HACIENDO NEGOCIOS A LA MANERA DE DIOS - Cap. 8 (Exponiendo la crueldad de la Economía de la Culpa), Dennis Peacocke






"El que hurtaba, no hurte mas, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno,
para que tenga que compartir con el que padece necesidad".
Efesios 4:28


PRINCIPIO MAESTRO #8

Las ideas y las acciones
tienen consecuencias
económicas


El sistema del mundo quiere que creamos que la pobreza e injusticia son cosas que "le pasan" a la gente, como tener un accidente o enamorarse. Que usted no tiene control sobre la pobreza, más bien que es algo causado por otras explotación, por culpa del destino, casualidad, o por un Dios muy extraño. Los cristianos deberían tener una mejor comprensión del tema porque, hablando bíblicamente, la pobreza está siempre asociada con las maldiciones del estado caído del hombre. Sin embargo, lo que el mundo moderno nos ha dado es el razonamiento económico de la culpa y el odio. Estas cosas no solo son feas, sino que no dan buenos resultados.

Ser rico no es necesariamente una virtud. De hecho, repetidamente hemos advertido en contra de sus peligros y sus idolatrías potenciales (Prov. 28, 23:5; Ecl. 4:8; Mateo 13:22; 1ª Tim. 6:9). Pero, por otra parte, la pobreza definitivamente no es señal de la bendición de Dios. Espero que nuestros capítulos anteriores le hayan convencido o reforzado en esta verdad. Entonces, ¿de dónde viene la pobreza? ¿Y por qué, por un lado, el sistema del mundo se empeña en lograr que usted y yo nos sintamos culpables por cualquier bendición material que tengamos, y por otro lado busca lograr que compremos más de lo que podemos pagar? ¿Por qué también están tratando de lograr que nos sintamos mal por quienes son pobres, por quienes misteriosamente fueron atropellados por el "camión de la pobreza"? Su pobreza es obviamente la culpa de alguien más, pero no de ellos. ¿O si es de ellos?


La pobreza es el fruto del pecado

La Biblia dice que las ideas y las acciones tienen consecuencias. Es por ello que el tema central de las Escrituras se enfoca en pensar correctamente, en doctrina, verdad, pecado, arrepentimiento, y en alinear nuestros pensamientos, fe y acciones con los de Cristo. Como lo declara la Escritura: "Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él" (Prov. 23:7). De hecho, nuestros patrones de pensamiento nos llevan a acciones, y las acciones forman hábitos y los hábitos forman carácter, lo cual conduce a las consecuencias de la Ley de la Siembra y la Cosecha.

Está claro que sembrar y cosechar produce consecuencias económicas en términos de nuestras habilidades administrativas, hábitos de trabajo, patrones de consumo y ahorro, honestidad, capacidad para cooperar, orientación hacia el servicio y cosas semejantes. Todas estas características, y otras, afectan directamente los puntos financieros fuertes de individuos, negocios y aun naciones, especialmente en términos de ayuda y desarrollo económico nacional y extranjero. El porqué unas naciones deben financiar los pecados de otras sigue siendo un misterio para mí.

Las ideas y las acciones si tienen consecuencias económicas, y la pobreza puede ser una de ellas. Los creyentes hemos sido llamados a ser compasivos con el pobre y a estar siempre dispuestos a compartir con ellos, pero de la misma manera hemos sido llamados a entender la pobreza y a evadir sus garras (Prov. 21:5).

La pobreza es el resultado del pecado, ya sea pecado personal, pecado de los padres, pecado social o pecado nacional (Traductor: Hay cristianos que viven en la pobreza, no por pecado personal, aunque si pueda ser por causa de herencia generacional, pecado nacional o social, o porque Dios lo eligió así para ellos). Debido a que "tiene como cimiento el pecado", la pobreza no se erradicará simplemente aventándole dinero, como ya lo hemos visto. Tampoco la erradicaremos echándole la culpa a otros.

