PRIMERA DE CORINTIOS 6 (1): Responsabilidad de Jueces, Dr. Stephen E. Jones


17/03/2017



Pablo usó el caso del creyente inmoral como un trampolín para enseñar a la iglesia acerca de su deber y responsabilidad de aprender el arte del justo juicio. 1 Corintios 6: 1 dice,

1 ¿Alguno de vosotros, cuando tiene un caso en contra de su vecino, se atreve a ir a juicio delante de los injustos, y no delante de los santos?

La pregunta era retórica, porque la respuesta era obvia. Era absurdo que los cristianos esperasen justo juicio de los tribunales de justicia de la ciudad. Aún así, algunos en la iglesia pueden haber recomendado hacer eso, en vista de la negativa de la iglesia para hacer frente al problema del incesto. Pablo había dado a entender anteriormente en 1 Corintios 5:1 que el incesto era ilegal entre los griegos. Presumiblemente, un tribunal griego condenaría este tipo de comportamiento.

Pablo estaba preocupado de que este tipo de litigios sólo serviría para mostrar a la ciudad que los cristianos eran poco mejor que los paganos en cuanto a la moral se refiere. Demostraría que los cristianos anímicos no eran diferentes de los paganos anímicos. En segundo lugar, supondría demostrar a los incrédulos que el Reino que se predicaba no ofrecía gobierno piadoso o tribunales piadosos, porque acudir a los jueces impíos era admitir que estos eran preferibles a los jueces del Reino. Tal situación era una vergüenza para Pablo.


Los santos juzgarán al mundo
Pablo continúa en 1 Corintios 6: 2,

2 ¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo es juzgado por vosotros, ¿no sois competentes para constituir los tribunales más pequeños [más bajos]?

Aquí Pablo se refiere a la profecía de Daniel 7:22, cuando "llegó el tiempo cuando los santos tomaron posesión del reino". Por otra parte, Daniel 7:27 dice,

27 Y la soberanía, el dominio y la grandeza de todos los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo; su reino será un reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán.

Un rey era considerado como el más alto juez en el reino, pero en los reinos más grandes, había muchos tribunales inferiores, donde eran habilitados jueces para juzgar las controversias entre las personas. En el Reino de Dios, Jesucristo es el Rey y la última instancia de apelación, pero los vencedores están llamados a gobernar con Él. Los vencedores, entonces, deben conocer las Leyes del Reino, no sólo para cumplirlas, sino también para juzgar a las personas cuando se violen esas leyes. Cada vez que se viola una ley, se pisotean los derechos de alguien. Si las personas no pueden resolver sus propios conflictos, tienen que ser capaces de apelar su caso a un oficial de la corte, donde un juez pueda resolver esos casos.

Así que Pablo dice, "los santos han de juzgar al mundo". Por esta razón, se sorprende que la iglesia en Corinto no fuera lo suficientemente competente para establecer incluso la corte más baja, bajo el cielo. Sin embargo, incluso si hubieran sido capaces de establecer un tribunal de iglesia, esto no era una garantía de que se siguiera el procedimiento adecuado que se expone en Mateo 18:15-20.

Por otra parte, Pablo les había acusado ya de ser anímicos, por lo que corrían el riesgo de juzgar por las apariencias, más que por la revelación que viene a través del hombre espiritual. No sabemos cuánto tiempo Pablo había pasado en su formación para juzgar al mundo con justicia; sin duda, él ya les había enseñado mediante la Ley y los Profetas, y él parece sorprendido de que la iglesia fuera incapaz de juzgar el caso que nos ocupa. Pero, sin embargo, dieciocho meses después de la enseñanza parecen insuficientes para capacitar a los jueces justos. La iglesia estaba todavía sin preparación.

La deficiencia de Corinto, sin embargo, se ha convertido en nuestra bendición, ya que cuando Pablo se vio obligado a escribir sobre ella, dio instrucciones a muchas generaciones futuras de creyentes también. Los santos que conocen la Ley son capaces de evitar el pecado; primero por enseñar a la gente lo que es pecado. Juan nos dice que "el pecado es infracción de la ley" (1 Juan 3:4 KJV). Si la gente sabe lo que viola la naturaleza de Dios y lo que viola los derechos de sus vecinos, entonces ellos están mejor equipados para ser más como Cristo y para no hacer daño a los demás. En segundo lugar, los que tienen una mayor comprensión de la ley son capaces de aconsejar a otros en sus disputas. En tercer lugar, aquellos que sobresalen en su conocimiento y comprensión de la Ley, combinado con la capacidad de guiar por su espíritu, en lugar de su alma, se podrán llamar para gobernar y reinar con Cristo como vencedores en el siglo venidero. Tales creyentes viven una vida ejemplar, porque la Ley está escrita en sus corazones, y también son capaces de instruir a otros en los caminos de Dios. Si es necesario, son capaces de juzgar las controversias, emitiendo veredictos de acuerdo con la mente de Cristo.

