SALIENDO DE LA CONDENACIÓN, Gary E. Sigler

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"El ladrón viene solamente para robar, matar y destruir; pero yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia" (Juan 10:10)
En las páginas siguientes quiero compartir con Uds. mi experiencia de cómo salir de la condenación hacia la gloriosa libertad de la vida abundante que Jesús enseñó. Jesús dijo "Yo he venido para que tengan vida" no condenación, no juicio, no un nuevo conjunto de reglas y regulaciones, sino "VIDA". Esta vida no es simplemente una doctrina o una buena enseñanza, sino es una experiencia. En el interior de Ud. se encuentra la semilla de Dios. En esta semilla está todo lo que Ud. pueda necesitar para transformarlo en un hijo de Dios. La vida carnal humana no esta en capacidad de vivir el tipo de vida de Dios. La vida carnal esta sujeta a esclavitud y muerte. Yo fui por muchos años un cristiano intentando ser como Dios con mi naturaleza carnal, pero no importaba lo duro que yo lo intentaba, encontré que mi experiencia era esa de Romanos capítulo siete. Me complacía en la Ley de Dios en mi mente, pero encontraba otra Ley que trabajaba en los miembros de mi cuerpo, trayéndome dentro de la cautividad de la Ley del Pecado y de la Muerte.
Hay un camino más allá de la experiencia de derrota (Administrador: en intertarlo en las propias fuerzas), pero ella no viene por tratar o intentar ser santo, tratar de vencer el pecado, tratar de romper los malos hábitos, o cualquier otras obras que Uds. puedan hacer. Este camino o forma de salir del pecado o la esclavitud es experimentar la vida de Dios trayéndole vida en el interior de Ud., con Su Espíritu dando vida energizante, avivante, la cual opera en Ud.
(Hebreos 9:22) "Según la ley, casi todo tiene que ser purificado con sangre; y no hay perdón de pecados si no hay derramamiento de sangre".
(Isaías 53:5-6) "Pero fue traspasado a causa de nuestra rebeldía, fue atormentado a causa de nuestras maldades; el castigo que sufrió nos trajo la paz, por sus heridas alcanzamos la salud. Todos nosotros nos perdimos como ovejas, siguiendo cada uno su propio camino, pero el Señor cargó sobre él la maldad de todos nosotros".
Cada pecado del que hemos sido culpables alguna vez ha sido lavado por la sangre de Jesús. Jesús por su muerte en la Cruz cargo el pecado de todo el mundo.
Hasta que tengamos una correcta o apropiada apreciación y entendimiento de la evaluación de Dios de la sangre de Jesús, no podemos ser cristianos normales caminando en la realidad de Su Vida en nosotros. Debemos tener más que un entendimiento intelectual de la sangre (para poder salir de la condenación). Todos los cristianos conocen el evangelio -que a causa del derramamiento de la sangre de Jesús y debido a Su vida sin pecado, El compró a la humanidad y nos redimió para regresarnos a Dios. La palabra dice que "la vida esta en la sangre" (GN 9:4, Dt. 12:23), y Jesús dio Su sangre para que pudiéramos ser totalmente libres de cualquier condenación, culpa o vergüenza. Podemos sin ninguna duda en cualquier momento entrar rápidamente y valientemente dentro de la presencia de nuestro Padre Dios.
La sangre de Jesús está primero que todo dirigida hacia Dios, en segundo lugar hacia el hombre y finalmente hacia el acusador. Si tú entras en un apropiado entendimiento y conciencia de estos tres aspectos de la sangre, ellos te harán totalmente libre.
El problema del hombre es el pecado. Una simple explicación de la conciencia (percepción) del pecado es un sentimiento de separación de Dios, y lo contrario de tal separación es el disfrute de la presencia de Dios. En cualquier momento que tú estás disfrutando a Dios y teniendo un dulce compañerismo con Él, no eres consciente de pecado.
Romanos 3:23 dice que "pues todos han pecado y están lejos de la presencia salvadora de Dios". La gloria de Dios es lo que Dios intentaba que el hombre tuviera desde el principio. Tú fuiste creado para ser una vasija o un contenedor, para llevar la plenitud o totalidad de todo lo que es Dios. Nuestros cuerpos no fueron creados para estar llenos de nuestro "yo" (nosotros mismos), fuimos creados para estar llenos de la gloria de Dios y para ser la manifestación de Dios en la tierra. Ese fue el propósito original de Dios para el hombre. Dios deseaba un cuerpo a través del cual expresarse Él mismo. El quería experimentar todos los diferentes aspectos de la vida que Él pudo producir, por ello creó al hombre y entonces sopló Su vida dentro de ese cuerpo. Adán era realmente un hijo de Dios. Esta es la razón por la que Jesús es llamado el segundo Adán y el último Adán. Hay únicamente dos fuentes de vida en el universo, el primer Adán o el último Adán. El hombre natural carnal recibe su fuente de la vida del primer Adán incluso sí es un cristiano. El hombre espiritual recibe su vida del segundo Adán, Jesús.
Sabemos que a través del engaño de la serpiente, el hombre cayó en el Jardín del Edén y perdió su conciencia de ser UNO con Dios. El se percató y se volvió consciente de su propio yo, una vida que fue alienada y separada de Dios. El hombre ha estado en una búsqueda desde entonces para volver a ganar la unión y el compañerismo perfecto con Dios, y debido a un entendimiento oscuro , el ha pensado que el tenía que hacer ciertas cosas. El pensaba que tenía que ser bueno, tenía que orar todos los días, leer 10 capítulos de la Biblia, resistir el pecado y no caer en tentación.
Si este es tu concepto, entonces tú estás experimentando Romanos capítulo siete. No ganamos ningún favor con Dios por lo que hacemos. La sangre de Jesús nos ha puesto a cada uno de nosotros de regreso en la correcta posición con Dios. Simplemente a través de la fe en la sangre de Jesús, podemos entrar en una relación con Dios como nuestro Padre y entonces volvernos trasportadores de Su presencia en la tierra, trayendo paz y restauración a donde quiera que vayamos.
Todos nos hemos alejado de la gloria de Dios. El hombre carnal no está cumpliendo con la intención original de Dios, a causa del pecado. La gloria de Dios es la expresión de Dios. La gloria de Dios está en cualquier lugar donde Él esté. Hebreos 1:3 dice que Jesús es "el resplandor glorioso de Dios, la imagen misma de lo que Dios es". Esta expresión viva, amorosa y maravillosa de Dios ahora vive en nosotros. De nuevo, debo acentuar que la vida cristiana no es un esfuerzo para ser bueno o hacer lo correcto, sino que es Dios Mismo volviéndose Vida dentro de tu conciencia y viviendo Su vida abundante a través de ti.
Romanos 5:8-10
"Pero Dios prueba que nos ama, en que, cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros. Y ahora, libres ya de culpa mediante la muerte de Cristo, con mayor razón seremos librados del castigo final por medio de él. Porque sí Dios, cuando todavía éramos sus enemigos, nos puso en paz consigo mismo mediante la muerte de su Hijo, con mayor razón seremos salvados por su vida, ahora que ya estamos en paz con él".
