DISCIPLINADO POR EL ESPÍRITU SANTO, Biografía de W. Nee, por W. Lee


22 Versículos de la Biblia sobre el Castigo - DailyVerses.net
Rom 8:28,  Y sabemos que a los que aman a Dios,
todas las cosas les ayudan a bien, esto es,
a los que conforme a su propósito son llamados. 


CAPÍTULO QUINCE

ES DISCIPLINADO
POR EL ESPÍRITU SANTO

Así como Jacob, Watchman Nee pasó por muchas adversidades en las manos del Señor. Después de un largo período de pruebas en el cual se interrumpió su ministerio, mientras hablaba con él en Shanghai, se refirió con frecuencia a la disciplina del Espíritu Santo. Aprendió por experiencia la lección de que mientras los hijos de Dios le buscan, todo lo que les ocurre, sin importar de dónde provenga, y sea cual fuere el carácter de la prueba, todo fue dispuesto por la mano de Dios. Esta disposición providencial de nuestras circunstancias es a lo que llamamos la disciplina del Espíritu Santo. El Espíritu nos disciplina por medio de las cosas que nos ocurren.
Watchman Nee estaba consciente de que lo que somos por naturaleza no significa nada; lo que importa es lo que el Espíritu forja en nuestro ser. Todo lo que somos de nacimiento, sea bueno o malo, útil o inútil, es natural y representa un verdadero obstáculo para el Espíritu Santo, quien desea forjar la vida divina en nuestro ser. Por esta razón, nuestra fuerza, nuestra sabiduría, nuestra inteligencia, nuestra personalidad, nuestros defectos, nuestras virtudes y cualidades, además de nuestro carácter y nuestras costumbres, todo ello debe ser derribado para que el Espíritu Santo forme en nosotros una nueva personalidad, un nuevo carácter, nuevas costumbres, nuevas virtudes y nuevos atributos. A fin de efectuar este cambio de constitución, el Espíritu de Dios se mueve en nosotros para iluminarnos, inspirarnos, guiarnos y llenarnos de la vida divina. También obra en nuestras circunstancias disponiendo cada detalle, cada persona, cada asunto y cada adversidad para derribar lo que somos en nuestro ser natural. El puede hacer que cierta persona venga a nuestra casa para derribar nuestra actividad o pasividad naturales. Puede ocasionar que nos sobrevengan ciertas adversidades para poner fin a nuestra astucia o a nuestra torpeza naturales. Puede propiciar otra situación para derribar nuestra sabiduría. El usa toda clase de personas y cosas para derribar todos los aspectos de nuestro ser natural a fin de conformarnos a la imagen de Cristo.
En Romanos 8:28, Watchman vio que por una parte, el Espíritu de Dios obra en nosotros para que estemos conscientes de que somos hijos de Dios y que, por otra, todo lo que encontramos a nuestro alrededor obra para nuestro bien a fin de que seamos conformados a la imagen del Hijo primogénito de Dios. Todas las personas y todas las situaciones con la que nos relacionamos nos las trae el Espíritu de Dios en concordancia con la obra que El efectúa en nosotros, a fin de que seamos conformados a la imagen del Hijo primogénito de Dios. La obra que el Espíritu cumple en nosotros consiste en forjar un nuevo ser; mientras que la obra que lleva a cabo fuera de nosotros consiste en derribar todo lo natural de nuestro viejo ser valiéndose de nuestro entorno.
Watchman Nee puso énfasis en la vital importancia que tiene este punto. Todo lo relacionado con nuestra vida natural debe ser derribado para que el Espíritu Santo cambie nuestra constitución con la vida divina. Mediante todas las cosas que le sucedieron en el transcurso de los años, aprendió que los hijos de Dios necesitan la disciplina del Espíritu Santo. Aprendió a aceptar toda circunstancia sin quejarse, sin exigir explicaciones, sin guardar rencor y sin criticar. Para él todo era parte de la disciplina del Espíritu Santo. Cada circunstancia le proporcionaba beneficios espirituales, por lo cual no se perdía ni una sola oportunidad de aprender la lección correspondiente. Acostumbraba hacer la siguiente pregunta a los que sufrían: “¿Qué lección has aprendido de esto? ¿Qué beneficio has obtenido?” Él no nos daba instrucciones para que mejorásemos nuestro carácter ni para que nos comportásemos mejor, sino que nos ayudaba a aprender la lección que nos traía la disciplina del Espíritu Santo.
El nos recordaba continuamente que mejorar el carácter o corregir el comportamiento equivale simplemente a mejorar el ser natural, mientras que la disciplina del Espíritu Santo lo derriba para forjar un ser renovado.
Nunca lo vi censurar nada ni a nadie. Siempre estaba tranquilo, calmado y dispuesto a aceptar cualquier tipo de circunstancia. En cualquier situación, él le daba al Espíritu Santo la oportunidad de derribar el aspecto de su vida natural que estorbara y de renovarlo con la vida divina. Siempre estaba presto a cooperar con el Espíritu que moraba en él para que lo disciplinara mediante las circunstancias. Por esta razón, estaba siempre en paz con los demás, descansaba con el Señor y crecía en la vida divina.

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