REALIDADES INTERIORES
Evita todo cuanto te seque o excite. Tu vida de oración se secará si no lo haces. No esperes poder alimentar tu vida interior si sólo vives por lo externo.
La verdad es que tienes que aprender a renunciar a todo cuanto te hace demasiado abierto en tu conversación. ¿Cómo vas a cultivar un silencio interior si siempre estás hablando?
No puedes querer a Dios y las cosas del mundo al mismo tiempo. ¿No te das cuenta de que tu oración se verá afectada por lo que cultivas en tu vida diaria? Teme a tu excesivo entusiasmo, a tu gusto por las cosas del mundo, y a tus ambiciones secretas. No te emociones tanto con la política y sus tendencias. Si te soliviantas demasiado, será más difícil calmarte ante Dios.
Habla poco y trabaja con constancia. Deja que las acciones tomen el lugar de tus floridas palabras. Después de que aprendas a tratar con tus divagaciones mentales, debes aprender a venir ante Dios para renovar tu fuerza. Aprende a hacer esto incluso en medio de las tareas mundanas del día. Sigue mirando al Señor para procurar su reposada guía. ¡Pero no seas tan ruidoso que no puedas escucharle!
La verdad es que tienes que aprender a renunciar a todo cuanto te hace demasiado abierto en tu conversación. ¿Cómo vas a cultivar un silencio interior si siempre estás hablando?
No puedes querer a Dios y las cosas del mundo al mismo tiempo. ¿No te das cuenta de que tu oración se verá afectada por lo que cultivas en tu vida diaria? Teme a tu excesivo entusiasmo, a tu gusto por las cosas del mundo, y a tus ambiciones secretas. No te emociones tanto con la política y sus tendencias. Si te soliviantas demasiado, será más difícil calmarte ante Dios.
Habla poco y trabaja con constancia. Deja que las acciones tomen el lugar de tus floridas palabras. Después de que aprendas a tratar con tus divagaciones mentales, debes aprender a venir ante Dios para renovar tu fuerza. Aprende a hacer esto incluso en medio de las tareas mundanas del día. Sigue mirando al Señor para procurar su reposada guía. ¡Pero no seas tan ruidoso que no puedas escucharle!
Perderás el rumbo en el momento en que decidas ir a tu aire. Cuando buscas sólo la voluntad de Dios, la encuentras por todas partes, y no puedes extraviarte. Desear lo que Dios desea te sitúa siempre en la senda correcta.
El futuro aún no es tuyo; puede que jamás lo sea. Vive en el momento actual. La gracia del mañana no es tuya hoy. El instante actual es el único lugar en el que puedes acariciar la esfera eterna.
Eres buena, pero quieres ser mejor. Creo que estás tratando por todos los medios de usar tu vida interior para cambiar esas cosas externas de ti que son inaceptables desde un punto de vista social. En lo profundo de ti en realidad no estás cambiando. Déjame que te diga lo que ocurre cuando no permites que Dios trate con la raíz más profunda de tu vieja naturaleza. Te convertirás en algo muy crítico, duro, y farisaico. Mantendrás tus acciones en consonancia con ciertas normas de tu propia cosecha, pero en lo íntimo de tu ser no habrás
cambiado. Por fuera parecerá que has obedecido... pero en lo interior estarás en un estado de rebelión. ¡Este no es lugar para vivir!
Presta más atención a tu vida interior. Toma tus deseos más profundos e intensos deseos y sitúalos en las manos de Dios. Pídele que te conquiste por completo. Entrégale tu arrogancia natural, tu sabiduría mundana, tu apego a tu casa, y tu temor de que nadie reconozca tu “grandeza”. También necesitas dejar a Dios tratar tu áspera actitud para con las cosas que no marchan como tú esperas.
Tu carácter no es tu mayor problema porque ya desconfías de él. A pesar de tus intentos de controlar tu mal humor, todavía saca lo mejor de ti. Esta humillación te hace mucho bien. Así que preocúpate de tus defectos más peligrosos. Más bien te veo del todo impaciente, y con falta de cierto dominio propio. Esto te es más humillante (¡y mejor para matar a tu orgullo!). Cuando eres demasiado perfecta con tu propio auto-control puedes volverte áspera, crítica, y será fácil que te sientas ofendida por los demás. A través de tu debilidad, aprende la compasión hacia los defectos de otros. La oración sincera ablandará tu corazón y te hará dócil, tierna, y moldeable en las manos de Dios. ¿Quieres que Dios sea tan crítico contigo como tú lo eres con otros?
Es demasiado fácil aferrarse a tu “buena reputación.” Mira cuidadosamente dentro de ti. En algún lugar de tu interior hay una frontera que no pasarás para ofrecerte a Él. Danzas alrededor de tus recelos y te obligas a creer que no los ves. ¡Si ves todas tus excusas, entonces algo tendrás que hacer con ellas!
Si Dios llega a romper alguna vez tus defensas, tocará donde más duele y te dejará que pongas toda clase de excusas para justificarte. Cuanto más te escondas para dar algo, tanto más obvio se hace que lo deberías dar. ¡Si fueras verdaderamente libre no te pasarías tanto tiempo argumentando con ello!