Una de las primeras cosas que necesitamos entender desde el mismo inicio de nuestra vida cristiana es que somos salvos, estamos justificados y estamos guardados, no por lo que hacemos , no por lo que decimos, sino por lo que Él ha hecho. Somos justificados por Su sangre. Esto no dice que seremos justificados si hacemos ciertas cosas, sino que ya fuimos justificados. Aún cuando fuimos pecadores, Cristo murió por nosotros y nos justificó ante Dios. Siendo ahora justificados por Su Sangre, seremos salvados de la ira.
Estos versículos también nos dicen que seremos salvados por Su Vida. La palabra "vida" es la palabra griega zoe, la cual significa la vida de Dios. Es Su vida la que nos salvó no nuestro esfuerzo humano. Somos salvados por Su vida, salvados y liberados, conociendo que es Su obra la que nos justificó, nos limpió, nos hizo libres y nos capacitó para entrar en Su presencia para tener compañerismo con Él.
Romanos 3:20-24)
"porque Dios no declarará a nadie libre de culpa por haber cumplido la ley, ya que la ley solamente sirve para hacernos saber que somos pecadores. Pero ahora, dejando aparte la ley, Dios ha dado a conocer de qué manera nos libra de culpa, y esto se comprueba leyendo los libros de la ley y los profetas: Dios nos libra de culpa por medio de la fe en Jesucristo; y lo hace por igual con todos los que creen, pues todos han pecado y están lejos de la presencia salvadora de Dios. Pero Dios, en su bondad y gratuitamente, los ha librado de culpa, mediante la liberación que se alcanza por Cristo Jesús".
Romanos 3 versículos 23 y 24 deberían siempre ser leídos juntos. ¿Cuántas veces has escuchado tú el versículo 23 enfatizado "Pues todos han pecado y están lejos de la presencia salvadora de Dios"? Si tu terminas la lectura allí te pierdes la respuesta al problema. Romanos 3:23 no es el final de la oración. Debería ser leído junto con "Pero Dios en su bondad y gratuitamente, los ha librado de culpa, mediante la liberación que se alcanza por Cristo Jesús". Cada uno de nosotros se ha alejado de la gloria de Dios, pero no miremos a nuestras fallas. No podemos mirar a nuestras fallas y derrotas, debemos mirar a la sangre de Jesús.
(Romanos 3:25-26) "Dios hizo que Cristo, al derramar su sangre, fuera el instrumento del perdón. Este perdón se alcanza por la fe, y demuestra que Dios es justo y que, si pasó por alto los pecados de otro tiempo, fue solo a causa de su paciencia. Igualmente demuestra que Dios es justo ahora, y que sigue siendo justo al declarar libres de culpa a los que creen en Jesús".
Debemos desarrollar una fe simple en la sangre de Jesús en vez de en nuestras obras realizadas con gran esfuerzo para ser justificados a la vista de Dios. Sí te encuentras atrapado en tus obras, cuando falles inmediatamente caerás bajo condenación. Sí tu fe está en la sangre de Jesús y fallas, tú inmediatamente confesarás el poder de la Sangre y no caerás bajo condenación. No perderás el sentido y la presencia de Dios en tu vida. "Siendo justificado gratuitamente por Su gracia". ¿Qué me hace justo a mí ante Dios? ¿Es porque hoy oro y leo diez capítulos de la Biblia? No, esto es lo que me justifica ante Dios: mi simple fe en estas palabras. No tengo que tratar de justificarme a mí mismo; soy justificado porque creo en Jesús. Yo conozco mis debilidades y mis faltas, yo sé cuales son mis malos hábitos, pero si baso mi compañerismo con Dios en mi conducta yo siempre tendré una conciencia llena de ofensa y nunca me sentiré lo suficientemente bueno para venir a la presencia de Dios para tener amistad con Él. Hay una gran cantidad de cristianos que no sienten la cercanía de Dios, ellos no escuchan a Dios hablarles, no tienen la guía directa de Dios porque su conciencia está llena de ofensa. Somos justificados gratuitamente por Su gracia a través de la redención que es en Cristo Jesús.
Necesitamos recibir perdón momento a momento. No te preocupes sobre el mañana. Yo siempre estaba acostumbrado a preguntarme sobre el mañana. Yo acostumbraba decir, "Jesús yo sé que Tú me perdonas por este día, pero ¿qué voy a hacer mañana, porque yo sé que mañana probablemente voy a hacerlo otra vez? Tú debes sacar tus ojos de tu condición y parar de tratar de ejecutar las acciones de la Ley para ser justificado ante Dios. Entonces Su Espíritu se levantará en ti y te capacitará para guardar todos los requerimientos de justicia de la Ley. Sí eres una persona de fuerte voluntad puedes ser capaz hasta cierto punto de guardar la Ley, y entonces podrás volverte justo por ti mismo y condenar a todo el resto del mundo que no es capaz de hacer lo que tú si puedes hacer. Cuantas veces has dicho, "Yo paré de fumar. ¿Por qué tú no puedes? ¿Yo paré de beber, Por qué tu no puedes?" Esa es una actitud de justicia propia.
Necesitamos venir a Dios de la misma forma cada día, no sobre la base de lo que hemos hecho, bueno o malo, sino con base en la Sangre. Debido a la Sangre que ha sido derramada, tengo derecho a entrar a la presencia de mi Padre. Puedo sentir que aunque yo sea un pecador miserable, y pudiera haber fallado muchas veces hoy, pero mi pecado y mi falla no pueden impedirme disfrutar a Dios, porque a causa de la sangre de Jesús tengo la total libertad y acceso para entrar dentro de una dulce amistad y comunión con mi Padre. No puedo tener esto de ninguna otra forma sino a través de la simple fe en lo que Dios dice que es cierto: "Siendo justificado gratuitamente por Su gracia a través de la redención que esta en Cristo Jesús".
Hay básicamente tres cosas que ocurren cuando tú te percatas del pecado :
-Te separas en tu conciencia de Dios.
-Sientes culpa.
-Experimentas culpa.
La sangre de Jesús responde suficientemente todas estas tres áreas. El pecado causa una conciencia de separación de Dios, entonces te sientes culpable e inmediatamente el acusador viene a condenarte. Una persona que se siente separada de Dios a causa de sentirse disminuido, no merecedor, que se siente culpable por el pecado y que es acusado en la conciencia, no puede disfrutar del compañerismo con Dios. La sangre de Jesús satisface todas estas tres áreas, por que, como hemos visto, fluye en tres direcciones: hacia Dios, hacia el hombre y hacia el acusador.
