Apéndice 3
LA "MATEMÁTICA" BIBLICA EN LA
FÓRMULA DEL AVIVAMIENTO
¿Cómo comenzar un avivamiento?
Aún siendo de Perogrullo hemos de decirlo: un avivamiento ha de
comenzarse por el principio. ¿Cual es ese principio?
Muy sencillo: RECONOZCAMOS EL APAGAMIENTO.
Dejémonos ya de autocomplacencia y de presunción. Dejemos ya de echarle
la culpa a Dios por nuestros fracasos. Líderes, reconozcan que la
culpa de que la Iglesia esté donde está es de ustedes y de nadie más, o ¿acaso
se ha acortado la mano de Yahweh? ¡No!, sino que nuestros pecados han hecho
división entre Dios y nosotros y Él ha tenido que escondernos Su rostro. ¡Dirigentes
del pueblo de Dios claudiquen de su indolencia y auto-indulgencia y
arrepiéntanse en saco y ceniza! Entonen el mea culpa, no lo
posterguen más.
¿Cuándo se libera un alcohólico o un drogadicto, cuándo un pecador?
Siempre es igual, en cada caso el primer paso es reconocer
lo que se es, reconocer cómo se está. Amados líderes de Tarsis, Europa y
del mundo, evítennos el sonrojo de salir a evangelizar sin estar
limpios; evítennos la vergüenza pública del nombre del Señor y de Su
Iglesia en los medios de comunicación. Dejemos de ser el hazmerreír y la causa
de confusión del mundo; no ofendamos más a Dios haciendo el ridículo.
Entendamos y practiquemos que no se debe predicar la moral en ropas
menores, que solo los crucificados son aptos para predicar la Cruz de
Cristo. ¿Qué hacemos hablando a otros de Dios estando llenos de inmundicias
y tirándonos a la yugular entre nosotros?
El segundo paso bien pudiera ser reconocernos totalmente
impotentes para salir del atolladero y renunciar a intentarlo, admitiendo
así que solo Dios tiene poder para hacerlo.
Tercero, abandonémonos a Él, literalmente desistamos en Él, claudiquemos en Él,
soltemos las riendas. Necesitamos dejar de confiar en nosotros mismos, traguémonos
la soberbia y el orgullo y, rendidos, clamemos:
¡ESTAMOS APAGADOS! ¡AVÍVANOS SEÑOR!
Siempre ha sido igual, la degradación de los dirigentes condujo a los
periodos más umbríos que el pueblo de Dios atravesaba en todas las edades. Era
en esas oscuras etapas que la voz del profeta se alzaba para pregonar desde el
fondo de su alma y con fuego consumidor: ¡VOLVEOS A MÍ! (Jer. 20:7-9).
¿Acaso no es suficientemente claro que cuando el Señor nos dice
"volveos" estamos escuchando Su voz tras nuestra nuca, lo que
equivale a decirnos que estamos marchando en dirección contraria?
Seguir caminando obstinadamente es pues abocarse y abocar al pueblo hacia
el barranco.
Sí, amados líderes, no tienen excusa. La Iglesia está donde está porque es
ahí donde ustedes la han llevado. Sigan ustedes a Cristo viviendo como Él vivió
aunque no les siga nadie. No esperen a que alguien los acompañe para empezar a
vivir santamente, háganlo aunque se queden solos. Dejen de opacar con sus
conductas nefandas la luz del evangelio completo. No se conviertan en la excusa de los
pequeñitos, para seguir haciendo como a cada cual se le antoje (Jue. 17:6) (Lam. 4:11-13).
¿Que esto les supondrá una vergüenza después de tanto tiempo? Por supuesto,
pero van a tener que elegir entre confesar y restituir entonando
el mea culpa ahora ante los hermanos y ser
perdonados, o hacerlo ante el Tribunal de Cristo y ser disciplinados en el
Milenio y quizás también ahora, recordemos que el juicio comienza por Su
casa. Mejor será pues que nos juzguemos a nosotros mismos, que nos
pongamos de acuerdo con nuestro adversario ahora que vamos juntos
por el camino, porque luego será demasiado tarde.
Volviendo a la cuestión "aritmética", vemos la misma fórmula por
toda la Palabra, con casi idénticos términos; por ejemplo, en los avivamientos
de 2º Cr. 29, Esdras, Nehemías, Joel, Deuteronomio 30, Josué ...
En el caso de Josué esta fue la "fórmula mágica":
1- Reconocer y confesar el
extravío o apagamiento.
2- Dejar de luchar con sus propias fuerzas,
literalmente dejar de maquinar y de obrar en la carne.
3- Tomar la decisión de pasar al otro lado,
de pasar el Jordán, de morir al YO; es decir, rendición total y
consagración.
4- Santificación o circuncisión
del corazón:
- Arrepentimiento.
- Confesión específica de
pecados (Is. 59)
- (De la parte de Dios:
Juicio, es decir, retribución y pago (2ª Cor 10:6)).
- Restitución.
5- Poder de lo Alto: sanación de
los que oran unánimes.
6- Pascua o amor en comunión: (Santa
Cena 1ª Ju. 1:7):
- Amor a Cristo.
- Amor propio.
- Amor a los hermanos
(amor fraternal no fingido, 1ª Ped. 1:22).
- Amor (pasión)
por las almas perdidas.
7- Marchar y conquistar (frutos).
1+2+3+4+5+6 = 7
Debemos aclarar que la "matemática espiritual" difiere de
la científica en que no sigue la regla de que el orden de los sumandos no
altera la suma. En nuestra "matemática" el orden es inexcusable, de
lo contrario no se obtendrá el resultado apetecido. Por lo tanto, recordemos
que el Señor siempre opera de adentro hacia afuera: primero el espíritu,
después el alma y al final el cuerpo; o si se prefiere, primero levantamos el
altar, luego el templo, después la ciudad con su muro y al fin nos apropiamos
de los predios circundantes.
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