El escritor de Hebreos nos dice que las cosas que son visibles son sombras, o tipos, de Cosas eternas que no vemos (Heb. 9:23-24) . Las leyes espirituales sostienen y gobiernan la creación material. Tristemente, tendemos a olvidar este principio cuando tratamos con la economía. En vez de reconocer las leyes espirituales que sirven de base a las consecuencias morales, a las relaciones de causa y efecto, y a las inquebrantables conexiones entre la obediencia y la bendición por un lado, y entre la desobediencia y la maldición por el otro (Deut. 28) , tendemos a ver la riqueza como cosa de "suerte", y a la pobreza como "victimización". El humanismo secular insiste entonces que el gobierno civil, el cual Dios ordena para aplicar justicia, debe igualar los niveles de riqueza redistribuyéndola de los que tienen "suerte" hacia las "víctimas" de la pobreza. Pero lo que aprendemos, si tomamos las Escrituras en serio, es que aunque alguna pobreza es el resultado de la opresión, la mayor parte de la pobreza es consecuencia de la desobediencia espiritual; y Dios llama al gobierno civil a obligar a que obedezcamos Sus Leyes, y no a impedir Su disciplina sobre quienes le desobedecen.


¿Casualidad o diseño?

La diferencia entre estos puntos de vista es la diferencia entre una comprensión dominada por la casualidad y otra dominada por el diseño con respecto a toda la realidad. Un punto de vista nos dice que la riqueza y la pobreza les suceden a las personas meramente por casualidad, y que solo la intervención del gobierno civil puede aliviar la pobreza. El otro nos dice que la riqueza y la pobreza tienen sus raíces en la forma de vivir de las personas, ya sea de acuerdo con el diseño que Dios entretejió en la Creación o en contra de ese diseño. Según el segundo punto de vista, entendemos que el verdadero propósito del gobierno civil no es evitar las consecuencias de la desobediencia, sino confirmar el orden de la Creación para que las personas puedan aprender a ser responsables y obedientes a Dios (a partir de las relaciones morales y materiales de causa y efecto. Ya hemos visto esta verdad en capítulos anteriores, especialmente en el capítulo siete.

Las leyes de la naturaleza son de hecho respuestas ordenadas al gobierno moral que Dios estableció en su creación. Si usted salta de un puente la ley de la gravedad no le hace víctima, sino que usted se hace víctima a sí mismo por violar la Ley de Dios. La Ley de la Entropía, a la que Pablo llamó la "Ley del Pecado y de la Muerte" en Romanos 8, dice que la materia y la energía tienden naturalmente hacia la disolución. El pecado introdujo la entropía en la creación. No somos víctimas de la Ley; estamos contribuyendo con ella por medio de nuestro pecado. Cuando vivimos como si la Ley de la Entropía no fuera verdad (dejando de trabajar duro, de ahorrar y de invertir), entonces la Ley de la Entropía se encargará de hacemos pobres (Prov. 6:6-11; 24:30-34).

El mundo de los negocios está construido sobre las leyes de la oferta y la demanda. A medida que aumenta la oferta de bienes o de un servicio en relación con la demanda de ellos, su precio debe bajar, y viceversa (1º Reyes 10:21,27; 2 Reyes 6:25; 7:1,16; Proverbios 27:7). Cuando el Estado trata de actuar como si las leyes de la oferta y la demanda fueran un mito, crea dinero nuevo de la nada. Entonces el suministro inflado de dinero eleva los precios hasta el cielo. Las personas no son víctimas de las leyes de la oferta y la demanda; son víctimas de un Estado rebelde que rechaza a Dios.

La Ley del Servicio y la Exaltación (toda persona que sirve será exaltada) es una Ley que Dios ha puesto en Su universo (Filipenses 2:8-9; 1 Pedro 5:1-7). Así como un ascenso en el trabajo no les sucede por casualidad a los buenos siervos (Proverbios 14:35; 17:2; 22:29; Mateo 24:45-47; 25:20-23; Lucas:19:16-19, 26), un descenso en categoría no sucede por casualidad a los siervos malvados (Mateo: 25:24-28,30; Lucas:1920-25, 27; 20:9-18). Esto no significa que los niños nacidos de padres cuya desobediencia espiritual les ha hecho pobres no sean víctimas, sí lo son. Muchas generaciones de personas pobres han nacido dentro de las consecuencias de la esclavitud y la desintegración familiar. En ese sentido, ellos realmente son víctimas.


