“Cuando toda la gente acabó de pasar el Jordán, Yahweh habló a Josué y le dijo: «Tomad del pueblo doce hombres, uno por cada tribu, y dadles esta orden: "Tomad de aquí, de en medio del Jordán, del lugar donde han puesto sus pies los sacerdotes, doce piedras, las cuales llevaréis con vosotros, y las depositaréis en el lugar donde habéis de pasar la noche"». Entonces Josué llamó a los doce hombres que él había designado entre los hijos de Israel, uno por cada tribu. Y les dijo Josué: «Pasad ante el Arca de Yahweh, vuestro Dios, hasta el medio del Jordán, y cada uno de vosotros tome una piedra sobre su hombro, conforme al número de las tribus de los hijos de Israel, para que esto quede como una señal entre vosotros. Y cuando vuestros hijos pregunten a sus padres mañana: "¿Qué significan estas piedras?", les responderéis: "Las aguas del Jordán fueron divididas delante del Arca del pacto de Yahweh; cuando ella pasó el Jordán, las aguas del Jordán se dividieron, y estas piedras servirán de monumento conmemorativo a los hijos de Israel para siempre"». Los hijos de Israel hicieron tal como Josué les mandó: tomaron doce piedras de en medio del Jordán, como Yahweh lo había dicho a Josué, conforme al número de las tribus de los hijos de Israel, las llevaron al lugar donde acamparon y las depositaron allí. Josué también levantó doce piedras en medio del Jordán, en el lugar donde estuvieron los pies de los sacerdotes que llevaban el Arca del Pacto, y allí han estado hasta hoy”. (Josué 4:1-9)
Doce hombres, cada uno representante o líder de las tribus de Israel, habían tomado doce piedras del lecho del río Jordán y las pusieron en Gilgal. Este acto simbólico sirvió como un memorial que narraba la historia a las futuras generaciones israelitas de cómo Dios llevó a sus padres por el río Jordán para establecerlos como una nación soberana en una tierra extranjera. Las doce piedras, con toda probabilidad, tipificaban y apuntaban a la formación de un pueblo “especial” en la tierra que tenía que ser santificado y gobernado por una constitución divina 71. Al Dios edificar una nación nueva en la Tierra, Él establecerá Su Reino justo y traerá de vuelta todas las cosas a Sí Mismo. Las doce piedras puestas por los doce hombres establecieron el patrón, para que las futuras generaciones estudiaran cómo Dios edifica Sus propósitos dentro de la Tierra. Con respecto a esto, Gilgal puede enseñar a la Iglesia muchos principios que son aplicables para nuestro entendimiento de la naturaleza y función del ministerio apostólico. Antes que exploremos el ministerio de los Apóstoles (y del pueblo apostólico), hay ciertas observaciones deducidas en Gilgal que proveerán valioso discernimiento en un entendimiento de la estación presente que la Iglesia está enfrentando: Primero, los doce hombres fueron instruidos a entrar al Jordán y sacarlas doce piedras sólo después de que todo el pueblo hubiera cruzado completamente el río 72. Implícita está la noción que todo el pueblo tenía que cruzar primero o hacer la transición dentro de la nueva dispensación antes de que las piedras pudieran ser quitadas del Jordán. En otras palabras, el proceso de edificación sólo pudo ser iniciado después de que la nación entera hubo hecho la transición dentro de la nueva estación. Es evidente que nada puede ser edificado durante un tiempo de inundación o en un período de transición. La colocación de los fundamentos en la vida de la Iglesia, sólo puede ocurrir después de que el difícil proceso de transición haya sido completado. Segundo, la selección de un representante de cada tribu fue una indicación de la unidad de las tribus. Esto reflejó la unificación de las doce tribus trabajando armoniosamente bajo el mandato de Dios en las circunstancias de mucha prueba (río inundado), por medio de quitar las piedras del Jordán y colocarlas en su lugar de morada. De esto, podemos asumir que la unidad es, sin duda, un requerimiento importante en el proceso de preparación para lo que está adelante para la nación. Esto enfáticamente alude al hecho de que un pueblo dividido será un obstáculo para la implementación efectiva de las intenciones divinas en cualquier estación dada. No hay duda, en mi mente, de que la desunión retarda el impulso de la voluntad de Dios revelándose en la Tierra. Sin embargo, el ministerio apostólico exhibido por los doce, demuestra el espíritu de equipo necesario para edificar sinérgicamente los propósitos de Dios en la Tierra.
