HACIENDO NEGOCIOS A LA MANERA DE DIOS - Cap- 9 (Justicia e igualdad no son lo mismo), Dennis Peacocke





Justicia y juicio son el cimiento de tu trono ..." Salmo 89:14a

PRINCIPIO MAESTRO #9Los hombres no son iguales, yuna redistribución económica nopuede cambiar este hecho.

Todo padre, patrón, propietario de un negocio, gerente y líder enfrenta el tema de las desigualdades humanas entre aquellos a quienes dirige, y tiene que decidir qué hacer al respecto. ¿Son todas las personas "iguales"? ¿Acaso la evidencia del comportamiento de las personas apoya dicha conclusión? ¿Cuáles son sus "derechos", y cuales sus "responsabilidades"? ¿Tratamos nosotros a todos "por igual", y si es así, cómo? De estas preguntas se derivan asuntos enormes que nos afectan personal, gerencial, legal y nacionalmente. Justicia e igualdad no son lo mismo.

Haga una prueba. Alinee a todos para una carrera de 100 metros y verá cuan "desiguales" son. Sucede lo mismo con un examen de matemáticas o al hacer un dibujo. Sucede lo mismo con las habilidades de las personas. Sucede lo mismo con cualquier comparación entre personas, en cualquier nivel. No somos "iguales". Lo que realmente queremos es "justicia". Entonces, ¿por qué la seguimos llamando "igualdad"? ¿Podría haber una intención oculta de algún grupo en especial? Obviamente. Cada vez que escucho la palabra "igualdad", busco la agenda escondida.

Nuestra era esta siendo alimentada por la energía de los así llamados "movimientos de derechos humanos", y la mayoría de las culturas en el mundo occidental están sumamente preocupadas con los temas que rodean a algunas de las preguntas que acabamos de formular. La política fiscal, la ley comercial, los sistemas de cuotas, la anti-discriminación, los procedimientos criminales y la ayuda extranjera son solo unas cuantas de las principales políticas sociales que están establecidas con respecto a cómo las personas y las naciones enfrentan estos asuntos. Estamos tratando con preguntas que afectan la cartera de todos y la libertad de todos. En este libro lo único que podemos hacer es señalar algunos principios relevantes de las Escrituras.

Los creyentes deben dedicarse a discipularse a sí mismos, a sus familias, a sus negocios, y a sus naciones de acuerdo con esos principios. Pero que quede claro desde el principio:
La Biblia no enseña que todos los hombres son iguales, y ninguna cantidad de legislación social o reestructuración económica a través de políticas fiscales puede cambiar esta realidad.


Nuestra verdadera igualdad radica en nuestra responsabilidad ante Dios

¿En qué aspecto se puede decir que la humanidad es igual? La Biblia responde ampliamente a esta pregunta en múltiples formas y versículos. Todos somos "iguales" delante de Dios para obedecerlo. Solo somos iguales en la obediencia. Todos los hombres y mujeres son igualmente responsables delante de su Creador para andar de acuerdo con la luz particular que Él les haya dado, y serán juzgados en consecuencia. De hecho, la Escritura hace a todos los seres humanos responsables ante Dios por cómo cada individuo busca a Dios en su propio corazón, en respuesta a Su presencia manifiesta, tanto en la naturaleza como en Sus intervenciones particulares que Él hace en nuestras vidas, con el propósito de atraernos hacia Él.

Escuchemos al apóstol Pablo tratando este tema general en Romanos 1:18-22.

Ciertamente, la ira de Dios viene revelándose desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los seres humanos, que con su maldad obstruyen la verdad. Me explico: lo que se puede conocer acerca de Dios es evidente para ellos, pues Él mismo se lo ha revelado.

Porque desde la creación del mundo las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que Él creó, de modo que nadie tiene excusa.

A pesar de haber conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se extraviaron en sus inútiles razonamientos, y se les oscureció su insensato corazón.

Aunque afirmaban ser sabios, se volvieron necios.

