VOLUNTADES UNIDAS EN LA CUMBRE DEL AMOR, Watchman Nee


Cuando el creyente experimenta la obra de la Cruz de una manera completa, llega a una vida pura en la cual todo es para Dios, todo está en Dios, y Dios está en todo. No queda nada para el yo. Hasta el deseo de ser feliz desaparece. El amor propio muere y el único objetivo de su vida es hacer la voluntad de Dios. En tanto que Dios esté complacido, lo demás no importa. Su único objetivo es obedecer a Dios independientemente de lo que sienta. Esta es una vida pura. Aunque Dios le dé paz, bienestar y gozo, él no disfruta estas cosas con el fin de satisfacer sus deseos; todo lo ve desde la perspectiva de Dios. Su vida anímica terminó. Dios le da una vida espiritual que es pura, sosegada, verdadera y que depende de la fe. Dios lo destruyó, pero El mismo lo restableció. Todo lo anímico fue destruido, y lo espiritual es edificado.

Por gentileza de  Rafael Restrepo

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