... no sabemos que hacer,
y a ti volvemos nuestros ojos,
2º Crónicas 20:12
Se
perdió una vida en Israel, porque un par de manos, a la cuales no
se había invitado, se colocaron sobre el Arca de Dios. Fueron
puestas con la mejor intención, para afirmarla del meneo y traqueteo
causado al conducirla los bueyes por el áspero camino; pero
tocaron presuntuosamente la obra de Dios y cayeron paralizadas
y sin vida (2º Samuel 6).
Mucho
de lo que se refiere a la vida de fe, consiste en dejar las cosas
solas. Si confiamos enteramente una cosa a Dios, debemos
retirar nuestras manos de ella y Él la guardará para
nosotros, mucho mejor que si nosotros tratamos de ayudarle.
“Guarda silencio ante Yahweh, y espera en él.
No te alteres con motivo del que prospera en su camino,
Por el hombre que hace maldades”.
Sal 37:7
Puede
acontecer que todas las cosas parezca que se van de cabeza, pero Él
lo sabe, tanto como nosotros; y Él se levantará en el momento
oportuno, si verdaderamente estamos confiando en Él tan plenamente
como para dejarlo a Él obrar a su modo y en su tiempo; no
hay nada tan imperioso en algunas cosas, como la inactividad;
y no hay nada tan dañoso como trabajar con inquietud, porque Dios a
decidido el poner en acción su voluntad soberana.
A.
B. Simpson
Es
un gran consuelo el poner los embrollos de la vida en las manos de
Dios, y dejarlos allí.
Tomado
de Manantiales en el Desierto, Mrs. Cowman
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