XIII-FINISTERRE AL BORDE DEL JORDÁN (Algo Nuevo Hago Hoy, Hora Omega)


Apéndice 4

ALGO NUEVO HAGO HOY

 "Por la misericordia de Jahveh no hemos sido consumidos,
porque nunca decayeron sus misericordias.
Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad."
(Lam 3:22-23)

 Aunque los  pasos básicos para el avivamiento son una constante en la historia bíblica, cada avivamiento ha tenido sus peculiaridades, porque Dios no puede ser encasillado "matemáticamente"; esto es obvio especialmente en las manifestaciones externas de cada avivamiento. El Señor siempre hizo y hará como le venga en gana. Él viene a nosotros para romper atavismos, pensamientos trasnochados y maneras arcaicas; romperá barreras, normas, rutinas y tradiciones; pondrá la iglesia patas arriba y a nosotros sólo nos quedará decir: "Amén y amén". El Señor no echará Su vino nuevo en odres viejos denominacionales, sino traerá el único esquema bíblico de una iglesia en una ciudad; probablemente hará cosas que nosotros nunca hubiéramos pensado ni atrevido a hacer; cosas tal vez "ridículas" y "tontas", para confundir a los sabios de este siglo. Resumiendo, hará como le dé en Su real gana y nosotros tendremos sencillamente que obedecer.

Pero por sobre todo eso Dios nos hará regresar a Su palabra, a poner de nuevo en vigencia el libro de los Hechos de los Apóstoles con mayor vigor que entonces, pues este Pentecostés II o Final, será mucho mayor que el primero; algo así como la traca final de la fiesta(Hoy, en la fecha de esta publicación, ya sabemos que esto que viene no será un  Pentecostés II,  sino la  última fiesta,   la fiesta   de Tabernáculos,      el gran  derramamiento final. Pentecostés fue grandioso y era una fiesta con levadura. Tabernáculos será apoteósico y aún más grandioso porque es sin levadura, en completa santificación de espíritu y alma. Dios siempre reserva Su mejor vino para el final y la gloria postrera siempre es mayor que la primera.)

Es la hora de abandonar la queja o murmuración porque "el salario" no nos llega; Dios no es un mal patrón sino que nosotros somos malos e indignos obreros que no merecen paga sino castigo.

Es tiempo de RESTAURACIÓN DE TODAS LAS COSAS, porque en estos últimos días , días en que todo será restaurado; días en que por fin los cristianos se ceñirán completamente a la Biblia, sin añadidos ni quitas, porque no podemos vivir en toda plenitud mientras pensemos, hablemos o hagamos algo aparte del "guión". Es el tiempo de vivir conforme a nuestro manualtodo el manual y sólo el manual. Es la hora del oro refinado, de la plata sin escorias y de las piedras preciosas transparentes, talladas y pulidas.

La hora de la OMEGA está aquí, EL FIN ha llegado.

El ínclito bíblico "hasta lo último de la tierra", es decir según creemos, Tarsis Finisterre, lleva  dos mil y pico de años echándole la culpa a Dios de que las cosas no funcionen. Arrepintámonos en saco y ceniza y el avivamiento vendrá. Saquemos la inmundicia del santuario (2º Cr 29:5) y cambiemos la dirección de nuestro dedo acusador hacia nosotros y no hacia Dios y, repetimos, entonemos junto a Daniel el mea culpa (Da. 9):

4. Y oré a Jahveh mi Dios e hice confesión diciendo: Ahora, Señor, Dios grande, digno de ser temido,
que guardas el pacto y la misericordia 
con los que te aman y guardan tus mandamientos;
5. hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho impíamente, y hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas.
6. No hemos obedecido a tus siervos los profetas, que en tu nombre hablaron a nuestros reyes, a nuestros príncipes, 
a nuestros padres y a todo el pueblo de la tierra.
7. Tuya es, Señor, la justicia, y nuestra la confusión de rostro, como en el día de hoy lleva todo hombre de Judá, los moradores de Jerusalén, y todo Israel, los de cerca y los de lejos, en todas las tierras adonde los has echado a causa de su rebelión con que se rebelaron contra ti.
8. Oh Jahveh, nuestra es la confusión de rostro, de nuestros reyes, de nuestros príncipes y de nuestros padres;
porque contra ti pecamos.
9. De Jahveh nuestro Dios es el tener misericordia y el perdonar,
aunque contra él nos hemos rebelado,
10. y no obedecimos a la voz de Jahveh nuestro Dios,
para andar en sus leyes que él puso delante de nosotros
por medio de sus siervos los profetas.
11. Todo Israel traspasó tu ley apartándose para no obedecer tu voz; por lo cual ha caído sobre nosotros la maldición y el juramento 
que está escrito en la ley de Moisés, siervo de Dios;
porque contra él pecamos.
12. Y él ha cumplido la palabra que habló contra nosotros y contra nuestros jefes que nos gobernaron, trayendo sobre nosotros tan grande mal; 
pues nunca fue hecho debajo del cielo nada semejante 
a lo que se ha hecho contra Jerusalén.
13. Conforme está escrito en la ley de Moisés, todo este mal vino sobre nosotros; y no hemos implorado el favor de Jahveh nuestro Dios, para convertirnos de nuestras maldades y entender tu verdad.
14. Por tanto, Jahveh veló sobre el mal y lo trajo sobre nosotros; 
porque justo es Jahveh nuestro Dios en todas sus obras que ha hecho, 
porque no obedecimos a su voz.
15. Ahora pues, Señor Dios nuestro, que sacaste tu pueblo de la tierra de Egipto con mano poderosa, y te hiciste renombre cual lo tienes hoy;
hemos pecado, hemos hecho impíamente.
16. Oh Señor, conforme a todos tus actos de justicia, apártese ahora tu ira y tu furor de sobre tu ciudad Jerusalén, tu santo monte; 
porque a causa de nuestros pecados, y por la maldad de nuestros padres,
Jerusalén y tu pueblo son el oprobio de todos en derredor nuestro.
17. Ahora pues, Dios nuestro, oye la oración de tu siervo, y sus ruegos; y haz que tu rostro resplandezca sobre tu santuario asolado, por amor del Señor.
18. Inclina, oh Dios mío, tu oído, y oye; abre tus ojos, y mira nuestras desolaciones, y la ciudad sobre la cual es invocado tu nombre; porque no elevamos nuestros ruegos ante ti confiados en nuestras justicias, 
sino en tus muchas misericordias.
19. Oye, Señor; oh Señor, perdona; presta oído, Señor, y hazlo; no tardes, por amor de ti mismo, Dios mío; porque tu nombre es invocado sobre tu ciudad y sobre tu pueblo.


Que el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo nos ayuden a estar preparados para la hora más importante de todas las dispensaciones. Amén.


Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios;
y si primero comienza por nosotros,
¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen
al evangelio de Dios?
(1ª Pe 4:17)

En la ira acuérdate de la misericordia. (Hab 3:2)


Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados.
(1ª Cor 11:31)


Esperamos un Pentecostés II (TABERNÁCULOS) ... ¿Será aconsejable hacerlo en Jerusalén, 
en el Aposento Alto?

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