Tercero, las piedras fueron tomadas del lugar donde los pies de los “sacerdotes se pararon firmes” 73. Parecerá probable que las mismas piedras sobre las cuales los sacerdotes se habían tenazmente parado, fueron sacadas del turbulento e inundado Jordán para servir como memorial para las futuras generaciones de Israel. Por esto, podemos deducir que las piedras que proveyeron un firme fundamento para que el sacerdote se parara sobre ellas y para que llevara el Arca del Pacto en un río sobreabundante, debían convertirse en el “tipo” de fundamento que sería usado para edificar el pueblo de Dios en la Tierra. A partir de este punto, emerge el testimonio de que “las aguas del Jordán fueron divididas delante del Arca del Pacto de Yahweh; cuando ella pasó el Jordán, las aguas del Jordán se dividieron; y estas piedras servirán de monumento conmemorativo a los hijos de Israel para siempre” 74. Para todos los intentos y propósitos, puede ser declarado que los principios de Dios son llevados sobre los hombros de esos individuos santificados que han fundado sus vidas sobre la roca de Su Palabra. Son estos principios probados, que han soportado las pruebas de la vida, los que serán el fundamento sobre el cual la nación de Dios será edificada. Los apóstoles traen estos principios a la Iglesia de Jesucristo. Significado Espiritual del Número Doce No se pueden estudiar las Escrituras sin llegar al punto de vista que hay un uso coherente de los números que expresan verdades espirituales. Connor acertadamente afirma: “Dios es en realidad el maravilloso numerador y nosotros necesitamos comprender Su uso de los números” 75. Sin embargo, un estudiante debe ser aconsejado que haga cautelosamente todo intento para permanecer dentro de los límites de un juicioso uso de los números al interpretar las Escrituras. No obstante, en Gilgal, es evidente que la elección de los doce hombres llevando las doce piedras comunica un principio divino que casi de manera segura revelará su más pleno significado en el Nuevo Testamento. En este número, se halla la futura función y ministerio de los Apóstoles (y el ministerio apostólico) en la Iglesia. El número “doce” es un símbolo para el gobierno, la autoridad y la plenitud apostólica 76. Se destaca de manera prominente en la historia redentora de la nación de Israel y en las referencias proféticas para la Nueva Jerusalén, la ciudad de Dios (Apocalipsis 21-22). 77 Las muchas alusiones al número doce, simbólicamente apuntan a la estructura de los ministerios de fundamento en la Iglesia, al orden o gobierno de Dios en Su Reino y Su autoridad soberana en la Creación. Además, Jesús acentúa este principio en el nombramiento de los doce apóstoles. Mientras se da poco trasfondo de información a estos individuos en todas las Escrituras del NT, la tradición de Los Doce es firmemente enfatizada y mantenida. De esto podemos deducir que las personas en “Los Doce” no fueron tan prominentes como el principio al que el número Doce aludía. Un estudio detallado de Los Doce Apóstoles revelará que ellos funcionaron en relativa oscuridad. Las Escrituras sobre ellos o sobre sus exactos ministerios proveen poca información después de la Ascensión de Jesús. Parecería que mientras había coherente referencia a Los Doce, los detalles de cada uno de Los Doce no eran tan significativos. Entonces la visión es comunicada que hubo un intento de preservar la tradición de los Doce más que preservar la identidad de cada uno de ellos. El énfasis no estaba en las personas sino en el significado simbólico del principio, representado por el número “doce”. Con respecto a esto, puede afirmarse que el principio de Los Doce fue significativo para comunicar la idea de gobierno divino (o estructura) para todo lo que Dios construye (construyó) en la Tierra. Por esta razón puede ser expuesto que lo apostólico está directamente conectado a un diseño, patrón y orden específico que debe ser divinamente establecido en la Tierra. Me refiero a este principio de como edificar apostólicamente, esto es, líderes (o gente) que son comisionados por