03/06/2017
Nota
del traductor:
En
todo el capítulo, como es nuestra costumbre, las inserciones en
letra azul
más pequeña, no son del autor sino del traductor.
Hay muchos
temas importantes que no se describen completamente en la Escritura.
Esto es especialmente cierto en el Antiguo Testamento. Cuando se dio
la Ley, se necesitó más tarde mucha explicación por los profetas;
pero los múltiples escritores sólo podían establecer lo que fueron
inspirados a escribir, porque la Escritura ha sido una revelación
progresiva, verdad sobre verdad, línea por línea. A menudo se nos
llama a juntar las leyes, principios y revelaciones de diferentes
porciones de la Escritura y ponerlos juntos para una discusión más
larga.
Tal es el
caso con el tema de velos y otras prendas para cubrir la cabeza.
Pero debido a que este estudio debe basarse necesariamente en tantos
principios de toda la Escritura, voy a tratar de no hacer este
estudio tan complejo como para confundir a los lectores.
En
primer lugar,
Pablo deja claro en 1
Corintios 11:3
que el
velo de una mujer significa su sujeción a su marido.
Algunas de las mujeres, sin embargo, se habían quitado el velo como
resultado de la enseñanza anterior de Pablo. ¿Qué es exactamente
lo que les había enseñado a Pablo que les hizo hacer esto? Como
mostraré pronto, creo que fue la enseñanza de Pablo sobre el Nuevo
Pacto, esencialmente a la que hace referencia en su Segunda Carta a
los Corintios, donde
identificó los velos con el Antiguo Pacto
(2
Corintios 3:14).
En
segundo lugar,
Pablo dice que
un hombre que tuviera la cabeza cubierta sería una vergüenza.
¿Por qué la creencia de Pablo era exactamente la contraria a la
creencia judía de que de un hombre sin
tapar la
cabeza era vergonzoso? El
desacuerdo fundamental de Pablo con los judíos, estaba sobre los dos
pactos, y creo que su comprensión del Nuevo Pacto fue la razón
principal para este desacuerdo.
En
tercer lugar,
Pablo muestra que el
cabello de una mujer era la original cobertura dada por Dios en el
jardín.
No hay ninguna razón para creer que Eva estuviera velada por
cualquier artificio (hecho por el hombre) para cubrir. De hecho,
ninguno de ellos llevaba la ropa física en absoluto. No había
ninguna razón para que Eva llevara un velo, al menos no hasta
después de su pecado, cuando hicieron para sí ropa de hojas de
higuera (Génesis
3:7).
Más tarde, Dios los vistió con “prendas
de piel”
(Génesis
3:21).
Está
claro que tal ropa no era parte del mandamiento original, sino que
fue una acomodación. A partir de entonces, la ropa se les ordenó,
pero sólo hasta que las prendas originales (los
cuerpos glorificados inmortales)
nos fueran devueltas
(2
Corintios 5:1-4).
En
cuarto lugar,
después
de haber pecado, Dios sujetó a la mujer a su marido.
Este mandamiento debe haber alterado el orden previamente existente
para tener algún significado. Está claro que su relación
matrimonial cambió. Esto es algo que he discutido con más detalle
en mi libro, Antiguo
y Nuevo Pacto Matrimonial
(en castellano:
http://josemariaarmesto.blogspot.com.es/2014/09/folleto-antiguo-y-nuevo-pacto.html).
Allí yo
mostré que la relación de matrimonio original se basó en el Nuevo
Pacto, donde el hombre y la mujer eran dos testigos, uno del otro,
para conocer la voluntad de Dios en todas las cosas. Lo que vino
después se basó en los inevitables desacuerdos que iban a venir a
través del pecado y a la disminución de la capacidad de discernir
la voz de Dios. Por lo tanto, la mujer estaba subordinada al
hombre en la autoridad, no porque el discernimiento del hombre fuera
a ser siempre el correcto, sino simplemente porque Eva pecó primero.
En
quinto lugar, la obediencia y la sumisión, como tales, no son
condiciones permanentes. Aprendemos la obediencia hasta que la
Ley está totalmente escrita en nuestros corazones y llegamos
totalmente al acuerdo. La obediencia, entonces, debe ser
sustituida por un acuerdo, lo que hará que la autoridad (como la
conocemos) sea en gran medida irrelevante. Cuando llegamos a
un acuerdo con Cristo, así como Cristo estaba de acuerdo con Su
padre, entonces podemos vivir de acuerdo con el Nuevo Pacto, que se
estableció desde el principio.