Un llamado al discipulado económico

Es cierto, por generaciones muchos han sido víctimas al haber sido privados de la acumulación de capital. Pero darles dinero no les librará
de la pobreza. ¿Por qué? Porque, como vimos en el capítulo dos, las habilidades administrativas para usar la propiedad privada en forma apropiada son esenciales para alcanzar la madurez. Debido a que muchas personas pobres han sido privadas de acumular capital, no han podido practicar la administración de la propiedad privada. Por consiguiente, se han mantenido dependientes e irresponsables. Poner dinero en sus manos solo les facilita el ser malos administradores de ese dinero. En lugar de eso, al igual que cualquier persona que nunca haya sido entrenada en administración excelente, ellos deben ser enseñados, usualmente uno-a-uno, a ser administradores maduros. Esta es principalmente tarea de los cristianos, y hemos fallado miserablemente. Los pobres necesitan ser guiados en obediencia a la Ley de Dios. Entonces producirán bienes internos, carácter y habilidades que les capacitarán para producir riquezas.


La palabra de Dios nos dice cómo eludir las trampas de la pobreza

Hay muchos pasajes de las Escrituras que tratan con las causas de la pobreza. Dejemos que la Palabra de Dios hable por sí misma y veamos lo que dice a través de algunos de estos pasajes bíblicos:

Prov. 11:24- Unos dan a manos llenas, y reciben más de lo que dan; otros ni sus deudas pagan, y acaban en la miseria. (Deshonestidad)

Prov. 13:18- El que desprecia a la disciplina sufre pobreza y deshonra; el que atiende a la corrección recibe grandes honores. (Pereza)

Prov. 13:21- Al pecador lo persigue el mal, y al justo lo recompensa el bien. (Pecado)

Prov. 14:23- Todo esfuerzo tiene su recompensa, pero quedarse solo en palabras lleva a la pobreza. (
Pereza)

Prov. 19:15- La pereza conduce al sueño profundo; el holgazán pasará hambre. (
Pereza)

Prov. 23:20-21- No te juntes con los que beben mucho vino, ni con los que se hartan de carne, pues borrachos y glotones, por su indolencia, acaban harapientos y en la pobreza. (
Mala administración)

Prov. 28: 19- El que trabaja la tierra tendrá abundante comida; el que sueña despierto solo abundará en pobreza. (
Pereza)

Prov. 28:20--El hombre fiel recibirá muchas bendiciones; el que tiene prisa por enriquecerse no quedará impune. (
Mentalidad de enriquecimiento rápido)

Prov. 28:22-El tacaño ansía enriquecerse, sin saber que la pobreza lo
aguarda. (Avaricia)

Prov. 30:8-Aleja de mi la falsedad y la mentira; no me des pobreza ni riquezas sino solo el pan de cada día. (
Descontentamiento)

Jeremías 17:11-El que acapara riquezas injustas es perdiz que empolla huevos ajenos. En la mitad de la vida las perderá, y al final no será más que un insensato. (
Deshonestidad)

Esto si nos da una imagen clara de cuando menos una cosa: La pobreza es el resultado de alguna actitud o acción (Traductor: o inacción). No ocurre solo porque sí. Si usted quiere salir de la pobreza, debe intercambiar ideas por ideas, ideas viejas por una nueva visión, y de esa manera reemplazar acciones viejas con acciones nuevas (es decir, arrepentimiento).


El hombre quiere culpar a su entorno por su pobreza

La primera evidencia visible del estado caído del hombre en el Jardín del Edén fue su intento de resolver el problema de su propia desnudez por sus propios medios (Gén. 3:7). La segunda fue su intento de esconder de su Creador su recién descubierto conocimiento de la desobediencia (Gén. 3:8). La tercera fue culpar al entorno creado por Dios como la excusa por su condición caída (Gén. 3:12-13).

Nada ha cambiado, y el hombre caído aún enfrenta sus problemas utilizando estas mismas tres excusas. Quizá sean más "complejas y científicas", pero aún corresponden a los mismos métodos antiguos. Los tres ejemplos más grandes del hombre del siglo veinte que culpa a su defectuoso entorno, particularmente por su pobreza, son: el determinismo psicológico (Freudianismo), el determinismo económico (Marxismo), y el determinismo biológico (Darwinismo) Estos mortales "trillizos de la culpa" han costado miles de millones de dólares confiscados como impuestos a los productores de riqueza, los cuales fueron cruelmente desperdiciados. También han encendido al hombre hacia el odio y las guerras, y generalmente han provocado estragos durante los últimos cien años. Estas tres ideas tampoco han solucionado la pobreza. Demos un vistazo rápido a cada una de las tres.


