¿"NI HOMBRE NI MUJER" EN EL GOBIERNO?, Leon Eliyah





EL GOBIERNO DE DIOS- LAS MUJERES EN EL CUERPO DE CRISTO

La mujer es más segura cuando está cubierta


"NI HOMBRE NI MUJER"


En el Cuerpo de Cristo, muchas cosas que son verdad en el Cielo están representadas en la Tierra. El Cuerpo de Cristo no es una entidad temporal -una entidad de espacio y tiempo que espera tener un futuro eterno. El Cuerpo de Cristo es "eterno" en el tiempo, y como tal, la intención de Dios para el Cuerpo de Cristo es darnos a conocer, mientras estamos aquí, las cosas del Cielo. Una de las grandes cosas del Cielo de que Dios quiere que seamos conscientes, es la ausencia de competencia entre los personajes de la divinidad. Las Escrituras representan para nosotros la divinidad en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Ahora vemos en esta presentación de Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres atributos o las tres presentaciones de Dios a la humanidad. Tenga en cuenta que los misterios del Cielo, cuando se revelan a la Tierra, se revelan de una manera tal que podamos verlos y entenderlos, pero es muy poco probable que la magnitud de estos misterios esté destinada a ser conocida por nosotros, mientras estamos aquí en la Tierra. Así que ahora vemos "como en un espejo, oscuramente", pero un día veremos cara a cara. Ahora sabemos en parte y hablamos lo que sabemos, así, hablamos en parte; pero llegará un momento diferente en esta Tierra y diferente en el tiempo que lo que sepamos será completo y entonces las lagunas que tenemos en nuestro conocimiento se habrán llenado ("ahora vemos un reflejo pobre como en un espejo; entonces veremos cara a cara Ahora conozco en parte;... Pero entonces conoceré plenamente, como soy conocido" - 1ª Corintios 13: 12).

Una de las razones por las cuales Dios no nos dice todo lo que de otro modo se puede decir, es porque no tenemos capacidad para comprender todo lo que Dios nos podría decir. Te voy a dar un ejemplo: ¿Cómo es posible que el Espíritu Santo, el mismo exacto Espíritu Santo, habite plenamente en ti y en mí y en cien millones de otros de nosotros aquí en la Tierra al mismo tiempo? Entonces, ¿es cierto que lo hace, no una pieza, no una astilla, no una chispa, sino que la plenitud de Dios, el Espíritu, puede habitar en ti, y en mí y otros cien millones de los que estamos aquí al mismo tiempo? ¿Es eso cierto? Sí, es verdad. Sí, la evidencia de Su presencia es innegable en ese sentido. ¿Pero es esto matemáticamente posible? La respuesta es no; no es matemáticamente posible, porque no estamos hablando de "clones" del Espíritu Santo, o repeticiones del Espíritu Santo, estamos hablando de la persona auténtica, completa del Espíritu Santo, Él mismo, en toda Su divinidad, que vive dentro de ti y que vive dentro de mí. Por lo que hay misterios del Cielo que no entendemos del todo, pero que son verdaderos y los estamos tocando, que incluso estamos experimentándolos, pero que no tenemos ninguna explicación para ellos. Un día se dará la explicación, pero sí, requerirá un cambio en nuestra situación y un cambio en nuestra naturaleza, tal vez incluso un cambio en nuestro lugar.

Así que no es que Dios esté manteniendo las cosas en secreto para nosotros, es nuestra capacidad de entender lo que limita lo que se nos puede mostrar. Es Su placer mostrarnos el Reino, para dárnoslo a nosotros con Él. 