el Señor con el mandato de edificar estrictamente de acuerdo con el revelado patrón celestial. Ellos están bajo la autoridad del “enviado” y no pueden desviarse del plan original. Por lo tanto, no puede haber una enmienda a este plan. El Antiguo Testamento rebosa de ejemplos de personas edificando apostólicamente. Noé edificó el Arca según el diseño celestial 78. Moisés metódicamente siguió las instrucciones exhaustivas del Señor en la edificación del Tabernáculo y en el elaborado sistema religioso del judaísmo 79. Salomón cuidadosamente siguió los planes escritos entregados a él por su padre David 80. Aún Elías adoptó el principio apostólico cuando re-edificó el altar por medio de poner las doce piedras 81. Evidentemente, los varios programas de edificación registrados en el Antiguo Testamento son sombras y tipos apuntando a la “nación”, a la “ciudad” y al “pueblo” que el Espíritu Santo está edificando a través de la obra sacrificial de Jesucristo en la Tierra. El mensaje de la Reforma Apostólica apela a los cinco ministerios para edificar la Casa de Dios de acuerdo con el “patrón”. El Profeta Ezequiel fue instruido a describir el patrón a Su pueblo para la edificación de Su morada eterna. “Tú, hijo de hombre, muestra a la casa de Israel esta casa, y avergüéncense de sus pecados; y midan el diseño de ella. Y si se avergonzaren de todo lo que han hecho, hazles entender el diseño de la casa, su disposición, sus salidas y sus entradas, y todas sus formas, y todas sus descripciones, y todas sus configuraciones, y todas sus leyes; y descríbelo delante de sus ojos, para que guarden toda su forma y todas sus reglas, y las pongan por obra”. (Ezequiel 43:10–11) El Ministerio Apostólico Definido El Oficio del Apóstol (como el de todas las gracias de los cinco ministerios) fue instituido por Jesucristo para el beneficio de la Iglesia 82. Estas cinco gracias (griego, domata 83) son realmente un reflejo de la naturaleza del don (Cristo) a Su cuerpo (la Iglesia). En un sentido técnico, las cinco gracias revelan los dones “materiales” dados para las necesidades de la Iglesia. Con respecto a esto, el Oficio del Apóstol debe ser visto como que se le ha entregado un especial don de gracia (como el resto de las cinco gracias) para una función específica dentro del Cuerpo de Cristo. Sin embargo, debe ser mencionado que Cristo no instituyó un sistema jerárquico de ministerio sino categorías de autoridad para actuar como siervos-esclavos en representación de Él para la edificación de Su pueblo en la Tierra. El ministerio de los Apóstoles no sólo establece una autoridad representativa sino también en realidad trae a Cristo a la Iglesia. El rechazo de los enviados por Cristo es equivalente a rechazar a Cristo Mismo: 84
“El que a vosotros recibe, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió”. (Mateo 10:40) La palabra griega usada para Apóstol en el Nuevo Testamento es apostolos. Expresa el siguiente significado: “uno enviado” o “que actúa como un embajador o mensajero” 85. Estos son mensajeros comisionados llevando un mensaje o mandato específico de parte de su rey. Quizás, la definición más cercana para Apóstol en el Antiguo Testamento, que amplifica la definición del Nuevo Testamento, es mal’akh 86. Se refiere a alguien que ha sido expedido como un apoderado, representante, mensajero o heraldo. El Antiguo Testamento, cuando Dios está haciendo el envío, puede referirse a un ángel (mal’akh), a un profeta, a un sacerdote o a un maestro. En un sentido general a menudo se refiere a un embajador, representando a quien envía, en negociaciones oficiales o en alguna misión específica. Otra palabra paralela para apostolos puede hallarse en el término rabínico shaliah. Ambos comparten el mismo significado. En el círculo de rabinos, se dice que “el agente de un hombre es como él mismo”, y que los actos de los agentes implican al principal 87. A partir de esta definición, podemos decir que el ministerio de un Apóstol está gobernado por una relación única con el que lo envía y es esclavo a la voluntad y deseo de aquel que lo envía. El Oficio del Apóstol es distintivamente revelado. Ellos han sido apropiados para Cristo de manera única como para representarlo a Él en sus propias personas. Con respecto a esto, puede