La trampa de la culpa psicológica

Primero, el determinismo psicológico esencialmente afirma que el pecado y la pobreza son causados por nuestra incapacidad personal para resolver los conflictos internos con nuestros padres y los valores que ellos nos impusieron. Freud y sus discípulos señalan que el hombre es primordialmente, o exclusivamente, un ente con alma y cuerpo, pero sin espíritu. Por lo tanto, la manera en que la gente nos trate determina lo que llegaremos a ser. Todos nosotros somos "víctimas" ya que todos hemos sido maltratados. La pobreza, desde esta posición, es solo un síntoma de un trauma psicológico interno o relacional externo que no ha sido resuelto. Mi Ego, Id (Yo o Ello) y Superego hicieron la mala obra, y lo único que puedo mostrar al respecto es el escombro esparcido de mis energías libidinosas no resueltas que me contaminan a mí y a otros
como una lluvia radioactiva.


La trampa de la lucha de clases sociales y la culpa del entorno

En segundo lugar, el determinismo económico nos dice que todas las relaciones humanas están determinadas por la propiedad y la distribución tanto de la propiedad privada como de los medios de producción, lo que usted tiene y la forma en que lo obtuvo. La lucha de las clases sociales es el resultado de la racionalización sistemática de que "los que tienen" oprimen a "los que no tienen". Sugiere que la pobreza le es impuesta por el periodo histórico, social y posición en la vida en las que casualmente usted nació. Marx y sus hijos ideológicos han destruido a incontables millones de seres humanos con su urdimbre de racionalización en los siglos diecinueve y veinte. Su sistema de culpar/odiar creo una conciencia de clase acompañada de culpa y envidia, de la que solo el tiempo y Cristo nos pueden limpiar.


La trampa de la culpa biológica

Tercero, Darwin y su determinismo biológico quieren que creamos que es la cantidad de fuerza que heredamos de nuestros antepasados lo que determina nuestra posición en la vida. Los códigos genéticos y genes paternos nos obligan a ser lo que somos. Somos víctimas de la procreación por casualidad; no pedimos nacer, pero nos vemos atrapados en las tarjetas biológicas que nos dieron nuestros padres y nuestra raza. Los más fuertes sobreviven y dominan, mientras que las víctimas de los genes más débiles son dominadas y están cargadas de pobreza. Quizá haya algo de verdad mal aplicada en estos tres sistemas, y debemos poder reconocerlo.

Humanamente hablando, aunque nuestro ambiente paterno juega un papel muy significativo en la formación de quienes somos, no determina todo, Dios nos hace responsables a cada uno de nosotros por cómo juguemos las cartas que Él nos repartió. De hecho, la lectura correcta de dichas cartas es la clave para interpretar nuestro destino y propósito en la vida, y para comenzar a cumplirlo Dios paga por lo que Él ordena, y mis fortalezas y debilidades, en cada nivel, fueron permitidas por un propósito y por una razón, Nuestra tarea es encontrar ese propósito en Cristo y a través de Él, y utilizar nuestras circunstancias internas y externas para crecer en gracia y servir a Dios y a los demás. Lo que Él me ha dado es mi destino. Lo que me hace "víctima" es la manera en que invento excusas para explicar mi forma de reaccionar. No puedo controlar todo lo que me sucede, pero se me ha dado el mandamiento de controlar mis reacciones (Gén. 4:7). Muchos niños pobres crecieron y por medio de su trabajo alcanzaron el éxito, y muchos niños que "nacieron en cuna dorada" crecieron y fracasaron. El entorno no es lo importante, lo importante es la obediencia a la ley espiritual.


Tiremos la culpa a la basura y
expongamos las verdaderas causas raíz de la pobreza


"… Y ya también el hacha esta puesta a la raíz de los árboles ..."
Mateo 3:10

En cierto sentido, buscar las causas de la pobreza puede ser un ejercicio estéril. Desde la caída del hombre, la pobreza ha sido la condición natural de la humanidad. Ciertamente ha sido la condición general de la humanidad a través de la historia. Por esto es que Adam Smith escogió "La Investigación sobre la Naturaleza y Causa de la Riqueza de las Naciones" como título para su gran libro. Él se dio cuenta que la pregunta verdaderamente interesante no era lo que hace a algunas naciones y personas pobres (por naturaleza todos serían pobres), sino que es lo que hace a algunos ricos. Esa, en un mundo caído, es la pregunta verdaderamente inteligente.


