¡Oh Dios de Gracia!
Tú has imputado mi pecado a Mi sustituto, Y has imputado Su Justicia a mi alma. Vistiéndome con manto de novio, me has adornado con joyas de santidad. Mas en mi caminar cristiano yo aún me cubro de trapos.
Mis mejores oraciones están manchadas con el pecado; mis lágrimas penitenciales son muy impuras; mis confesiones del mal agravan mis pecados; mi recepción del Espíritu es teñida con egoísmo.
Yo necesito arrepentirme de mi arrepentimiento; Necesito ser lavado por mis lágrimas.
Yo no tengo ropa limpia para cubrir mis pecados; tampoco telar para tejer mi propia justicia. Estoy siempre vestido con ropas sucias, y por la gracia siempre estoy recibiendo cambio de vestuario, pues solamente Tú, justificas siempre al impío.
Estoy siempre yendo a tierra lejana a país distante, y vuelvo siempre a casa como un hijo pródigo, siempre diciendo: "Padre, perdóname". Y Tú siempre trayéndome el mejor vestido.
Déjame usarlo cada mañana, y cada noche regresar de nuevo vestido con él. Salir al trabajo diario vestido con él, casarme vestido con él, ser herido de muerte vestido con él, comparecer ante el Gran Trono Blanco vestido con él, y entrar en el Cielo vestido con él brillando como el sol.
Concédeme que nunca pierda de vista la excesiva malignidad del pecado, la excelente justicia de la salvación, la superior gloria de Cristo, la grandiosa belleza de la santidad, la gran maravilla de la gracia.
Oraciones El Valle De La Visión
(Por gentileza de E. Josué Zambrano Tapias)
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