La Desolación y los tiempos de las naciones
16 de diciembre 2014
Jesús dijo que después de un tiempo de persecución: Jerusalén será "rodeada de ejércitos" ( Lucas 21:20 ). El relato de Mateo dice: "cuando vean la abominación de la desolación ... de pie en el lugar santo" ( Mateo 24:15 ). Cada escritor del evangelio revela detalles diferentes, mostrando lo que es importante para su propósito.
Mateo se refería a una profecía de Daniel 9: 25-27. Daniel había profetizado que el Mesías vendría a hacer su obra (en la cruz) 490 años después de un determinado decreto, que conocemos como el decreto de Artajerjes (458 aC). Dividió este ciclo de 490 años en 7, 62, y 1. Daniel 9: 26 dice:
26 Luego, después de las sesenta y dos semanas [de años] el Mesías será cortado y no por él mismo, y el pueblo de un príncipe [Roma] que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario. Y su fin será con inundación; hasta el fin habrá guerra; las desolaciones están determinadas.
La interpretación de esta profecía se puede determinar hoy por su cumplimiento real, aunque era algo oscura antes del primer siglo. Las 7 y 62 semanas se extendían desde el 458 aC al 26 dC, como mostré en la última parte del capítulo 9 de Secretos del Tiempo (En castellano: http://josemariaarmesto.blogspot.com.es/2014/04/libro-secretos-del-tiempo-dr-stephen-e.html). La "semana" final fue del 26 al 33 dC. Jesús fue bautizado en la mitad de la semana (septiembre del año 29 DC) y comenzó su ministerio a principios del año 30 después de que Juan estaba preso.
La Guerra
Daniel 9:26 anterior podría interpretarse en el sentido de que Jerusalén sería destruida inmediatamente después que el Mesías iba a ser "cortado". Sin embargo, la historia demuestra que esto no sucedió. Como hemos dicho, la intercesión de Ezequiel dio a Judá un extra de 40 años de gracia. Juan fue ejecutado por Herodes en la Pascua del año 30 dC, y esto es cuando Jesús sucedió a Juan como el sumo sacerdote (a los ojos de Dios). Cuarenta años más tarde, en la Pascua del año 70, Jerusalén fue rodeada por los ejércitos de Roma, y comenzó el asedio.
Josefo, el historiador judío del primer siglo, escribió sobre el número de muertos en el sitio de Jerusalén:
"... No menos de ciento quince mil ochocientos ochenta cadáveres en el intervalo entre el día catorce del mes Xántico [Nisán] cuando los romanos acamparon por la ciudad, y el primer día del mes Panemus [Tamuz ]". ( Guerras de los Judios, VI, xiii, 7)
Él nos dice que el asedio romano comenzó el día en que se suponía que las personas iban a matar los corderos de la Pascua de ese año, que se trataba precisamente 40 años después de que el ministerio completo de Jesús comenzó (después de la muerte de Juan), vemos cómo la intercesión de Ezequiel tuvo su efecto en la ciudad. La ciudad y el templo fueron destruidos unos cuatro meses más tarde, al final del asedio.
La batalla final con que la guerra terminó fue con la toma de Masada en la Pascua del 73. Masada era la fortaleza que ocupaban los Sicarios, "la gente de la daga", que eran el grupo terrorista más extremo de la época. Josefo nos dice que ellos eran en su mayoría la parte edomita de los judíos, por sus antepasados habían sido convertidos al judaísmo en 126 aC. La noche antes que los romanos tomaron la fortaleza, la mayoría de las personas se suicidaron, y Josefo nos dice,
"... Esta masacre calamitosa fue hecha a los quince días del mes Xántico, o Nisán" ( Guerras de los Julios, VII, IX, 1).
En otras palabras, ocurrió en el día de la Pascua en el año 73 dC, cuarenta años después de que Jesús fue crucificado en la Pascua de 33.
La "abominación desoladora" también se menciona en Daniel 11:31 y en Daniel 12:11, donde la KJV traduce la abominación desoladora". Esto probablemente refleja el sentido de la profecía, porque lo que sea la abominación, es la causa de la desolación. En la superficie, el ejército romano podría ser visto como la abominación que trajo la desolación de Jerusalén. Sin embargo, la verdadera causa de la desolación era la actividad abominable ocurriendo en el propio templo.
Echando fuera a los usurpadores
Cuando los jefes de los sacerdotes usurparon el trono de Cristo (como fue profetizado por el derrocamiento por Absalón del rey David), en esencia, se declararon ser el Mesías-Rey, creando su trono en el templo como si fueran Dios (o dioses). Esto es lo que Pablo quiso decir cuando escribió en 2 Tesalonicenses 2: 3, 4,
3 Que nadie en modo alguno os engañe, porque [el Día del Señor] no vendrá a menos que la apostasía [apostasía, "arrojando"] venga primero, y el hombre de pecado sea revelado [expuesto], el hijo de destrucción, 4 el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto, tanto que se sienta en el templo de Dios, presentándose como si fuera Dios.
Mientras que muchos han pensado que Pablo se refería a un futuro Anticristo ocupando un templo reconstruido en Jerusalén, el apóstol se refiere en realidad a los jefes de los sacerdotes que ya habían usurpado el lugar de Cristo. Pablo dijo que el Día del Señor no podía venir hasta que fueran expulsados de su posición de poder, así como Absalón había sido echado del trono mil años antes. Pablo no estaba hablando de apostasía en el sentido de una apostasía, sino más bien de un desechamiento. Se trataba de un derrocamiento, no de un traspiés.