Por desgracia, la mayoría de los cristianos hoy en día no están preparados y están mal equipados para juzgar al mundo, porque han seguido el ejemplo de la iglesia de Corinto. No muchas iglesias permiten a sabiendas inmoralidad en la iglesia, pero (1) tienden a carecer de la enseñanza acerca de la diferencia entre el alma y el espíritu, y (2) piensan que la Ley no es espiritual, por lo que no la enseñan a la gente.


¿No juzgues?
Algunos juzgan injustamente, es decir, por el poder del alma, mientras que otros se niegan a juzgar en absoluto, citando las palabras de Jesús en Mateo 7:1, "No juzguéis, para que no seáis juzgados". Pablo, obviamente, no tomó las palabras de Jesús como una prohibición de juzgar. Jesús estaba advirtiendo a las personas que van a ser juzgadas con el mismo estándar de medir con el que juzgan a los demás (Mateo 7:2).

Ese fue el punto de su declaración. Él advirtió sobre el juicio inicuo. Se refería a la Ley de Igualdad de Pesos y Medidas de Levítico 19:35,36. Se le recuerda a la gente también que la Ley se aplica igualmente al juez, así como las personas que están siendo juzgadas (Números 15:15,16). Cualquier persona que juzga de acuerdo a su propia alma será juzgada por el mismo estándar de medida. Por lo tanto, la única manera segura de juzgar es por el espíritu de uno, que a su vez es guiado por el Espíritu Santo.

Según el estándar de Dios, no muchos creyentes están calificados para juzgar a los demás. Por desgracia, juzgamos de todos modos, porque todos debemos juzgar, discernir, decidir, y forman opiniones y creencias a diario. La verdadera pregunta es si esas decisiones y creencias son verdades espirituales o simplemente la opinión del alma (tradiciones de los hombres).

También es importante desarrollar la capacidad de investigar las enseñanzas de los hombres sin decidir demasiado rápido lo que es verdad y lo que no lo es. Todo el mundo tiene un cierto nivel de verdad, por lo que debemos tener la capacidad de discernir qué partes son verdaderas y cuáles no lo son. A menudo, esto lleva tiempo, especialmente durante la investigación de ciertos temas que son nuevos o desconocidos para nosotros.

Por esta razón, Pablo dijo a la iglesia en 1 Corintios 4:5, "no juzguéis nada antes de tiempo, sino esperad hasta que venga el Señor". Cuando Él "venga" con la luz de la revelación, la percibirá a través de su espíritu, entonces usted será capaz de juzgar o discernir la verdad.


Juzgar a los ángeles
Luego Pablo dice en 1 Corintios 6:3,

3 ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¡Cuánto más las cosas de esta vida!

Pablo no trata de explicar su declaración. Parece que ya les enseño esto en la iglesia, por lo que no siente la necesidad de explicarlo más a fondo. Sin embargo, es posible reconstruir algunas de las enseñanzas de Pablo, si entendemos las mismas Escrituras que Pablo entendió.

En primer lugar, es importante saber que los ángeles son mensajeros. Los mensajeros pueden ser terrenales o celestiales. La manera en que Pablo usa el término aquí es en el sentido de un ser celestial o espiritual, ¿por que se requeriría a la iglesia juzgar mensajeros terrenales? Además, dice, "¿Cuánto más las cosas de esta vida", como para mostrar un contraste con la vida en la era por venir. El juicio del que habla, entonces, es un juicio futuro.

En segundo lugar, es evidente que los ángeles piadosos no necesitan ser juzgados. Por lo tanto, sólo puede referirse a los ángeles que han pecado. Estos sólo pueden ser los ángeles a que se refiere 2 Pedro 2:4,

4 Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno [lit. "confinados en el Tártaro"] los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio ...
El Tártaro no es lo mismo que "el infierno". Véase el capítulo 1 de mi libro, Las Sentencias de la Ley Divina (en castellano: http://josemariaarmesto.blogspot.com.es/2015/07/libro-las-sentencias-de-la-ley-divina.html). Una vez más, leamos las palabras del hermano terrenal de Jesús en Judas 6,

6 Y a los ángeles que no guardaron su propio dominio, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado en prisiones eternas, bajo tinieblas para el juicio del gran día.

Si estos ángeles pecaron antes de Adán o sólo más tarde en Génesis 6:2 es una cuestión de opinión teológica y está fuera de nuestro alcance actual. Podemos decir con certeza que "hemos de juzgar a los ángeles", y que esto ocurrirá en "el juicio del gran día" -sin duda el juicio del Gran Trono Blanco de Apocalipsis 20:11. En la actualidad, la información acerca de su pecado, y de las circunstancias implicadas, es incompleta. La verdad total aún no ha sido revelada. El pecado o pecados serán revelados claramente en el momento del juicio, cuando todas las cosas se conocerán a fondo.


Mientras tanto, Pablo le dice a la iglesia, tenemos que prepararnos para juzgar no sólo el mundo, sino también a los ángeles que pecaron. Tal preparación es principalmente de dos tipos: aprender a ser guiados por el "hombre nuevo" del espíritu; y aprender la Palabra de Dios, incluyendo la Ley, los Profetas, los Salmos, y los escritos de los apóstoles del Nuevo Pacto.

Etiquetas: Serie Enseñanza
Categoría: Enseñanzas

Dr. Stephen Jones

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