VIEJA LIBRETA DE NOTAS 11: Discernimiento de espíritus, Administrador





DISCERNIMIENTO DE ESPÍRITUS:

  • Creo que el Señor lleva un tiempo mostrándome, que discernir los espíritus no se refiere solamente a los demonios y espíritus malignos; sino también a saber “leer” los espíritus humanos de hermanos y también de incrédulos.
    Esto está en línea con la experiencia de Juan de la Cruz y de la mía propia.
  • Ídem sobre probar los espíritus si son de Dios, según lo expresa Juan en 1ª Jun. 4:1-3.
  • Tipos de discernimiento:
    a) De espíritus: Humanos, angélicos, demoníacos,
    b) Profético: V. g., los hijos de Isacar (1Cr 12:32 De los hijos de Isacar, doscientos principales, entendidos en los tiempos, y que sabían lo que Israel debía hacer, cuyo dicho seguían todos sus hermanos).
    c) De la voluntad de Dios.
    d) De voces: Dios, mía propia, de espíritus.
    e) Para tomar la decisión correcta.
    f) De alma y espíritu: Viene con su partición o separación según Heb. 4:12, que equivale a la sepultura del yo (alma) en el Jordán. De aquí en adelante podremos discernir entre los pensamientos de nuestra alma y las intenciones-motivaciones de nuestro corazón (espíritu). Las intenciones y motivaciones son las causas más profundas o últimas que nos empujan a obrar de determinada manera y que se disfrazan de otra cosa como primera pantalla; por ejemplo, adular al pastor o al jefe disfrazándolo de reconocimiento y admiración, cuando en realidad estamos buscando nuestra propia promoción.
    Etc.


LEY DEL PECADO Y DE LA MUERTE:

(Ver "El Mensajero de la Cruz" de W. Nee, pág. 83)
  • El activismo; es decir, las obras muertas (separadas de Dios o que Dios no me ha mandado hacer personalmente) del Yo son la mayor abominación, más que el pecado o el mundo.
  • Vencer el pecado es no hacer, actuar de manera negativa.
  • Ser lleno de la Vida es actuar de forma positiva. Este es el hacer conforme a la voluntad de Dios.
    A mí me gusta de decir que la mejor forma de vencer al mundo, al pecado y a la carne es comer del “cordero”, hasta que lo comamos íntegro; incluso las partes que no nos gustan o nos parecen repugnantes (cabeza, vísceras, …). “Me gusta decir,
      no te enfoques en crecer sino en comer, porque el que come crece y conforme vamos creciendo no tenemos que luchar para vencer al pecado, porque el pecado nos abandonará a nosotros gradualmente”.



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