Emociones
que necesitan ser sanadas y ceñidas
Mientras
las heridas del pasado todavía ocupan un lugar muy presente en
nuestras mentes; mientras las llagas aún supuran; mientras aún nos
regodeamos contemplando y hurgando mucho en las heridas del pasado,
mientras persisten los desequilibrios emocionales, no podemos tener
la libertad de la plena madurez. Debemos abandonar las cantaletas
de autoconmiseración por lo mucho que sufrimos ahora o en el
pasado y reconocer que Dios no se equivoca y no hace acepción de
personas.
Estos
sube y baja, estos desequilibrios, nos lastran y nos impiden tener
sanas relaciones con los demás. La
vida en el espíritu es con vaselina la vida en la carne es con
calzador.
La fricción contra personas o circunstancias es síntoma de que no
andamos todavía en perfecta armonía con el Creador y Su Creación.
Resistir
es señal de cierta inmadurez, someternos
a la sabia soberanía de Dios eliminará muchos obstáculos en
nuestras relaciones. No seamos tan ciegos como Balaam, que por
resistir la voluntad de Dios vio su pie friccionado, apretado, contra
el muro y luego le echaba las culpas al asna. ¡No tratemos a los
demás como al asna de Balaam, cuando nosotros somos los culpables de
los problemas! (Números
22:25).
Las
personas quejumbrosas y depresivas no son una muy grata
compañía y alejan a los demás. La depresión no es más que una
resistencia o rebelión ante la realidad que Dios ha escogido para
nosotros. Toda muerte es repelente y mientras haya zonas
mortecinas en nosotros provocaremos rechazo y conflicto. Algunos
tienen tal grado de muerte que hasta hieden. No es menos cierto que
nuestro temperamento irascible rompe muchas relaciones y aleja
a otros por temor de acercársenos. Recordemos que al llegar a un
lugar lo primero que entra allí es nuestro espíritu y que eso
captarán quienes estén allí. ¿Te das cuenta ahora del porqué de
muchos de tus conflictos relacionales y de por qué no caes bien a
muchos? No son los demás, ¡tú eres el culpable! No son ellos
quienes te resisten, es Dios saliéndote al paso en tu
obstinación y rebelión.
Dejemos
pues de tratar de vivir en un pasado que ya se fue o de anticipar un
futuro que aún no llegó, y sometámonos al ahora que es lo único
que se nos da para vivir.
Flexibilidad
y prioridades en el manejo de nuestras agendas
Nuestras
agendas no han de ser inamovibles, sino que le pertenecen al Señor,
y deben de estar a Su disposición, abiertas para que Él pueda
introducir cambios cuando lo considere oportuno. Si no estamos
dispuestos a variar nuestra rutina cuando sea necesario, ciertamente
perderemos muchas bendiciones. A todos nos cuesta salir de la rutina
cotidiana pero debemos ser flexibles para el Señor, sabiendo que en
Su soberanía el controla las interrupciones y los cambios en nuestro
programa. Esto no tiene por qué ir en detrimento de saber discernir
cuando no debemos aceptar intromisiones que nos roben un tiempo que
hemos sido llamados a redimir o aprovechar. Debemos saber priorizar y
debemos saber ser flexibles, pues nada nos llega sin el previo
consentimiento de Dios. También debemos ser serios en nuestros
compromisos y ser puntuales para respetar el tiempo de los demás,
que vale tanto a más que el nuestro.
Rezagos
de religiosidad
Quienes
todavía recién están acomodando sus retinas espirituales a la luz
del amanecer del nuevo día o a punto de entrar en él, se muestran
reacios a abandonar ciertas prácticas religiosas de Pentecostés.
Ciertamente estas prácticas nos fueron muy útiles en la etapa
anterior, pero nos estorban en la nueva Edad de Tabernáculos que
estamos iniciando. Cuando es tiempo de que estemos en el Lugar
Santísimo a la luz de la
Shekiná (la gloria de la Presencia de Dios,
Cristo formado en nosotros) y disfrutando del maná escondido
(Cristo como rhema viviente) dentro del Arca (nuestro
espíritu), la luz de la menorá y el maná externo (cultos,
devocionales, lectura de la Biblia, y oraciones al estilo vocal y
rutinario de Pentecostés, ayunos, etc.) que caía delante de nuestra
tienda cada día, nos dejarán secos, indiferentes y hambrientos.