Los hombres no han sido hechos iguales, excepto en su responsabilidad de obedecer a Dios. El hombre no puede reestructurar lo que no ha creado. Si el hombre hubiese creado el Cosmos, podría reestructurarlo; pero ¿cómo podrá reestructurar lo que, en el mejor de los casos, entiende solo parcialmente? Dios puso dentro del hombre la urgencia para ejercer dominio, y el intentará reestructurar su mundo por todos los medios. Esto nos lleva al inicio de nuestra siguiente discusión.


¿Con cual estándar dominará el hombre sobre la Tierra
-con el suyo o con el de Dios?

Como ya lo mencionamos, a Adán se le ordenó que ejerciera "dominio" sobre la tierra
(Gén. 1:26-28). Dios creó el Cosmos y, como ya vimos en el capítulo uno, la palabra "Cosmos" incluye el concepto de ser cuidado y atendido. Profundamente entretejida entre el Cosmos y el hombre mismo, está la necesidad del hombre de descubrir y administrar este universo. Pablo vio esta relación entre la creación y el hombre en Romanos 8:17-22, y declara que el Cosmos está esperando que EL TODOPODEROSO E HIJOS repare, ordene y libere a la Creación misma.

Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora. Romanos 8:19-22

El Cosmos fue creado expectante y ansioso de ser administrado por el hombre, aunque ya era "bueno en gran manera"
(Gén. 1:31) desde el momento de la Creación.

El hombre no ha sido creado para vivir en un estado de jubilación eterno; ha sido creado para administrar el Cosmos de Dios como un inspirado arquitecto paisajista bajo las órdenes generales de Dios, el Propietario. La creación estará incompleta si el hombre no añade su creatividad e innovación a su desarrollo. Es una pintura eternamente inconclusa, gloriosa tal y como es, pero creciendo en esplendor y significado, a medida que el artista madura mientras continua trabajando sobre ella. El hombre no va a regresar al Edén; en vez de ello, va hacia delante, hacia un lienzo inconcluso de dimensiones y potencial increíbles.


Todos tenemos el deseo de cambiar cosas

Todos tenemos el deseo de cambiar cosas. Esta urgencia inherente de dar forma y crear orden está en todo hombre, tanto el salvo como el no salvo. La caída no quitó la huella de Dios del hombre. Lo que si hizo fue abrir para el hombre la idea de que debería cuidar de la Tierra de acuerdo con sus propios planos, no con los del Propietario. La rebelión del hombre caído se manifiesta por el hecho de que el objeta los planos del Propietario para la Creación, y neciamente ha estado trazando sus propios planos, alterando la Creación con estos planos falsos de cultura en cultura a través de la historia. A estos "planos" los llamamos el "sistema del mundo", el cual Satanás energiza y supervisa, escondido entre las sombras, envuelto en la arrogancia del hombre y su negación del control de Satanás (2ª Cor. 4:4).

El asunto que estamos tratando, la "igualdad" del hombre y la naturaleza de la "justicia", está ahora contextualizado en este drama. El hombre caído intenta decretar su propia naturaleza y como debería ser él, independientemente de como Dios declara en la Biblia que él es. Hay 5610 posibilidades: las ideas propias e independientes del hombre para el Cosmos, o las ideas del hombre filtradas a través de la naturaleza de Dios y las leyes y principios que Él ha decretado. La opción del cristiano es clara. De hecho, para verdaderamente ser un cristiano, debemos dejar de interpretar la realidad con filosofías humanas, y sometemos a la realidad como Dios claramente declara que es. En respuesta a Su realidad, trabajamos alineados con la verdad. EL TODOPODEROSO E HIJOS es una sociedad basada en un claro y eterno entendimiento de quien es el Jefe. El Jefe no es el hombre y no son nuestras ideas. Vivir en la realidad es vivir dentro de la perspectiva de Dios y de las Leyes de Dios.


Lo que el hombre llama "igualdad" es tiranía con otro hombre

El corazón del paganismo moderno es intentar hacer igual lo que Dios hizo único. Por razones que no comprendemos en su totalidad, además del motivo obvio de la envidia, Satanás odia la singularidad que Dios ha puesto en todos Sus seres creados, y Satanás ha transmitido ese odio a todos los hombres y sistemas caídos. Dios, en Su soberana sabiduría, ha escogido dar mayores y menores talentos a los hombres, y esto es como agitar una capa roja frente al pecado de orgullo que resopla dentro de nuestros pechos caídos. Satanás, y en consecuencia todo su sistema mundial caído, está totalmente aferrado a la "igualdad". Dios, por el otro lado, esta aferrado a la individualidad y a lo distintivo.


