USO DEL VELO: LA RESPUESTA, David Bercot







Fragmento del libro: 

Los primeros cristianos y sus escritos. 

Por qué la iglesia moderna necesita escuchar a la iglesia primitiva 


David Bercot 


Traducido por Anthony Hurtado 







10. La respuesta 

¿Estaba Pablo hablando sobre el velo o sobre el cabello largo? ¿O no había costumbre para ninguna de las dos cosas? La evidencia histórica es sorprendentemente clara. 

El registro revela que todas las iglesias primitivas entendieron que Pablo estaba hablando de un velo de tela, no del cabello largo. Lo único que no estaba claro para algunos era si las instrucciones de Pablo se aplicaban a todas las mujeres o sólo a las mujeres casadas. La razón es que la palabra griega gyne, usada por Pablo, puede significar “una mujer” o también “una mujer casada”. 

Alrededor del año 200, en Cartago, norte de África, Tertuliano escribió un tratado titulado, “El velo de las vírgenes”, en el cual argumentó que Pablo estaba usando la palabra gyne en el sentido de “mujer”. En su argumento, Tertuliano describió las prácticas en la Iglesia, incluyendo la práctica en la Iglesia de Corinto. Su tratado nos da una rica información: 
También amonesto al segundo grupo de mujeres casadas, que no dejen esta disciplina del velo, ni por un momento, ni siquiera por una hora; puesto que tú no puedes evitar llevar un velo, no debes hallar un camino para invalidar esta práctica. Es decir, andar ni cubierta ni descubierta. Pues algunas mujeres no cubren sus cabezas, más bien las envuelven con turbantes y bandas de lana. Es verdad que sus frentes están protegidas, pero no cubren la región que ocupa sus cabezas. 

Otras cubren sólo el área del cerebro con pequeños pañuelos de lino que ni llegan a las orejas… La región que se debe cubrir con el velo, ocupa el mismo espacio que cuando el cabello se halla suelto. De este modo, el cuello también es cubierto. 

Las mujeres de Arabia las juzgarán, porque no sólo se cubren la cabeza, sino la cara también… Pero, ¿cuán severo será el castigo que merecerán quienes permanecen descubiertas incluso cuando recitan los Salmos y en cualquier mención del nombre de Dios? Porque incluso cuando ellas se hallan a punto de orar, ellas colocan un pequeño pedazo de tela sobre la coronilla de sus cabezas. ¡Y piensan que así están cubiertas! 
En el inicio de su tratado, Tertuliano testificó que las iglesias fundadas por los apóstoles insisten que tanto las mujeres casadas como las vírgenes deben llevar el velo: 
En toda Grecia y en algunas de sus provincias bárbaras, la mayoría de las iglesias guardan a sus vírgenes cubiertas. De hecho, esta práctica la siguen en algunos lugares debajo del cielo africano. Por tanto, que nadie atribuya dicha costumbre simplemente a las costumbres gentiles de griegos y bárbaros. 
Además, yo les muestro como modelos a aquellas iglesias que fueron fundadas por los apóstoles o por los varones apostólicos … Este asunto lo han entendido bien los mismos corintios. Porque hasta este mismo día las vírgenes se cubren con un velo. Los discípulos confirman lo que los apóstoles enseñaron. 

Clemente de Alejandría, un escritor líder de Egipto, alrededor del 190 d.C. aconsejó: 
Que las mujeres entiendan esto. Que deben cubrirse por completo, a menos que estén en su casa. Porque esta forma de vestir es sobria y las protege de ser miradas... La mujer cristiana nunca caerá si pone delante de sus ojos la modestia y el velo. Tampoco será causa de tropiezo para el hombre por descubrirse el rostro. Por tanto, es la voluntad de Cristo que deba orar con el velo. 
Hipólito, un líder de la iglesia de Roma, alrededor del año 200 dC, compiló un registro de numerosas costumbres y prácticas en esa iglesia desde las generaciones que le precedieron. Su Tradición apostólica contiene la siguiente declaración: 
Que todas las mujeres tengan la cabeza cubierta con una tela opaca, que no sea un velo transparente, porque eso no cubre en verdad.
Esta evidencia escrita del curso de acción de los primeros cristianos es corroborada por el registro arqueológico. Las pinturas que datan de los siglos segundo y tercero de las catacumbas y otros lugares, representan a las mujeres cristianas orando con un velo sobre sus cabezas. 