Una de las tareas más difíciles que enfrenta el Cuerpo de Cristo es ver como Dios ve. La manera en que Dios ve no es competitiva. Dios no ve las cosas de forma competitiva, porque es Dios. ¿Quién puede competir con Dios? El Padre ha enviado al Hijo para que el Hijo sea glorificado en la voluntad del Padre. Y el Hijo vino para glorificar al Padre. Hasta Su regreso, el Hijo envió al Espíritu, el poderoso Espíritu Santo, que se cernía (empollaba, incubaba) sobre la faz del abismo sin forma, justo antes de que Dios hablara desde el Cielo y creara todo lo que ahora conocemos como la Creación. Así, siempre ha sido la intención de Dios servir a Dios. El Espíritu Santo viene a servir a Jesús, Jesús viene a servir al Padre; el Padre glorifica al Hijo, el Hijo glorifica al Espíritu, o al menos el Hijo hace que sea muy claro que no tolerará que nadie transgreda el carácter sagrado del Espíritu Santo. Los seres humanos tienen mucho que aprender del Dios vivo. Nos acercamos a las cosas bíblicas compitiendo y cuando lo hacemos, nos encontramos entrando con el pie equivocado.

He aquí una pregunta: ¿Pueden las mujeres ser apóstoles, pueden las mujeres ser profetas, pueden las mujeres ser evangelistas, pueden las mujeres ser pastores, pueden las mujeres ser maestros?

Hay una distinción en las Escrituras entre "estar en el oficio (la oficina)" y "hacer el trabajo"- hay gobiernos y ayudas

¿Una mujer puede hacer el trabajo de un apóstol? Y la respuesta es sí. Una mujer puede hacer el trabajo de un profeta? La respuesta es sí. Una mujer puede hacer el trabajo de un evangelista? Sí. ¿Puede ella hacer el trabajo de un pastor? Sí. Sin embargo, ¿puede una mujer "ser" un apóstol? La respuesta es no. ¿Un profeta? No. ¿Un evangelista? ¿Un pastor? ¿Un maestro? No. 

¿Cuál es la diferencia, entonces, entre los "gobiernos" y las "ayudas"? Una mujer puede, como cualquier otro miembro del Cuerpo de Cristo -hombre o mujer- hacer el trabajo de un evangelista, o un apóstol o un profeta porque el equipamiento que recibe le permite funcionar como tal, pero funciona dentro de la medida de su propio llamado. La distinción entre "oficio" y "función" es la distinción entre "gobierno" y "ayuda". Los ''gobiernos" llevan una unción que es responsable del resultado. En otras palabras, es un peso que se pone sobre usted cuando entra en el "gobierno", que no se pone en usted cuando está haciendo el trabajo. Cuando usted está haciendo el trabajo, usted es libre de hacer el trabajo. Cuando forma parte del gobierno, es responsable de la impartición.

Ahora bien, si Dios hubiera escogido impartir a través de una mujer en el oficio de un apóstol, no tengo nada en contra de eso en absoluto, pero Dios no escogió hacer eso y hay una razón por la cual no lo hizo. En el Reino, las cosas del Cielo se reflejan en las contrapartes terrestres. La mujer, en el concepto de las cosas del Cielo, representa la esposa de Cristo y el hombre representa a Cristo

Ahora, cuando se ve el asunto de forma competitiva, se cita esta Escritura y se dice: "Todos somos hijos de Dios" (Gálatas 3: 26). "Todos ustedes son hijos de Dios mediante la fe en Jesucristo, porque todos los que han sido bautizados en Cristo de Cristo se han revestido. No hay ni judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Si vosotros pertenecéis a Cristo, descendencia de Abraham sois y herederos según la promesa" -Gálatas 3: 26-29). Podrían seguir, y podrían ir más adelante, así que el argumento típicamente es, '"Todos somos hijos", no hay ''ni hombre ni mujer''; por tanto, si un hombre puede ser un apóstol, una mujer también puede ser un apóstol'. Y luego hay algunos que quieren ser, que parecen ser, "sin complejos o desinhibidos" de alguna manera, por lo que sus argumentos son esencialmente los argumentos populares. Ellos dirán: "Bueno, mi mujer es una mujer, mi hija es una mujer y mi madre es una mujer, para que puedan ser lo que quieran ser". Bueno, eso es un argumento sin sentido y apenas es una comprensión del pasaje.