Cinco enemigos que deben ser destruidos

  1. El temor. No es casualidad que la ciencia moderna esté basada en la creencia en leyes que de hecho fueron creadas por Dios. El punto de vista pagano de la realidad no ve ningún vínculo entre causa y efecto porque no reconoce ninguna ley sistemática en un universo gobernado por un Dios sistemático. La creencia en un universo ordenado y que opera basado en pactos es un concepto exclusivamente cristiano. Todas las religiones y filosofías paganas creen en dioses caprichosos que continuamente cambian las reglas de acuerdo con sus propios defectos de personalidad. Pero la ciencia esta apoyada en la predictibilidad. Los cristianos creen en la predictibilidad porque creen que Dios puso en movimiento las leyes de causa y efecto basándose en pactos.
    Muchos cristianos hablan acerca de la fe como si fuera alguna clase de concepto místico. Pero la promesa de la fe es la sencilla idea de que Dios creó el universo y lo sostiene en predictibilidad debido a Su pacto con la Creación. Si hacemos cierta cosa, podemos estar seguros de que Dios responderá de cierta manera. Eso es fe: la convicción de que usted vive bajo el pacto de Su Creador. Y la fe es lo opuesto al temor.
    Las personas que no creen en vivir bajo el pacto de Su Creador no invertirán en el futuro, porque será demasiado impredecible. En vez de ello, vivirán en constante temor del futuro. Esta es la razón por la que el capitalismo florece únicamente donde florece una visión bíblica del mundo. El capitalismo está basado en invenir los recursos actuales en el futuro, basados en la fidelidad (la predictibilidad) de un Dios que guarda Su pacto, quien promete que si usted invierte, trabaja duro y le obedece, Él recompensará su inversión. El temor desobediente es un asalto en contra del carácter de Dios. Por esa razón no puede producir otra cosa, excepto fracaso.
    Es por ello que los principios que estamos enseñando son tan importantes. El creciente rechazo norteamericano del cristianismo bíblico está dando como fruto menos inversiones en el futuro porque el paganismo no tiene fe en un Dios que guarda Su pacto. ¿Por que invertir si usted no tiene ninguna seguridad que Dios, en fidelidad a Su pacto, le recompensará? Mientras más pagana se vuelve una cultura, menos invertirá en el futuro. La Biblia dice que el justo vivirá por la fe (Habacub 2:4). Desde el punto de vista económico, esto significa que los justos creerán que si invierten de acuerdo con la voluntad de Dios y le obedecen, Su universo predecible producirá un resultado predecible de incremento.
  2. La avaricia. Un concepto muy generalizado es que los ricos son avaros y los pobres no lo son. La verdad es que las circunstancias del hombre no determinan la actitud de su corazón. Sin embargo, la actitud de su corazón bien podría determinar sus circunstancias. Y si su corazón es avaro, lo más probable es que llegara a ser pobre, no rico. ¿Por qué? Dicho en pocas palabras, porque la avaricia es una forma de descontento, una falta de disposición para vivir contento con mis circunstancias. La avaricia demanda el gozo de tener mas riquezas de las que uno actualmente tiene, y las demanda ahora. Si alguien no puede producir más riqueza invirtiendo su propio tiempo, energía y dinero en una empresa productiva, la avaricia lo impulsará a tratar de aumentar su riqueza pidiendo prestado, a robando, para elevar su nivel de consumo. A largo plazo, ambos caminos lo llevan a la pobreza, ya sea porque como ladrón va a dar a la cárcel, o porque al pedir prestado en forma compulsiva sus ingresos se consumen por el pago de intereses. Si escapa de estos destructores gemelos, puede caer en un tercero: una pérdida catastrófica debido a tontas inversiones en esquemas de "hágase rico en forma rápida", los cuales apelan a su avaricia.
  3. Pereza. La conexión entre pereza y pobreza es clara y directa. "La mano negligente empobrece; mas la mano de los diligentes enriquece" (Prov. 10:4). De hecho, el libro de Proverbios está lleno de pasajes que relacionan la pereza con la pobreza, como ya hemos visto. La simple realidad es que la riqueza se produce mediante el trabajo; en la medida en que la gente no trabaja, en esa medida no produce riqueza. Y quienes no producen riqueza se vuelven dependientes de la riqueza de otros para su supervivencia. Es por eso que Pablo ordenó tan severamente, "si alguno no quiere trabajar, tampoco coma" (2ª Tes. 3:10).
  4. Idolatría y paganismo. Yo colaboro con un grupo de cristianos mexicanos en Ciudad Juárez, México. Sus líderes locales han tomado un basurero y lo han convertido en una ciudad ubicada sobre una colina. Han Construido casas y han establecido una clínica médica y dental, una escuela, un hogar con cien niños y negocios que dan empleo a numerosas familias. Es un floreciente modele de lo que puede suceder cuando se aplican los conceptos contenidos en este libro.

