Los
Tres Niveles del Desarrollo Espiritual
Cuando
avanzamos en la educación más elevada de este mundo,
uno pasa del grado de Bachiller al de Maestría y al de Doctorado.
Cuando se tiene un doctorado, especialmente en los campos de la salud
física y mental, uno tiene el derecho, y a menudo desea, ser llamado
“Doctor”. El mundo en verdad honra y glorifica lo suyo, a quienes
no se someten a Dios el Creador ni reconocen Su Señorío personal
sobre todo lo que Él ha creado.
¿No es
eso una cuestión de orgullo? Verdaderamente, quienes insisten en ser
reconocidos, respetados y llamados “Doctor” por la sociedad,
toman el paso de usurpar la gloria que en realidad es de Dios, sea
que profesen fe en Él o no. El orgullo es algo que, la Palabra de
Dios declara, Él aborrece y resiste:
“También
ustedes, los jóvenes, muestren respeto ante los ancianos, y todos
ustedes, practiquen el mutuo respeto. Revístanse de humildad,
porque: ‘Dios resiste a los soberbios, pero se muestra favorable a
los humildes’”.
(1 Pedro 5:5 RVC)
Hay tres
niveles de progreso al avanzar en el desarrollo espiritual con
Dios.
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Debemos
señalar que, en el mundo, la educación puede describirse más
exactamente como logros que como avance. En este mundo, el hombre es
glorificado; es honrado y escogido para recibir honor. Sin embargo,
ningún ser humano puede lograr nada sin Dios, sea en este mundo o en
el venidero. Dios reina Supremo sobre todas las cosas en todo tiempo.
Como le dijo Jesús a Pilato, ningún hombre puede recibir nada a
menos que le sea dado de arriba.
Aunque
hablamos de una educación más elevada en el mundo, hay otra
“educación” infinitamente más elevada, de la cual no saben nada
los escolares y promulgadores de la educación de este mundo. El
menor en el Reino de los Cielos es mayor que ellos.
Así
como hay tres niveles de avance en la educación más elevada,
también hay tres
niveles de progreso al
avanzar en el desarrollo
espiritual con Dios. Al usar la palabra “avance,” en
cuanto al reino espiritual, deseo sugerir que el desarrollo
espiritual no es un logro del hombre sino de Dios. En el Reino de
Dios, cuya dimensión esta aquí, aunque no sea de aquí, Jesucristo
es glorificado y recibe la honra.
Por eso
es que constituye una ofensa mucho mayor cuando los hombres se
imaginan que ellos deben ser respetados por algún logro en este
mundo. Cualquier capacidad que hayan tenido para lograr algo no era
intrínsecamente suya ni de su propio ser, sino dada por Dios.
Está
escrito que, en actitud, Nabucodonosor una vez clamó diferir con esa
verdad de la absoluta soberanía de Dios, y determinó que él, por
su propio poder, había logrado el establecimiento de su primer gran
imperio, el cual Dios comparó con la cabeza de oro en la imagen
descrita en el libro de Daniel.
¿Qué
son los doctores comparados con Nabucodonosor? Éste reinó hasta
sobre el último de ellos en sus dominios. Y ¿qué le pasó a él
cuando pretendió jactarse de sí mismo? Fue convertido en una
bestia, lo perdió todo, y vivió en el bosque, comiendo hierba por
un período de tiempo, hasta que Dios determinó restaurarle todo.
Este es el relato de lo que le sucedió:
Nabucodonosor
dijo:
“¡Miren
qué grande es Babilonia! Yo construí esta ciudad con mi poder. ¡La
he hecho capital de mi reino para mostrar lo grande que soy!”
(Daniel 4:30 PDT)
Uno se
arrepiente, se aparta de sí mismo y de su propia importancia y
se vuelve a Dios.
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En el
momento mismo en que salieron las palabras de su boca, una voz del
cielo le habló:
“Este
es el veredicto sobre ti, Rey Nabucodonosor: Tu reino te es quitado.
Serás echado de en medio de los hombres y vivirás con los animales
salvajes. Comerás pasto como un buey. La sentencia es para siete
temporadas, suficiente tiempo para que aprendas que el Dios Altísimo
reina sobre los reinos de los hombres y pone en autoridad a quien Él
quiere”.
(Daniel 4:31-32 - El Mensaje)
Lo que
fue decretado en el Cielo ocurrió enseguida:
“Nabucodonosor
fue echado de en medio de los hombres, comió pasto como buey, y se
bañaba con el rocío del cielo. Le creció el pelo como las plumas
de un águila y sus uñas como las garras de un halcón”.
