios (1ª Sam. 7: 2-14). (A lo mejor al hermano le está pasando como a mí, que por recibirla me excluía a mí mismo; sin embargo el Señor me mostró que yo era el principal implicado, el mayor incrédulo (miedoso) y murmurador (quejica), el más obstinado. ¡Lo hizo con el látigo de una horrenda crucifixión que vino a mi vida!).


Es la palabra que por 7 años el Señor lleva hablando en la iglesia de J. G.; la misma que por casi 5 años yo escuché en la iglesia de C. L., profecía tras profecía. La misma palabra que el Señor habló en la primera reunión de intercesión del Consejo Evangélico del año pasado en Eibar.

Estas son las palabras proféticas que se dijeron tras mi oración de exhortación a limpiarse, a dejar de echarle las culpas a Dios, a salir de “Mahanain” (Dos campamentos):


1- “Quiero emblanqueceros. Conozco vuestra humillación” (Ramón Caballero).


2- “Estad firmes. Ceñíos los lomos”. (1ª Ped. 1: 13-17, 22-23) (Un hermano).


3- “Buscad mi rostro, santificaos. Dejad de pecar. Yo derramaré de mi poder sobre vosotros otra vez, como nunca se ha visto; pero antes santificaos y yo responderé con prodigios y señales. Antes de salvar a los perdidos tenéis que buscarme”. (Isaías Viljanen).


4- “Necesitamos primero ser establecidos sobre tu autoridad y luego poder ganar las almas” (Una hermana orando).


5- Hch 3: 19, Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio (Un hermano).


6- “Col 3: 1-17, especialmente los versículos 4 y 17: “Cuando se manifestare el Cristo, nuestra vida, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.; Y todo lo que hagáis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias al Dios y Padre por él” (Un hermano).


¡Nada menos que siete (el nº 7 no es casual, todos sabemos que significa perfección espiritual) palabras proféticas, incluyendo la mía, en la misma dirección confirmando mi oración inicial!


Hace unos 4 años y medio, el Señor me dio el discernimiento de la situación. Hace unos dos años la interpretación de la visión de Ana en el libro FINISTERRE AL BORDE DEL JORDÁN, que ya conocen (excepto J. G.) y ahora la palabra de J. G. y la nueva visión. ¿Seguiremos diciendo lo que los líderes y el pueblo a Jeremías: “¡no andaremos!”?


Recordemos que no somos adversarios. ¡Satanás lo es! Él es quien todos estos años ha estado enfrentándonos, cegándonos y empujándonos a hacer las cosas mal. ¡Yo, por inmadurez, el primero tal vez! Pero soy libre, todo lo que yo tenía que confesar lo he confesado, si algo quedara díganmelo.


La obediencia es el mejor colirio. Los árboles podados están grandes y gruesos. Solo falta “empalmar uno de los dos cables del enchufe que estaba suelto” y “quitar el óxido del tornillo atascado”, en las visiones que se dieron en la iglesia de J. G.. Los árboles han medrado precisamente gracias a todos los sufrimientos pasados, al dolor, el desierto y la esterilidad. Esto no es para llorar, es para alegrarnos.


¡El momento ha llegado! Cruzar el Jordán y acampar (reposar, parar, cesar de nuestras propias obras) en Gilgal. No es hora de hacer sino de descansar para que nuestros corazones sean circuncidados. Es la hora de la Misericordia.


Les amo a todos ustedes, especialmente a mi pastor C. L. (¿querrá seguir siéndolo?). ¿Cuántas veces aún le tenderé mi mano?


En la reunión decía que yo pensaba que ustedes no veían nada. ¡Sí! lo pienso y lo digo; gloria a Dios que el oído oye muy bien, ¡pero no ve nada! Gloria a Dios que el ojo ve ¡pero no oye nada! Oigan, huelan, gusten, toquen, pero dejen que el ojo sea el que vea. ¿Podrá el ojo fuera de su órbita en el cuerpo ver? ¡Oh! Cómo les necesito, no puedo hacer nada sin ustedes, sin el Señor. ¡Oh, cómo me necesitan ustedes a mí! ¡Gracias que juntos formamos un solo cuerpo!


