RELACIONES AUTÉNTICAS - W. Jacobsen y C. Jacobsen


Fragmento del libro:
“RELACIONES AUTENTICAS”
Por Wayne Jacobsen y Clay Jacobsen

Traducción: Juan Luis Molina y Claudia Juárez 

Prefacio

Miré por la ventana, las colinas que rodeaba al lugar del retiro de Nueva Inglaterra estaban cubiertas de nieve. Tuve que acompañar a mi hermano al retiro para ayudarlo a dirigir la adoración. Yo no estaba preparado para la revelación del Espíritu que nacería en mi corazón ese día. Wayne estaba hablando sobre el poder que hay en la amistad cristiana centrándose en las Escrituras a las que él denominó "pasajes de cómo relacionarnos los unos a los otros”.

A primera vista su mensaje no parecía tener nada nuevo. Yo había crecido en el hogar de unos amorosos padres cristianos y había leído estos versículos individualmente docenas de veces. Aunque muchos de ellos fueron algunos de los pasajes más significativos que había estudiado en el curso de mi vida, nunca los había considerado juntos en este contexto. Combinados, pintaron un rico panorama de las maravillosas relaciones de amor y apoyo que el Cuerpo de Cristo puede compartir.

Mi experiencia en el retiro fue poderosa, momentos que cambiaron mi vida en mi caminar con el Señor. Cuando empecé a comprender el arte perdido de relacionarnos los unos con los otros, empecé en un viaje que ha redefinido cómo veo a la iglesia, cómo me relaciono con los demás cristianos, e incluso cómo me relaciono con Dios. También me ha ayudado a mí a cultivar mejores relaciones con otros creyentes y personas en el mundo que todavía no conocen a Dios.

Ahora, diez años después, aunque mi hermano y yo hayamos ido por diferentes  caminos a lo largo de este viaje, Dios nos ha juntado para explorar este mismo asunto contigo. Vamos a investigar preguntas como: ¿Cómo podemos compartir relaciones significativas y de apoyo con otros creyentes? Y ¿Cuál es el modelo del Nuevo Testamento para amistades amorosas que nos retroalimenten y nutran? Si alguna vez has tenido hambre de relaciones más profundas con otros creyentes, tal vez estés listo para darte cuenta de la diferencia entre ir a la iglesia y ser parte de la Iglesia. Basta con mirar todas las formas en que podemos compartir las relaciones con otros creyentes.

Relacionándonos los unos con los otros

Amándoos los unos a los otros – Juan 13:34

Perdonándoos los unos a los otros – Efesios 4:32

Recibíos los unos a los otros – Romanos 15:7

Prefiriéndoos los unos a los otros – Romanos 12:10

Soportándoos los unos a los otros – Colosenses 3:13

Amándoos los unos a los otros con amor fraternal – Romanos 12:10

Honrándonos los unos a los otros por encima de nosotros mismos – Romanos 12:10

Saludaos los unos a los otros con ósculo santo – 2a Corintios 13:12

Hospedándoos los unos a los otros – 1Pedro 4:9

Sed benignos y misericordiosos los unos con los otros – Efesios 4:32

Ayudándoos los unos a los otros – Hebreos 13:16

Servíos los unos a los otros – Gálatas 5:13

Sobrellevad los unos las cargas de los otros – Gálatas 6:2

Edificaos los unos a los otros – 1 Tesalonicenses 5:11

Exhortaos los unos a los otros diariamente – Hebreos 3:13

Alentaos o confortaos los unos a los otros – 1 Tesalonicenses 4:18

Estimulaos los unos a los otros al amor y a las buenas obras – Hebreos 10:24

Amonestaros los unos a los otros – Romanos 15:14

Enseñándoos o reprendiéndonos los unos a los otros – Colosenses 3:16

Orando los unos por los otros – Santiago 5:16

Confesando sus ofensas los unos a los otros – Santiago 5:16

Unánimes entre vosotros – Romanos 12:16

Someteos los unos a los otros – Efesios 5:21

Descubrir el significado de estas Escrituras ha sido maravilloso. Hago oración para que tu viaje con nosotros a través de este libro te ayude a descubrir el arte perdido de relacionarnos los unos con los otros en tus propias relaciones, que es... amar a los demás como Dios te ha amado.

