Tener acceso directo a Cristo
30 de octubre 2014
Lucas 18: 15-17 dice:
15 Y traían aun a sus bebés a Él para que los tocara, pero los discípulos lo vieron, les comenzaron a reprender. 16 Pero Jesús les llamó, diciendo: "Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos. 17 De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él".
Muchos han expuesto de este pasaje sin verlo a la luz de su contexto. Estos mini-parábolas y eventos en el ministerio de Jesús no eran colecciones aleatorias de lecciones reconstruidas juntas por los escritores de los evangelios. Lucas tuvo a bien insertar las enseñanzas de Jesús en este lugar en particular en su evangelio para instruir a las personas en el curso correcto de acción, en lo que respecta al deslizamiento de la nación hacia la destrucción en manos de Roma.
Como ya hemos visto, la primera parte de Lucas 18 da una parábola para instruir a la gente a "no perder el ánimo". Entonces Jesús advirtió en contra de la justicia propia, la actitud religiosa que no podía evitar la destrucción venidera. Y luego en los versículos 15-17 Lucas inserta la advertencia de Jesús para que los más pequeños puedan llegar a Él.
Aunque esto no fue dicho como una parábola, sino como un hecho real, es evidente que los "bebés" y "niños" sirven como ejemplos de hijos espirituales. En otras palabras, aquellos que recientemente habían venido a Cristo, si eran publicanos, pecadores, o extranjeros lejanos no debían ser obstaculizados en modo alguno de tener una relación directa con Cristo.
Era común (y natural) que los padres aprendieran de las enseñanzas de Cristo y luego enseñaran esas cosas a sus hijos. Se esperaba que los niños mantuvieranr su distancia y no molestaran al Maestro, porque su tiempo era valioso y debía ser empleado en la enseñanza de adultos. Esta orden carnal, sin embargo, significaba que los niños tuvieran sólo una relación indirecta con Cristo. Pero Jesús quería que incluso el más pequeño de ellos pudiera disfrutar de una relación personal con Él y no tener que permanecer a distancia.
Los niños estaban en el nivel de siervos y esclavos en el orden natural de las cosas. Pablo se refiere a esto en Gálatas 4: 1, 2, diciendo:
1 Digo, pues, siempre que el heredero es niño, que no difiere en absoluto de un esclavo, aunque es señor de todo, 2 sino que está bajo tutores y administradores de hasta la fecha fijada por el padre.
Pablo entonces relaciona esto con la posición de Israel bajo el Antiguo Pacto. Durante su tiempo como menores de edad, eran como los hijos de Agar, la esclava, hijos-esclavos que estaban aprendiendo la obediencia. Esta fue una buena relación para los menores, pero no debía permanecer así para siempre, para que el niño creciese, él debía asumir el carácter de sus padres hasta que llegara al lugar de pleno acuerdo. Lo mismo sucede con todos los creyentes en Cristo, excepto que así como los niños, deben tener una relación directa con su Padre celestial.
Durante la Edad de Pentecostés, debería haber sido una época de desarrollo espiritual en el aprendizaje de la obediencia, la Iglesia normalmente puso a sus "hijos" como esclavos de sí misma. En lugar de facilitar su crecimiento, la jerarquía sacerdotal menudo los mantenía como niños, incluso hasta el punto de no permitir el acceso directo a las Escrituras. Ciertamente, no se permitía normalmente a sus "hijos" recibir sin trabas la revelación directa de Dios, porque ellos conservaban el poder de vetar sus revelaciónes si no se ajustaban al credo de la iglesia.
Hasta cierto punto, por supuesto, podemos entender el razonamiento de la Iglesia. Había muchos niños rebeldes que afirmaban oír a Dios y que establecieron sus propias sectas. Esto difícilmente podría evitarse. Pero la función de la Iglesia era enseñar a la gente a escuchar a Dios correctamente, advirtiéndoles de la idolatría del corazón por la que los hombres escuchan incorrectamente. La solución no era quitar a la gente el derecho a escuchar a Dios por sí mismos.
Esta práctica de la iglesia fue profetizada en las acciones de los discípulos que trataron de impedir a los niños tener acceso directo a Jesús. Pero Jesús entiende la condición de que uno como un hijo o un hijo espiritual no debe ser obstaculizado de tener acceso directo a Su Padre celestial. Después de todo, incluso Ismael, el hijo de la esclava, tenía una relación directa con su padre Abraham.
Es lamentable que los sacerdotes de los cultos de la iglesia han impedido a menudo a los niños venir a Cristo. Ellos han entendido mal el propósito de sacerdocio. El sacerdocio se suponía que debía señalar el camino a Cristo, pero se convirtió en la barrera a Cristo. La autoridad se utilizaba para mantener a la gente en esclavitud al sacerdocio, en lugar de ponerlos en la gloriosa libertad de los hijos de Dios. En lugar de ayudarles a escuchar la voz de Dios por sí mismos, les dijeron a sus hijos espirituales que escucharan sólo la voz del sacerdote, para que él les dijera lo que Dios había dicho. Esta perversión de la autoridad sacerdotal era precisamente lo que Jesús estaba corrigiendo en Lucas 18: 15-17. Jesús dijo a sus discípulos: "Permitid a los niños venir a mí, y no se lo impidáis".
Es evidente que tal uso pervertido de la autoridad sacerdotal ocurrió no sólo en la historia sucesiva de la Iglesia, sino también en la religión del templo en los días de Jesús. El control sacerdotal sobre el pueblo era enorme, y todos los de la gente común fueron tratados como niños. Estos niños fueron regulados, y si ellos se salían fuera de las normas religiosas, incluso podrían ser castigados como niños rebeldes.
Fue por este motivo que Jesús fue odiado y finalmente crucificado, porque los líderes religiosos resentían Su familiaridad con Su Padre en el cielo. Ellos resentían su revelación que rompía las barreras a Dios que los sacerdotes habían erigido. De hecho, la pared divisoria en el atrio del templo había impedido a las mujeres y a los extranjeros acercarse a Dios más allá de cierto punto. Jesús derribó esta pared con Sus enseñanzas ( Efesios 2:14 , 15 ), para que todos los hijos de Dios pudieran venir a Él, sin obstáculos.
Por lo tanto, vemos que Lucas inserta este breve incidente para exponer el importante principio de tener una relación directa con Cristo. Por lo tanto este pasaje constituye un paso esencial en su narrativa, ya que da instrucciones sobre la forma de evitar el desastre que estaba a punto de venir sobre Jerusalén. Mientras que muchos de los sacerdotes y rabinos habían enseñado que era la voluntad de Dios rebelarse contra Roma, los niños si pueden recibir una mejor revelación, porque tenían acceso directo a Dios y podían oír Su voz directamente, sin ser amenazados con la excomunión o incluso la muerte.
Esta es la nonagésima sexta parte de una serie titulada "Estudios en el libro de Lucas". Para ver todas las piezas, haga clic en el enlace de más abajo.
El Dr. Stephen Jones
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