No regatees con Dios para salir de este lío de la forma más fácil y cómoda. Abraza la cruz. Vive sólo por el amor. Deja a Dios hacer lo que necesite hacer para extraer tu amor propio.
Ora dentro de ti todo el día. Vive en oración... que toque todo cuanto haces. Estate al tanto de la presencia de Dios dentro de ti ... incluso cuando estés ocupada. Haz esto y la paz será tuya.
No serás perfecta por el hecho de oír o leer de la perfección. Lo importante es no escucharte a ti misma, sino escuchar a Dios en silencio. Habla poco y haz mucho, sin cuidarte de si te han visto o no. Dios te enseñará más que cualquier libro o persona pudiera hacerlo.
¿Necesitas ir a la escuela para aprender a amar a Dios y negarte a ti misma? Sabes ya más cosas buenas de las que puedes practicar. Lo que necesitas es poner en práctica lo que ya sabes. No intentes obtener más conocimiento antes de practicar lo que ahora puedes ver.
El futuro aún no es tuyo; puede que jamás lo sea. Vive en el momento actual. La gracia del mañana no es tuya hoy. El instante actual es el único lugar en el que puedes acariciar la esfera eterna.
DEJA DE LUCHAR
Eres buena, pero quieres ser mejor. Creo que estás tratando por todos los medios de usar tu vida interior para cambiar esas cosas externas de ti que son inaceptables desde un punto de vista social. En lo profundo de ti en realidad no estás cambiando. Déjame que te diga lo que ocurre cuando no permites que Dios trate con la raíz más profunda de tu vieja naturaleza. Te convertirás en algo muy crítico, duro, y farisaico. Mantendrás tus acciones en consonancia con ciertas normas de tu propia cosecha, pero en lo íntimo de tu ser no habrás
cambiado. Por fuera parecerá que has obedecido... pero en lo interior estarás en un estado de rebelión. ¡Este no es lugar para vivir!
Presta más atención a tu vida interior. Toma tus deseos más profundos e intensos deseos y sitúalos en las manos de Dios. Pídele que te conquiste por completo. Entrégale tu arrogancia natural, tu sabiduría mundana, tu apego a tu casa, y tu temor de que nadie reconozca tu “grandeza”. También necesitas dejar a Dios tratar tu áspera actitud para con las cosas que no marchan como tú esperas.
Tu carácter no es tu mayor problema porque ya desconfías de él. A pesar de tus intentos de controlar tu mal humor, todavía saca lo mejor de ti. Esta humillación te hace mucho bien. Así que preocúpate de tus defectos más peligrosos. Más bien te veo del todo impaciente, y con falta de cierto dominio propio. Esto te es más humillante (¡y mejor para matar a tu orgullo!). Cuando eres demasiado perfecta con tu propio auto-control puedes volverte áspera, crítica, y será fácil que te sientas ofendida por los demás. A través de tu debilidad, aprende la compasión hacia los defectos de otros. La oración sincera ablandará tu corazón y te hará dócil, tierna, y moldeable en las manos de Dios. ¿Quieres que Dios sea tan crítico contigo como tú lo eres con otros?
Es demasiado fácil aferrarse a tu “buena reputación.” Mira cuidadosamente dentro de ti. En algún lugar de tu interior hay una frontera que no pasarás para ofrecerte a Él. Danzas alrededor de tus recelos y te obligas a creer que no los ves. ¡Si ves todas tus excusas, entonces algo tendrás que hacer con ellas!
Si Dios llega a romper alguna vez tus defensas, tocará donde más duele y te dejará que pongas toda clase de excusas para justificarte. Cuanto más te escondas para dar algo, tanto más obvio se hace que lo deberías dar. ¡Si fueras verdaderamente libre no te pasarías tanto tiempo argumentando con ello!
No regatees con Dios para salir de este lío de la forma más fácil y cómoda. Abraza la cruz. Vive sólo por el amor. Deja a Dios hacer lo que necesite hacer para extraer tu amor propio.
Ora dentro de ti todo el día. Vive en oración... que toque todo cuanto haces. Estate al tanto de la presencia de Dios dentro de ti ... incluso cuando estés ocupada. Haz esto y la paz será tuya.
No serás perfecta por el hecho de oír o leer de la perfección. Lo importante es no escucharte a ti misma, sino escuchar a Dios en silencio. Habla poco y haz mucho, sin cuidarte de si te han visto o no. Dios te enseñará más que cualquier libro o persona pudiera hacerlo.
¿Necesitas ir a la escuela para aprender a amar a Dios y negarte a ti misma? Sabes ya más cosas buenas de las que puedes practicar. Lo que necesitas es poner en práctica lo que ya sabes. No intentes obtener más conocimiento antes de practicar lo que ahora puedes ver.
(Por gentileza de E. Josué Zambrano Tapias)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Agradecemos cualquier comentario respetuoso y lo agradecemos aún más si no son anónimos. Los comentarios anónimos no serán respondidos.