DESDE EL FUEGO REFINADOR, Rubén Darío Duque Estrada



En abril del 2015 cumplo 22 años de ser cristiano y debo confesar que apenas estoy comenzando a conocer a Dios. Cuando tenía unos diez años de cristiano me había leído ya la Biblia siete veces y en todo este tiempo he hecho cursos, seminarios y participado en retiros de todo tipo y debo confesar que apenas estoy comenzando a entender algunas cosas.

No pretendo desalentar a quien lee, todo lo contrario, este breve texto le animará y motivará a perseverar.

No todos estamos llamados a ser apóstoles, pastores, maestros etc; pero todo cristiano está llamado a mantener una relación personal con Dios a través de Su Palabra, pues es a través de ésta que recibirá fe, luz, fortaleza y conocimiento del Dios en el que dice creer.

Llevo muchos años de trato amoroso con el Señor, también la disciplina es parte de ese trato amoroso, pues la palabra dice que Dios, como el buen Padre que es, al que ama disciplina y la disciplina del Señor es precisamente para formación. En lo personal, pues Dios es un Dios personal, en los últimos años el Señor me ha venido llevando por un proceso fuerte de esa formación, me ha pisado como el viñador a las uvas, que no lo hace para maltratar las uvas, sino para sacar de ellas su jugo y hacer el mejor vino o como hace el joyero que pasa la plata y al oro por el fuego, pero no para destruir el metal, sino para sacarle todas las impurezas y hacer una hermosa joya o como el alfarero que amasa el barro, le da forma y después lo mete en el fuego, no para lastimar, sino para hacer una vasija útil y resistente.

Estoy escribiendo un artículo llamado “El fuego de Dios”, el cual habla precisamente de la manera en que Dios obra y que sus obras son el reflejo de Su carácter amoroso. Sé que bendecirá a muchos, pues conmigo lo está haciendo. Y hay otros artículos encabezados, que estoy seguro el Espíritu Santo les irá dando la forma que transforma corazones.


Oro que para que el fuego de Dios avive aquellas personas que le han entregado sus vidas al Señor Jesucristo y Él haga en cada una, la vasija para honra que Él desea formar. Y sabemos que la obra que Él comenzó en todos, la terminará; pero recordemos, que esa obra dura desde el momento en que nacemos de nuevo, hasta el día que el Señor venga por segunda vez, y esa venida está muy próxima a suceder. Los propósitos de Dios para Sus hijos son de bien y no de mal. Dios desea que todos en el mundo entero sea salvo y venga al conocimiento de Él. Humanamente decimos que los deseos del jefe son órdenes; así que el deseo de Dios se cumplirá, cada persona experimentará Su amor y ese amor es Jesucristo, el Verbo de Dios hecho carne.

Dios les bendiga!!!​

Rubén Darío Duque Estrada - alreinodeloscielos@gmail.com

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