La luz
siempre es costosa. La luz se produce solamente al costo de lo que la
produce. Una vela sin quemar, no produce luz. El fuego viene antes
que la luz. Sin que nos cueste algo, no podemos ser útiles a otros.
El quemar sugiere sufrimiento.
Nosotros
huimos del dolor, somos formados de tal manera que sentimos que
hacemos el mayor bien por el mundo cuando somos fuertes y aptos para
el deber activo, y cuando nuestros corazones y nuestras manos están
ocupadas en un buen servicio.
Cuando
por el contrario se nos llama aparte y lo único que podemos hacer es
sufrir; cuando estamos enfermos o consumidos por el dolor; cuando nos
hemos visto obligados a abandonar todas nuestras actividades,
sentimos que ya no servimos para nada, y que no hacemos nada.
Pero
si tenemos paciencia y somos sumisos, podemos estar casi seguros de
que somos una bendición mucho mayor para el mundo en nuestros
tiempos de sufrimiento y de dolor, que lo fuimos en aquellos días en
que creíamos que estábamos haciendo el mejor uso de nuestro
trabajo.
Ahora
estamos ardiendo, y brillamos porque ardemos.
-Evening
Thoughts.
(Por gentileza de Rafael Restrepo).
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