La pregunta es: ¿Hay momentos en los que somos hombres y mujeres, cuando Dios reconoce que somos hombres y mujeres? ¿Hay algunas audiencias para las que sea relevante que seamos hombres y mujeres? El mismo tipo que dice: "Pero mi madre es una mujer, mi mujer es una mujer y mi hija ..." deberá reconocer que hay momentos en los que no sólo es relevante, sino incluso necesario, porque un hombre, después de todo, no podría ser su madre o su esposa o su hija. Eso no es un argumento, es una observación, pero es una incongruencia, ya que no se conecta -la prueba se conecta con el argumento como una función de la prueba. Hay momentos, entonces, en que es importante diferenciar "macho" y "hembra"

Veamos cuando no es importante que seamos "macho" y "hembra" y vamos a ver cuando es importante que usted sea "masculino" o "femenino". Cuando se considera la cuestión de su filiación a Dios no es importante que usted sea "masculino" o "femenino". Cuando se considera la cuestión de su herencia -herencia ante de Dios-, no es importante que usted sea "masculino" o "femenino". Cuando se trata de este tipo de cuestiones legales, tales como su posición ante la Ley, no debe importar la cuestión de ser "masculino" o "femenino". Cuando se trata de ser compensado por "como" se trabaja, no debería importar ser "masculino" o "femenino".

Pero es negar lo obvio decir que no hay momentos en que es igual de importante que reconozcamos que somos "masculinos" o "femeninos". Cuando se trata del diablo -su enemigo- sí importa de una manera más básica ser "masculino" o "femenino", porque, como ven, el demonio está librando una guerra contra Dios. Pero el diablo está limitado en sus actividades por el "orden" que Dios ha establecido. El diablo debe observar las estructuras de Dios, de lo contrario, Dios lo destruiría. Debe observar las reglas, porque Dios ha determinado las reglas. Una de las formas en que el Cuerpo de Cristo se asemeja a un paradigma del Cielo, y por lo tanto es una entidad eterna en el tiempo, es en materia de "gobierno" y "orden". Necesitamos "gobierno" y necesitamos "orden" porque tenemos un enemigo que está obligado a respetar el orden de Dios y honrar el gobierno de Dios. Ahora bien, el fin del gobierno de Dios es para el beneficio y la protección de los que están bajo Su gobierno. Cuando dice, "Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite", es porque hay alguien que puede perturbar su paz, en ausencia de Su [de Dios] gobierno, ese alguien es el diablo. ("Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrá fin, reinará en el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre El celo de ... Yahweh de los ejércitos hará esto"- Isaías 9: 7).

Ahora el orden que Dios ha establecido contempla este hecho: que vis-à-vis con el diablo, "macho" y "hembra" son igualmente vulnerables. El hecho de que usted sea un hombre no quiere decir que usted disfrute de un estatus especial y capacidad de resistir a Satanás. Usted es tan vulnerable como una mujer lo sería. Pero el gobierno de Dios -cuando se está bajo él- tiene con él una disposición, Dios lo ha configurado de tal manera, que permite al hombre, que el hombre tiene la facultad de actuar, para la protección y beneficio de la mujer, como una forma de mostrar a todos los humanos -que son igualmente débiles frente al demonio- como Cristo, el cual se tipifica por el hombre, actúa en nombre del Cuerpo de Cristo, que se tipifica por la mujer. El valor de este paradigma celestial es el que permite que confiemos en que no podemos ser vencidos por el enemigo porque Dios es por nosotros. "El que está en nosotros es mayor que el que está en el mundo", ¿y cómo sabemos eso? ("Vosotros, queridos hijos, sois de Dios y le habéis vencido, porque el que está en vosotros es mayor que el que está en el mundo". - 1ª Juan 4: 4). Porque Él ha establecido una forma de orden en la que Él nos ha instruido, por esta forma de orden, Él actuará en beneficio de aquellos que ponen su confianza en Él, ya que darle a un hombre mayor autoridad que a una mujer en el trato con el demonio, instruye al hombre que Cristo, que es más grande, y tiene toda autoridad en el Cielo y en la Tierra, va a actuar en nuestro nombre.