Clay Jacobsen
Camarillo, CA

Capitulo 1
Escapando de la trampa de la soledad

La gente está anhelando redescubrir la verdadera comunidad. Hemos tenido suficiente de soledad, independencia y competencia - Jean Vanier

Anna nunca se había sentido tan sola. Su esposo, Herman, necesitaba una cirugía menor para reparar una hernia, pero el hecho de que él también sufría de Alzheimer complicaba las cosas. El doctor acababa de comunicarle que después de la cirugía  tendría que poner a su marido en el brazo y la pierna restricciones, lo inmovilizaría. Les preocupaba que despertara desorientado y se hiciera daño a sí mismo de alguna manera. El hospital simplemente no tenía el suficiente personal para mantener a alguien a su lado en todo el periodo de su recuperación.

Anna trató de imaginar las restricciones para mantenerlo inmóvil. Ella sabía que el seguro no pagaría por una enfermera privada, y dada su condición de que perdía sus recuerdos, la imagen la atormentaba. No obstante, ¿qué podía hacer? Unos momentos más tarde Anna escuchó un golpe en la puerta del cuarto del hospital de su marido.

Mike y Carol eran treinta años más jóvenes, pero en los últimos años se habían convertido en buenos amigos al asistir a la misma reunión. Carol notó la tensión en los ojos de Anna y finalmente fue capaz de sacar la causa de su preocupación. "Sé que es probablemente estúpido, pero yo no quiero pasar por eso. "

Mike y Carol no tenían ni idea de lo que se podría hacer, pero estaban en camino para reunirse con el grupo y le prometieron a Anna que compartirían su preocupación y orarían al respecto. Casi una hora más tarde sonó el teléfono y Anna lo tomó antes de que pudiera despertar a su marido.
"Oh, que bien, todavía estas ahí." Era Carol.
"Después de que oramos por ti esta noche, alguien preguntó por qué no podían las enfermeras tomar cuidado de él. Cuando le expliqué que el hospital no tenía el personal para hacerlo, ella preguntó si nosotros podríamos cuidar de él. Todo el mundo pensó que era una gran idea y la gente comenzó a ofrecerse como voluntario para tomar turnos. Anna, ¿Herman tiene que ser inmovilizado si hay alguien en la habitación con él en todo momento durante la recuperación? "
"No puedo pedir a la gente que haga eso", dijo Anna, abrumada por la oferta.
“Tú no lo pediste - nosotros te lo estamos ofreciendo. ¿Puedes averiguar esto?"
Anna colgó el teléfono y se dirigió a la estación de enfermeras. Cuando volvió le dijo a Carol, que siempre y cuando alguien estuviera despierto y alerta con Herman, no habría necesidad de inmovilizarlo.
Antes de que pudiera añadir: "Pero yo no quiero cargar a todos con este  problema", oyó a Carol informando al grupo. Los vítores en el fondo había sido todo lo que necesitaba oír.
Esa noche hubo más de una docena de voluntarios para los turnos de día y noche en la cabecera de Herman mientras se recuperaba. Cuando los miembros de la familia escucharon lo que los amigos de Herman y Anna estaban haciendo, se ofrecieron también para turnarse. En los próximos tres días no hubo un solo instante  en los que alguien no estuviera al lado de Herman, y por añadidura, Anna se sintió bien acompañada a través de sus largas horas en el hospital.
Unas semanas más tarde, Anna trató de darle las gracias al grupo por su increíble demostración de bondad a ella y a su marido. Cada vez que ella empezaba a hablar se desbordaba con gratitud. Aunque todos en el cuarto apreciaron mucho como ella había sido tocada, nadie se sentía como si hubiera sido un gran sacrificio. Ellos simplemente habían querido ayudar a un amigo a través de una situación difícil.
Este grupo había descubierto el simple poder de relacionarse los unos con los otros.