Junto con el derrocamiento de los usurpadores, también están el traidor llamado "el hombre de pecado" y "el hijo de destrucción" (perdición) que deben ser expuestos. En el tiempo de David este papel fue desempeñado por Ahitofel, consejero y amigo de David, quien lo traicionó ( 2 Samuel 15:12 ). Ahitofel después se ahorcó ( 2 Samuel 17:23, NVI ). En última instancia, el propio Absalón fue muerto en la batalla final ( 2 Samuel 18:15 ).
En la repetición del Nuevo Testamento de esta historia profética, los jefes de los sacerdotes desempeñaron el papel de Absalón, Jesús hizo el papel de David, y Judas desempeñó el papel de Ahitofel. Leemos en Juan 17:12 que Judas era el "hijo de perdición" ( apoleia ). Es el mismo término que Pablo usa en 2 Tesalonicenses 2: 3.
Pablo dijo que el desechamiento (de los sacerdotes del templo) y la exposición de el hijo de perdición (los traidores) tendría que ocurrir antes del Día del Señor. Él no dijo que un Anticristo se plantearía en el futuro, sino que habla de ello como una realidad presente en su tiempo. El evento futuro es la resolución de este conflicto, profetizado por la batalla final en la que el ejército de David derrotó al de Absalón y echó al usurpador del trono.
El punto es que el rechazo de Cristo por los sacerdotes del templo era la abominación subyacente que causaría la desolación de Jerusalén cuarenta años después. Todo esto era un conflicto por el derecho a gobernar en el trono de David. Los sacerdotes eran levitas, no judaítas, por lo que no tenían derecho a retener el cetro de Judá ( Génesis 49:10 ).
La Resolución
Cuando Absalón usurpó el trono, David hizo un sacrificio en la cumbre (rosh ", cabeza, cráneo") del Monte de los Olivos ( 2 Samuel 15:30 , 32 ). Esto profetizó de la crucifixión de Cristo en el mismo lugar un millar de años más tarde. David se fue a Mahanaim en la tierra de Galaad ( 2 Samuel 17:24 , 26 ). El nombre Mahanaim significa "dos bandos". Es el lugar donde los ángeles se reunieron con Jacob y Jacob dividió su familia y sus bienes ( Génesis 32: 2 , 7 ). Nombró el lugar, diciendo: "Este es el campamento de Dios".
Cuando David fue allí, profetizó de la ascensión de Cristo al cielo ("campamento de Dios"), después de que su trono fue usurpado por los jefes de los sacerdotes. Allí Cristo permanecerá hasta la batalla final, cuando Él vuelva a recuperar Su trono. Debido a que la historia dice que Absalón fue muerto en esta batalla final, sugiere que aquellos que usurparon el trono de Cristo no serán gobernantes en el Reino. De hecho, aquellos que han apoyado a los usurpadores (como Judas) también sufrirán el juicio como hijos de perdición. Algunos podrán estar tan arrepentidos que, literalmente, se ahorcarán, como Ahitofel y Judas.
El conflicto original era por el cetro de Judá, pero la disputa hoy es por el derecho de nacimiento de José, como expliqué en mi libro, La Lucha por el Derecho de Nacimiento (En castellano: http://josemariaarmesto.blogspot.com.es/2014/08/libro-la-lucha-por-el-derecho-de.html). En otras palabras, se trata de una disputa sobre quién tiene el derecho a reclamar el nombre de Israel, que es el nombre de la primogenitura dada a José y sus hijos ( Génesis 48: 14-16 ).
Por lo tanto, aquellos que actualmente apoyan a los usurpadores de ese nombre de primogenitura son los traidores de nuestro tiempo y no se les confiarán las riendas del gobierno en el Reino. La ciudad de Jerusalén, alegóricamente conocida como Agar ( Gálatas 4:25 ), será echado fuera, Pablo dice: "Porque el Hijo de la sierva no ha de heredar con el hijo de la mujer libre" ( Gálatas 4:30 ).
Los tiempos de los Naciones
Jesús dijo que cuando vieran a los ejércitos de los alrededores de Jerusalén, deberían salir de la ciudad con el fin de evitar el juicio divino. Luego continúa en Lucas 21:23, 24,
23 ¡Ay de las que estén encintas y de las que críen en aquellos días, porque será gran calamidad en la tierra, e ira sobre este pueblo, 24 y caerán a filo de espada, y serán conducidos cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles [ethnos, "naciones"] hasta los tiempos de los gentiles se cumplan.
Los tiempos de las naciones no se iniciaron en el año 70, sino en la primera destrucción de Jerusalén en los días de Jeremías. Esto fue cuando Dios tomó el Mandato de Dominio de los reyes de Judá, y se lo dio a Nabucodonosor, rey de Babilonia ( Jeremías 27: 6 ). Han pasado 2.600 años desde que comenzaron los tiempos de las naciones. El número 26 significa "poder de la salvación", y sugiere que estamos en el punto en el tiempo donde el evangelio saldrá a todas las naciones con gran poder. Ver El significado bíblico de Números (En castellano: http://josemariaarmesto.blogspot.com.es/2014/06/libro-significado-biblico-de-los.html).
Los tiempos de las naciones son los años en los que se les dio a las naciones "bestia" poder para gobernar, porque los reyes de Judá habían abusado de su mandato. Puede ser que esta vez fuera a comenzar y terminar con la destrucción de Jerusalén, con una destrucción adicional en el año 70 DC. Ser "pisoteado" no supone la ocupación en sí, sino el dominio riguroso.
El consejo de Jesús se dirige principalmente a sus discípulos y a los creyentes que estarían viviendo en Jerusalén en el momento de su destrucción. Sabemos, por supuesto, que justo antes de la destrucción de Jerusalén se apartaron, escapando a Pella en el otro lado del río Jordán. Yo creo que cualquier cristiano actualmente en Jerusalén debe seguir el consejo de Jesús una vez más con el fin de evitar el desastre final que ha de venir pronto.
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