Por tanto, el registro histórico es totalmente claro. Revela que las primeras generaciones de creyentes entendieron que lo que cubre es el velo, no el cabello largo. Como Tertuliano indicó, incluso las mujeres que no deseaban seguir la enseñanza de Pablo, no afirmaban que Pablo se estaba refiriendo al cabello largo. Al contrario, simplemente llevaban una pequeña cubierta en mínima obediencia a su enseñanza. Nadie en la Iglesia afirmaba que las instrucciones de Pablo eran simplemente un consenso con la cultura griega. Nadie afirmaba que tuviera algo que ver con las sacerdotisas paganas o las prostitutas. 


De vuelta a la Escritura 

Ahora, volvamos a la Escritura y veamos si el entendimiento histórico se basa en una interpretación razonable de la Escritura. El entendimiento de los primeros cristianos del pasaje en estudio, le da al versículo 4 un sentido literal (un hombre no debe llevar nada sobre su cabeza cuando ora o profetiza) y al versículo 5 (una mujer debe cubrirse con un velo cuando ora o profetiza). Sin embargo, esto no contradice a los versículos 14 y 15 que la naturaleza nos enseña el mismo principio que los varones no deben cubrirse, pero las mujeres sí; puesto que el hombre naturalmente lleva el cabello corto y la mujer lo lleva largo. 

Lo más importante es que el registro histórico se adecúa muy bien a la regla lógica final de interpretación que usamos los abogados. El Instituto de Leyes de América ha expresado el siguiente principio: “Debe preferirse una interpretación que da un significado razonable, válido y efectivo a todas las palabras que a cualquier interpretación que deja una parte irrazonable, inválida o sin efecto”. 

Aplicando dicho principio a la interpretación de las Escrituras, podemos declararlo de la siguiente manera: 
Este principio es sencillamente la lógica reducida en palabras. Cuando tú o yo escribimos una carta o un ensayo, normalmente tratamos que todo lo que escribimos tenga sentido, ¿cierto? No tenemos el propósito de escribir cosas que sean totalmente ignoradas. Ni que parte de lo que escribimos sea entendida de tal modo que anule las demás cosas. 
La interpretación histórica de 1ª Corintios 11 armoniza completamente con este principio lógico. Da un significado completo a todo lo que Pablo dijo. A diferencia de esto, nuestras interpretaciones modernas no lo hacen. Toma por ejemplo la interpretación de que Pablo estaba diciendo que los hombres deberían llevar cabello corto y las mujeres cabello largo. ¿Cómo afecta esto al versículo 4 y 6? Pablo dice en el versículo 4: “Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza”. Según esta interpretación, por “cabeza cubierta”, Pablo se estaría refiriendo al cabello, ¿verdad? Por tanto, ¿deberían los hombres raparse todo el cabello? 

En el versículo 6, Pablo dice: “Porque si la mujer no se cubre, que se corte también el cabello; y si le es vergonzoso a la mujer cortarse el cabello o raparse, que se cubra”. Según la interpretación moderna, Pablo estaría diciendo: “Si una mujer no tiene cabello largo, que se corte también el cabello”. ¿Cuán razonable es eso? Si el cabello de una mujer es corto, es porque ya está cortado. 

Si Pablo está hablando del cabello largo, ¿por qué se enfocaría en “orar y profetizar”? ¿Puede el cabello de un hombre ser largo mientras está haciendo otras cosas y repentinamente volverse corto mientras ora o profetiza? 

En resumen, esta interpretación moderna reduce la mayor parte de nuestro pasaje a un absurdo. Si Pablo se estaba refiriendo al cabello largo, ¿por qué no lo dijo sencillamente así? ¿Por qué habría ido a través de prolongadas palabras referentes al velo o a cubrirse? Él pudo haber dicho con toda simpleza: “Los varones deben llevar cabello corto y las mujeres cabello largo”. Cualquier interpretación que convierte un pasaje en un absurdo, es una interpretación absurda. 