Una tarde me encontraba sobre el techo de una casa en ese lugar, mirando hacia el otro lado del Río Bravo, hacia El Paso, Texas. El río marca una enorme transición en la calidad de vida, económicamente hablando. Oré y dije: "Señor, explícame lo que veo". Los minerales en ambos lados del río eran los mismos; el clima era el mismo; la oportunidad para desarrollar los recursos era la misma. No obstante, Dios me mostró que la causa de toda la diferencia eran conceptos espirituales. Usted puede verlo como el día y la noche al ir de Juárez a El Paso. Las ciudades de Juárez y El Paso están dominadas por diferentes visiones espirituales del mundo, y esas diferentes visiones tienen enormes consecuencias.

Humberto Belli, ex-ministro de educación en el gobierno democráticamente electo de Nicaragua que reemplazó a los sandinistas comunistas, y el teólogo Ronaldo Nash, señalan que la mayoría de los males económicos de América Latina tienen su raíz en deficiencias morales y culturales. He aquí una lista: una ética anti-trabajo conectada con el ideal español del hidalgo; el adinerado hacendado que no necesita trabajar para vivir; el familismo amoral; la noción de que uno le debe lealtad y veracidad solamente a su propia familia y a sus parientes cercanos, y a nadie más; la deshonestidad y corrupción que todo lo invaden, y el enfoque en la auto-gratificación inmediata en vez de en las inversiones a largo plazo. El problema más fundamental puede observarse en la raíz de todo esto: un pueblo que nunca se ha convertido verdaderamente a la fe cristiana. Para realmente apreciar las ideas en acción, vaya a El Paso y Juárez; le mostrará la inocultable realidad económica. Las ideas si tienen consecuencias.