afirmarse que ellos actúan en la persona del Señor Mismo. Por lo tanto, la dignidad y el valor de los Apóstoles no yacían en ellos mismos sino en aquel que los enviaba. Los verdaderos apóstoles no colocan sus agendas y ambiciones personales por encima de Su maestro. Ellos renuncian al derecho de auto-determinación y se comprometen al camino de Su Dios. El mensaje y las acciones de ellos están atados entre sí, de este modo disfrutan y ejercen gran autoridad. El Ministerio Apostólico Expandido Los doce hombres, quienes sacaron las piedras del río, traen luz al significativo rol que el ministerio de los Apóstoles juegan en el nacimiento, establecimiento y crecimiento de la Iglesia. Gilgal nos enseña que los doce hombres estaban “preparados” antes de la implementación del propósito de Dios en la Tierra. De esto, aprendemos que Dios usa a gente para cumplir o implementar Sus propósitos en la Tierra 88. Jesús dijo que “Él edificará Su Iglesia”, pero el simple hecho es que Él emplea gente para edificar 89. En el inicio del ministerio de Jesús, hubo un proceso selectivo adoptado que guió a la elección de los doce que se convirtieron en Sus apóstoles y en los constructores de Su Iglesia. Actualmente, la Iglesia global está siendo testimonio del surgimiento de Apóstoles que están trayendo del Jordán, los principios y las estrategias fundamentales para edificar una nueva nación en la Tierra. En ellos, se halla la gracia de los mayores sabios maestros de obra que humildemente enseñarán y guiarán al pueblo para edificar correctamente. Ellos son los oráculos enviados de Dios quienes traen a la Iglesia, las piedras de frescas revelaciones, que son los hitos antiguos establecidos antes de los fundamentos de la Tierra. De acuerdo con Pablo, los Apóstoles y Profetas han sido dotados con gracia para decodificar los misterios que han estado ocultos desde generaciones previas 90. Ellos tienen la responsabilidad de traer iluminación a la Iglesia en relación a la voluntad y el consejo de Dios. Ellos aseguran de manera protectora que estrictos procedimientos bíblicos son ejecutados en la construcción de la Casa de Dios. Kevin Connor afirma que en los últimos días habrá un testimonio visible de los Apóstoles en la Tierra que serán modelados según el patrón ministerial de Pablo. Estos Apóstoles tendrán “el carácter, las calificaciones, la revelación y el ministerio que Pablo tenía” 91. “Hay una enseñanza teórica que dice que en los últimos días la Iglesia será de nuevo guiada por los doce Apóstoles, uno de los cuales “caerá” (como Rubén de los 12 hijos, y Judas de los 12 Apóstoles) para convertirse en el anticristo del último día (Administrador del blog: No creemos en la tradicional doctrina de un anticristo que gobernará el mundo; más bien, a la fecha en que publicamos este capítulo, estamos asistiendo a la caída de Misterio Babilonia y los planes de algunos de instalar un líder que dirija el Nuevo Orden Mundial han fracasado. Estamos asistiendo a la conformación de un mundo multipolar y al traspaso gradual del gobierno a los Santos del Altísimo, como Daniel profetizó). Tal escuela apostólica estaría compuesta por Apóstoles Gentiles de varias razas. Tal enseñanza está basada en el simbolismo de las 12 estrellas coronando a la iglesia de los últimos días (Apocalipsis 12), y el significado de los 24 ancianos de Apocalipsis (12 Apóstoles del día primitivo y 12 del último día). Obviamente, necesitamos miles de Apóstoles para completar la perfección de la iglesia y la evangelización del mundo. Pero es también grande y muy emocionante contemplar que igual como comenzó la Era de la Iglesia con 12 apóstoles judíos liderando una Iglesia básicamente judía, la Era terminará con 12 (o un número representativo de) los apóstoles gentiles liderando a la Iglesia gentil. Tales Apóstoles serían una categoría muy especial, y sólo podrían ser unidos por Dios Mismo”. 