24 de mayo de 2017
Una
vez establecido que siempre hay una “vía
de escape”
cuando una persona se pone a prueba, Pablo agranda en el ejemplo de
prueba de 1
Corintios 10:7,
donde dice:
7
Y no seáis idólatras, como algunos de ellos lo fueron: como está
escrito, “el pueblo se sentó a comer y beber, y se levantó a
jugar”.
Prácticamente
todas las pruebas giran en torno a la idolatría de algún tipo. La
idolatría
es un deseo del alma que es más fuerte que el deseo del espíritu de
uno,
o que el hombre espiritual.
Así que Pablo concluye sus observaciones sobre la prueba o
tentación diciendo en 1
Corintios 10:14,
“Por
tanto, hermanos míos, huid de la idolatría”.
Este
versículo es la transición a una discusión de comunión y cómo la
idolatría puede afectarla. Muchos israelitas idólatras estuvieron
en comunión con los moabitas en Números
25:1-3,
1
Mientras Israel estaba en Sitim, el pueblo empezó a fornicar con las
hijas de Moab. 2 Porque invitaron al pueblo a los sacrificios de sus
dioses, y el pueblo comió, y se inclinó a sus dioses. 3 Así Israel
se unió a sí mismos a Baal-peor,
y Yahweh se enojó con Israel.
Peor
significa
“abrir la boca, abierto, brecha”. Baal-peor
significa
“Señor de la abertura”. Era el nombre de una montaña en Moab en
la cordillera Abarim, no muy lejos de Pisga (Números
23:28),
sin duda, llamado así en honor del dios de Moab. Tal vez los
moabitas tenían un santuario en un hueco o espacio abierto en la
montaña de Peor. El significado del nombre Peor
al
parecer
se deriva de la práctica de la abertura de la boca para realizar el
sexo oral o la abertura de su ropa para exponerse durante las
fiestas. La Enciclopedia Judía en línea dice,
“El culto de este ídolo consistió en la exposición de la parte del cuerpo que todas las personas suelen tener el máximo cuidado de ocultar. Se cuenta que en una ocasión un gobierno extraño llegó al lugar donde se adoraba a Peor -para ofrecerle sacrificios; pero cuando se enteró de esta práctica tonta, hizo que sus soldados atacaran y mataran a los adoradores del dios (Sifre, Num. 131; Sanh. 106 a)”.
El culto a
Baal-peor estaba centrado en el sexo y el matrimonio. Otra fuente
dice:
“Otro nombre para Baal-Peor es Belphegor que era representado ya sea como una hermosa mujer desnuda o como un demonio barbudo con la boca abierta, cuernos, y uñas puntiagudas (la boca abierta es un indicador de los ritos sexuales utilizados para adorarle). San Jerónimo informó que las estatuas de Baal-Peor que encontraron en Siria representan al dios con un falo en la boca.
“La leyenda dice que Satanás envió a Belphegor del infierno para validar el rumor de que las personas estaban experimentando la felicidad conyugal en la Tierra. Belphegor fue capaz de informar de que el rumor era infundado. En esta representación, Belphegor (Baal-Peor) es visto como un adversario contra matrimonios felices”.
Por consejo
de Balaam, los moabitas habían invitado a los hijos de Israel a
unirse a ellos en una fiesta religiosa. Cuando muchos israelitas se
les unieron y participaron en sus ritos sexuales, se expusieron los
ídolos de sus corazones. Esto se convirtió en el principal ejemplo
de Pablo de la idolatría que había que evitar, y Pablo también
utilizó este ejemplo para lanzar su discusión acerca de la comunión
en la Iglesia.
1
Corintios 10:15
comienza con una declaración de confianza:
15
Como a sensatos os hablo, juzgad vosotros lo que digo.
Pablo
sintió que era necesario hacerles saber que tenía confianza en su
sabiduría acerca de la comunión, a causa de su regaño anterior por
su falta de sabiduría judicial en 1
Corintios 6:5,
5
Digo esto para vuestra vergüenza. ¿Es que no hay entre vosotros un
hombre prudente,
que sea capaz de decidir entre sus hermanos?
En su
introducción a la comunión, Pablo parece confiar en que la iglesia
de Corinto, o al menos los ancianos, independientemente de su facción
-entendían los principios en que se basa la comunión.
