Cuando M. E. Barber pasó a estar con el Señor, de acuerdo a su testamento, ella dejó todas sus pertenencias a Watchman Nee. Esto equivalía a poco más que su Biblia. El hermano Nee dijo:
Cuando la señorita Barber murió ella me dejó una Biblia. Escrita en ella se encontraron las siguientes palabras:
“Oh Dios, dame una revelación completa e ilimitada de mí misma”.
¡Cuán profundo es esto! Debemos tener la valentía de buscar ser iluminados por Dios con Su luz para que Él pueda revelarnos la imagen verdadera de nosotros mismos… Nuestra evaluación de nosotros mismos no es confiable (Nee, Collected Works, 9:232–3).
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