Cuando la Inquisición ordenó retirar todos los libros perniciosos,
según los inquisidores, coincidencialmente todos los que más amaba
Teresa de Ávila, ella exclamó: “Jesús, desde ahora en adelante
tú serás mi libro viviente”.
Este
paso audaz de fe ciertamente es muy obstaculizado por el enemigo, que
nos infunde temor y peligro para que no soltemos este tipo de
oración, de vida religiosa, y por nuestra carnalidad, pues la carne
está muy interesada en el halo de santidad que le procura la
apariencia de piedad y por el envanecimiento de seguir pensando que
su esfuerzo en este tipo de oración es la clave de sus éxitos. Hay
quienes se sienten muy espirituales porque ayunan mucho, pero la
realidad es que quien mucho ha de ayunar mucha carne le queda por
sujetar. Sin embargo, en el Lugar Santísimo no queda nada para
nosotros, para el yo, sino dejarle hacer a Él. De este modo
de nada podremos jactarnos, salvo de la bondad de un Dios que nos da
todas las cosas gratuitamente, por el puro amor y deleite de quien
gusta de sustentar a Sus hijos amados. Ciertamente, en la nada
encontramos el Todo, en el despojamiento la provisión, en el
desasimiento el anclaje más fuerte, en la bendita inseguridad la
plena tranquilidad. ¿No sustenta Dios a toda la Creación? ¿No
alimenta a todos los animales y aves del campo? ¿No es Él quien
viste de hermosura las plantas y las flores? ¿No tenía todo a su
disposición Adán en el huerto del Edén? Es un salto al bendito
vacío, donde encontraremos los brazos fuertes del Señor.
Puede
que nos llamen herejes o apóstatas, pero correremos ese riesgo para
que entiendan que no les va a pasar nada por abandonar la oración
vocal, al menos parcialmente, por faltar a lectura diaria de la
Palabra, pues a estas alturas se supone que debería estar encarnada
en nuestros corazones, habiendo pasado ya de fuera a dentro. Claro
está, a cambio tendremos la sintonía
continua de quienes no necesitan buscar o entrar en Su Presencia,
porque viven allí y de allí no salen y, por lo tanto, no necesitan
volver a entrar. En esa
sintonía ellos escucharán, cuando Él lo decida, Su voz y, mientras
no la oigan sabrán que simplemente todo estará bien y podrán
seguir con sus rutinas. La paz en sus corazones será el árbitro que
les diga que todo va bien y, el gozo, la sonrisa de aprobación del
Padre contemplándoles con deleite.
Permítannos
dejarles unos enlaces sobre la suprema oración del silencio,
mística, contemplativa, de quietud, el orar sin cesar, la invocación
del Nombre, la práctica de la Presencia de Dios, la oración
continua, o como la quieran llamar. Dijo un santo de Dios que cuando
practicaba esta oración y no sentía nada; salía de allí como si
nada hubiera ocurrido; pero que cuando se presentaba la ocasión a lo
largo del día, se daba cuenta de que en aquellos momentos de
SIMPLEMENTE ESTAR CON ÉL, el Padre le había dejado, sin que lo
notara, algo en un bolsillo y cuando en el momento preciso metía su
mano allí encontraba todo lo necesario para la ocasión. Esta vida
de oración no precisa de un lugar o tiempo específico, pues
consiste en vivir en Su Presencia, conectados permanentemente a la
Fuente de Vida y sorbiendo siempre que necesitemos más. Cuando uno
usa un perfume acaba habituándose a él y deja de notarlo, pero sabe
que de todos modos está ahí. Igualmente cuando vivimos en el
Santísimo sabemos que andamos en Su Presencia aunque no Le sintamos,
salvo que Él quiera manifestarse de alguna manera a Su discreción.
Simplemente vivimos por fe y no por sentimientos. Les recomendamos
este enlace sobre como se bebe del Agua de Vida.
Al pie
de este artículo verán varias etiquetas sobre este tipo de oración.
Les invitamos a seguirlas para aprender y avanzar más sobre esta
oración.