  1. Consumo uni-generacional. Al conducir su automóvil en la carretera, ¿alguna vez ha visto la calcomanía en el parachoques de otros autos que dice: "Me estoy gastando la herencia de mis hijos"? Las palabras vulgares habrían sido menos ofensivas. La Biblia dice que "los padres deben atesorar para sus hijos". Una porción de lo que usted acumule pertenece a sus hijos, no a usted. Puede imaginarse a usted mismo robando el dinero que su hijo obtuvo al repartir periódicos, o el que su hija ganó cuidando bebés? Sin embargo, eso es precisamente lo que hace la inflación, el dinero fabricado por decreto. Eso es exactamente lo que hace el consumo uni-generacional. Entramos disimuladamente en las habitaciones de nuestros hijos durante la noche y tomamos lo que no nos pertenece. Por esto, la deuda nacional es un atropello espiritual. Es robar a nuestros hijos.
    En resumen, la pobreza tiene su raíz en el rechazo al cristianismo, a su percepción de la realidad, y a sus disciplinas. Bueno, ¿cómo intenta nuestra sociedad enfrentarse a la pobreza?
    El paganismo no puede explicar las diferencias en niveles de prosperidad porque no conoce el concepto de pacto. Cuando el paganismo ve las desigualdades, dice, "Esto debe estar mal. ¿Por qué esta gente es rica, y por qué esta otra es pobre?" Nunca pregunta "¿qué han hecho estas personas para acumular lo que poseen, y que han hecho estas otras para no tener nada?"
    Nuestra intención no es la de justificar todas las riquezas sin tomar en cuenta la forma en que se obtuvieron. Después de todo, nosotros estamos en busca de bienes/prosperidad, no de riquezas. Pero, ¿qué dice la Biblia? Al que tiene, ¿qué le pasará? Se le dará más. ¿Por qué? Porque tiene las habilidades, carácter y bendición de pacto que Dios, el máximo Banquero Inversionista en el Cosmos, está buscando.
    Dios quiere un alto rendimiento sobre Su inversión. Recuerde, fue Él quien recogió de lo que sobró de los panes y peces para que nada se perdiera. Eso nos muestra la naturaleza del Padre. Él dice: "A cualquiera que Yo encuentre a quien pueda confiarle prosperidad, le daré más para que lo administre. Tú has sido fiel con diez minas, así que te pondré sobre diez ciudades". A quienes han utilizado mal lo que tienen, Él les quitará aun lo que les queda.
    A medida que empecemos a inyectar la economía bíblica en nuestra cultura, recompensaremos a los buenos administradores, en lugar de castigarlos. Entonces nos dedicaremos a transformar a los malos administradores en buenos administradores, invirtiendo en ellos como discípulos e impartiéndoles carácter y habilidades, en lugar de ayudarles a sentirse cómodos con su irresponsabilidad. Con la economía bíblica veremos una enorme y cada vez más grande elevación del nivel de prosperidad de las naciones y de su gente.
    Dios quiere que reconozcamos la diferencia entre la caridad pura sin ataduras (la cual los cristianos deberían expresar voluntariamente, pero solo a aquellos que, sin tener culpa, realmente no tienen la capacidad para atenderse a sí mismos) y la inversión, la cual tiene recompensas y penalizaciones. Nuestro mensaje a toda persona pobre que no tiene ninguna limitación física ni mental debería ser, "Si usted administra bien lo que se ha invertido en usted, recibirá más; y si usted hace mal uso de ello, se lo quitaremos y se lo daremos a alguien que lo administre sabiamente". ¿Es esto cruel? No. Esto es amor, porque fuerza a las personas a enfrentar las consecuencias de sus propias acciones, en lugar de esconderse tras las rejas de la cárcel de la culpa y la acusación, las cuales hacen que los hombres se vuelvan enemigos. La falsa compasión produce odio, y sus desagradables tentáculos continúan expandiendo sus mentiras mortales entre nuestra "obcecada" cultura.

En tanto que la Biblia reconoce el pecado personal, el pecado cultural y el pecado generacional como parte de los obstáculos que debemos vencer a través del poder de Cristo, también reconoce la tendencia del hombre a preferir la conveniencia antes que la provisión práctica. El siguiente pasaje bíblico esta cargado de significado y aplicación práctica. Lo recomiendo para que usted medite en él. Claramente nos dice que debemos buscar primero nuestra provisión y después nuestra comodidad:

Prepara primero tus faenas de cultivo
y ten listos tus campos para la siembra;
después de eso, construye tu casa.
Proverbios 24:27


La respuesta de Dios a la culpa es una visión de cambio
y la disciplina para lograrlo


Por varios años ayudé a las comunidades locales a formar "Consejos de Acción Ciudadana" donde los cristianos unen sus habilidades y recursos para ayudar a resolver los problemas de la comunidad. Algunos e los resultados han sido sobresalientes. Numerosas iglesias y creyentes a través del mundo están empezando a involucrarse en forma creativa para ayudar a compartir su prosperidad económica con otros. Con el surgimiento de un juicio económico cada vez más fuerte en contra de nuestra cultura, la Iglesia y todo el sector privado deben desempeñar un rol cada vez mayor en servir y conferir poder a los necesitados y los faltos de entrenamiento. Lo que necesitamos para lograr esto son hombres y mujeres "infectados" con sueños, visión, habilidades y disciplina, y no el tipo de persona que continuamente dice "dame" o "fue culpa tuya".