La
copa de bendición
16
¿No es la
copa de bendición
que bendecimos, la comunión de la sangre de Cristo? No es el pan que
partimos una participación en el cuerpo de Cristo? 17 Dado que hay
un solo pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo, pues todos
participamos de un solo pan.
La Copa de
Bendición era tradicionalmente la primera de las cuatro copas de
vino que se consumían en la celebración de la Pascua. Las cuatro
copas son:
1. La copa
de bendición
2. La copa
de plagas
3. La copa
de la redención
4. La copa
de alabanza
6
Por tanto, di a los hijos de Israel: “Yo soy Yahweh, y voy a
sacaros
de debajo de las tareas pesadas de Egipto, y voy a libraros
[Natsal,
‘rescate’]
de
su servidumbre. También voy a redimiros
con brazo extendido y con grandes juicios. 7 Entonces os tomaré
por
mi pueblo, y yo seré vuestro Dios; y sabréis que yo soy Yahweh
vuestro Dios, que os sacó de debajo de las tareas pesadas de
Egipto”.
Dios
bendijo
a
Israel por haberlos sacado de Egipto. Las plagas de la segunda copa
se refieren a su modo de liberación.
Dios también redimió
a Israel
y luego los tomó
como
Su pueblo.
La
Cuarta Copa (Alabanza)
En
la Última Cena, cuando Jesús instituyó la comunión en el tiempo
de la Pascua, bebió tres copas de vino con los discípulos,
reservando la última para un momento posterior. Mateo
26:29
dice,
29
Pero yo digo que no beberé más de este fruto de la vid, de ahora en
adelante, hasta el día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino
de mi Padre.
Esa
cuarta copa era la Copa de Alabanza, en conmemoración de cómo Dios
prometió
“os tomaré por
mi pueblo y yo seré vuestro Dios”
(Éxodo
6:7).
Entonces, ¿por
qué Jesús pospuso esta copa? ¿Él no consideraba a los discípulos
como Su pueblo?
El
concepto de ser el pueblo de Dios es algo más que una designación
de las personas carnales de la nación de Israel.
Dios pareció considerarlos como Su pueblo en el Monte Horeb, cuando
juraron obediencia a Él, porque leemos en Éxodo
19:5,6,
5
Ahora pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto,
vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos, porque
toda la tierra es mía; 6 y seréis para mí un reino de sacerdotes y
una nación santa …
La
mayoría de la gente asume que esto fue cuando los israelitas se
hicieron el pueblo de Dios. Sin embargo, Dios no dijo que iban a ser
Su pueblo si
ellos se comprometían a obedecerlo.
Un voto es sólo tan bueno como la capacidad para cumplirlo. No,
siendo Su pueblo estaban condicionados a la obediencia real y a
mantener su pacto. ¿Alguno de ellos hicieron esto? No en un sentido
último que satisfaga el estándar perfecto de un Dios justo. Por lo
tanto, cuarenta
años después, Dios hizo un Segundo Pacto con ellos
(Deuteronomio
29:1),
en el que Dios mismo hizo juramento de hacer todo lo necesario para
hacer que fueran Su pueblo.
Le dijo a Moisés que reuniera a todas las personas ante Él
(incluidos los extranjeros), y leemos en Deuteronomio
29:12,13,
12
para que entres en el pacto con Yahweh tu Dios, y en su juramento,
que Yahweh tu Dios hace hoy contigo, 13 a fin de que Él pueda
establecerte
hoy como su pueblo y que El sea tu Dios,
tal como te lo ha dicho y como lo juró a tus padres Abraham, Isaac y
Jacob.
Este
Segundo Pacto en las llanuras de Moab difería del Primer Pacto que
se hizo en la base del monte Horeb. El Primero fue la promesa del
hombre a Dios; el Segundo fue la promesa de Dios al hombre. El Primer
Pacto podría hacer que la gente de Israel pueblo Dios sólo si eran
verdaderamente obedientes; pero ese Pacto no funcionó, porque “todos
pecaron”
(Romanos
3:23)
y “no
hay justo, ni aun uno”
(Romanos
3:10).
Así que Dios hizo un Segundo Pacto, una que era seguro que
funcionaría, ya
que se basó exclusivamente en la capacidad de Dios para mantener Su
voto, y no en la capacidad de los hombres para mantener sus votos.