Debemos
igualmente darnos cuenta que quien tiene Su Presencia y vive en Él
no necesita emplear la jerga
religiosa,
los “Dios te bendiga” a toda hora, los “Dios me dijo”, etc.
etc.; jerga religiosa tan odiosa para los incrédulos y de la que
huyen como de una pulmonía. Los que moran en la Tierra Prometida se
muestran tal como son, como personas naturales y normales, que por no
estar saturados de piedad afectada pueden sintonizar con cualquiera
cuando les llegua el momento y presentar defensa con mansedumbre y
reverencia de la esperanza que hay en ellos (1
Pedro 3:15)
(Véase nuestro artículo, “Evangelización
Vía 'Satélite'”).
Simplemente
son sal y sin siquiera tener que hablar provocan sed;
algo así como la impresión que Eliseo causaba en la mujer de Sunem
(2
Reyes 4:9),
quien sin conocerle de nada algo notó en él algo que la movió a
invitarle a su casa y bendecirle. Recordemos que no
somos nosotros sino el “perfume” que llevamos puesto.
Que
no le dé pena saltarse uno, dos o tres o … devocionales si la
agenda de Dios, ¡que incluye interrupciones e inoportunidades!, lo
requiere y siga luego con las tareas, haciendo lo que pueda en el
tiempo que le quede, sin afanarse. ¡Dios controla su agenda! ¿O no?
Deje pues su rigidez,
su inflexibilidad y recuerde más bien que el Señor conoce de que
pie cojea y que lo que pretende con eso es abortar sus propios planes
con cosas naturales que Él quiere que hagamos, que a veces son lo
más espiritual, e interrupciones para sacarle de su tendencia a la
“espiritualidad” mal entendida y para
que se relaje.
Deje de orar y leer la Palabra programáticamente, al menos hasta que
se desenganche de su religiosidad y que su vida entera, devocionales
si cuadra incluidos, puesta en el altar a Su disposición sea una
oración perpetua. Simplemente ande delante de Él y sea perfecto
(Génesis
17:1).
Hacer
lo correcto sin retraernos por intimidación
Aún
Pedro y Bernabé, apóstoles y ciertamente cristianos con un alto
grado de madurez, se retrajeron de hacer lo correcto por temor de
otros líderes judaizantes de la Edad antigua de la Pascua (Gálatas
2:12).
A veces estamos siguiendo algo nuevo que nos parece lo correcto
delante de Dios, pero cuando algunos hermanos lo critican tenemos la
tendencia a abandonarlo, en lugar de permanecer pegados a la nueva
verdad descubierta, al vino nuevo, a las revelaciones de la Nueva
Edad. Pablo estaba predicando lo correcto, Pedro y Bernabé le
secundaban, pero ante la presión de los judaizantes, que se negaban
a recibir el vino nuevo, se echaron hacia atrás. Ciertamente eso es
un indicador de que debemos crecer un poco más, para seguir
libremente a la Cabeza sin dejarnos coaccionar.
Patinar,
corregir y avanzar
Sí,
Dios es maravilloso y a veces nos deja errar o patinar o incluso “nos
pone una pequeña zancadilla”. Ordena las circunstancias
haciéndonos tropezar para exponernos, y así podernos mostrar lo que
nosotros no vemos, pero Él sabe que está ahí. Caemos y somos
expuestos. Cuando seamos expuestos deberemos decidir si nos haremos
los locos, como que no pasó nada, o si le diremos: “tienes
razón Señor eso que señalas con Tu dedo está ahí y es bien feo;
necesito dejarte obrar aquí para poder vencer y crecer. Gracias
Padre por no dejarme seguir adelante con esto. No rebajes tu listón,
sólo dame tiempo y yo me someteré a Tus demandas”.
Deberemos
hacer un replay completo de los hechos desde el
origen, con objetividad y decirle al Señor que nos muestre las
causas, las malas prácticas o actitudes, los patrones errados de
pensamiento o comportamiento; las fortalezas mentales que aún han de
ser derribadas, y sustituir esas formas erróneas de pensar y de
proceder por los patrones bíblicos adecuados. Elegiremos un
texto que el Señor nos dé que se oponga, golpee hasta derribar esa
fortaleza, ese patrón de pensamiento erróneo, hasta que la Palabra
consiga su efecto. Usar versículos como píldoras medicinales
siempre da buen resultado.
