¿AMAR O CEDER AL CHANTAJE EMOCIONAL? Administrador (José)





Amar no es ceder a los chantajes emocionales del amor propio (nos amamos a nosotros mismos y no a los otros, cuando consentimos a lo que no debemos, para que no se enfaden ...); ni a los afectos naturales a cónyuges, hijos, familiares o amigos, que no son conformes al corazón de Dios; ni a la intimidación de personas o de circunstancias difíciles, que pretendan empujarnos a obrar carnalmente.


Amar verdaderamente es consentir, aún a pesar del dolor, que el pródigo, sea quien sea, salga de la casa si eso quiere, manteniéndonos firmes en nuestra postura de acuerdo, de amén, con Dios. Es esperar, aun en medio del profundo dolor y del anhelo ardiente de su regreso, a que coseche el fruto pleno de su despropósito, hasta que vuelva en sí y regrese a donde se le espera con los brazos abiertos. Pero, eso sí, en los términos de Dios y no en los suyos.


Si cedemos ante los falsos arrepentimientos de lágrimas de cocodrilo por el sufrimiento que esté atravesando, mientras su corazón aún se niega a confesar: “Padre, he pecado contra el Cielo y contra ti”, solo abortaremos en proceso disciplinario y de quebrantamiento del Espíritu Santo, prolongando la agonía de aquel a quien amamos, y la nuestra también.


No exijamos menos de un arrepentimiento completo y sin excusas antes de abrir nuestros brazos. El que está verdaderamente arrepentido vuelve humillado, sin exigencias ni acusaciones, dispuesto a aceptar el puesto de jornalero si es necesario. El Padre del pródigo no salió a encontrarle a medio camino de regreso, lo esperó en la casa, porque arrepentirse es volver al lugar de la caída y recomenzar justo allí (Apo. 2: 5).


Amar verdaderamente, es alinearse del lado de Dios cueste lo que cueste, le pese a quien le pese. Es:

  • Elegir, con Abraham, amar a Isaac sacrificando en el altar de Dios su viejo hombre, en lugar de desobedecer a Dios para “salvarlo” (Génesis 21: 14).

  • Elegir, con Josué, yo y mi casa serviremos al Señor”, aunque vosotros, mis amados, no lo hagáis (Josué 24: 15).

  • Elegir, con el padre del hijo pródigo, permanecer en la casa de la obediencia y la confianza en Dios antes que salir en pos de nuestra persona amada (Lucas 15: 20).

  • Elegir, con Jesús, que mi madre y mis hermanos, son los que se sientan con Él, le escuchan y le obedecen, y son prioritarios a los familiares de la carne (Marcos 3: 34, Lucas 8: 21).

  • Elegir, con los apóstoles, que obedeceremos a Dios antes que a los hombres (Hechos 5: 29).


Este es el amor: obedecer a Dios. ¡Sólo así amamos a los demás! Amor fuera de los parámetros de Dios no es amarlos, sino confundirlos y extraviarlos.


Amemos a Dios antes que a los hombres y Él hará el resto, si quiere.


Juan 14:

15 Si me amáis, guardad mis mandamientos... 21 El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama;



"El chantaje emocional es hechicería".

Déjalo marchar, si es tuyo volverá a ti”.

"Obedecer es amar".


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