El plan no es mí plan, es el plan del Señor manifestado a A. Mª T. y a otros profetas como la hermana M. D. y otros. Yo solo he sido intérprete y vocero. ¿Se acuerdan de lo que les dije de Naamán?: “¿Si el profeta te mandara alguna gran cosa no la harías? ¿Cuánto más diciéndote: lávate y serás limpio?” (1º Rey. 5: 13).


¡Qué plan tan sencillo!: Parar y escuchar, no a mí, sino al Señor en el Aposento Alto y EL AVIVAMIENTO HABRÁ COMENZADO. Recuerden la profecía de Isaías Viljanen pastor y siervo por muchos años de nuestro Cristo.


¿La alternativa? Seguir vagando en nuestras voluntades y provocar el juicio durísimo que el Señor ha comenzado a amagar.


Juzguen por sí mismos las últimas profecías en una de las iglesias:


Llevo tiempo llamándoos a que volváis a mis caminos y me busquéis. El que no esté en Mí perecerá.

Os hablo con dureza en esta mañana porque el tiempo está cercano y el que no esté en Mí morirá.

Soy la Roca de agua viva.

¡No desechéis las palabras de mi boca!

¿Hasta cuándo vais a ser rebeldes?

¿Hasta cuándo andaréis en vuestras voluntades?

¡Buscadme porque si no moriréis!

(22-02-98)


Yo soy el dios de los imposibles. Hay pecado en mi pueblo. El que quiera hoy restaurar su pecado puede hacerlo porque estoy aquí. Mi presencia no es gratuita; aprovechadla, no la desechéis. Dejad que mi Espíritu os toque porque estoy para derramar bendición. Romperé cadenas si queréis. Dejadme hacer la obra porque Yo soy el Dios de los Ejércitos de Israel, el Alfa y la Omega, el Dios de los imposibles”.

(15-03-98)


Estas durísimas y a la vez esperanzadoras palabras son del Señor, no mías. Yo ni siquiera era ya miembro de esa iglesia ni estaba presente cuando fueron pronunciadas, pero alguien me las facilitó.



Intuyo que el Señor no va a hablar más ni en la iglesia de C. L. ni en la de J. G. Por mi parte en la reunión les dije que yo no volvería a la carga con el tema. He aquí la elección:


¿AVIVAMIENTO O JUICIO?


Que el Señor que nos amó con amor eterno desde antes de la fundación del mundo nos tenga misericordia.



Les amo en el amor de Jesucristo.



Josué 5: 6, "PORQUE LOS HIJOS DE ISRAEL ANDUVIERON POR EL DESIERTO CUARENTA AÑOS, HASTA QUE TODOS LOS HOMBRES DE GUERRA QUE HABÍAN SALIDO DE EGIPTO FUERON CONSUMIDOS, POR CUANTO NO OBEDECIERON A LA VOZ DE YAHWEH";


¿Dejaremos que los filisteos sigan usándonos como juguetes?” Jueces 16: 25-26 (Profecía de E., esposa de J. G. el 22-03-98)


¿Consentiremos que la tuerca en el tornillo siga atascada con el óxido de la tozudez, obstinación, rebeldía?” (Profecía de E., esposa de J. G. el 22-03-98).




Posdata:


Si el justo se apartare de su justicia e hiciere maldad y pusiere Yo delante de él tropiezo, él morirá, porque tú no le amonestaste; en su pecado morirá y sus justicias que haya hecho no vendrán en memoria; pero su sangre demandaré de tu mano. Pero si al justo amonestares para que no peque y no pecare, de cierto vivirá, porque fue amonestado; y tu habrás librado tu alma” (Ez. 3: 20-21). 


En la reunión me declaré libre de la sangre de ustedes; nunca mejor dicho, puesto que el Señor en las profecías (de otros), no mías, ha amenazado de muerte a su pueblo porque hay pecado en él. ¿Será la muerte espiritual, o incluso la física, amenaza suficiente para que NOS VOLVAMOS?


Si un neófito fue castigado tan severamente como yo … ¿Qué no será de ustedes?



JOSÉ


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