NO ES UN CAMINO SINO UNA VISIÓN: SEGUIR A LA NUBE, EL ESPÍRITU.




Hace poco algunos hermanos que toman la delantera me preguntaron cómo deben avanzar las iglesias. Les dije con franqueza que si me pedían que les mostrara un camino me estaban pidiendo por más religión. Todos los diferentes caminos no son más que religión. Si el libro Practice of the Presence of God [La práctica de la presencia de Dios], escrito por el hermano Lawrence, es simplemente un camino, no es más que religión. Lo mismo podemos decir del libro de Tomás de Kempis, Imitation of Christ [La imitación de Cristo]. Todo esfuerzo que hagamos por imitar a Cristo al mortificar el yo, es ascetismo; no es el verdadero significado de llevar la cruz. Si lo que Madame de Guyón experimentó era simplemente un camino, ése era el camino de la religión del misticismo. Entre nosotros, hace unos cincuenta años, tratamos de poner en práctica el hecho de considerarnos muertos al pecado. Si esto fue simplemente un camino más, también fue religión. En 1939 el hermano Watchman Nee empezó a ver más del Espíritu en Romanos 8. Después de eso, dijo que no podíamos experimentar la muerte de Cristo si permanecíamos en Romanos 6; para ello, teníamos que avanzar a Romanos 8. La muerte de Cristo se experimenta por medio del Espíritu, y no por nuestro esfuerzo de considerarnos muertos. Si dependemos de esta práctica, simplemente tendremos la religión de considerarnos muertos. Quizás usted pregunte: ¿qué cosa no es religión? ¡El Espíritu vivificante! ¡Los siete Espíritus!
Cuando los hijos de Israel viajaron por el desierto, a ellos no se les dio un camino por el cual avanzar, sino que, más bien, siguieron la nube, el Espíritu. Ellos avanzaron conforme a la dirección que recibía el sumo sacerdote por medio de su contacto con Dios en el Lugar Santísimo. Cuando el sumo sacerdote entraba al Lugar Santísimo para tener contacto con Dios, sobre su pecho portaba un pectoral con piedras preciosas en las cuales estaban inscritos los nombres de las doce tribus. Este pectoral era como una máquina de escribir. Por medio de él, el sacerdote sabía lo que Dios quería que ellos hicieran; la dirección no venía en forma de preceptos escritos. Hoy en día si queremos saber qué hacer, adónde ir o qué decir, no debemos guiarnos por ningún versículo en particular de la Biblia, sino por el Espíritu. Romanos 8 nos habla de esto. El justo requisito de la ley se cumplirá en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al espíritu (v. 4). Y debemos percatarnos de que el Cristo maravilloso está en nuestro espíritu.
No se trata de que aprendamos una manera de hacer las cosas. ¡Debemos venir y ver la visión! ¡Debemos ver el último recobro del Señor! El propósito de estos mensajes es simplemente quitarles los velos a ustedes para que vean cuál es el recobro final del Señor. El Señor no desea otras cosas; lo único que Él desea es forjarse a Sí mismo en nosotros.
(Libro: LA SITUACIÓN MUNDIAL Y EL  MOVER DE DIOS, por Witness Lee, CAPÍTULO SEIS. EL RECOBRO FINAL DE DIOS Y LA SITUACIÓN MUNDIAL FINAL)

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