92 Mientras, lo que él menciona abre la puerta para debatir, no se puede evitar reconocer el estado desdichado de la Iglesia y la necesidad de ministerio apostólico auténtico para restaurar el orden divino entre el pueblo de Dios. Podría decirse que, la ausencia de apóstoles en los ministerios y congregaciones es posiblemente una de las razones para el estado impreciso y disfuncional de la Iglesia global. La historia abunda de ejemplos de extraños tipos de edificios que han distorsionado el cuadro del perfecto edificio que Dios ha predeterminado para Su lugar de morada. Uno debe hacer la pregunta si la razón principal para los patrones y diseños erróneos es atribuida a la ausencia de la gracia del Apóstol en la Iglesia. Si seguimos el patrón de las Escrituras, entonces debemos asumir que, sin la gracia del Apóstol, habrá siempre confusión rugiendo sobre la naturaleza exacta de los detalles del plan de Dios para Su Casa. Es, por lo tanto, de fundamental necesidad que los líderes de las congregaciones identifiquen la gracia del Apóstol en toda la Iglesia y establezcan una relación de pacto con ellos para que puedan ser de beneficio a la congregación local. Pilares Apostólicos Hay una declaración profética comunicada por los doce hombres que aparte de llevar las doce piedras del Jordán, también llevaron las doce piedras de Gilgal y las colocaron en el Jordán. Por esta acción, ellos estaban probablemente apuntando a un orden gubernamental futuro que tenía que ser divinamente establecido. Estas “piedras” transmiten un claro cuadro para la Iglesia del Nuevo Testamento de un orden futuro donde Dios edificará una nueva nación en la Tierra que se conformará a la imagen de Cristo. Pedro se refiere a estas personas como “piedras vivas” siendo construidas dentro de una casa espiritual que ofrecerá sacrificios espirituales aceptables a Dios a través de Jesucristo. 93 Dios instruye explícitamente a Sus siervos para edificar altares, ciudades, y el templo usando las piedras extraídas. Hay muchas alusiones escriturales para el uso de las piedras. Aun el Templo de Salomón fue edificado con piedras sin cortar 94. Moisés mencionó que las Leyes fueron inscritas sobre las doce piedras 95. Las piedras tipifican las doce tribus de Israel. Sobre estas piedras, la constitución de Dios reflejaba las Leyes Divinas, las cuales gobernaban a la nación judía entera. Los principios de estas Leyes debían asistir al pueblo a conformarse a una forma celestial de vivir. En el Antiguo Testamento, hay muchos ejemplos de la metodología de Dios para edificar. Un ejemplo es que Dios edifica Su casa cortando primero Sus pilares. En Proverbios, es claramente mencionado que la sabiduría edifica la casa por medio de cortar sus columnas: La sabiduría edificó su casa, labró sus siete columnas. (Proverbios 9:1) La piedra que Jacob usó como almohada, la cual después fue ungida con aceite y denominada columna, es uno de los tipos más proféticos, resaltando el rol significativo que las columnas juegan en las Escrituras y en la edificación de la Casa de Dios 96.
“Y esta piedra que he puesto como columna (énfasis mío), será casa de Dios; y de todo lo que me dieres ciertamente el diezmo apartaré para ti”. (Génesis 28:22) Con toda probabilidad, esta es la referencia que Jesús hizo, cuando Él declaró: “sobre esta roca edificaré Mi Iglesia” 97. Es, por lo tanto, evidente que Dios edifica Su Iglesia con columnas y piedras. La palabra hebrea “matstsebah”, para columna, se refiere a “algo que está ubicado, colocado o erigido” 98. La raíz (hebrea natsab) para esta palabra está asociada a la idea de ubicar algo o a alguien en un lugar específico. Retrata varias posturas de posición, a menudo en posiciones de autoridad. En Salmos, esta palabra (natsab) aun describe a Dios parado en la congregación 99. A partir de estas palabras podemos asumir que Dios, a través de la gente que Él ubica en lugares estratégicos en la Iglesia, Él Mismo está parado en una posición de autoridad sobre Su Iglesia. En otras palabras, puede decirse que Dios se para en Su casa a través de la gente que Él coloca en varias posturas del ministerio. Los líderes de la iglesia contemporánea deben tomar conocimiento del principio extraído de este ejemplo: no puede haber implementación de un nuevo orden o estructura en sus congregaciones, sin primero buscar identificar y desarrollar a las personas que serán las columnas en la congregación. Estas columnas impedirán que la “edificación” caiga durante los tiempos de prueba. Muchos líderes, impulsivamente, presentan nuevas estructuras en sus congregaciones sin darse cuenta que la gente son la estructura