RELACIONES SOCIALES SANAS / ENFRENTÁNDOSE A LA TENTACIÓN / (Sorbos Místicos), François Fenélon




RELACIONES SOCIALES

Permite que tus amigos vayan y vengan como les plazca. Si alguien dice algo para ofenderte, pon a un lado lo que han dicho sin pasarte todo el día pensando en ello. A medida que esperes menos de los demás, aprenderás a ser más afable y más útil para con todos.

¡Cuán cerca estamos uno del otro cuando estamos todos unidos a Dios! ¿No se hacen más fáciles tus relaciones cuando tienes la visión de hacer la voluntad de Dios? ¿Quieres, pues, encontrar verdaderos amigos? Busca a tus amigos solo en Dios. Él es la fuente de la amistad verdadera y eterna. 

¿Quieres escuchar y hablar con estos amigos? Entonces sumérgete en silencio en el seno de Aquel que es la vida misma de aquellos que hablan y viven la verdad. En Él hallarás cumplido todo honorable deseo. En Él está la perfección... comparada con la imperfección que encuentras en todas las relaciones que se encuentran fuera de Él.

Necesitas encontrar un equilibrio entre estar completamente apartado de las relaciones sociales y pasarte todo el tiempo testimoniando a otros. Necesitas hallar un equilibrio sano entre cuidar de tus propias necesidades y cuidar de las necesidades de otros. Puedes resolver este equilibrio considerando varios factores: ¿Necesitas tiempo para renovar tu espíritu? ¿Te encuentras sano? ¿Cuánto tiempo tienes? ¿Cómo parece que Dios te está guiando? Es bueno considerar las necesidades de la mente y del cuerpo; luego mira cómo podrías usar mejor el tiempo que te resta

¿Qué tiene de bueno estar con una persona a la cual no le eres de ninguna utilidad, cuando hay otros a los que podrías ayudar? Por supuesto, si tienes una obligación hacia esa persona en base a una amistad, o una relación, entonces deberías quedarte. Si no fuera así, trata a esa persona honorablemente y sigue tu camino. No tienes que hacer las cosas más difíciles para ti en el nombre de la cruz. Si hay alguien ante cuya presencia no te sientes bien, entonces no lo hagas a menos que te pida que le visites.

No te ausentes o seas sociable desde tu propio egocentrismo. No cabe duda de que tu propio interés estará entremezclado con tu decisión, pero solo haz lo que veas que es mejor. Como estás tan desgastado, creo que lo mejor es que te tomes tanto tiempo como puedas para refrescarte. Ama más y sufre menos.



ENFRENTÁNDOSE A LA TENTACIÓN

Hablemos de los errores en los que te permites caer. No estoy hablando de pecados patentes... desobedecer deliberadamente a Dios en asuntos capitales no es por lo general problema con el que trate cada día un cristiano entregado. Estoy hablando de no detener una palabra dura, o ser deliberadamente pendenciero. Gozas de cierta medida de control sobre estas cosas, pero te permites hacer lo que se te antoja.

Cuanto más cerca estés de Dios, tantas más cosas miserables hallarás en tu corazón. Esto no es algo negativo... Dios lo permite para que pierdas confianza en ti mismo. Algo habrás avanzado cuando puedas mirar a tu corrupción interna sin ansiedad o desánimo y confiar simplemente en Dios. Pero no deberías meterte en tentación.

Hay dos recursos contra la tentación. Uno, ser fiel a Dios dentro de ti. Evita todo lo que sea mejor evitar. Naturalmente, no siempre eres capaz de evitar estas situaciones, pues algunas son llevadas ante ti por Dios y no te hará bien que huyas de ellas. El segundo recurso es volverte a Dios cuando seas tentado. Si ves que has consentido a medias a la tentación, entonces dirígete de cabeza a Dios. Toma el ejemplo del niño que oculta su rostro en el seno de su madre tan pronto como ve algo que le asusta.

Practica mantenerte en la presencia de Dios para que seas capaz de responder a su guía de inmediato. De cierto modo, hay poco que hacer al cumplir la voluntad de Dios. Verdad es que no retener nada a Dios ya es hacer bastante. El amor de Dios escudriña las moradas secretas del interior, buscando cualquier cosa que se resista a Él. 

Por otro lado, el cristianismo no se halla en una montaña de normas, ni en abstenerte de todo placer. Tan solo ríndete a Dios sin reservas. Vive en el momento actual. Deja que Dios haga lo que le parezca apropiado sin resistirle, y ponte de acuerdo con Dios sin tratar de justificar lo que tú deseas.

La tentación es una parte necesaria en una vida cristiana. No te inquietes ni siquiera por la tentación más vergonzosa. Mira a Dios y mora de continuo en su presencia... evitará que tus pies tropiecen.


(Por gentileza de E. Josué Zambrano Tapias)

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