XII-FINISTERRE AL BORDE DEL JORDÁN (Reconocer el Apagamiento, Predicando Moral en Paños Menores, Diatriba Contra el Liderazgo Corrupto)



 Apéndice 3

LA "MATEMÁTICA" BIBLICA EN LA FÓRMULA DEL AVIVAMIENTO

¿Cómo comenzar un avivamiento?

Aún siendo de Perogrullo hemos de decirlo: un avivamiento ha de comenzarse por el principio. ¿Cual es ese principio?

Muy sencillo: RECONOZCAMOS EL APAGAMIENTO.


Dejémonos ya de autocomplacencia y de presunción. Dejemos ya de echarle la culpa a Dios por nuestros fracasos. Líderes, reconozcan que la culpa de que la Iglesia esté donde está es de ustedes y de nadie más, o ¿acaso se ha acortado la mano de Yahweh? ¡No!, sino que nuestros pecados han hecho división entre Dios y nosotros y Él ha tenido que escondernos Su rostro. ¡Dirigentes del pueblo de Dios claudiquen de su indolencia y auto-indulgencia y arrepiéntanse en saco y ceniza! Entonen el mea culpa, no lo posterguen más.

¿Cuándo se libera un alcohólico o un drogadicto, cuándo un pecador?

Siempre es igual, en cada caso el primer paso es reconocer lo que se es, reconocer cómo se está. Amados líderes de Tarsis, Europa y del mundo, evítennos el sonrojo de salir a evangelizar sin estar limpios; evítennos la vergüenza pública del nombre del Señor y de Su Iglesia en los medios de comunicación. Dejemos de ser el hazmerreír y la causa de confusión del mundo; no ofendamos más a Dios haciendo el ridículo. Entendamos y practiquemos que no se debe predicar la moral en ropas menores, que solo los crucificados son aptos para predicar la Cruz de Cristo. ¿Qué hacemos hablando a otros de Dios estando llenos de inmundicias y tirándonos a la yugular entre nosotros?




El segundo paso bien pudiera ser reconocernos totalmente impotentes para salir del atolladero y renunciar a intentarlo, admitiendo así que solo Dios tiene poder para hacerlo.

Tercero, abandonémonos a Él, literalmente desistamos en Él, claudiquemos en Él, soltemos las riendas. Necesitamos dejar de confiar en nosotros mismos, traguémonos la soberbia y el orgullo y, rendidos, clamemos:

¡ESTAMOS APAGADOS! ¡AVÍVANOS SEÑOR!

Siempre ha sido igual, la degradación de los dirigentes condujo a los periodos más umbríos que el pueblo de Dios atravesaba en todas las edades. Era en esas oscuras etapas que la voz del profeta se alzaba para pregonar desde el fondo de su alma y con fuego consumidor: ¡VOLVEOS A MÍ! (Jer. 20:7-9).

¿Acaso no es suficientemente claro que cuando el Señor nos dice "volveos" estamos escuchando Su voz tras nuestra nuca, lo que equivale a  decirnos que estamos marchando en dirección contraria? Seguir caminando obstinadamente es pues abocarse y abocar al pueblo hacia el barranco.

Sí, amados líderes, no tienen excusa. La Iglesia está donde está porque es ahí donde ustedes la han llevado. Sigan ustedes a Cristo viviendo como Él vivió aunque no les siga nadie. No esperen a que alguien los acompañe para empezar a vivir santamente, háganlo aunque se queden solos. Dejen de opacar con sus conductas nefandas la luz del evangelio completo. No se conviertan en la excusa de los pequeñitos, para seguir haciendo como a cada cual se le antoje (Jue. 17:6) (Lam. 4:11-13).

¿Que esto les supondrá una vergüenza después de tanto tiempo? Por supuesto, pero van a tener que elegir entre confesar y restituir entonando el mea culpa ahora ante los hermanos  y ser perdonados, o hacerlo ante el Tribunal de Cristo y ser disciplinados en el Milenio y quizás también ahora, recordemos que el juicio comienza por Su casa. Mejor será pues que nos juzguemos a nosotros mismos, que nos pongamos de acuerdo  con nuestro adversario ahora que vamos juntos por el camino, porque luego será demasiado tarde.

Volviendo a la cuestión "aritmética", vemos la misma fórmula por toda la Palabra, con casi idénticos términos; por ejemplo, en los avivamientos de 2º Cr. 29, Esdras, Nehemías, Joel, Deuteronomio 30, Josué ...

En el caso de Josué esta fue la "fórmula mágica":

     1- Reconocer y confesar el extravío o apagamiento.
     2- Dejar de luchar con sus propias fuerzas, literalmente dejar de maquinar y de obrar en la carne.
    3- Tomar la decisión de pasar al otro lado, de pasar el Jordán, de morir al YO; es  decir, rendición total y consagración.
     4- Santificación o circuncisión del corazón:
         - Arrepentimiento.
         - Confesión específica de pecados (Is. 59)
         - (De la parte de Dios: Juicio, es decir, retribución y pago (2ª Cor 10:6)).
         - Restitución.
     5- Poder de lo Alto: sanación de los que oran unánimes.
     6- Pascua o amor en comunión: (Santa Cena 1ª Ju. 1:7):
         - Amor a Cristo.
         - Amor propio.
         - Amor a los hermanos (amor fraternal no fingido, 1ª Ped. 1:22).
         - Amor  (pasión) por las almas perdidas.
     7- Marchar y conquistar (frutos).

1+2+3+4+5+6  =  7

Debemos aclarar que la "matemática espiritual" difiere de la científica en que no sigue la regla de que el orden de los sumandos no altera la suma. En nuestra "matemática" el orden es inexcusable, de lo contrario no se obtendrá el resultado apetecido. Por lo tanto, recordemos que el Señor siempre opera de adentro hacia afuera: primero el espíritu, después el alma y al final el cuerpo; o si se prefiere, primero levantamos el altar, luego el templo, después la ciudad con su muro y al fin nos apropiamos de los predios circundantes.


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