Este Segundo Pacto, dijo Moisés, era como el que se había hecho
anteriormente con “Abraham,
Isaac y Jacob”.
Dios había hecho promesas y votos a ellos también.
La
promesa de Dios a Abraham fue que iba a ser una bendición para
“todas
las familias de la tierra”
(Génesis
12:3).
Hechos
3:25,26
interpreta “bendición” en el sentido de que Dios los volvería
de sus malos caminos. Por lo tanto, Dios prometió que la “semilla”
de Abraham iba provocar el arrepentimiento en todo el mundo, y Dios
tomó la responsabilidad personal (por Su juramento) de asegurarse de
que esto fuera a tener lugar efectivamente.
Así
nos encontramos con que Dios
incluyó a los extranjeros que no eran israelitas en Su gran
juramento,
la multitud que había salido de Egipto con los que eran hijos de
Israel por línea de sangre (Éxodo
12:38).
El alcance mundial de la bendición que fue prometida a Abraham se
actualizó y se definió más específicamente en Deuteronomio
29:14,15,
14
Ahora, no solamente con vosotros estoy haciendo este pacto y este
juramento, 15 sino también con los que están aquí hoy con nosotros
en la presencia de Yahweh nuestro Dios y con los que no están aquí
hoy con nosotros.
El
Pacto y el juramento de Dios, entonces, se estaban realizando con
toda la Tierra, o con todas las familias y las naciones. Por esta
razón, la Cuarta Copa (de alabanza) se aplazó hasta la época de la
gran reunión, cuando Jesús la beba con Su pueblo en el Reino. Esa
copa profetizaba del día en que Dios cumpliría Su juramento, el
Nuevo Pacto en Su sangre, con el cual prometió convertir a todos los
hombres a Sí mismo, para que sean Su pueblo, y para ser su Dios.
Para lograr
esto, debe perfeccionar a todos. Incluso si todos los hombres
juraran obediencia y proclamaran su fe en Jesucristo, esto sólo
lograría ser como las buenas intenciones del voto de obediencia de
Israel en el Monte Horeb. Tales votos de los hombres en realidad no
les hacen pueblo de Dios, al menos no en el más amplio sentido del
propósito final de Dios.
La
Copa de Alabanza se cumplirá sólo cuando los hombres lo alaben
verdaderamente. Pero la alabanza que está manchada por los ídolos
en el corazón y por motivos y comportamiento imperfectos nunca
puede satisfacer a Dios, ni puede cumplir con la intención y el
propósito de Dios para todas las naciones. La alabanza es totalmente
aceptable a Dios sólo cuando se trata de un “sacrificio” que se
ofrece con un corazón puro, que es, de alguien que ha sido
transformado completamente a la imagen de Cristo (Traductor:
De ahí que la alabanza que sea hace antes del cruce del Jordán, que
marca la muerte a la carne, es falaz, ineficaz e inaceptable para
Dios, aunque no lo sepamos. Sólo cuando la incredulidad es vencida y
todos los ídolos han sido quebrados, la alabanza será una verdadera
expresión de gratitud que nos producirá gozo y liberación. Dios
quiere corazones rasgados, no vestidos rasgados. Dios no acepta
alabanza de un corazón de doble ánimo).
Dios no abandonará Su trabajo hasta que todos los hombres que han
vivido alguna vez lo alaben por completo. Porque Dios todavía no ha
alcanzado ese objetivo (excepto en la medida en que es una certeza
divina), Jesús postergó la Cuarta Copa hasta que un día futuro. En
esencia, las originales cuatro copas de vino de la comunión
profetizaban del Plan Divino, comenzando con nuestra liberación de
la casa de servidumbre hasta el día en que todas las cosas están
bajo los pies de Cristo y todo se restaure a Él. Sin embargo, debido
a que el Plan Divino aún no se ha completado, hemos participado de
una comunión parcial durante la Edad de Pentecostés.
Etiquetas: Serie Enseñanza
Categoría: Enseñanzas
Dr. Stephen Jones
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Agradecemos cualquier comentario respetuoso y lo agradecemos aún más si no son anónimos. Los comentarios anónimos no serán respondidos.