La "igualdad" es envidia disfrazada

Dos secciones de la Escritura son particularmente apropiadas para este punto. La primera, como es de esperarse, se manifiesta en la primera aparición de Satanás en Génesis. El proyecta su propia preocupación respecto a la igualdad con Dios y atribuye sus propios temores internos al Todopoderoso: "... sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal", Gen. 3:5. Ser igual a, o llegar a ser como Dios, es la pasión suprema de Satanás. Pero la "igualdad", impulsada por celos y orgullo, nunca es suficientemente elevada. La "igualdad" debe dar lugar a la superioridad, porque su raíz es el deseo de trascender. De nuevo, el corazón de Satanás y el corazón de la "búsqueda de la igualdad" se revelan claramente en este pasaje:

¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Isaías 14:12-14

Esta pasión de ser recibido como "igual" cambia de rostro cuando florece completamente. Empieza con el deseo de ser "como", pero termina con el deseo de ser "mejor que". No es de sorprendernos que todos los movimientos de "igualdad" generen tiranía y sustituyan la vieja tiranía que recientemente habían derrocado, colocando en su lugar una nueva tiranía de racismo o sexismo o clasicismo. Por favor piense detenidamente en esto.

En la búsqueda del hombre caído por la "igualdad", se convierte en aquello contra lo cual se ha declarado y refleja lo que ha jurado reemplazar. Incapaz de lograr esta oscura transformación como individuo, convoca al poder del Estado como su secuaz. El Estado se convierte entonces en el campeón de los "derechos" del hombre, y la "desigualdad" se convierte entonces en el principal adversario de la nación. La política se convierte en la maquinaria de la avaricia, la envidia y el orgullo. El Estado ataca continuamente cada nuevo enemigo de la igualdad publica o de lo "políticamente correcto". La singularidad de Dios es atacada; nuestras necesidades intrínsecas mutuas de complementar las fortalezas y debilidades de unos y otros cada vez van quedando más y más enterradas bajo el mar del Estado y la propaganda social. Esta estridente "voz moral" continua demandando "igualdad", y de esa manera destruye las raíces de la humildad y la interdependencia.

La libertad de la tiranía o de la injusticia no puede ser lograda par una clase de personas que oprimen a otras en el nombre de la pureza moral. La libertad es posible cuando todos los hombres reconocen su naturaleza caída y sus propios y especiales prejuicios, usualmente escondidos, y se entregan a la misericordia de Dios para ser limpios, y de esa manera liberar a sus hermanos y hermanas. Cualquier otro método solamente hace que el Estado sea un bravucón más y más prejuiciado que representa los prejuicios del régimen que actualmente esta en el poder.


La igualdad pagana y la reforma fiscal

El corazón del paganismo moderno es intentar hacer igual lo que Dios hizo desigual.

¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! ¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de si mismos! … y al justo quitan su derecho. Isaías 5:20-21,23b

Debido a que el Estado tiene un espíritu socialista y reviste a la codicia en un ropaje de compasión, ve a cada estrato económico diferente y concluye que si alguien tiene más que el otro, debe "haber despojado al otro". Así que, ¿cuál es su solución al problema? Impuestos y más impuestos hasta que los jugadores sean más iguales.

Dios sabe más acerca de economía que todos los economistas. Él asigna una tasa impositiva uniforme a todo Su pueblo - el diezmo. Es el diez por ciento del ingreso, después de deducir los gastos del negocio (Números 18:24-30; Deuteronomio 14:22-28; 26:12). El diezmo es lo que se llama "impuesto regresivo". Viola todas las leyes modernas de impuestos, pero es un impuesto justo porque es el impuesto de Dios y grava a cada persona en forma proporcional.