Sexto,
toda
obediencia se basa en las Leyes de la Esclavitud.
La esclavitud del hombre no es la misma que la esclavitud de Dios,
porque la esclavitud del hombre es auto-servicio. El propósito de la
esclavitud del hombre es puramente para servir a los intereses del
amo, y las leyes del hombre dan a los amos el derecho de abusar de
sus esclavos, e incluso extienden ese derecho hasta poder quitar la
vida del esclavo. El
propósito de la esclavitud de Dios es
poner
a los pecadores bajo la autoridad de los justos, para que el amo
justo pueda entrenar al pecador en los caminos de Dios.
Así que en Gálatas
4:1-3
Pablo compara un niño a un esclavo, incluso aunque él sea el
heredero de una hacienda. Mientras él está bajo “tutores
y administradores”,
él
todavía está en formación hasta que llega a un lugar de madurez.
Pablo
se refiere a las Leyes de la Esclavitud del Antiguo Pacto,
donde Israel prometió obediencia
(Éxodo
19:8).
Él nos dice en Gálatas
4:22
que Agar era una esclava, y en el versículo 25 que “ella
está en esclavitud con sus hijos”.
Su punto es mostrar que la Jerusalén terrenal, con su adhesión al
Antiguo Pacto, es Agar, la esclava, y sus hijos son los judíos que,
como individuos, viven según el Antiguo Pacto. Como ismaelitas
espirituales, no son herederos, sino que deben ser “echados”,
así como Agar e Ismael lo fueron.
Séptimo,
Pablo nos dice que la
circuncisión física es una señal del Antiguo Pacto.
A pesar de que se ordenó, no sólo bajo Moisés, sino tan pronto
como en tiempos del mismo Abraham, que no estaba destinada a ser una
condición permanente. Dios tenía en mente algo más grande para
el Nuevo Pacto,
la
circuncisión del corazón,
que aun Moisés defendió (Deuteronomio
30: 6).
Así
que Pablo también equipara los velos con el Antiguo Pacto y atribuyó
su presencia a la ceguera judía
(2
Corintios 3:15)
y la esclavitud (2
Corintios 3:17).
La
eliminación de este velo (cuando
se conviertan al Señor, ver 2
Corintios 3:16)
trae “libertad”, lo opuesto a la esclavitud.
Cuando
juntamos todos estos principios y los relacionamos con velos físicos,
es claro (para mí) que si una mujer lleva un velo, está
testificando de la vida bajo el Antiguo Pacto. Cuando se quita el
velo, está dando testimonio de la vida bajo el Nuevo Pacto. Por
supuesto, la eliminación del velo físico no elimina necesariamente
el velo del corazón de uno (los ojos espirituales). Puede haber una
discrepancia entre la condición interna y la forma externa.
Sin embargo, este es el simbolismo expresado en velos.
En
la iglesia de Corinto, Pablo vio tal discrepancia. Descartando sus
velos, las mujeres estaban manifestando un corazón de rebelión,
no la vida bajo el Nuevo Pacto. Si volvemos a la historia del
jardín, vemos que Dios mismo puso a la mujer en sujeción a su
marido. Por lo tanto, si una esposa se lo quita
a sí misma, eliminando su propio velo con el fin de
obtener la libertad, esto es en realidad un acto de
rebeldía, una revuelta diseñada para obtener la libertad
(independencia
de su esposo).
El
hecho es, que
es la responsabilidad del marido establecer su mujer libre (puesto
que Dios mismo puso a la mujer en sujeción al marido, como acabamos
de leer en el párrafo anterior, es el marido quien tiene la
autoridad para juzgar la conveniente madurez de su esposa para
desvelarla, y dar paso al matrimonio tipo Sara. Por supuesto, dará
cuentas a Dios si no usa esa autoridad para liberarla o emanciparla
en el tiempo de Dios, cuando Dios le muestre que su mujer es digna
por haber alcanzado la madurez).
No
es su responsabilidad liberarse a sí misma.