Así que, aunque el hombre es igual a la mujer en términos de filiación; en términos de gobierno, el papel del hombre está diseñado para proteger a la mujer de los ataques del enemigo, que es un momento en el que es importante que usted sea "masculino" o "femenino". Así, mientras que este pasaje dice que no somos ni hombre ni mujer es relevante para la cuestión de nuestra filiación; no es relevante para la cuestión de nuestra autoridad, vis-à-vis con el diablo. Eso es un lugar totalmente diferente. Así que no hay que usar la Escritura para decir: "Ya que todos somos hijos, todos, por lo tanto, podemos ser cualquier cosa, lo que un hombre pueda ser, una mujer puede serlo- es decir, que no hay momentos en los que importe que seamos "hombre" o "mujer", porque una vez que usted es un hijo de Dios, usted es 'masculino'". 

Ahora vamos a seguir por un momento, porque a veces hay cosas grandes y ocultas que pasan de nosotros porque estamos muy ocupados y centrados en un objetivo particular. Note que dice que somos "hijos", no que somos ni masculinos ni femeninos. Todos somos hijos de Dios, no que somos hombres o mujeres. El uso del término, "hijos" es, pues, aparte del concepto de "masculino" o "femenino". Normalmente, cuando se hablaba de los ''hijos", se está hablando de los hombres, pero en este caso, cuando se habla de la filiación a Dios, usted no está hablando de hombre o mujer, por lo que no todos se convierten en machos, sino que todos se convierten en "hijos", porque la filiación no está definida en términos de masculinidad o feminidad.

Tal como no se puede decir, "Como hijo de Dios, ya no debo ser considerada como una hembra", no se puede decir "Como hijo de Dios ya no debo ser considerado como un hombre". Porque dice, "ni hombre ni mujer''. Ahora "no" significa "no". "Ni hombre ni mujer, ni judío ni griego". Entonces no debemos desear ser judíos más de lo que deseamos ser griegos, porque nuestra filiación no es relevante para nuestros orígenes naturales. No es de mayor relevancia para nuestro género, nuestros orígenes nacionales o nuestra situación económica: "ni ricos ni pobres" …; si se quiere "esclavos ni libres". Así, nuestra filiación no es relevante con respecto a ninguna de las incidencias comunes a nuestra humanidad y la pregunta es: ¿por qué? La respuesta es muy simple: Dios no es el padre de nuestra humanidad, Él es el padre de nuestros espíritus y nuestra filiación en Él se ha de considerar aparte de cualquiera de las incidencias que describen nuestra humanidad.

¿Pero somos hombres y mujeres? 