del programa de edificación de Dios. Es, por lo tanto, imperativo que los líderes edifiquen a la gente y no sólo programas mantenidos por la gente. Estas son las personas que han sido extraídas del Jordán y han sido formadas por la mano creativa del Señor. Ellos reflejan la palabra inscrita por el Señor sobre las tablas de sus corazones y se han convertido así en la Palabra del Señor para la nueva estación. Los doce Apóstoles eran Sus columnas 100. Ellos cargaban en sus hombros la carga del Señor para Su Iglesia. Las columnas son una forma pintoresca de describir la manera en la cual Dios ha elegido pararse en medio de Su pueblo. Dios se para en la congregación a través de columnas. Por lo tanto, los líderes deben cumplir sus asignaciones identificando a esos individuos que llevan la unción para ser los pilares en los diferentes ministerios en la congregación. Aún Jesús cortó Sus columnas, los doce Apóstoles, antes de edificar Su Iglesia. Los líderes deben seguir este ejemplo por medio de seleccionar inicialmente a sus columnas antes de buscar edificar sus congregaciones. Tales individuos deben tener el aceite de la unción sobre ellos para cumplir sus responsabilidades en la congregación. No pueden ser novatos o individuos que sean fácilmente influenciados por los desafíos que puedan enfrentar. Una de las maneras de seleccionarlos es identificando si ellos son verdaderamente hijos (discípulos) de aquel que los lidera. Timoteo era un verdadero hijo de Pablo, en que a él se le podía confiar la responsabilidad y el cuidado de la Iglesia en Éfeso. Pablo sabía que él no se desviaría de lo que le había sido comisionado apostólica y proféticamente para hacer. En esencia, las columnas a menudo son los hijos espirituales del líder en que ellos llevan y reflejan la semilla del padre (la semilla es la visión del Señor para Su Iglesia dentro de un contexto específico). Los hijos reflejan la imagen y el carácter de su padre espiritual. Un líder divino conocerá a sus hijos por la semilla que ellos llevan. Aún el gran rey David desarrolló y estableció su reino alrededor de sus hijos 101. Estas columnas sostienen el Templo de Dios. Si no hay columnas, entonces la edificación tambaleará y caerá. Sansón resalta este punto cuando él reúne toda su fuerza para derribar las columnas del templo filisteo, consecuentemente destruyendo a los señores filisteos y al pueblo en el templo 102. Producir tales columnas en la congregación local implica un serio esfuerzo para discipular a las personas. Hay posiblemente muchos programas que pueden desarrollar a la gente, pero a mí me gustaría sugerir tres programas: revelacional, relacional y generacional. El proceso revelacional de discipulado está conectado a la completa revelación de todo lo que uno recibe directamente de parte del Señor. Es la transmisión de toda la revelación de Dios para el ministerio. Los líderes deben exponer, a sus hijos, todo lo que ellos han recibido de parte del Señor. No debe haber nado oculto. El abordaje relacional es una operación práctica del ministerio presentada por un estilo de vida que pueda ser emulado. Los líderes deben demostrar a sus hijos, un ejemplo que será deseosamente perseguido. El mensaje de ellos debe ser congruente con su estilo de vida. La edificación generacional involucra la práctica patriarcal de impartir y transferir responsabilidad para la continuidad del propósito divino en la Tierra. En esto, yace la fluida transferencia del bastón a una generación que fielmente preservará la voluntad de Dios en la Tierra. Fundamentos Apostólicos Al poner las doce piedras en el campamento, un principio divino fue establecido para que las futuras generaciones lo siguieran. Ellos estaban comunicando un principio apostólico para la edificación: Cualquier cosa que Dios edifica es construida sobre un fundamento sólido. La casa que Dios está construyendo está fija en Cristo, el fundamento firme. Jesús mencionó que Él edificaría Su Iglesia sobre la “roca” de la confesión de Pedro. Por medio de Pedro declarar: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”, una declaración por revelación fue hecha confesando que Cristo, el Logos, era la encarnación de Dios 103. Literalmente, esto infiere que la Iglesia de Jesucristo será fundada sobre