Primero, la Sangre es para Dios y responde al problema de pecado. Podemos ver esta tipología en el Antiguo Testamento. Había un día cada año llamado el Día de Expiación, cuando el Sumo Sacerdote entraba al Lugar Santísimo. El Lugar Santísimo era donde la presencia de Dios habitaba, y solo un hombre podía entrar y tomar con él la sangre de sacrificio, y él la ofrecía sobre el Asiento de la Misericordia (so breel arca de la alianza) por los pecados de la nación completa de Israel. Esto muestra que la sangre era en este caso para Dios, ya que nadie sino Él la veía en ese lugar. Eso resolvía el tema de pecado para la nación de Israel. Israel esperaba el Día de Expiación cada año, porque ellos sabían que en ese único momento cada año el Sumo Sacerdote entraría en la presencia de Dios y tomaría con él la sangre. Esto significaba que sus pecados serían cubiertos y tendrían un nuevo comienzo.
(Ex. 12:7,13,23)
"Tomarán luego la sangre del animal y la untarán por todo el marco de la puerta de la casa donde coman el animal; La sangre les servirá para que ustedes señalen las casas donde se encuentren. Y así, cuando yo hiera de muerte a los egipcios , ninguno de ustedes morirá, pues veré la sangre y pasaré de largo; Cuando el Señor pase para herir de muerte a los egipcios, verá la sangre por todo el marco de la puerta, y pasará de largo por esa casa. Así el Señor no dejará que el destructor entre en las casas de ustedes".
Otro ejemplo del Antiguo Testamento de Dios mirando sobre la sangre fue la Pascua (Éxodo capítulo 12). Dios le dijo a Israel que cuando la plaga de muerte viniera a matar a los primogénitos de Egipto, ellos tendrían que poner la sangre del cordero en los postes de las puertas y comer el cordero. La sangre y el cordero ambos apuntaban a la venida del Mesías. Hoy todavía necesitamos la sangre y el cordero. No solo necesitamos la sangre para limpieza sino también necesitamos comer del cordero. Necesitamos aprender como alimentarnos apropiadamente con comida espiritual. La Palabra era Dios y la Palabra se hizo carne. Jesús dijo en Juan 6:53 y 57, "Excepto que tú comas la carne del Hijo del hombre y bebas Su sangre, tú no tienes vida en ti. Como el Padre viviente me ha enviado a mí y yo vivo por el Padre, así el que me coma, también vivirá por mí". La Palabra se hizo carne y cuando aprendemos como asimilar la Palabra, estamos comiendo el cordero.
La única cosa que salvó a Israel fue la sangre sobre el poste de la puerta. Dios dijo, "Cuando yo vea la sangre, pasaré sobre Uds", no importaba quien estuviera dentro de la casa. Si tú estabas adentro y la sangre estaba sobre el poste de la puerta, el juicio saltaría sobre ti, no porque fueras bueno, no porque fueras santo, no porque fueras justo, sino por que estabas en la casa, y habías puesto la sangre en el poste de la puerta. Esto no dependía de tu conducta. El único requisito para ti era que estuvieras dentro de la casa. Este era el antiguo pacto de la sangre de los animales. Cuánto más la sangre de Cristo hoy nos limpiará de todo pecado. Dios está todavía diciéndote "cuando vea la sangre, saltaré sobre ti". Por supuesto que cometemos errores. Podemos tener algunos malos hábitos que no parece que vencemos aún; podemos tener pecado en nuestra vida pero Dios está diciendo: “No miro a tus hábitos, no miro a tus fallas, no miro en dónde estás hoy; sino que veo la sangre.
Isaías 43:25
"Pero yo, por ser tu Dios, borro tus crímenes y no me acordaré más de tus pecados".
Isaías 44:22
"Yo he hecho desaparecer tus faltas y pecados, como desaparecen las nubes. Vuélvete a mí, pues yo te he libertado".
Una de las cosas más importantes que alguna vez verás es que Dios no te retiene culpable por el pecado. Puedes pensar que esto es imposible, pero escucha a la Palabra ( 2Co. 5:19) "Es decir que, en Cristo, Dios estaba poniendo al mundo en paz consigo mismo, sin tomar en cuenta los pecados de los hombres; y a nosotros nos encargó que diéramos a conocer este mensaje" (Ro. 4:6-8). "David mismo habló de la dicha de aquel a quien Dios acepta como justo sin tomarle en cuenta sus hechos. Dijo David: "¡Dichosos aquellos a quienes Dios perdona sus maldades y pasa por alto sus pecados! ¡Dichoso el hombre a quien el Señor no toma en cuenta su pecado!"
Las palabras no imputar significan que no somos considerados responsables, no somos acusados. Sí tu realmente ves ésto, te hará libre del pecado. A través de la fe en Su sangre somos liberados de la condenación y la culpa. ¿Cómo podemos nosotros tener fe en Su sangre? La fe viene del oír la Palabra de Dios y simplemente creer lo que Dios ha dicho. Yo me puedo sentir como el más bajo y el peor de los cristianos vivos, pero Dios dice, "Cuando te miro a ti yo veo la sangre de Jesús". Fallamos algunas veces gravemente, e inmediatamente el pecado nos separa en nuestra conciencia de Dios. No sentimos más Su presencia. Nuestra conciencia se vuelve manchada, corrupta, nos sentimos culpables ante Dios y el acusador comienza a acusarnos. Pero si tenemos simple fe en la sangre de Jesús, podemos volvernos a Él e inmediatamente la culpa es limpiada de nuestra conciencia. Sentimos restauración y paz con Dios.
Tu nunca conocerás la dulzura, la hermosura y la cercanía de tener Su presencia envolviéndote continuamente hasta que entiendas y aprecies la sangre de Jesús. Dios no tolerará justicia propia. Tu propia justicia (integridad), tu buena conducta, tus sentimientos de bondad y tu propia justificación, no te darán entrada a la presencia de Dios. Puedes ser el pecador más bajo, pero si tu corazón es honesto ante Dios, serás introducido en Su presencia. Cuando pecas, no tienes que permanecer en condenación, no tienes que estar separado de Dios, y no tienes que ser acusado; pero necesitas tener fe en la sangre de Jesús.
Si comienzas a apreciar la sangre de Jesús en esta forma, encontrarás total liberación. La sangre de Jesús te limpia en cualquier momento y en todo momento. Dios está satisfecho con la ofrenda de la sangre de Jesús. (Hebreos 10:14) "Porque por medio de una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los que han sido consagrados a Dios". Una de las primeras cosas que Juan el Bautista dijo cuando vio a Jesús fue, "Mirad al cordero de Dios que quita el pecado del mundo". En la medida en que piensas que debes ser justificado por tu conducta, en la medida que pienses que tu pecado y tus hábitos continuamente te separan de Dios, nunca te sentirás justificado en Su vista. Tu debes ver que la sangre de Jesús es la respuesta al problema del pecado.
