Les presentamos hoy lo que no dudaríamos en llamar una obra monumental de la espiritualidad. Pocos libros leerá usted tan magníficos y edificantes y, sobre todo, pocos libros le leerán a usted como este lo hará.
Primeramente, permítanme hacerles una pequeña semblanza del autor y perdónenme los que le conozcan, si digo alguna cosa equivocada, pues hace bastantes años que lo leí.
Nouwen (en aquellos tiempos el autor de espiritualidad en lengua inglesa más leído, ahora no sabemos si lo seguirá siendo) fue un sacerdote católico holandés. Fungió como profesor de Divinidades en Harvard. A pesar de su alto estatus, él no se sentía completo y seguía anhelando la paz y el gozo que sólo la madurez en Cristo nos puede dar. Decidió hacer las maletas y abandonar ese pináculo del mundo universitario, para viajar a Latino América y buscar la plenitud en la teología de la Liberación. Allí se frustró aún más y salió.
Providencialmente, fue guiado a través de unos amigos a probar en las Comunidades El Arca (L'Arche). Allí entró como director espiritual de uno de los centros para paralíticos cerebrales y contó que parte de su trabajo consistía en asear durante tres horas a uno de los internos. Esta bajada de "categoría" y su trato con los débiles fue trayendo la sanidad interior que tanto anhelaba y buscaba y, al fin, en la rendición y la sencillez encontró la plenitud soñada.
Poco después fue invitado por una amiga a visitar el museo Hermitage en San Petersburgo, donde providencialmente fue autorizado a contemplar durante muchas horas el afamado cuadro de Rembrandt, "El Regreso del Hijo Pródigo".
A través de la contemplación de este cuadro, fue iluminado por el Señor para escribir este libro homónimo, que trata del evangelio a través de sus tres etapas de crecimiento, tal como Lucas escribió en su parábola. En el proceso de maduración todos atravesamos por ser primero como el hijo menor (Pascua), que tipifica la etapa de lucha con la rebeldía y los pecados externos o kosher. De ahí avanzamos a la etapa del hijo mayor amargado (Pentecostés) que no está alegre en la casa del padre y que resiente que otros sean bendecidos y se alegren; queda la duda de si ese hijo mayor amargado será sanado de sus pecados y heridas internas (principalmente la amargura) y entrará en la fiesta del Padre. La última etapa de maduración la encarna el Padre (Tabernáculos) y todos somos llamados al amor en la paternidad, consistente en estar en la casa intercediendo por los hijos, soportando y sobrellevando las flaquezas de ellos mientras crecen y recibir sin reproches a los que llegan arrepentidos, con la dulzura del fruto maduro y hacerles una fiesta para que compartan el gozo del amor.
Algunos se preguntarán, como hicimos nosotros, cómo alguien puede llegar a estas cumbres de la espiritualidad en medio de una iglesia apóstata y degenerada. Tal vez sea por aquello de que las más altas cumbres se dan junto a los valles más profundos o porque el lirio necesita crecer entre los espinos para desarrollarse fuerte y bello.
Tanto nos gustó este libro que llegamos a comprar y leer otros 8 o 9 libros más de Henry Nouwen. No recordamos si los escribió antes o después, pero en esos libros Nouwen se aleja de la pureza bíblica, para irse entremezclando en los derroteros del sufismo, la Nueva Era, el chamanismo y otras joyas diabólicas del ocultismo. ¡Una verdadera pena! A pesar de todo eso, el libro que recomendamos es completamente evangélico.
¡No se pierdan, por nada, El Regreso del Hijo Pródigo!
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Créditos:
Encontramos el PDF en dioscaminaconsupueblo.
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Muchas gracias por compartirlo. Dios los bendiga. lo leere y espero que yo tambien pueda meditarlo bien.
ResponderEliminarGracias. No deje de hacerlo.
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