la Palabra de la confesión de Pedro, es decir que sobre la inamovible Palabra, la examinada y probada piedra preciosa del fundamento, el Templo de Dios será edificado. Un rasgo distinguido del ministerio de los Apóstoles (y los Profetas) en el Nuevo Testamento está asociado a los “fundamentos”: “Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo” (Efesios 2:20). Este versículo puede ser interpretado de diferentes maneras, cada una de ellas comunicando verdades importantes. Esta declaración plasma la verdad saliente que los mensajes de los verdaderos Apóstoles son en todo tiempo Cristo-céntricos. Esencialmente, Cristo es el fundamento sobre el cual ellos edifican el fundamento de la Iglesia. Los apóstoles que son enviados de parte de Dios no predican cualquier cosa sino el evangelio de Cristo y Su Reino 104. Ellos no atraen la atención hacia ellos mismos, sino hacia aquel que los envía. Si algún apóstol atrae la atención hacia sí mismo, entonces tal individuo definitivamente no es enviado de parte de Dios sino que busca gloria personal. Las credenciales del ministerio apostólico auténtico no sólo buscan exaltar y glorificar a Dios sino también demuestran un estilo de vida verdadera y justa 105. Además, este versículo no implica que los Apóstoles y Profetas pongan fundamentos como en el concepto tradicional de plantar iglesias, el cual es sostenido por los círculos misioneros. Es bastante evidente en el Nuevo Testamento, que no todos los Apóstoles (y Profetas) han fundado iglesias. Sin embargo, está claro que todos ellos jugaron un rol integral en el establecimiento de los creyentes y las congregaciones en los principios, las doctrinas y las verdades fundamentales del Nuevo Pacto. Ellos ponen la sub-estructura de la edificación para que la súper-estructura pueda ser edificada. Por lo tanto, parecería que el ministerio de los Apóstoles debía establecer los principios fundamentales en el sistema operativo de la mente del creyente para que cuando sean activados, los regulen y guíen para vivir para Cristo. Pablo menciona que él edificó como un sabio maestro constructor: “él estableció el fundamento y otro edificó sobre él”. “Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo, como perito arquitecto, puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica”. (1ª Corintios 3:10) Los viajes de Pablo exponen el método que él empleaba para establecer a los creyentes. Esto involucraba la función de “confirmar” o fortalecer a las congregaciones en la fe. Él hacía esto evaluando sus fortalezas y debilidades, por lo tanto los ministraba en consecuencia. Cualquier “fundamento” impreciso era expuesto y tratado. Desde otra perspectiva, los apóstoles están dotados espiritualmente con la gracia y la habilidad para poner principios fundamentales (o elementales) de la fe dentro del corazón del creyente. Ellos tienen esta gracia única para plantar la “semilla” de la Palabra de Dios en el vientre del creyente para que cuando sea concebida produzca a Cristo. Las doce piedras probablemente hacen referencia a los principios de la Palabra de Dios instalados dentro el corazón del creyente. En ellos, se halla la sabiduría y el consejo de Dios que regula e influencia el estilo de vida del creyente. Sabiduría Apostólica
Otra característica significativa del ministerio apostólico es el uso de la sabiduría como el “amo artesano” para edificar los propósitos de Dios en la Tierra. Los líderes de los cinco ministerios son alentados a comprometer la Sabiduría como el principal artesano en sus programas de edificación. “La sabiduría edifica la casa” 106. La sabiduría jugó un activo e integral rol en la creación de todas las cosas 107. La sabiduría es “lo principal” en cualquier programa de edificación de Dios. Los constructores de Dios deben edificar bajo la guía y supervisión de la Sabiduría. El detalle intrincado de los diseños de Dios y de los inventos ingeniosos sólo puede ser accedido por medio de la Sabiduría 108. Los constructores, empleados para edificar el Tabernáculo de Moisés, estaban dotados con gran sabiduría. Estos obreros que son usados son artesanos talentosos, quienes son especialistas en los varios campos de habilidades relacionadas con los requerimientos divinos. En Zacarías, se nos provee una