La sangre de Jesús limpia tu mente de la condenación, y te hace libre de todas las cosas que estás tratando de liberarte. Sí ves la revelación de la sangre y tienes tu mente iluminada con esta verdad, y comienzas a entender el valor de la sangre de Jesús, ella literalmente te librará de tus luchas y esfuerzos y te traerá dentro del descansando. La única forma que podemos disfrutar a Dios es a través del descanso. Sí estamos tratando de entrar en la presencia de Dios por nuestras buenas obras o por nuestra propia justicia, o justificando nuestra condición, no estamos en descanso. Descansar es simplemente confiar, sabiendo que puedo fallar y caer cien veces , pero yo tengo la sangre.
(Administrador: Creemos que por mucho que nos hablen de la Sangre, por mucho que nos esforcemos en creer en ella, esto nunca funciona hasta que tengamos la experiencia de la Cruz, las experiencias de muerte, sepultura y resurrección; es decir, hasta que pasemos de Romanos 7 a Romanos 8, hasta que crucemos nuestro Jordán. Hablamos de algo más que un entendimiento o revelación, hablamos de una experiencia subjetiva de la Cruz. Como ya hemos anotado, en algún otro escrito del amado Sigler, la Sangre trata como lo que hacemos, pero la Cruz trató con lo que somos. Una vez que la Cruz haya tratado con lo que somos, entramos en la nueva criatura o creación, donde la Sangre es efectiva para librarnos de la condenación en nuestra experiencia. Recomendamos la lectura de nuestro libro Finisterre al Borde del Jordán: http://txemarmesto.blogspot.com.es/2012/09/finisterre-al-borde-del-jordan-copia.html).
La gente que ha nacido de nuevo tiene un clamor en su corazón por Dios. Están buscando una forma de salir del pecado, pero donde se pierden es en que intentan salir por esfuerzo propio, pensando que deben de alguna forma hacerse ellos mismos conforme a cierto estándar para obtener el favor de Dios. Esto anula la fe, los coloca en las obras de la carne y de la propia justicia y les provoca caer de la gracia, porque ningún hombre permanece ante Dios por justicia propia. Tu puedes ser un total fracaso, puedes estar desbastado, puedes estar lleno de malos hábitos, pero puedes clamar a Dios todos los días, "¡Oh Dios, la sangre de Jesús!"
Padre estoy tan agradecido que tu Palabra dice que aún justificas al impío por la sangre de Jesús. Hubo un largo tiempo en mi vida cuando me sentí tan malo que yo estaba muy agradecido por la sangre de Jesús, por responder al grito de mi corazón. Hubo también momentos en mi vida, antes que conociera esta verdad, cuando pasé por semanas en terribles depresiones por que no me sentía lo suficientemente bueno o merecedor de disfrutar la dulce presencia de Dios. Yo confiaba en mi propia conducta. Estaba esperando de alguna forma, manera, que algún día me volviera lo suficientemente bueno para disfrutar de la amistad con Mi Padre Dios. Nunca lo logré en esa forma. Pero cuando descubrí que la Sangre era suficiente para responder a mi condición de pecado, y que todo lo que necesitaba era fe en la Sangre, estaba justificado, no por que lo mereciera, sino por que Jesús pago el precio para ello.
Cuando escuché esto por primera vez, mi mente no podía aceptarlo. Parecía demasiado fácil. Era demasiado bueno para ser verdad. Dios es tan bueno que hemos pasado por duros momentos para creer en Su bondad. ¿Cómo pude ser un fracaso cada día, tener pecados habituales en mi vida y todavía gozar la presencia de Dios? Sí tienes fe en la sangre de Jesús, conocerás la libertad de la condición de condenación (esto funciona tras la experiencia de cruzar el umbralde la carne al espíritu; véase la nota anterior). Me dijeron mis maestros que mi condición me separaba de la presencia de Dios. Se me dijo que debía vivir correctamente y hacer lo justo para disfrutar a Dios. Esto es colocar la carreta delante del caballo. Si aprendo el perdón y la limpieza de la presencia de Dios, eso me traerá dentro del disfrute de la presencia de Dios y eso cambiará mi condición. En cualquier momento que estoy en la presencia de Dios , el pecado no es un tema.
La gente de Dios hoy está mucho más bajo esclavitud de lo que estaban los israelitas en Egipto. La esclavitud era una tipología del cristiano de hoy en esclavitud al mundo y la carne. Los cristianos están en esclavitud porque ellos no conocen el poder liberador del Espíritu de Dios a través de la simple fe en la sangre de Jesús. Los hombres fueron salvos aún en los tiempos del Antiguo Testamento no por que ellos fueran buenos , sino debido a la sangre. Simplemente ten fe en la sangre. Estoy tan agradecido, cuando me despierto en la mañana, de que la sangre de Jesús me limpie de todo pecado. Yo acostumbraba a levantarme en la mañana pensando que sería un fracaso, pero entonces aprendí a levantarme sabiendo que este era otro día para apreciar la sangre de Jesús y el perdón de Dios. El perdón de Dios es como dinero en el banco. Esta siempre allí sí lo necesitas. Hay un suministro ilimitado (Cuando tenemos la experiencia de la Cruz la Sangre opera automáticamente al confesar el pecado, permitiéndonos sentirnos libres en nuestra experiencia, antes no funciona).
(Hebreos 9:12)
"Cristo ha entrado en el santuario, ya no para ofrecer la sangre de chivos y becerros, sino su propia sangre; ha entrado una sola vez y para siempre, y ha obtenido para nosotros la salvación".
En los tiempos del Antiguo Testamento, El Sumo Sacerdote tenía que entrar cada año dentro del Lugar Santísimo con la sangre de los animales. Jesús entró una vez en el Lugar Santo, habiendo obtenido redención eterna para nosotros. Nunca otra vez necesitaremos un sacrificio o una ofrenda por el pecado. Necesitamos meditar en esta redención eterna. ¿Qué significa esto? Jesús, nuestro Sumo Sacerdote, entró una vez dentro del Lugar Santo. El tomó su propia sangre dentro de la presencia del Padre y obtuvo redención eterna para nosotros. ¡Oh, como necesitamos apreciar esta Palabra! No la cuestiones tanto, solo disfruta lo que dice. Yo he sido eternamente redimido por la sangre del cordero. No tengo que ganarla, trabajarla o preocuparme acerca de perderla. Si tan solo puedes creer esto, estarás entusiasmado (Si tan solo tuvieras la crisis o experiencia del Jordán podrás comprobar esto, antes no; almenos de forma subjetiva. El Calvario objetivo que ocurrió hace más de 2.000 años, ha de venir a ser mi experiencia en este siglo XXI; entonces hallaré la libertad de la condenación). Yo estoy tan agradecido que Jesús entró dentro del Lugar Santísimo una vez con Su sangre, y esa ofrenda borró mi pecado para siempre y eternamente.
(Hebreos 10:1-4)
"Porque la ley de Moisés era solamente una sombra de los bienes que habían de venir, y no su presencia verdadera. Por eso la ley nunca puede hacer perfectos a quienes cada año se acercan a Dios para ofrecerle los mismos sacrificios. Pues si la ley realmente pudiera purificarlos del pecado, ya no se sentirían culpables, y dejarían de ofrecer sacrificios. Pero estos sacrificios sirven más bien para hacerles recordar sus pecados cada año, ya que la sangre de los toros y de los chivos no pueden quitar los pecados".