Si todas las cosas funcionaron como deberían, el
marido debe usar su autoridad para liberar a su esposa,
porque ese es el propósito y el objetivo de la autoridad misma. Un
buen ejemplo de esto se ve en las Leyes de Restitución, Esclavitud,
y Jubileo. Un pecador que no puede pagar una deuda que debe a causa
de su pecado debe
ser esclavizado (Éxodo
22:3)
hasta que se pague la deuda.
El
amo se encarga de la responsabilidad de amar a su esclavo y enseñarle
con el ejemplo los principios de la vida en Cristo, para que cuando
finalmente sea liberado, puede llegar a ser un verdadero hijo de
Dios.
Se
podría decir que el
propósito de la esclavitud no es perpetuarse, sino nos llevarnos al
Jubileo,
cuando todos los hombres son puestos en libertad, solamente por
gracia.
Así
que si podemos usar el modelo Génesis, Eva fue la primera en pecar,
y por eso Dios tuvo a bien ponerla en sujeción a su marido. En otras
palabras, en términos legales, se convirtió en una sirviente o
esclava. Esto no daba a Adán el derecho de abusar de ella, por
supuesto; más bien, puso sobre él la responsabilidad de
restaurarla, para que pudiera ser puesta en libertad.
Pero Adán también era un pecador, y debido a que fue condenado a
muerte (mortalidad), fracasó en su responsabilidad. Por esta razón,
nos dieron “el
último Adán”
(1
Corintios 15:45)
para tener éxito donde el primer Adán fracasó.
Sabemos
cual era responsabilidad del primer Adán, porque era la misma
responsabilidad que el último Adán tomó sobre Sí mismo.
En
la imagen a largo plazo, Cristo ha tenido dos esposas. La primera
(Israel) se casó en el Monte Sinaí bajo el Antiguo Pacto; la
segunda se casará en breve en el Reino bajo el Nuevo Pacto. Estas
dos mujeres se representan mediante los matrimonios de Abraham con
Agar y Sara, la mujer esclava y la libre. El primer matrimonio de
Cristo fracasó y terminó en divorcio (Jeremías
3:8;
Oseas
2:2),
no sólo para mostrar la insuficiencia del Antiguo Pacto, sino
también, del lado positivo, porque Dios tenía algo mejor en mente
desde el principio.
Sin
el fracaso del primer matrimonio, Él no podía traer el segundo (el
nuevo matrimonio). Si el matrimonio del Antiguo Pacto habría tenido
éxito, Dios habría tenido una mujer esclava como Su esposa para
siempre. Pero Dios quería más que una esposa sumisa; Él
deseaba una mujer libre que estuviera de acuerdo con Él, que le
pudiera proporcionar un doble testimonio para establecer todas las
cosas. Por esta
razón, Dios (Cristo) no volverá a recurrir a casarse con personas
del Antiguo Pacto, independientemente de sus genes o su descendencia
física de Abraham, Isaac y Jacob.
Cuando
entendemos esta imagen más grande y el plan general de Dios, podemos
ver la importancia de la enseñanza de Pablo sobre el velo del
Antiguo Pacto en 2
Corintios 3: 12-18.
El velo hecho por el hombre (que indica sumisión a los hombres) no
era lo que Dios deseaba en los días de Moisés. Se
puso sobre el pueblo (la novia original que se había casado con
Cristo en el Sinaí) a
causa de su forma de pensar según el Antiguo Pacto basada en el
miedo.
Ese velo cegaba a la gente a la verdad del Nuevo Pacto y les impedía
vivir por los principios del Nuevo Pacto, que Dios quería para
nosotros desde el principio.
En
el jardín, el cabello de la mujer era su cubierta dada por Dios, y
fue también su gloria (1
Corintios 11:15).
Después de la llegada del pecado, Dios instituyó el gobierno, que
establece el principio
general de la sumisión a los hombres.
La
primera ropa y los velos posteriores, fueron dados como señales de
esta sumisión a los hombres.
Fue la base de la esclavitud (o servidumbre). Esto no era malo,
porque el Antiguo Pacto no es malo en sí mismo; sin embargo, fue una
acomodación temporal a la que se le dio fuerza de Ley hasta que los
hijos de Dios pudieran ser revelados
o manifestados
-y con el tiempo, toda la Creación con ellos (Romanos
8:21).