El gobierno civil no debería demandar mas de lo que Dios demanda. Su política fiscal debería reflejar la de Dios. Si Dios cobra un impuesto fijo, el gobierno civil debería hacerlo también. Si Dios cobra el diez por ciento de la ganancia, el gobierno civil no debería cobrar más: sin exenciones, sin lagunas jurídicas, sin gatos encerrados -al igual que el impuesto de Dios. ¿Puede usted imaginar una sociedad donde el gobierno civil no juegue juegos fiscales y tome no más que el 10% de nuestros ingresos? ¡La liberación de la creación de capital y la creatividad se dispararía hasta el techo y llegaría hasta la luna!

Este mensaje vende. Pero necesitamos personas que lo comuniquen. Eso quiere decir usted. Ese es su pequeño ejercito que usted puede reclutar. Este ejército estará formado por
personas que pueden explicar que Dios es un Dios de pacto, y que las desigualdades no simplemente suceden a la gente -son el fruto de la obediencia y de la desobediencia. Este ejército estará formado por personas que servirán en forma sacrificial a fin de liberar a los pobres de la esclavitud del sistema de Asistencia Social (Welfare System, Sistema de Bienestar). Necesitamos personas que inviertan su tiempo, energía y amor en quienes necesitan aprender las disciplinas de la verdadera prosperidad: un carácter forjado por Dios, una administración sabia y el trabajo fiel.

Que Dios le unja para comunicar el mensaje siguiente:

• A aquel que es fiel en administrar lo que tiene, Dios le dará más.

• Dios no le quita a los que tienen para dar a los que no tienen.

• Dios quita de quienes no practican la buena administración para dar a quienes si lo hacen.

• Dios no recompensa la desobediencia ni castiga la obediencia.

• Dios recompensa una buena administración, pero la mala administración tiene sus propias consecuencias negativas.



Dios el Padre esta edificando EL TODOPODEROSO E HIJOS, y quiere que cientos de millones de socios fieles se unan a Él.


Entendiendo la justicia de Dios

La vida no es "justa" y solo los idealistas, tontos o tiranos tratan de hacerla así. La vida es una experiencia única diseñada por Dios para hacer que las personas crezcan y para permitir que lleguen a ser cada vez más lo que ellos hayan escogido ser.
Sus vidas son el terreno desde donde se revela su naturaleza por medio de sus decisiones. En nuestra compasión caída desearíamos que no fuera así, y las aparentes "crueldades" del entorno y los eventos desiguales a menudo van mas allá de nuestras habilidades humanas para comprender como un Dios de amor podría permitir que las cosas sean como son, pero lo permite. Él espera que confiemos en Él, no que tratemos de cambiar el orden fundamental de las cosas. El siguiente pasaje de las Escrituras claramente demuestra el interés de Cristo por descubrir y someterse a Sí mismo a las decisiones que tanto Dios como el hombre han hecho para sí mismos. Isaías 42:1-3 declara:

He aquí mi siervo, yo le sostendré;
Mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento;
He puesto sobre
el mi Espíritu;
El traerá justicia a las naciones.
No gritará, ni alzará su voz,
Ni la hará oír en las calles.
No quebrará la caña cascada,
Ni apagará el pábilo que humeare;
Por medio de la verdad traerá justicia.

¿Significa esto que Dios es cruel, y que el cristianismo es insensible? Difícilmente. Contrastar negativamente la Biblia (que contiene cientos de versículos que piden la intervención humana en el sufrimiento, la pobreza, la injusticia y la maldad) con el budismo, el taoísmo, el Islam, o el existencialismo, es una broma absurda. De hecho, la historia del cristianismo a pesar de sus corrupciones es un estudio sobre la formación de hospitales, universidades, orfanatos, leyes sobre la mano de obra infantil y en contra de la esclavitud. Jesús es el libertador más sobresaliente de la mujer y de las razas que jamás haya caminado sobre el planeta Tierra.