(Daniel 4:33 - El Mensaje)
Cuando
Dios hubo terminado con él, Nabucodonosor declaró:
Daniel
4:34-37 PDT
“Cuando
pasaron los siete años, yo, Nabucodonosor, miré hacia el cielo y
recobré la razón. Alabé al Dios Altísimo y bendije al que vive
por siempre: Él es quien gobierna eternamente y Su reino seguirá de
generación en generación.
Los
habitantes de la tierra son insignificantes si se les compara con Él.
Hace siempre Su voluntad, tanto entre habitantes del Cielo, como
entre la gente de la tierra. Nadie puede estar en contra de Su poder,
ni preguntar por qué hace lo que hace.
En
ese momento, Dios me sanó de mi locura. Me devolvió mi reino y mi
honor; mi cuerpo volvió a ser normal; mis consejeros y los miembros
de la corte volvieron a confiar en mí. Volví a ser el rey y me
volví más rico y poderoso que antes.
Por
eso, yo, Nabucodonosor, alabo, bendigo y doy gloria al Rey del
Cielo. Sus obras son justas y Sus caminos rectos. Él es capaz de
humillar a los arrogantes”.
La prueba del
Espíritu de Dios y del Reino.
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Permítame
identificar cuáles son los verdaderos tres niveles de progreso
substanciales en el desarrollo espiritual de una persona con
Dios:
-Uno
se arrepiente, se aparta de sí mismo y de su propia importancia y se
vuelve a Dios. Ese es el Primer
Nivel. En eso, uno
todavía “no tiene un título,” es sólo un “bachiller”. El
diccionario Webster define “bachiller” así:
“En
el sistema feudal, un caballero joven y encargado de una tierra,
quien servía bajo la autoridad de una bandera”.
“Un
hombre que no es casado”.
Él
por experiencia se ha convertido en la demostración de la Pascua
de su Hacedor, la primera Fiesta de Dios. Él ha empezado a
servir como un joven, sujeto a las leyes del Reino de Dios, no bajo
su propia bandera sino la de su Señor. Él aun no se ha casado
con Dios, aún no es parte de la Novia de Cristo.
Él
se vuelve consciente de, o mira de lejos, el Reino de Dios. Es
su llamado.
Ahora él entra en la dimensión de ser probado, de apreciar aquello
que no es apreciado por el mundo. Él es la “tesis” en progreso,
probando por sí mismo la naturaleza del Reino de Dios y la voluntad
del Rey. De
allí, él es lavado con agua (la verdad de la Ley de Dios), y avanza
hasta
nacer de nuevo.
-Perseverando,
él avanza hasta el
Segundo Nivel, la “Maestría”.
Él ahora prueba del Espíritu de Dios y del Reino, celebrando la
Fiesta de Pentecostés.
Él recibe
poder, pero solamente una porción.
Aquí es donde él es escogido para
identificarse con su Creador, nace de Él y entra en un proceso de
purga y transformación por fuego. Habiendo
sido llamado, ahora es escogido.
(Administrador:
Creemos que en esta fase no se produce el nuevo nacimiento. Es el
tiempo de la obra de destrucción de la vieja naturaleza, hasta su
muerte y entierro -crisis del Jordán.; para nacer de nuevo con la
vida de resurrección o vida abundante, del otro lado; este será el
comienzo de la tercera fase, la fase de edificación en la nueva
naturaleza, la fase de Tabernáculos).
-Sin
embargo, “el que persevere hasta el final, será salvo” El fuego
es caliente, doloroso e implacable, en verdad inmisericorde con el
hombre carnal, quien tiene que soportar la cruz hasta el amargo
final, el final de sí mismo. No queda nada intacto ni sin cambiar en
lo mínimo en ningún “candidato,” nada que de alguna manera
querría oponerse a la voluntad de Dios, a la armonía, perfección y
establecimiento del Reino de Dios por dentro.
La Novia
debe ser sin mancha ni arruga. El Novio no aceptará nada menos que
lo perfecto, pues Él es el Perfecto y el Perfeccionador, Quien le da
forma al escogido a Su propia imagen.
Ahora él
está casado con su Novio, ya no es soltero o estudiante.
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Si
persevera hasta el final (de
la segunda fase),
el peregrino espiritual, la vasija llamada, escogida y formada por el
Maestro Alfarero, finalmente
entra en la
cuarta dimensión (la
vida en el espíritu).
Él
ha sido hallado fiel,
y se convierte en la celebración de la
tercera y última Fiesta, la Fiesta de los Tabernáculos,
ese glorioso lugar de reposo
de sus obras.
