OBSESIONADOS CON SU PRESENCIA / NO TE DEJARÉ NI TE DESAMPARARÉ, Oswald Chambers




¿Quién es el hombre que teme a Yahweh" 
Salmos 25:12

¿Qué te obsesiona? Es probable que contestes: "Nada". Pero nosotros estamos obsesionados por algo y generalmente es por nosotros mismos o, si somos hijos de Dios, por nuestra experiencia en la vida cristiana. El salmista dice que debemos estar obsesionados por Dios. Nuestra conciencia permanente de la vida debe ser Dios mismo y no nuestros pensamientos acerca de Él. Toda nuestra vida, tanto interior como exterior, debe estar absolutamente obsesionada por su presencia. La conciencia de un niño está tan obsesionada con su madre, que, aunque no piense de manera consciente en ella, cuando surge un problema la relación que permanece es la de ella. Entonces, debemos vivir, movernos y existir en Dios (ver Hechos 17:28), juzgándolo todo en relación con Él, porque nuestra consciencia permanente de Dios siempre se proyecta a un primer plano, todo el tiempo. Si estamos obsesionados por Él, no hay lugar para nada más: ni preocupaciones, ni tribulaciones, ni ansiedades. Así comprendemos porque nuestro Señor hizo tanto énfasis en el pecado de la preocupación. ¿Cómo nos atrevemos a ser tan incrédulos cuando Dios nos rodea por completo? Estar obsesionados por Dios es tener una barrera eficaz contra todos los ataques del enemigo.

"Gozará él de bienestar", Salmo 25:13. En medio de la tribulación, los malentendidos y las calumnias, si nuestra vida "... está escondida con Cristo en Dios", Colosenses 3:3, Él nos mantendrá en bienestar. Muchas veces nos privamos de la milagrosa verdad revelada acerca del permanente compañerismo del Señor. Dios es nuestro refugio y nada puede entrar en Él.



"No te desampararé ni te dejaré"
Heb. 13:5

Cuál es mi forma de pensar? ¿Mis pensamientos se dirigen hacia lo que Dios dice o hacia lo que yo temo? ¿Estoy simplemente repitiendo las palabras de Dios, o estoy aprendiendo a hablar después de haberlo escuchado? El dijo: "No te desampararé ni te dejaré". Así que podemos decir confiadamente: «El Señor es mi ayudador no temeré lo que me pueda hacer el hombre", Hebreos 13:5-6.

"No te dejaré". De ninguna manera. Ni por mi pecado, egoísmo, terquedad o rebeldía. ¿En realidad le he permitido a Dios decirme que nunca me dejará? Si en verdad he escuchado esta afirmación del Señor, ¡que la escuche de nuevo!

"Ni te desampararé". A veces no son las dificultades las que me llevan a pensar que Dios me desamparará, sino el trabajo monótono y ordinario. ¿Puedo escuchar esa afirmación de Dios cuando no tengo una dificultad para superar, cuando no se me ha dado una visión, cuando no hay algo maravilloso o hermoso, sino el rutinario transcurrir de los días?

Tenemos la idea de que Dios va a hacer algo excepcional y que nos está preparando y equipando para algo extraordinario en el futuro. Pero al crecer en su gracia descubrimos que se está glorificando aquí y ahora, en este mismo momento. Si nos apoyamos en lo que Él ha declarado, surge entonces la fortaleza más extraordinaria y aprendemos a cantar en los días y situaciones comunes y corrientes.



(Por gentileza de E. Josué Zambrano Tapias)

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