¡HACER NADA!, Manantiales en el Desierto




Octubre 7

Isa. 50:10 
¿Quién hay entre vosotros que teme a Yahweh, que obedece a la voz de su siervo? Aunque ande en tinieblas y carezca de luz, confíe en el nombre de Yahweh, y apóyese en su Dios.


Los tiempos de tinieblas vienen también al discípulo fiel y creyente que camina obediente por la senda de la voluntad de Dios. Hay tiempos cuando él no sabe qué hacer o qué camino tomar. El Cielo está obscurecido con nubes. La luz clara celestial no ilumina su senda. Se siente como si tuviese que atravesar su camino a tientas por la obscuridad.

Querido amigo, ¿te encuentras en esta situación?

¿Qué es lo que el creyente debe hacer en tiempos de obscuridad?

¡Escucha! "Déjale que confíe en el nombre del Señor y que se eche en los brazos de Su Dios".

¡Lo primero que tiene que hacer es NADA!

Para la pobre naturaleza humana esto es una cosa muy difícil de hacer. En el Occidente circula un proverbio que quiere decir, "Cuando no sabes lo que hacer no lo hagas" (sigue esperando).

Cuando te abalanzas hacia un dique de niebla espiritual, no trates de quebrantarlo a la fuerza; sino acorta la velocidad de la maquinaria de tu vida. Si es necesario, ancla tu barca o déjala que se balancee amarrada. Lo que tenemos que hacer es simplemente confiar en Dios

Mientras confiamos, Dios puede obrar. El atormentamiento impide que Él haga algo por nosotros. Si nuestras mentes están perturbadas y nuestros corazones afligidos; si las tinieblas que nos cubren nos causan espanto; si corremos de aquí para allá haciendo esfuerzos vanos para encontrar una salida del lugar de prueba en que nos encontramos y donde hemos sido colocados por la Providencia Divina, entonces el Señor no puede hacer nada por nosotros.

La paz de Dios, necesariamente tiene que sosegar nuestras mentes y dar descanso a nuestros corazones. Debemos de dar nuestra mano a Dios, como hacen los niños pequeños, y dejar que Él nos conduzca a la luz esplendorosa de sol de Su amor.

Él conoce el camino por los bosques. Así que echémonos en Sus brazos y confiemos en que Él nos sacará por el camino más corto y más seguro.

- Dr. Pardington

Recuerda que cuando no sabemos conducir nunca nos falta un Piloto.


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