definición acertada de los “artesanos” 109. Ellos son obreros altamente talentosos empleados para una diversidad de tareas especializadas en la construcción del pueblo de Dios. En el Nuevo Testamento, a los apóstoles se los describe como artesanos habilidosos quienes tienen la unción de un “sabio maestro constructor” 110. La configuración de gracia de ellos es llevar las Leyes de Dios e instalarlas dentro de las vidas de las personas para que sus vidas reflejen la imagen de Cristo en la Tierra. El ministerio de Pablo es un ejemplo excelente de un artesano o técnico quien se enfocaba en edificar la casa de Dios en la Tierra. Los que forman parte de uno de los cinco ministerios deben enfocarse en “edificar a las personas” y no sus propios programas y sus propias “iglesias”. Los líderes de las iglesias deben reconocer a cada miembro de sus congregaciones como una “piedra viva” que constituye la súper-estructura de la casa de Dios en la tierra. Tiene que haber un cambio de simplemente enfocarnos en edificar una gran congregación lo cual no es diferente a una multitud de personas. Valor tiene que ser puesto de vuelta en cada miembro de la congregación. El énfasis debería ser dirigido en cómo cada “piedra viva” puede ser preparada por el martillo de la Palabra de Dios y luego estratégicamente colocada en su función ministerial y llamado dentro del Cuerpo de Cristo. La Iglesia debe ser movida de Hai (una pila de piedras) a Betel (una casa de Dios compuesta por piedras). La Reforma Apostólica postula que esta es la estación en la cual Dios está restaurando la gracia del Apóstol de vuelta a su posición correcta en la Iglesia. A través del ministerio apostólico, la línea de medida es establecida para medir la Casa que está siendo edificada para Él. Dios usa a los apóstoles para medir Su casa, trayéndola de vuelta a su diseño original. El objetivo máximo de la voluntad divina es traer la plenitud de Cristo a la Iglesia. Los apóstoles juegan un rol fundamental en transmitir una única impartición de gracia a la Iglesia. Ellos hacen esto por medio de esforzarse en edificar de manera precisa dentro de cada creyente. Si una congregación no tiene un apóstol residente en su medio, entonces debe hacer todo intento para identificar y relacionarse con este don ministerial del Cuerpo de Cristo global. Al hacer así, no se robarán a ellos mismos esta gracia y por lo tanto, disfrutarán del beneficio de asegurar que están edificando correctamente. Hemos aprendido por nuestro estudio de Gilgal, que hombres elegidos fueron preparados para llevar las piedras desde el río Jordán y para ponerlas como un memorial en el campamento. En esta estación, aquellos desde la total oscuridad, están siendo levantados por el Espíritu de Dios con gracia apostólica para guiar el proceso de edificar un “hombre perfecto” en la Tierra. ------------------------------------------------------------------ 71 Éxodo 19:5 72 Josué 4:1 73 Josué 4:3 74 Josué 4:7 75 Connor, K.J., Interpreting the Book of Revelation (Interpretando el Libro de Apocalipsis, Pág. 164 76 Connor, K.J., The Church in the New Testament, (La Iglesia en el Nuevo Testamento) Pág.141. 77 Ídem. Kevin J. Connor define ampliamente el Ministerio del Apóstol y el significado del número doce en las Escrituras. 78 Génesis 6:22 79 Éxodo 25:40; Hebreos 8:5 80 1a Crónicas 22:5 en adelante; 1a Crónicas 28:11-19 81 1a Reyes 18:31 82 Efesios 4:7-16 83 Efesios 4:7-8 84 Lucas 10:10-12 85 S. Zodhiates. Diccionario Word Study. Ref. 652 Pág. 238 86 S. Zodhiates. Estudio Bíblico Palabra Clave. Ref. 4397. Pág. 1741 87 C.K. Barrett. The signs of an Apostle (Las Señales de un Apóstol). The Cato Lecture 1969. Pág. 13 88 1ª Corintios 3:9 89 Mateo 16:18 90 Efesios 3:5 91 Connor, K.J. The New Testament Church (La Iglesia del Nuevo Testamento), pág. 145-146 92 Ídem 93 1ª Pedro 2:5 94 1ª Reyes 6:7 95 Deuteronomio 27:1 en adelante 96 Génesis 28:18-22 97 Mateo 18:18 98 S. Zodhiates. Ref. 4676. & 5324. Pág. 1743 99 Salmos 82:10 100 Gálatas 2:9 101 1ª Crónicas 18: 17 102 Jueces 16:28–30 103 Mateo 16:16-18 104 2a Corintios 11:4; Gálatas 1:8-9 105 Juan 7:16-18 106 Proverbios 9:1 107 Proverbios 8:30 108 Proverbios 8:12 109 Zacarías 1:20-22 110 1ª Corintios 3:10
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