AMOR INTERNO QUE NUNCA PIERDE A DIOS - DESCUBRIMIENTO O REVELACIÓN INTERNA - ARMONÍA CON DIOS, Sorbos Místicos, Miguel de Molinos




CUATRO ASPECTOS DEL AMOR INTERNO

El amor secreto e interno que el creyente tiene hacia su Señor, y que el Señor tiene por él, presenta cuatro aspectos.
1º- La iluminación, que es un conocer por experiencia la grandeza de Dios y conocer, también por experiencia, la nada del propio creyente.
2º- El segundo es un ardiente amor, un anhelo de ser consumido por el fuego divino.
3º- El tercero es un reposo lleno de paz y de gozo.
4º- El cuarto es una llenura interior del poder del Señor. El creyente es llenado por completo con Dios. El creyente ya no busca, anhela ni quiere nada que no sea la grandeza y el infinito bien que es su Dios.
Hay dos resultados que surgen de estos cuatro aspectos del amor.

El primero es una gran valentía para sufrir por Dios. El segundo es una esperanza -una seguridad incluso- de que el creyente nunca podrá perder a Dios, ni ser separado de Él, a pesar de lo que digan las evidencias externas.



EL DESCUBRIMIENTO INTERNO (La Puerta de la Ignorancia)

Hay dos cosas que llevan al conocimiento de Dios. Una está muy lejos y la otra cerca. La primera es la especulación. La segunda es el descubrimiento (revelación) interno.

1º- Los que andan en busca de una gran cantidad de conocimientos e información acerca de los caminos de Dios, en realidad están tratando de satisfacer sus razonamientos, y de llegar a Dios por otros medios que no son los espirituales. De esta forma no te será posible alcanzar un amor verdadero y apasionado por el Señor. Los hombres que andan en busca de Dios por medio de la adquisición de información acerca de Él, y de información a cerca de las Escrituras, en realidad no serán más que eruditos. No conocen las esferas invisibles, no se dan cuenta de que las cosas escondidas de Dios solo se hallan dentro del espíritu. Tampoco han llegado a tocar esos gozos que permanecen en lo más profundo del creyente..., ese lugar donde Dios mantiene su Trono y se comunica con aquel que llega para unírsele allí.



O DIOS O EL MUNDO (Armonía con Dios en la unión de las voluntades)

Toda la base para la pérdida de nosotros mismos se fundamenta en dos principios: 

El primer principio es tener poca estima por ti mismo y por las cosas del mundo. Esto significa renunciar a nuestra propia naturaleza y abandonar las cosas creadas con una firmeza y una energía santas. 

El segundo principio es tener un gran aprecio por Dios. Un aprecio por Él que te lleve a amarle, adorarle y seguirle sin pensar en tus intereses personales, aun cuando esos interese personales sean muy santos.

De esos dos principios terminará surgiendo la conformidad con la voluntad divina. Esta conformidad práctica con la voluntad divina -en todas las cosas- lleva al creyente a la muerte de la actividad del yo, a una voluntad que se halla en armonía con Dios.

(Extracto del libro 'Cien Días en el Lugar Secreto')

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