La sangre de los bueyes y machos cabríos la cual era llevada al Lugar Santísimo una vez al año por el Sumo Sacerdote no pudo nunca hacer a la gente perfecta. La sangre de los bueyes y los machos cabríos no pudo quitar el pecado, solamente cubrirlo.
Bajo el antiguo pacto no era posible para ti tener una nueva naturaleza. Tu pudiste ser perdonado por cualquier cosa que hiciste a través de simplemente dar la ofrenda de acuerdo al Antiguo Pacto. Tus pecados eran cubiertos y perdonados, pero tú no podías cambiar internamente; todavía tendrías la naturaleza vieja de pecado, porque era imposible por la sangre de los bueyes y de los machos cabríos quitar el pecado.
Si la sangre de los bueyes y machos cabríos era la tipología, y esta no podía quitar el pecado y hacer a la gente perfecta, ¿qué hay acerca de la sangre de Jesús? El entró solo una vez, obtuvo total redención eterna y quitó todo pecado. Cuando verdaderamente entiendas esto, ello te dará una profunda apreciación de la sangre de Jesús cuando tu estás bajo condenación y culpa (idem notas anteriores). El pagó el precio así que puedes quitar tu mirada de tu culpa y dirigirla a Él y ser libre de ella. Sí estamos siempre luchando, tratando de hacernos a nosotros mejores para así poder aproximarnos a Dios, nunca disfrutaremos Su dulce amistad. No es posible que la sangre de bueyes y machos cabríos pudieran quitar el pecado, pero "Mirad el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo". Dios no te está haciendo responsable por tu pecado. Él ha pagado la deuda por completo, no te declara culpable.
(Hebreos 10:5) Por eso Cristo, al entrar en el mundo, dijo a Dios: "No quieres sacrificio ni ofrendas, sino que me has dado un cuerpo".
La sangre de los bueyes y machos cabríos no pudieron cubrir el pecado, pero Jesús puede decir, "Tu has preparado para Mi un cuerpo, así que yo, siendo Dios y entrando en la humanidad, puedo vivir la vida como el Cordero de Dios; y puedo ofrecer completamente mi vida, Mi sangre y Mi cuerpo como un sacrificio que satisfaga Tu juicio y corazón por toda la eternidad. El pecado y la culpa no serán más de Mi gente”. Se dice que "por la alegría que fue colocada delante de Él, Él soportó", por que Él supo que fue por Su sacrificio que traería a la gente eternamente dentro de la presencia de Su Dios.
(Hebreos 10:6-9)
"No te agradan los holocaustos ni las ofrendas para quitar el pecado. Entonces dije:"Aquí estoy, tal como está escrito de mí en el libro, para hacer tu voluntad, Oh Dios". En primer lugar, dice que Dios no quiere ni le agradan los sacrificios ni las ofrendas de animales, ni los holocaustos para quitar el pecado, a pesar de que son cosas que la ley manda ofrecer. Y después añade: "Aquí vengo para hacer tu voluntad. Es decir, que quita aquellos sacrificios antiguos y pone en su lugar uno nuevo”.
El esta diciéndoles aquí que la forma vieja a través de la ofrenda del Sumo Sacerdote de los sacrificios de animales, la vieja forma de entrar solo una vez al año en el Lugar Santísimo, es desecha, así que algo nuevo puede ser traído afuera. El versículo 11, "Todo sacerdote judío oficia cada día y sigue ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, aunque éstos nunca pueden quitar los pecados". Hay una gran diferencia entre la sangre de animales y la sangre de Jesús. La sangre de bueyes y machos cabríos no pudieron nunca quitar el pecado. Ellos solamente cubrieron el pecado. Versículo 12, "Pero Jesucristo ofreció por los pecados un solo sacrificio para siempre, y luego se sentó a la derecha de Dios".
¿Qué pudieras hacer para justificarte a ti mismo cuando pecas o pierdes a Dios? Puede ser pecado voluntario, o pecado habitual o simplemente perder a Dios. ¿Qué pudieras hacer para justificarte a ti mismo ante Dios? Él es nuestro cargador de pecados; Él pago el sacrificio supremo por el pecado. El verdadero arrepentimiento simplemente significa volverse de regreso a Dios cuando pecas, y tener fe en Su sangre, sabiendo que tus fallas están siendo cuidadas por esa única ofrenda. Sí mi fe y mi esperanza y mi confianza están en lo que yo pueda hacer, estoy en un verdadero problema. Pero sí mi fe y esperanza están en Él y en lo que Él es capaz de hacer en mí, entonces puedo aprender como volver al Espíritu del Cristo resucitado dentro de mí. Yo puedo aprender a fluir desde mi espíritu y tener confianza en mi espíritu de que yo puedo hacer todas las cosas -no desde el esfuerzo propio, sino a través de Cristo quien habita dentro de mí, y quien me capacita y me da energías para hacer Su voluntad. A causa de la Sangre podemos estar en Su presencia sin ningún sentido de pecado, o culpa, o condenación. Jesús dijo, "Sin Mí no podéis hacer nada", pero cuando te das cuenta que le tienes a Él habitando dentro de ti y tu conciencia está llena con esa realidad, tu puedes hacer cualquier cosa que Él te pida hacer. Cuando te das cuenta que Él quiere vivir y expresarse El mismo a través de ti, que quiere sanar al enfermo, ministrar vida y ver el cambio en las vidas de la gente, empezarás a fluir en Su Espíritu y a moverte en Dios como siempre has deseado.
Colocamos más énfasis en nuestra conducta más que en el desarrollo de nuestra fe en la Palabra. Queremos tan desesperadamente ser íntegros ante Dios. No queremos pecar en nuestra vida, no queremos perder a Dios. Tu conciencia siempre te condenará cuando trates de justificarte ante Dios por tu conducta, porque no estás teniendo una fe simple en lo que Jesús ya ha cumplido por ti.
(Hebreos 10:16-17)
"El pacto que haré con ellos después de aquellos días, será éste, dice el Señor: Pondré mis leyes en su corazón y las escribiré en su mente Y no me acordaré más de sus pecados y maldades".
El pecado nunca ha sido un problema para Dios. Por años, como un cristiano con malos hábitos, cuando estaba luchando para vencer el pecado, y viviendo esa vida derrotada, el pecado parecía ser un problema verdaderamente grande. Eso era la razón por la que no podía ser libre. El pecado no es el problema. Dios dice que Él escribirá Sus leyes en nuestros corazones y nuestro pecado y la iniquidad no los recordará más. Si tu has sido limpiado en la sangre de Jesús y tienes un corazón para Dios, Él ni siquiera ve tu pecado. El se rehúsa a verlo. El simplemente te amará, y te ministrará y se alegrará y alimentará, hasta que tu espíritu sea fortalecido y crezca. Tu espíritu empezará a fluir dentro de tu mente y a limpiarla de la condenación y la culpa, y tu empezarás a tener tu mente renovada así que tu pensarás como Dios. No tendrás sentimiento de miedo o incomodidad para hacer la voluntad de Dios. El Espíritu de Dios dentro de ti fluirá dentro de tu voluntad natural y la hará sumisa para hacer su voluntad.