El
Tercer Nivel es el paso final, donde el Cielo lo reconoce como una
autoridad, con derechos de gobierno, pues se ha hecho uno en santo
matrimonio
con su Hacedor.
Ahora él está casado
con su Novio,
ya no es soltero o estudiante.
Él ha
alcanzado el “alto aprendizaje” del Cielo en la tierra el cual
eclipsa al más alto aprendizaje de la tierra como la luz del sol de
mediodía eclipsa la luz de la luna. Los hombres miran a la luna y
aprecian su gloria, pero ellos no pueden mirar al sol, tan glorioso y
tan poderoso como es.
La
obra está terminada. Él
ha completado su disertación y recibe su doctorado,
su PhD., aunque es mucho más que un asunto de filosofía, o
alguna comprensión de
algún aspecto de la vida. Más bien es
la apropiación de
la vida misma. Más precisamente, la vida se ha apropiado de él.
¿Cómo
es esto? Sucede por un cambio de naturaleza, lo
cual sólo su Creador, y no él, podía lograr. Él no ha logrado
nada como es el caso en el mundo de los orgullosos, los que se
exaltan a sí mismos sobre sus compañeros, aunque lo hagan sutil y
secretamente. Él ha sido transformado por la gracia y
la misericordia de Dios, Quien es el Único en recibir el honor, la
alabanza, la gloria, el agradecimiento, la bendición, el poder, y la
adoración debida a Su Santo Nombre.
Declarar las
maravillosas obras de Dios se convierte en la misión de ellos.
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En la
educación y los títulos de este mundo, los hombres son glorificados
y honrados por los hombres, y a ellos les encanta que así sea. En
la “educación” verdadera y sustancial, Dios es glorificado y
honrado. Los que han alcanzado grados espirituales no desean ni
buscan la gloria y honra de los hombres, aunque ellos sí tienen la
sustancia de Dios.
Como en
sus propias naturalezas han avanzado en la “educación”
celestial, ellos saben muy bien que no les corresponde a ellos tomar
ningún crédito ni sentirse mejor que ninguno de sus compañeros. De
hecho, declarar las maravillosas obras de Dios se convierte en la
misión de ellos, así como ayudar, según la voluntad de Dios, a que
otros hombres tengan la misma educación, la misma virtud, libertad,
bendición, paz y fructificación que ellos han recibido por Su favor
inmerecido.
Entre
los que hemos sido llamados a estar juntos, por
Su gracia, como cuerpo de testigos de Dios, hay quienes han recibido
su grado de Bachiller, de Maestría, y algunos su Doctorado. Sin
embargo, todos son uno en Cristo, ninguno es mejor que el otro,
y nadie se mira a sí mismo como mejor que otro que no haya alcanzado
ningún nivel. Ellos no miran a nadie como más alto ni como más
bajo que ellos.
Ellos
pueden relacionarse unos con otros y con todos en una humildad
que refresca el alma. Su meta es traer a otros gratuitamente a la
educación más elevada y gloriosa posible en el universo, al
conocimiento del Señor Jesucristo, Quien nos amó y se dio a Sí
Mismo por nosotros. De ese poderoso gran Rey de reyes, está escrito:
Filipenses
2:6-11 PDT
Él
era como Dios en todo sentido, pero no se aprovechó de ser igual a
Dios.
Al contrario, Él se quitó ese honor, aceptó hacerse un siervo y nacer como un ser humano y vivir como hombre,
Al contrario, Él se quitó ese honor, aceptó hacerse un siervo y nacer como un ser humano y vivir como hombre,
Se
humilló a Sí mismo y fue obediente hasta el extremo de morir en la
cruz.
Por eso, Dios le dio el más alto honor y el Nombre que está por sobre todos los nombres,
Por eso, Dios le dio el más alto honor y el Nombre que está por sobre todos los nombres,
para
que se arrodillen ante Jesús todos los que están en el Cielo, en
la tierra y debajo de la tierra,
y
para que todos reconozcan que Jesucristo es el Señor, dando así
honra a Dios Padre.
El
Decano de decanos ha establecido la lista de requisitos, el estándar,
y el tiempo. Sin cumplir con los tales ningún hombre tiene de qué
estar orgulloso o sentirse importante en ningún nivel. Al cumplir
los requisitos, cualquiera y todos los participantes se consideran a
sí mismos siervos indignos y humildes, y tienen mucho por qué estar
agradecidos más allá de toda imaginación.
Víctor
Hafichuk
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NOTA
DEL ADMINISTRADOR:
Resaltados
y notas parentéticas no son del autor.
Sobre
este ministerio sugerimos leer la nota introductoria, que pusimos en
nuestro primer artículo:
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