EL REMANENTE DE GRACIA, Dr. Stephen E. Jones

El remanente de Gracia

No todas estas personas entrarán en la filiación, al mismo tiempo. Pablo nos muestra que en los tiempos del Antiguo Testamento había una distinción entre Israel y el Remanente. Como veremos, esta distinción lleva Al tiempo del Nuevo Testamento.

Israel bajo Moisés era "la iglesia en el desierto" ( Hechos 7:38 ). Caleb y Josué fueron los vencedores (o "Remanente") en su día, al igual que los 7000, en los días de Elías. Esta distinción se ha mantenido en la Iglesia del Nuevo Pacto, así, dice Pablo.

Pablo escribe en Rom. 9:27, 28, citando de la Septuaginta:

27 También Isaías clama tocante a Israel: "Aunque el número de los hijos de Israel sea como la arena del mar, solo el remanente será salvo; 28 porque el Señor ejecutará su sentencia sobre la tierra cabalmente y con rápidez".

Pablo nos dice que "el remanente", son los que responden a la llamada de Dios en su vida, porque ellos son los que "se salvarán". El significado de esto quedará más claro cuando Pablo avanza, pero debe explicar de paso, que se trata de una referencia a ser guardado en la primera resurrección. No es dar a entender que los demás no se salvararán en absoluto, sino más bien que los que escuchan y responden a la llamada de Cristo serán salvos aparte del juicio divino.

Isaías tuvo un hijo llamado proféticamente, Sear-Jasub, que significa "el remanente volverá". Como Oseas, los hijos de Isaías fueron nombrados proféticamente ( Is. 8:18 ). Shear-jasub se menciona en Isaías 7: 3, y el significado de su nombre se encuentra en Isaías 10:21, 22, que Pablo cita en Romanos 9:27, 28 (arriba).

Este término "remanente" se usa como equivalente de "los escogidos" en los escritos de Pablo. Por tanto, Isaías profetizó que sólo un pequeño remanente de israelitas en realidad "retornaría" al Señor y sería"salvo". Así que en Romanos 9: 29 Pablo nos da un segundo testigo de Isaías para probar el punto.

29 Y como predijo Isaías:

Si el Señor de los ejércitos [Hosts] no nos hubiera dejado descendencia,
Habríamos venido a ser como Sodoma, y seríamos semejantes a Gomorra.

Esta es una cita de Isaías 1: 9. Obviamente, Pablo equipara el "remanente" a la "posteridad" que era el grupo más pequeño. Así como Dios salvó a Lot en la destrucción de Sodoma y Gomorra, así también Dios salvó un remanente de Israel, a los que "regresó" al Señor como "los escogidos".

Esto revela un principio muy importante. En primer lugar, sólo porque Israel como nación fue "elegida" por Dios y por lo tanto era una nación "electa", esto no significa que todos ellos individualmente  eran elegidos de Dios. Lejos de ello. La nación en sí se convirtió como Sodoma y Gomorra, y Dios destruyó a la nación para rechazarla y romper el pacto.

¿Así que quienes son el remanente electo que regresó a Dios? Ellos son los que siguen a Jesús Cristo, el Rey y el Dios de toda la tierra, no sólo de la simiente de Israel, sino también de todas las naciones. Esta es la base de toda la discusión de Pablo en Romanos 9-11, y si entendemos esto desde el principio, vamos a ser capaces de seguir la línea de Pablo de razonamiento lo largo de estos capítulos.

30 ¿Qué, pues, diremos? Que los ethnos (gentiles), que no iban tras la justicia, alcanzaron justicia, es decir, la justicia que es por la fe; 31 pero Israel que iba, tras una ley de justicia, no alcanzó esa ley.

A Israel, como nación, se le dio la Ley y un pacto que obligaban a la obediencia como condición previa para alcanzar la justicia (derecho a estar de pie ante Dios). Fracasaron miserablemente, como Pablo nos explicó anteriormente. Así que Dios echó fuera a toda la casa de Israel como nación. Sin embargo, en medio de tal juicio, un remanente continuó seguiendo a Dios, a pesar de que ese remanente fue llevado cautiva junto con sus hermanos israelitas.

Siglos más tarde, Jesucristo vino a la tierra, y el remanente que vivía en esa generación le siguió, junto con el resto de los ethnos que se habían reunido con ellos. Por lo tanto, los ethnos, que no habían logrado posición correcta con Dios en tiempos anteriores, alcanzaron justicia. Lograron bajo el Nuevo Pacto lo que la nación de Israel no había podido lograr bajo el Antiguo Pacto.

32 ¿Por qué? Debido a que [todas las tribus de Israel bajo el Antiguo Pacto] iban tras ella no por fe, sino como por obras. Tropezaron en la piedra de tropiezo, 33 como está escrito: "He aquí, pongo en Sión una piedra de tropiezo y roca de escándalo, y el que cree en él no se sentirá decepcionado".

Esta era la condición de Israel y de Judá, todas las tribus que estaban bajo el Antiguo Pacto. La "piedra de tropiezo" es Jesucristo mismo, porque Pablo nos dice en 1 Cor. 1, 23,

23 pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos tropiezo, y para los ethnos necedad.

Este escollo estuvo presente desde el principio, porque, como ya hemos expuesto, Jesucristo era el Jehová del Antiguo Testamento.

Así que cuando Pablo habla de Israel como nación rechazando a Jesucristo, Él no se refiere sólo al rechazo judío de Cristo en el primer siglo. Cristo ya había sido rechazado por Israel, mientras él todavía estaba en la forma de Yahvé. Judá le rechazó directamente en el primer siglo, completando el fracaso de la Antigua Alianza en ambas naciones.

La cita de Pablo en Rom. 9:33 es de Isaías 28:16, que es gran capítulo "pentecostal" de Isaías. De hecho, Pablo cita Isaías 28:11 en su discusión sobre el don de lenguas en 1 Cor. 14:21. Isaías profetiza muchas cosas en el capítulo 28, incluyendo los corazones malvados de los líderes religiosos en Jerusalén, ya que conspiraron para crucificar a Jesús.

Pablo vincula el Antiguo Pacto con el rechazo de Jesús Cristo por la gente. Las personas se negaron a escuchar de la Nueva Alianza y rechazaron a su Mediador, prefiriendo permanecer bajo el Antiguo Pacto y su requisito de obras. Cristo, entonces, se convirtió en la gran piedra de tropiezo que los ofendió, siempre y cuando respetaban la Antigua Alianza. Esto fue profetizado por Isaías, que también nos dio la solución: "El que cree [tiene fe] en él, no será avergonzado".

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