Tu voluntad natural no puede someterse a Dios, aunque tú puedes desearlo. Yo conozco cuan miserable te sientes sí eres un cristiano que está cautivo por una voluntad no sumisa que quiere hacer muchas cosas contrarias a tu nueva naturaleza. Si tu no eres capaz de traer tu voluntad natural a la sumisión, no te descorazones, sino aprende simplemente a tener fe en la sangre de Jesús y en la habilidad que Él puede darte. Aprende como alimentarte apropiadamente, alimentarte con la Palabra de Dios cada día de tu vida. Aprende como hablar de acuerdo a los principios de Dios y Su palabra, y encontrarás pronto que tu espíritu crecerá y será fortalecido, fluyendo dentro de lo natural, llevando una voluntad obstinada a ser conforme a la voluntad de Dios. Cuando el Espíritu resucitado del Señor empiece a fluir dentro de la voluntad natural, se volverá fácil obedecer a Dios. Cuando Jesús comience a vivir Su vida en ti, ella sacará toda la lucha fuera de la vida cristiana y tu finalmente experimentarás esa vida abundante que Jesús prometió (todo lo cual ocurre solo tras cruzar el Jordán). Yo puedo hablar, sabiendo que ciertamente cuando yo hablo Él está hablando dentro de mí. Tan ciertamente como la unción está dentro de mí, yo puedo abrir mi boca y la gracia es derramada sobre mis labios cuando Dios fluye hacia fuera, porque Él vive y se mueve y tiene Su existencia dentro de mí, tanto como yo la tengo en Él.
Es maravilloso ser un cristiano sin esfuerzo-propio, entonces no es difícil ser un humano; vivimos nuestra vida humana sin esfuerzo; y cuando nuestro hombre interior es fortalecido, podemos vivir la vida cristiana sin esfuerzo también. No es difícil para Dios vivir santamente; es solamente difícil para la vieja naturaleza con su propio-esfuerzo hacer eso. Hay solamente un solo cristiano real en el universo, y ese es Jesús. A no ser que Él venga a vivir dentro de ti, tu nunca serás capaz de expresar a Dios y vivir Su vida. Él debe avivarse dentro de ti y empezarás a caminar y a moverte. Cualquier otra cosa menor que Jesús Mismo, avivándose dentro de ti y viviendo el tipo de vida de Dios, es solo religión (Eso es la nueva criatura, que es dada a luz tras el cruce del Jordán). Sí tu vas simplemente a seguir reglas y regulaciones, también pudieras ser budista, o seguir cualquier otra religión que te enseñará negación de ti mismo y buenas obras. El cristianismo es nada menos que Dios viviendo, moviéndose, respirando, hablando y estableciendo Su reino El mismo sobre la tierra en la humanidad. Por cientos de años, la mayoría del cristianismo ha perdido esta verdad, pensando que en nosotros mismos debemos hacer algo. Pero nunca hemos sido capaces de hacerlo, por que la vida natural humana recibida en la caída nunca podría vivir el tipo de vida de Dios. La vida humana debe ser dejada a un lado por el flujo de Dios dentro de ti empujando afuera esa vieja naturaleza del yo (sepultada en el Jordán). Es así de simple. Cuando aprendes como alimentarte apropiadamente con la Palabra de Dios, la unción de Dios que habita dentro de ti gradualmente empezará a sacar la vida del yo (el yo que muere y es sepultado a la postre, al final del proceso, en el Jordán). Aún la naturaleza puede enseñar estas cosas. La nueva vida (la vida de resurrección que es simbolizada por las 12 nuevas piedras erigidas tras el cruce del Jordán) que surge en la primavera saca todas las hojas viejas que todavía están en el árbol.
¿Puedes creer que Dios ni siquiera recuerda tu pecado? ¿Crees en la Palabra de Dios, o crees al acusador de los hermanos?
¿Por qué Dios no recuerda nuestro pecado? Porque el Cordero de Dios ha quitado el pecado del mundo. Cuando pecas, en vez de aceptar condenación del acusador, recuerda el sacrificio del Calvario. ¡Qué bueno es el perdón de Dios si tu lo recibes! (Hebreos 10:18) "Así pues cuando los pecados han sido perdonados, ya no hay necesidad de más ofrendas por el pecado".
¡¡NO HAY MÁS OFRENDA POR EL PECADO!! No hay nada que puedas ofrecer a Dios cuando pecas, porque por la ofrenda de uno Él ha perfeccionado para siempre a aquellos que son santificados. No hay más ofrenda por el pecado. "Teniendo de este modo, hermanos, valentía para entrar al lugar santísimo por la sangre de Jesús" (Hebreos 10:19). Cuando pecas y sientes condenación, ten la osadía para aceptar el perdón y entrar a la presencia de Dios (El Lugar Santísimo hoy esta dentro de ti, donde Dios habita. Dios está adentro de ti, pero la única forma de que podemos caminar en la realidad de esto y ser portadores de Su presencia en la tierra es a través de la fe en Él, fe en su Palabra, y teniéndolo a Él creciendo dentro de nosotros. Jesús se ha ofrecido Él mismo como el Cordero de Dios sin mancha y ha derramado Su sangre. El ha obtenido la redención eterna para nosotros, y por una ofrenda Él ha perfeccionado para siempre a los que son santificados. Tu puedes tener la valentía de entrar dentro de Su presencia y tener dulce compañerismo con Él todo el tiempo que desees.
(1ª Juan 2:1-2) "Hijitos míos, les escribo estas cosas para que no cometan pecado. Aunque sí alguno comete pecado, tenemos un abogado ante el Padre, que es Jesucristo, y él es justo. Jesucristo se ofreció en sacrificio para que nuestros pecados sean perdonados; y no sólo los nuestros, sino los de todo el mundo".
Lo ideal sería que viniéramos a Dios y nunca pequemos voluntariamente otra vez. Lo que Juan esta diciendo aquí es que si pecas, no caigas bajo condenación y acusación del enemigo, porque Jesús es la propiciación por tu pecado. No necesitamos sentirnos culpables. Sentirnos culpables no nos limpiará de nuestro pecado ante Dios ni hacer algún esfuerzo de nuestra parte; es la sangre de Jesús la que nos limpia de todo pecado.