La justicia empieza con el reconocimiento de la singularidad de todos los individuos ante su Hacedor y unos ante otros. Buscamos en la Palabra de Dios cómo ha de identificarse esa singularidad en cada persona y cómo ha de usarse para las necesidades de muchos. La justicia es idea de Dios (no del hombre) y trasciende a las simples diferencias externas. Un ejemplo clásico de esta trascendencia de lo obvio se encuentra en Levítico 19, a menudo considerado como "toda la Ley de Dios en un solo capítulo":

No harás injusticia en el juicio,
ni favoreciendo al pobre,
ni complaciendo al grande;
con justicia juzgarás a tu prójimo. 
Levítico 19:15

La justicia común de Dios para todos nosotros está resumida por la brillante integración de toda la Ley, lograda sobrenaturalmente por Cristo cuando dio Su respuesta con respecto a cual es el gran mandamiento de Ley:

Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Mateo 22:37-39

El hombre debe rendir a Dios lo que a Él le pertenece, y a su prójimo lo que a él le pertenece también. ¿Y qué es lo que pertenece a cada uno de ellos? La Palabra de Dios declara: "No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Mateo 4:4). Para vivir justamente, debo administrar las cosas como la Biblia lo define: mi cuerpo; mis dones naturales y espirituales; mis relaciones; mis posesiones naturales, el evangelio de Cristo; mi salvación y la salvación de otros; la autoridad ordenada por Dios; y mi lugar en la obra espiritual tanto de mi generación como de mi nación. La justicia consiste en alinearnos a nosotros mismos con la obra de Dios, en vez de intentar compararnos unos con otros, lo cual Pablo dice que no es sabio (2 Corintios 10:12).

¿Cuáles son, entonces, nuestros derechos colectivos? Están bosquejados en la Palabra de Dios. No añadamos a, ni restemos de ninguno de ellos, no sea que liberemos una maldición sobre la humanidad, como primordialmente nos lo recuerdan las palabras finales del libro de Apocalipsis (Apocalipsis 22:18-1).


El papel del Estado como instrumento de la justicia de Dios

El gobierno civil (una de las cinco jurisdicciones de gobierno ordenadas por Dios que estudiaremos en el próximo capítulo) es el instrumento de Dios para la protección pública. Romanos 13:1-7, nos da la descripción más clara del Nuevo Testamento sobre el rol del gobierno civil para aplicar la justicia de Dios:

Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues,no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente par razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo. Pagad a todos lo que debéis al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra. Romanos 13:1-7

Todo el texto nos dice tres verdades de gran alcance: 1- Debemos tomar al gobierno civil y a quienes lo administran como siervos de Dios, 2- Debemos reconocer que ha sido establecido para llevar la espada en contra de la maldad, y 3- Debemos pagar los impuestos que le corresponden para llevar a cabo estas responsabilidades reactivas, como lo veremos pronto. Resulta muy claro de este texto que el gobierno civil ha sido llamado a ser guardián del orden de Dios, no un arquitecto para un nuevo orden. Debe ser de naturaleza reactiva, en vez de proactiva. El gobierno civil no debería buscar establecer ningún programa, sino reforzar el que Dios ya ha establecido en Su Palabra. Debemos orar para que esta obra sea benigna, una operación de trasfondo, para que el primer plano de la salvación y dominio del hombre pueda ser realizada en paz y orden:

Exhorto ante todo, que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. 1 Timoteo 2:1-4

En ninguna parte del Antiguo o Nuevo Testamento vemos que el Estado haya sido llamado a ser un "igualador" económico, transfiriendo los bienes del sector privado productivo hacia el sector público que no produce capital. El Estado no ha sido llamado a minimizar los riesgos (como lo comentamos en el capítulo siete); a reducir la competencia justa; a promover la burocracia; a centralizar
el poder lejos de estados, provincias o regiones locales; o a transferir bienes de una familia hacia otra. La "igualdad" es la propaganda utilizada para justificar públicamente la mayoría de estas prácticas pecaminosas.

La meta de EL TODOPODEROSO E HIJOS es conducir sus propias vidas y empresas con base en la justicia, no en la igualdad. Como resultado de la autenticidad de ese testimonio, podremos entonces presionar al mundo exterior para que también obedezca los estándares de Cristo (Mateo 28:18-20). Si no echamos fuera la "igualdad" de entre nosotros como cristianos, permaneceremos divididos y llenos de envidia, trabajando uno contra el otro, y todos trabajando en contra de las metas de nuestro Maestro. Dilo a voz en cuello, hijo del Propietario:

"Pero corra el juicio como las aguas ..." Amós 5:24

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