PRIMERA CORINTIOS 7 (3): El matrimonio y el celibato (Última parte de 3), Dr. Stephen E. Jones


27/03/2017




15 Sin embargo, si el incrédulo se separa, que se separe; el hermano o la hermana no está sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que Dios nos ha llamado a la paz.

Separarse”, en este caso, significa separarse del matrimonio. La incredulidad en sí misma no es una causa para el divorcio. En otras palabras, los creyentes no deben divorciarse de sus cónyuges incrédulos. Pero si el cónyuge infiel no quiere permanecer casado con un creyente, él o ella deben permitir que se vayan. No deben luchar contra él, porque Dios nos ha llamado a la paz. En este caso el divorcio debe concederse, como la Ley Divina permite.

El divorcio no es pecado, a menos que se haga sin causa o por razones frívolas. Además, por supuesto, incluso más allá de las cuestiones legales, debemos ser guiados por el Espíritu en todas las cosas. Si uno actúa dentro de los derechos legales, pero con motivos y guía carnales, en lugar de por la fe, que viene por el oír la voz del Espíritu, todavía es un pecado, porque “todo lo que no proviene de fe, es pecado” (Romanos 14:23).

Pablo continúa en 1 Corintios 7:16,17,

16 Porque, ¿qué sabes tú, oh mujer, si salvarás a tu marido? O, ¿qué sabes, oh marido, si salvarás a tu mujer? 17 Y esto, según el Señor ha asignado a cada uno, y según Dios llamó a cada uno, de esta manera se comporte. Y así lo ordeno en todas las iglesias.

En otras palabras, el consejo de Pablo era que un matrimonio entre un creyente y un incrédulo era una oportunidad para que el cónyuge creyente manifestara a Cristo al otro y por lo tanto tal vez él o ella se savaran.

La dirección del Espíritu se aborda en el versículo 17, con la frase, como el Señor ha asignado a cada uno, refiriéndose al plan divino único para cada persona. Es único porque Dios ha llamado a cada uno a un camino único. No hay dos personas que sean totalmente iguales, por lo que todos deben tener cuidado de no juzgar a los demás por el camino diferente que Dios ha elegido para ellos.

Esta es la directiva de Pablo, no sólo para la iglesia de Corinto, sino para todas las iglesias.

Pablo luego se vuelve a cuestiones relacionadas con respecto a los diversos caminos y llamados que Dios ha dado a la gente. Los judios vienen a Cristo después de haber sido circuncidados, mientras que los griegos vienen a Cristo en la incircuncisión. Algunos vienen a Cristo como esclavos, otros como hombres libres. Algunos vienen a Cristo después de que se casaron, otros como solteros. Cuando una persona viene a Cristo, la situación cambia, y la persona debe entonces seguir la dirección del Espíritu de acuerdo con el estado en el que él o ella estaba en ese momento en el tiempo.

Etiquetas: Serie Enseñanza
Categoría: Enseñanzas

Dr. Stephen Jones

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