Tuve un hombre que una vez me dijo: "Bueno, ya ves, ya que no somos hombres y mujeres, todos pueden ser apóstoles, hombres y mujeres pueden ser apóstoles". Y yo dije: "Muy bien, ¿hasta qué punto está usted dispuesto a llevar a la irrelevancia la masculinidad y la feminidad?" y él dijo: "Bueno, se dice en la Biblia, que no somos 'ni hombre ni mujer'". Y yo dije: "Bueno, permítame hacerle algunas preguntas y ver hasta dónde está dispuesto a ir. ¿Tiene usted una esposa?" Y él dijo: "Sí". Le dije: "Esto es puramente hipotético, por lo que trátelo como tal". (Yo conocía al hombre y conocía a su esposa). Le dije: "Supongamos que mi esposa consiente esto, y que yo soy libre de decirle a su esposa, al igual que yo sería libre para decirle a usted como mi hermano en el Señor, como un hermano a otro, vamos a ir a cenar esta noche a un restaurante tranquilo, sólo para tener comunión. Si tuviera que decirle a usted: Permitiría usted (hablo al hombre) que usted y yo fuéramos cenar a un restaurante tranquilo esta noche y simplemente pasar un buen compañerismo. ¿Se opondría a eso?" Y él dijo: "No, por supuesto que no". Y le dije: "Ahora bien, puesto que está diciendo que su esposa es un varón y por lo tanto mi hermano en el Señor, soy libre, si mi esposa lo permitiría y suponiendo que yo quisiera alguna vez hacer eso, que yo no lo quiero, pero suponiendo que soy libre de decirle a su esposa como un hermano a otro, 'vamos a ir a un restaurante tranquilo y cenar esta noche?'" "Él vio la trampa, pero en lugar de cambiar, dijo, "Bueno, si ella va a ir contigo, seguro". Y le dije: "Entonces eso es lo que hizo Adán ... eso es lo que hizo Adán. Estaba con ella, pero le permitió hablar con el diablo".

Dios le había puesto para que se interpusiera entre ella y el diablo. La mujer, según la imagen de las cosas del Cielo, no es sólo una mujer. Ella representa a la esposa de Cristo. Ella representa los intereses que el Cielo tiene en la humanidad, reunidos juntos. El diablo, que se opone a nosotros, es más fuerte que cualquier ser humano, varón o hembra, y sólo está restringido por la orden del gobierno de Dios que Dios ha establecido. Debido a que se resiste a ese orden, no que se resista a nosotros, él se resiste a Dios que creó ese orden y no va a hacer eso. Si Adán hubiera permanecido entre Satanás y Eva la historia habría salido de forma diferente. Dios no pone a la mujer en un lugar de autoridad sobre el hombre, debido a que en ese lugar de autoridad la sometería a los ataques.

Ahora bien, esto no tiene nada que ver con una mujer que sea su jefe -esto es, en el mundo no en el Reino-. En el Reino, el orden de Dios es para protegernos y defendernos contra el enemigo. En todo lo que no sea el Reino, una mujer puede ser su jefe y puede tener que rendir cuentas a una mujer.

Una mujer que profetiza, con un muy buen don de profecía, puede profetizar mejor que un hombre o de manera más competente que un hombre, pero ella no se convierte en un profeta -ella profetiza. La suya es la operación del don de "ayuda", no el don de "gobierno". No es lo bien que puedes profetizar lo que te convierte en un profeta. Se trata de si la gracia para impartir la confianza de que se puede escuchar a Dios, le ha sido dada por Dios o no, por medio del Espíritu Santo, para la Iglesia. Esa es la diferencia. Eso conlleva la responsabilidad de ser corregidos y tal vez incluso a veces corregidos públicamente. Dios no permitirá que una mujer sea corregida públicamente y Dios no va a permitir que una mujer sea corregida por otro hombre. Si ella debe ser corregida, debe ser corregida por un marido o el que tenga autoridad para velar por su alma, si ella no es una mujer casada. Esa es la función de su padre espiritual. Esto plantea una serie de preguntas relativas a quién debe ser el que vela por el alma de otro. Lo dejaremos para otra discusión, pero de hecho, es una discusión relevante.

Estas cosas fueron dichas para ayudar a poner orden y claridad en el gobierno de Dios. Ahora, si siguen adelante en la comprensión de estas cosas, tengo la esperanza de que van a andar en la paz y el buen orden del glorioso Reino de Dios, que estaba destinado a rescatarnos del control del enemigo y presentarnos sin mancha hasta la venida de nuestro Señor.

La gracia, la paz, la misericordia y el amor.


Elías León


Referencias de las Escrituras:

1ª Corintios 13: 12
Gálatas 3: 26-29
Isaías 9: 7
1ª Juan 4: 4


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