En
conclusión, sólo puedo
decir que por mi propia
experiencia y revelación,
mi corazón estaba puesto sobre establecer a mi mujer libre para que
pudiera escuchar la voz de Dios para ella y disfrutar de una relación
directa con Cristo. Yo no quería que tuviera que pasar por mí para
escuchar a Dios hablar, porque sabía ya en 1980 que el propósito
del matrimonio era proporcionar un testigo doble, no un sello de
goma. El 5 de junio de
1982, rompí a través del velo (cruce
del Jordán: muerte, sepultura y resurrección por experiencia
personal),
y sabía que estaba escuchando la voz de Dios.
Diez años más
tarde, el 5 de
junio de 1992 mi
esposa rompió a través del mismo velo,
y los dos supimos
positivamente que ella también estaba escuchando la voz de Dios.
Nuestra relación
(entonces)
cambió inmediatamente de una relación de Antiguo Pacto a una
relación de Nuevo Pacto, y esto ha demostrado ser así cada día
desde entonces.
El
punto es que ella no tomó sobre sí misma la responsabilidad de
liberarse, sino que yo vi esto como mi propia responsabilidad ante
Dios. Por lo tanto,
no necesita ningún velo físico (¿hemos
de suponer que a raíz de haber roto a través del velo dejó de
necesitarlo y que antes si lo necesitaba? Pablo habla esto en el Nuevo Testamento y no en el Antiguo; si hubiese sido en el Antiguo podríamos suponer que el velo fuera sólo espiritual; es decir, la sumisión y obediencia temporales de la esposa a su esposo, hasta que ella alcance la madurez y pueda ser emancipada por su marido, entrando ambos en un matrimonio tipo Sara. Por lo tanto creemos que en el Nuevo Testamento no sólo el velo espiritual, sino también el velo físico que lo expresa, son preceptivos hasta que esa emancipación se produzca),
porque su pelo es su gloria y cubierta, como estaba destinado a ser
desde el principio. Su libertad para escuchar la voz de Dios
es la fuente de fortaleza para mí personalmente y para este
ministerio en general.
Muchos
otros, sin embargo, (según
diferentes casuísticas) se han encontrado con
dificultades, ya que para que un matrimonio de Nuevo Pacto
funcione, el marido y la esposa deben ser
capaces de escuchar la voz de Dios (lo
cual sólo ocurrirá si ambos han cruzado el velo).
Cualquier cosa menos que esto será una mezcla en el mejor de los
casos.
En
segundo lugar, es a menudo el caso de que una mujer escucha la voz de
Dios, pero su marido no.
En tales casos, se invierten los papeles. Debido a que no hay ni
hombre ni mujer en el ámbito espiritual, la
mujer debe encontrar una manera de ayudar a su esposo
(¿puesto
que la mujer nunca fue puesta en autoridad sobre el varón, por lo
que en este caso deberá someterse igualmente a su esposo más
inmaduro, yendo a la cruz hasta que el marido madure y reconozca que
ha de ser emancipada?).
En
tercer lugar, hay
casos de maltrato y abuso total.
Estos casos no siempre pueden ser corregidos o resueltos, y en
tales casos la Ley de Dios provee para una forma menos deseable de
liberación, que llamamos el divorcio
(ver mi libro Divorcio
y Nuevo Matrimonio no es Pecado
; en castellano:
http://josemariaarmesto.blogspot.com.es/2014/09/folleto-la-biblia-dice-divorcio-y-nuevo.html)
(Véase
Deuteronomio
24:1-5 KJV).
También
se puede escapar huyendo,
que puede no incluir el divorcio, ni es necesariamente rebelión. De
hecho, cuando un esclavo maltratado se escapaba, la Ley de Dios
prohibía a los hombres devolver el esclavo a su abusivo amo
(Deuteronomio
23:15).
(Echamos de menos la casuística para solteras y viudas inmaduras y solteras y viudas maduras).
(Echamos de menos la casuística para solteras y viudas inmaduras y solteras y viudas maduras).
Con esta
perspectiva básica, ahora podemos tener un mejor panorama sobre el
tema de los velos en las dos cartas de Pablo a los Corintios. Lo que
dice en su Primera Carta estaba incompleto, por lo que consideró
necesario plantear el tema de nuevo en su Segunda Carta. Es sólo
mediante la combinación de los dos pasajes, junto con el cuarto
capítulo de Gálatas y otros lugares, que podemos esperar captar la
verdad.
Etiquetas: Serie Enseñanza
Categoría: Enseñanzas
Dr. Stephen Jones
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