En forma breve me gustaría mencionar los cuatro métodos principales que Dios pone delante de nosotros con respecto a aliviar la pobreza en otros:
  1. Crear oportunidades para que otros recojan (Levítico 19:9-10)
    La Escritura nos enseña que quienes tienen necesidades tienen la obligación de proveer para sí mismos a través de su propio trabajo, aun cuando los recursos que estén utilizando se les hayan dado gratuitamente. Como ya hemos visto, pagar a alguien por no hacer nada es hacerle sentir como "nada". Israel, como una cultura basada en la agricultura, suplía alimentos para los necesitados al no recoger toda la cosecha de sus campos. ¿Cómo podemos aplicar este principio en una cultura moderna de manera que la provisión sea gratuita, pero el trabajo sea realizado por ellos mismos? El principio es claro, y hay algunas respuestas creativas. ¿Que puede usted hacer para que lo que usted produce esté al alcance de quienes realmente estén en necesidad, a cambio de su trabajo? Los socios del negocio del Todopoderoso deben aprender a operar como su Padre: el "agua viva" es gratuita gracia, pero usted debe traer su propio recipiente (vida y compromiso).
  2. Poner préstamos sin intereses al alcance de los hermanos
    Una manera de conferir poder financiero al necesitado, al menos entre creyentes, es poner préstamos sin intereses al alcance de ellos, como lo hizo Israel (Levítico 25:35-37), por periodos específicos de tiempo. El interés es la renta que se cobra por utilizar los recursos (dinero) de otra persona. Los prestamos sin intereses específicamente cumplen con el espíritu de lo que Cristo nos enseñó en el Sermón del Monte, en términos de regalos, caridad y amor no recíprocos para quienes tengan necesidades genuinas.
  3. Servicio voluntario
    El principal "sistema de asistencia social" de las Escrituras, como se practicaba en Israel, era un discipulado directo a través de servicio bajo contrato. Si usted estaba sumido en la pobreza, o lo que pudiéramos llamar bancarrota, usted podía vender su trabajo a alguien que supiera como discipularlo, hasta por seis años. Aunque las leyes precisas concernientes a estas relaciones probablemente serían inaceptables para la mayoría de las personas en la actualidad, fue principalmente un ingenioso sistema para transferir las habilidades sobre bienes de alguien que tenía su vida en orden, hacia alguien que no la tenía, sin hacerle sentir como un tonto o un incompetente. En vez de cheques de asistencia social, recibían asignaciones de trabajo, y además de eso, recibían una exposición total a todo el estilo de vida de quien los discipulaba. Debe desarrollarse alguna forma de este acercamiento al desarrollo de carácter si hemos de tener alguna esperanza realista de liberar a las personas del camino de la pobreza y mantener su dignidad intacta. Este acercamiento bíblico para la eliminación de la pobreza requiere un discipulado más personal, que el acercamiento indirecto de los subsidios de gobierno, trabajadores sociales y ayuda al alcance de la mano.
  4. Un enfoque primario en demostrar el amor del Todopoderoso en formas prácticas
    Isaías 58:6-12 está entre las secciones más poderosas y conmovedoras de la Escritura. Leerla es sentir una reacción instantánea en nuestras entrañas sobre cuanto llevamos del corazón de Dios en nosotros a favor de los verdaderamente necesitados, y empezar a hacemos las preguntas correctas sobre qué pasos prácticos podemos tomar. Conozco a algunos líderes cristianos que han desarrollado un buen número de maravillosas respuestas prácticas a la pregunta del servido efectivo y el evangelismo a través del servicio (ConSpiracy of Kindness [Conspiraci6n de Bondad} - Steve Sjogren. Con entusiasmo recomiendo este libro sobre formas prácticas de evangelizar a través de servir a otros y ver sus necesidades como una oportunidad de compartir). Las promesas contenidas en esta porción de las Escrituras son impresionantes:

      ¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano? Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Yahweh sera tu retaguardia. Entonces invocarás, y te oirá Yahweh; clamarás, y dirá: Heme aquí. Si quitares de en medio de ti el yugo, el dedo amenazador, y el hablar vanidad; y si dieres tu pan al hambriento y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía. Yahweh te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan. Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar. Isaías 58:6-12

Las ideas y las acciones si tienen consecuencias económicas directas. La pobreza no es algo que "le pasa a la gente", al menos no como adultos. Quienes no se encuentran en pobreza tienen una obligación moral y bíblica de utilizar sus bienes para animar a los pobres y también ofrecerles la oportunidad de ayudarse a sí mismos en forma digna a través del trabajo. EL TODOPODEROSO E HIJOS nos presenta un gran desafío y una increíble oportunidad evangelística. A quienes son pobres, tanto en riquezas materiales como espirituales, podemos guiarlos hacia la prosperidad, si nosotros mismos verdaderamente sabemos como llegar a ella. "¿Quién es el hombre que teme a Yahweh? El le enseñará el camino que ha de escoger. Gozará el de bienestar; y su descendencia heredara la tierra". Salmo 25:12-13

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