¿Tenemos un gran deseo de vencer por vencer? Si naces de nuevo y alguna vez has experimentado la presencia de Dios en realidad, tú querrás vencer, has tenido un cambio de naturaleza por dentro y quieres complacer a Dios. Tu quieres ser uno de aquellos vencedores. El Libro de Revelación da muchas promesas a aquellos que vencen.| Leamos:
"Aquel que venza le daré de comer del árbol de la vida" (Ap. 2:7). El vencedor come del árbol de la vida. Si eres un vencedor, literalmente puedes entrar en la presencia de Dios y aprender como festejarte en Su vida. Tu puedes experimentar Su vida fortaleciéndote y dándote energía y capacitándote para vivir su Vida dentro de ti.
"Aquel que venza no será herido con la segunda muerte" (Ap. 2:11).
"Aquel que venza le daré de comer del mana escondido" (Ap.2:17). El maná escondido es un profundo festejo con Dios. Si eres un vencedor, te volverás muy íntimo con Dios, y el empezará a revelar algunas cosas profundas y escondidas a ti, que tu no podrías compartir con nadie, cosas que muy pocos podrían entender. Si eres un vencedor, comenzarás a festejarte en esas cosas profundas escondidas, los misterios de Dios. El propósito eterno de Dios empezará a ser ministrado a ti por el Espíritu.
"Aquel que venza y guarda mis obras hasta el final, a él le daré la autoridad sobre las naciones y gobernara con vara de hierro" (Ap. 2:26). Hay mucho que decir y enseñar hoy sobre la autoridad del creyente, pero si no eres un vencedor no podrás ejercer esa autoridad.
"Aquel que venza, el mismo será vestido de vestiduras blancas, (la justicia de Jesucristo) y no borraré su nombre del libro de la vida" (Ap. 3:5).
"Aquel que venza lo haré un pilar en el templo de Dios, y no saldrá mas y escribiré sobre el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la cual es la Nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo de mi Dios, y escribiré sobre él mi nombre nuevo" (Ap. 3:12).
Nosotros hoy somos el templo de Dios, y en vez de ser fracasados, débiles, frustrados, nos volvemos pilares, llenos de la presencia y de la gloria de Dios. Los vencedores están en capacidad de liberar la belleza y hermosura de Dios desde su ser interior. Ellos son capaces de ministrar por el Espíritu de Dios, y ellos por su hablar empezarán a escribir sobre el corazón de la gente de Dios, trayendo cambio y restauración. El vencedor es capaz de crear deseo en los corazones de los hombres y mujeres de querer conocer íntimamente a Dios.
Tener el nombre de Dios escrito sobre ti es tener Su carácter trabajando dentro de tu ser. Tener el nombre de la ciudad de Dios escrito sobre ti es ser uno con la visión de Dios, de tener un cuerpo corporativo, levantado dentro de Su ciudad gloriosa para expresar todo lo que Él es.
"Aquel que venza le garantizaré una silla para sentarse conmigo en mi trono, así como yo también vencí y estoy sentado con mi Padre en Su Trono" (Ap. 3:21).
¿Qué es el trono de Dios? ¿Es un asiento literal donde todos nos vamos a apilar algún día? El trono de Dios es una dimensión (una posición de autoridad espiritual), es un estar consciente de la vida de nuestro Padre Dios tomando pleno control de nuestras vidas, la cual nos traerá dentro de la autoridad de una vida del reino.
Todas las promesas para el vencedor no son para una vida futura después de que tu te mueras, sino para que las puedas experimentar ahora. Acostumbraba a decir que me gustaría ser un vencedor y experimentar todas las promesas y ser capaz de disfrutar con Dios. Acostumbraba a anhelar tener el Espíritu de Dios consumiéndome y llenándome con Su vida vencedora. Pero mi concepto sobre un vencedor era alguien quien nunca fallaba, alguien que no pecaba, alguien que siempre hacía lo correcto. Sí este es tu concepto, nunca experimentarás ser un vencedor. No puedes depender de tu buena conducta para ser un vencedor mucho más que de lo que puedes depender en ser justificado ante Dios. Un vencedor es simplemente alguien que está siendo transformado día a día, en la vida diaria (que, aunque a veces peque, lleva cuentas cortas con Dios cada día, juzgándose así mismo delante de Dios y dejando que Dios le juzgue, creciendo en Su presencia, anhelando complacerle y hacer Su voluntad, amando Su voluntad) .
(Ap. 12: 10-11)
"Entonces oí una fuerte voz en el cielo, que decía: "Ya llegó la salvación, el poder y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Mesías, porque ha sido expulsado el acusador de nuestros hermanos, el que día y noche los acusaba delante de nuestro Dios. Nuestros hermanos lo han vencido con la sangre derramada del Cordero y con el mensaje que ellos proclamaron; no tuvieron miedo de perder la vida, sino que estuvieron dispuestos a morir".
Tú puedes estar sorprendido cuán simple es ser un vencedor. La responsabilidad de vivir la vida cristiana no está en nuestra naturaleza carnal o nuestras capacidades naturales. Necesitamos darnos cuenta que es el Espíritu de Dios dentro de nosotros quien es responsable de vivir la vida cristiana. Debemos poner nuestra fe, nuestra esperanza, nuestra confianza, nuestro depósito en Él, Quien es capaz de levantarnos, y quien es el Único suficiente en cada circunstancia y cada condición. La responsabilidad por la vida cristiana no es de mi carne, no es de mis esfuerzos, no está de acuerdo a lo que yo pueda hacer, sino que la responsabilidad está en Él, Quien es capaz de darme una herencia entre aquellos que están santificados.
Ap. 12:10, dice, "ahora, la salvación llega", cuando tu lees Revelación no se pospone al futuro. El libro de Apocalipsis, cuando empiezas a ver la interpretación espiritual, es un descubrimiento del Cristo dentro de ti. No lo pospongas a un evento futuro. Ahora la salvación llegó. Hoy es el día de la salvación. Ahora, si escuchas Su voz. Ahora, si puedes recibir Su revelación, ha llegado la salvación y el poder. Ahora, ha llegado el Reino de nuestro Dios y la autoridad de Su Cristo.
Hemos visto que cuando pecas, sientes separación de Dios, sientes culpa en tu conciencia y eres acusado por el enemigo. La sangre de Jesús restaura tu amistad con Dios, limpia tu conciencia y responde las acusaciones del enemigo.
¿Cuántas veces has pensado que era por esfuerzo que debíamos vencer? La mente carnal es muy engañosa. Los cristianos están bajo mucha acusación y condenación, pensando que ellos de alguna manera deben hacer a su carne obedecer a Dios. Ellos escuchan la acusación, " Tú debes ser como Dios". En cualquier momento que te encuentres a ti mismo luchando para ser como Dios, puedes estar seguro que estás en la carne. Multitudes de cristianos están luchando en la carne, por que ellos nunca han experimentado que es lo que Dios les ha hecho ser. Cuando empiezas a experimentar lo que Dios dice que tú eres, te liberará de las obras de la carne. Como hemos compartido muchas veces anteriormente, eres un vaso para contener y expresar todo y cada cosa que Dios es. Eso es tuyo no por obras, sino por don de Dios. Solamente necesitamos una simple fe en la sangre de Jesús, "Por una sola ofrenda Él ha perfeccionado para siempre a los que son santificados". Tú eres santificado por que tienes a Jesús en ti, no a causa de cualquier cosa que hayas hecho. El apóstol Pablo dijo, "Para mi vivir es Cristo", Jesús está vivo en mí. Para mí vivir es Cristo, para mí caminar por las calles de mi ciudad es una realidad porque Jesús otra vez camina en la carne humana. Para mí imponer las manos sobre la gente y ministrarles es dar a Dios la oportunidad una vez más de tocar la humanidad y traerles restauración.
