ADMINISTRADOR:
Leímos este magnífico libro en los primeros años de nuestra andadura por el Camino. En nuestra experiencia personal, al menos, la alabanza pareció no funcionar hasta que nuestro corazón estuvo rendido y sometido al Señor; es decir después de cruzar el Jordán. Esto nos hizo entender que alabar no se trata de un talismán curalotodo que podemos usar hipócritamente para que Dios nos saque de los apuros. La alabanza o gratitud es el antídoto contra la queja o murmuración cuyo resultado será el gozo, pero ha de aplicarse cuando hemos vencido previamente la incredulidad o temor, con el antídoto de la quietud, lo que produce la paz. Sobre esta base de la paz en el corazón, resultado de la rendición a Dios, entonces sí aplica la alabanza.
Les deseamos que disfruten de este muy buen libro.
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