TIEMPO Y ESPACIO EN LA BIBLIA: 11- Una Senda Proverbial, Administrador





El capítulo cuarto del libro de Proverbios habla muy claro de esta senda o camino. Veamos algo al respecto.

Guarda mis caminos y vivirás”. (v. 4)

Recibe mis razones y se te multiplicarán años de vida”. (v. 10)

Por el camino de la sabiduría te he encaminado y por veredas derechas te he hecho andar”. (v. 11)

Cuando anduvieres no se estrecharán tus pasos y si corrieres no tropezarás”. (v. 12)

No entres por la vereda de los impíos ni vayas por el camino de los malvados, déjala, no pases por ella; apártate de ella, pasa”. (v. 14)

Más la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto”. (v. 18)

El camino de los impíos es como la oscuridad, no saben en qué tropiezan”. (v. 19)

Tus ojos miren lo recto y diríjanse tus pasos hacia lo que tienes delante”. (v. 25)

Examina la senda de tus pies y todos tus caminos sean rectos”. (v. 26)

No te desvíes ni a derecha ni a izquierda; aparta tu pie del mal”. (v. 27)

La propia Palabra es tan clara que solo haré unos breves comentarios:

Los versículos 4 y 10 nos advierten que no caminar por la senda que el Señor nos tiene asignada puede acortar nuestros años de vida.

El 14 nos previene seis veces, (no entres-ni vayas-déjala-no pases-apártate-pasa; ¡seis veces en un solo versículo!) de lo importante que es no salirse de la vereda señalada. Tengámoslo en cuenta, pues Dios no repetiría esto tan redundantemente sino fuera de capital importancia.

Los versículos 12 y 18 nos animan, mostrándonos que a medida que aprendamos a caminar el camino se tornará más ancho, más cómodo; tanto que hasta incluso llegaremos a poder correr por él.

El 19 nos muestra una verdad de perogrullo, enfatizando que en la oscuridad no se puede ver y por tanto se tropieza.

Se nos advierte en el 27 del problema de ensayar desvíos. Algunos de ellos son nuestras propias obras, el activismo, la religiosidad, el mundo, el dinero, la comodidad, los deleites, la lujuria, etc.

Además, de en el libro de Proverbios, toda la Biblia habla por doquier del camino, la vereda, la senda ... Si quisiéramos profundizar simplemente podríamos buscar estas palabras en nuestras concordancias. Aquí, sin embargo, solo trataremos un par de textos.

... que sea amor o que sea odio, no lo saben los hombres; todo está delante de ellos”. (Ecl. 9:1)

Todo está ya delante, pero lo desconocemos; solo lo vamos descubriendo poco a poco, conforme Dios nos lo va mostrando. ¿Recuerdan la “Alfombra Roja”?

Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó”. (Rom. 8:30)


¡Gloria a Dios! Tanto usted como nosotros y como la Iglesia, ya hemos sido glorificados y ya formamos parte de la Nueva Jerusalén!

He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe”, (2ª Tim. 4:7).

Pablo habla en fe, como ya realizado, de algo aún por completarse. Pudo decir esto solo casi al final de su vida y en base a que tuvo revelación del Señor de que lo conseguiría.

No pensemos que porque el Plan de Dios para nuestra vida, nuestro camino, ya esté predeterminado, somos algo así como zombis o marionetas. A medida que este camino nos va siendo mostrado hemos de decidir si colaboraremos o no con Dios. Él es Soberano y si se ha propuesto algo con nosotros lo va a lograr; nosotros decidiremos si por las buenas o por las malas. Dios quiera que, nos guste o no ese camino, decidamos obedecerle, porque así evitaremos mucho retraso y sufrimiento. Tendremos, igual que Pablo, que pelear, velar y no desmallar, para poder acabar diciendo como él, que acabamos nuestras carreras y guardamos nuestra fe.

Orar, esperar. Andar, correr, e incluso levantar alas como las águilas (Is. 40:31), en la senda del Señor Jesucristo: una senda de hierro y terciopelo. ¡Andar la emoción de ser libres!

Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por Mí”. (Jn. 14:6)

Camino o senda, verdad o realidad, vida o conexión a la fuente de poder de Dios.

Pablo lo consiguió, pudo guardar la fe no desconectándose. Ese fue su secreto. Secreto que también conocieron otros grandes hombres de Dios. Compartamos con ellos, lo que el Señor les mostraba. Lo tenemos en la Carta a los Hebreos, capítulos 11 y 12.

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