¿O qué de la interpretación que afirma que la única razón que este pasaje fue escrito fue para que las mujeres cristianas de Corinto no fueran confundidas con las prostitutas o sacerdotisas paganas? Si eso es todo lo que este pasaje quiere decir, entonces, ¿por qué parte de él es dirigido a los hombres? Además, esta interpretación contradice lo que Pablo dijo en el versículo 10: “Por lo cual la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles”. Si dicha interpretación moderna fuera correcta; entonces Pablo, o está en un error aquí o está mintiendo. En otras palabras, o Pablo no sabía por qué estaba dando tales instrucciones (pensando equivocadamente que ellas tenían que ver algo con los ángeles), o a propósito dio una falsa razón. En conclusión, esta interpretación no pasa la prueba de la lógica, porque invalida la mayor parte de las palabras de Pablo. 

La otra interpretación moderna es aún peor. Ésta es la que afirma que el versículo 16 está diciendo que no había tal costumbre de llevar un velo: “Con todo eso, si alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios”. ¿Estaba diciendo Pablo que “no tenemos tal costumbre de llevar velos” o que “no tenemos otra costumbre que llevar velos”? Si señalamos que Pablo estaba diciendo que no había tal costumbre de llevar velos, entonces ¿por qué tuvo la molestia de escribir todo este pasaje? En efecto, vemos a Pablo dando todos estos consejos relacionándolos al orden de la Creación y a los ángeles y luego dice: “Si a ti no te gustan estas instrucciones, no las sigas; porque nadie las está siguiendo tampoco”. 



La eficacia de las interpretaciones históricas 

A diferencia de esto, el entendimiento histórico nos ofrece una interpretación razonable y literal del pasaje arriba mencionado. Cada una de las otras interpretaciones termina anulando todo o parte de él. Algunas interpretaciones añaden muchas suposiciones que ni siquiera se hallan en el pasaje. 

He hallado que este mismo principio es verdad para todo el entendimiento bíblico de los primeros cristianos. Ellos no añaden algo a la Escritura; más bien quitan las tradiciones humanas que nosotros hemos añadido. Casi siempre nos dejan con el significado desnudo y literal de la Escritura. Ellos nos traen de vuelta al significado con el cual habríamos empezado, si no hubiésemos sido cegados por nuestros prejuicios. 

Como dije anteriormente, éste no es un libro referente al velo. Hemos estado viendo el pasaje de 1ª Corintios 11 sólo para ilustrar el método lógico para la interpretación de la Escritura. Por tanto, repasemos dichos principios. 

Es tan fácil. De hecho, es casi demasiado fácil. Es muy obvio, ¿por qué entonces los cristianos no lo han usado? ¿Qué razón hay en todo el mundo para que los protestantes hayamos despedazado el cuerpo de Cristo tan innecesariamente? Puedo asegurarte que no es porque nadie haya visto el curso de acción histórico. No, ¡es porque aquellos que investigaron el registro histórico no encontraron lo que querían encontrar! 


Nota: 

Estamos de acuerdo con el hermano David Bercot en cuanto al uso del velo, que recomendamos encarecidamente a las hermanas. 
Gén. 24: 64 Rebeca también alzó sus ojos, y vio a Isaac, y descendió del camello; 65 Porque había preguntado al criado: ¿Quién es este varón que viene por el campo hacia nosotros? Y el siervo había respondido: Este es mi señor. Ella entonces tomó el velo, y se cubrió.
Que las iglesias obedecieran la Palabra de Dios en este tema transcendental supondría un ataque en toda regla a la línea de flotación del espíritu diabólico del feminismo que ha infiltrado la iglesia y nos devolvería a la correcta relación de autoridad y sumisión, establecida en la Palabra de Dios para el Universo. Antes de esto la Iglesia no estará en disposición de afrontar la Batalla Final. 

Estamos en tiempos de la Restauración de Todas las Cosas y no debemos regatear cuando se trata del principio espiritual más importante del Universo: la autoridad de Dios, el gobierno de Dios, sin el cual su Reino no puede ser establecido. Como lo dice el Espíritu a través de Pablo: 
1ª Corintios 11: 16 Con todo eso, si alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios. 


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