Ellos le vencieron por la sangre del Cordero. Ellos no le vencieron por sus obras, ellos no vencieron por justificar lo que hicieron o por propia justicia, sino que le vencieron por la sangre del Cordero, por la palabra de su testimonio y por no amar sus vidas hasta la muerte. La palabra "vidas" aquí es la palabra griega psuche, la cual significa la vida del alma, o vida del yo; no significa vida física.
Ellos le vencieron por la sangre del Cordero y por la palabra de su testimonio. ¿Cuál es la palabra de tu testimonio? Uno de las cosas más importantes que tu alguna vez hagas como cristiano es edificar un buen testimonio. Tú vences al acusador por la sangre y por tu testimonio, el cual es lo que crees de acuerdo a lo que Dios dice en Su palabra. ¿Cómo respondes al acusador cuando tu eres acusado? ¿Sientes la debilidad y depresión que el acusador quiere imponerte? Debes responder la acusación por la palabra de tu testimonio. "Por una sola ofrenda Él ha perfeccionado para siempre a los que están santificados. El entró una vez dentro del Lugar Santísimo habiendo obtenido eterna redención para nosotros". Jesús es mi Sumo Sacerdote; Él tomó Su sangre sin pecado, sin mancha en el Lugar Santísimo y abolió el pecado para siempre: "Contemplad al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo". ¿Como pudiera estar bajo condenación cuando conozco el poder de la sangre de Jesús? Todo lo que necesito hacer es ser honesto ante Dios. Por supuesto que fallo; yo aún hago algunas cosas voluntariamente que yo sé que no debería. Yo no creo que haya alguno de nosotros que en algún momento no haga decisiones incorrectas. No estoy justificado porque yo siempre hago las decisiones correctas. Estoy justificado por la ofrenda de Jesús.
La conciencia de pecado es el sentimiento que tienes de debilidad, fracaso, condenación y de ser inadecuado e incapaz para hacer eso que sabes que Dios quiere que hagas. Si pudiéramos disipar la conciencia de culpa, condenación, de pecado, de la gente de Dios, revivirían en el poder del Espíritu. Si pudiéramos dejar de confiar en nuestra carne para tratar de conformarnos a los estándares de Dios, y simplemente disfrutáramos de Su Perdón, comenzaríamos a caminar en el gozo del Señor. Cuando las acusaciones vienen a nuestra conciencia, simplemente responde con la palabra de tu testimonio., "Si, fallé, aun sabiendo que no debería hacerlo, hice una decisión incorrecta en mi voluntad, pero todavía tengo la sangre de Jesús. Padre por tu gracia y con la ayuda de tu Santo Espíritu habitando en mí no lo haré más". Mi conciencia se vuelve vacía de ofensa, no por que soy justo, sino por que conozco el poder de la Sangre. Tengo acceso libre para entrar en Su presencia valientemente y disfrutarlo en toda Su plenitud.
¡Oh, cuando te sientes desesperanzado, cuando piensas que no tienes una oportunidad, es maravilloso alejar tu mirada de ti mismo y volverla a la Sangre del Cordero, y saber que Él es el que carga con el pecado y tú no tienes que llevar toda esa culpa y condenación! La Sangre resuelve el problema del pecado, resuelve el problema de la culpa y resuelve las acusaciones del enemigo. ELLOS LO VENCIERON POR SU TESTIMONIO. No aceptes la culpa y las acusaciones. Empieza a construir un fuerte testimonio de acuerdo a la Palabra de Dios, y comienza a confesar estas cosas. Confiesa y decreta tu perdón y la grandeza de tu Padre y Su habilidad y buena voluntad para perdonar. El no mira a tus pecados. Sus ojos no contemplaran la maldad. Él ve la sangre de Jesús. Si tu también dejas de mirar el pecado y mirar la sangre de Jesús, conocerás el poder liberador del Espíritu Santo dentro de ti para trasformarte en "un hijo de Dios, "por que a los muchos que el recibió les dio el poder de convertirse en los hijos de Dios".
Medita sobre estas cosas y pídele a Dios una revelación de estas verdades. No te concentres en tu pecado y fracaso, sino medita en Él quien tiene el poder para hacerte libre. Si tu entras en un entendimiento de estas cosas, nunca permanecerás bajo condenación una vez más. Inmediatamente cuando la condenación viene, responderás con las palabras de tu testimonio de la Sangre de Jesús.
"Y ellos no amaron sus vidas (vidas del alma) hasta la muerte". Aprende a apreciar la Sangre de Jesús, y entonces sabrás como "a través del Espíritu poner a morir las obras de la carne". Nunca te conformarás a Dios a través del propio esfuerzo. La sangre es todo lo que Dios necesita para satisfacer Su justicia. Tú has pecado y te has alejado de la presencia de Su gloria, pero la Sangre satisface a Dios. Tu conciencia puede ser condenada pero la sangre la limpia, por que tu confías en la Palabra de Dios. Tu tienes valentía y confianza, sabiendo que la Sangre te limpia de cada uno y todos tus pecados. Por la palabra de tu testimonio testificas estas cosas y tu testimonio calla la acusación del enemigo. Esto te trae dentro de una vida plena de gozo y amistad con Dios, por que está basada en la simple fe en Su Palabra y en Su habilidad para hacer que prevalezcas.


¿Sí Dios esta contigo, quien contra ti?


ADMINISTRADOR:
Estamos totalmente en sintonía con esta excelente publicación del hermano Sigler. Las notas explicativas no pretender enmendar al hermano, sino aclarar lo que hemos vivido en nuestra experiencia. Efectivamente creemos que debemos seguir las indicaciones de Sigler para salir de la condenación, mediante la confesión y la fe en la Sangre para la liberación de nuestra conciencia; cuando lo hacemos, lo sintamos o no, ante Dios es suficiente. Sin embargo en nuestra experiencia no sentiremos la libertad y la paz hasta que no hayamos madurado lo suficiente como para superar la crisis del Jordán, que nos da acceso a Tabernáculos, es decir, a la vida en el espíritu o vida abundante. Una vez del otro lado la confesión es efectiva y obtenemos libertad de culpabilidad instantáneamente. Incluso en este lado el Señor efectivamente quita el pecado, removiendo muchas veces las circunstancias para evitar que pequemos.
Damos gracias a Dios por la luz que este hermano nos está aportando y confiamos en que muchos sean bendecidos con sus publicaciones.

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