Casi
siempre hay un desfase temporal entre cuando somo expuestos
por la luz y el momento en que esa luz se encarna en nuestra vida por
experiencia. La luz normalmente mata el germen pero la herida
necesita ser restañada. Si ve ese desfase en otros, entre lo que
dicen y lo que realmente viven de lo que dicen, puede que no estén
siendo hipócritas y sólo estén en su tiempo de ajuste; así que
perdóneles y deles tiempo de gracia para ajustarse a sus propios
estándares.
Arreglando
cuentas
Dijo
Jesús: quitad la
piedra.
Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya,
porque es de cuatro días.
Todo
tiene su tiempo y a veces llega el tiempo de hablar, aclarar y
ajustar cuentas con el hermano. Es mejor hablar que seguir un amor
fraternal fingido, cuando estamos dolidos por algo que nos hicieron o
nos dijeron.
Habiendo
purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad,
mediante el Espíritu, para
el
amor fraternal no
fingido,
amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro;
Cuando
el tropiezo ha dañado una relación aún hasta el punto de que hieda
porque ha pasado mucho tiempo, siempre hay solución. Para resucitar
esa relación que nuestro exabrupto dañó deberemos primero quitar
la piedra; es decir, restituir.
Restituiremos reconociendo y confesando nuestro traspiés y pidiendo
perdón. Con esto el “muerto” saldrá de la cueva … y la
comunión será restablecida y, lejos de menoscabada, reforzada.
sino
que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel
que es la cabeza, esto es, Cristo,
antes
exhortaos los
unos a los otros cada día,
entre tanto que se dice: Hoy; para
que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado.
Proyección
Los
niños y jóvenes en el Señor deben superar la tendencia a la
proyección.
Nuestros hermanos suelen ser como espejos en los que nos vemos
reflejados. La falta de discernimiento maduro para conocernos y
conocer los espíritus de los demás, nos lleva a errar achacando a
los demás los defectos o cosas que sólo están en nosotros mismos.
Atribuimos a los demás aquello que no nos gusta de nosotros mismos y
somos incapaces de ver. Aquí cabría hablar del tan manido asunto de
la paja en el ojo ajeno y la viga en el propio o lo del dicho,
“médico sánate primero a ti mismo”.
Idolatría
del corazón y resistencia a lo nuevo
Es
cierto que no podemos recibir la revelación clara de la Nueva Edad,
que ha de ser entendida a la luz de la shekiná,
con la luz mucho menos penetrante de la menorá
de la Edad Vieja. No es menos cierto también, que aún habiendo
cruzado manifestaremos resistencia a esa potente luz nueva, que
inicialmente nos ciega por su gran resplandor y a la que deberemos ir
aclimatándonos (Véase el artículo de Oswald Chambers: “Luz
Cegadora que Todavía no se Puede Sobrellevar”).
Está
resistencia viene en gran parte por nuestra idolatría
de corazón,
por nuestro apego a doctrinas y/o “revelaciones” antiguas erradas
o parciales. Deberemos orar y recordar que somos llamados a
examinarlo
todo y retener lo bueno y a entresacar lo precioso de lo vil y lo
importante de lo accesorio;
pero una vez contemplada una nueva verdad no debemos convertirnos a
ellos de nuevo volviendo atrás, por causa de la intimidación de los
que se niegan a avanzar recibiendo esa verdad, como Jeremías tal vez
quiso hacer debido a su fracaso en ser escuchado, sino estar firmes y
esperar que ellos se conviertan a nosotros (Jeremías
15:19).
En
el paso de Pentecostés a Tabernáculos hay muchas cosas que nosotros
tuvimos que descubrir y corregir con temor y temblor. Al respecto les
invitamos a leer nuestro artículo “Experiencia
de Traducción de la Obra del Dr. Stephen E. Jones”.
Concluyendo
No
hemos pretendido escribir un gran libro ni en ninguna manera agotar un
tema tan extenso como el de la madurez o paternidad. Simplemente les
hemos trasladado algunas de las experiencias que nosotros hemos
enfrentado o enfrentamos al respecto.
Quiera
Dios que todos hallemos de Su gracia y de Su luz para continuar
creciendo en madurez y en paternidad delante de Dios y de los hombres
(Lucas
2:52).
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