Aislamiento En La Era De La Comunicación
Con la facilidad de transportes que tenemos, la avalancha de teléfonos móviles, localizadores de personas, y el alcance ilimitado de la Internet, tenemos más formas de conectarnos con otras personas como nunca antes. Así que, ¿no es irónico que las personas se sientan más aisladas hoy en día?
Trabajamos junto a personas que no disfrutamos, vivimos al lado de otros que no conocemos, e incluso muchos se reúnen en servicios de adoración, donde se sienten como otra cara entre la multitud. Incluso con amigos cercanos, muchos de nosotros parece que no podemos sostener una conversación más allá de nuestros niños, puestos de trabajo, el estado del tiempo o deportes para abrirnos a compartir la profundidad de nuestra vida espiritual. Y cuando estás herido, la mayoría parece dispersarse en el ajetreo de sus propias vidas.
La historia de Anna se ubica como uno de los mejores ejemplos de amistad entre un grupo de creyentes de que yo he sido testigo. Desafortunadamente esta es una gran historia, en parte porque es tan única. Podría decirte más historias de personas que atraviesan momentos desesperados, sin que nadie les extienda el amor y el cuidado que necesitan.
A veces es bastante difícil encontrar personas que pasen contigo un sábado, y mucho menos que te acompañen durante la noche en un hospital con un hombre que no le reconoce ni recuerda lo que ha hecho.
Consciente o inconscientemente, muchos de nosotros nos protegemos a nosotros mismos del tipo de amistad que nos une profundamente con los demás. Hemos aprendido en la escuela elemental cómo las relaciones pueden ser inconstantes. Compañeros de clase pretenden ser nuestros amigos en un momento y al siguiente no, a conveniencia de que les ayudes a entrar en un grupo o subir más alto en él. Cualquier debilidad o la diferencia se convierten en objeto de bromas y burlas.
Aunque el dolor de las críticas, los chismes y la traición llega a ser más sutil en la edad adulta, puede ser igual de destructivo o más aun. Se podría pensar que nuestras congregaciones proporcionarían un refugio a salvo de este dolor, pero también a menudo ocurre lo contrario. "Nunca he encontrado gente en el mundo que me trate tan mal como he sido tratado por algunos cristianos” es un lamento que he escuchado con demasiada frecuencia.
Sorprendentemente, el servicio del domingo por la mañana puede ser uno de los lugares más solitarios del mundo. ¿Quién no ha intentado hacer nuevas amistades, sólo para resultar frustrado por la imposibilidad de encontrar una forma para hacer vínculos? Nosotros ofrecemos ayudar a otros cuando están en necesidad, y después nos sentimos explotados o usados cuando no están disponibles para ayudarnos.
Si a todo esto añadimos nuestras expectativas frustradas,  no será de extrañar que muchos consideren las relaciones como responsabilidades en lugar de tesoros.
Acabamos en un dilema Aunque lo que procuramos sea una relación cercana, anulamos ese deseo por tener que soportar o sobrellevar a la gente con nuestros propios esfuerzos. Consideramos protegernos a nosotros mismos del dolor y la decepción, pensamos entonces que lo mejor es que tengamos cuidado de nosotros mismos. No hay mejor estrategia que esta para acabar solos y aislados, aun cuando cómodamente culpemos a los demás en el proceso.
Las relaciones sanas, sin embargo, no son cimentadas por estar sentados juntos en el mismo edificio o participar en las mismas actividades, sino al apropiarnos del corazón de Jesús, así cambian nuestras relaciones. A lo largo del ministerio de  Jesús él demostró que los actos más simples de amor y amistad pueden llegar a las almas más endurecidas y transformarlas.

El Almuerzo Que Sacudió El Mundo De Zaqueo
Zaqueo tenía tan solo esperanza  de ver brevemente a Jesús, pero no estaba solo. Al llegar al centro de la ciudad él pudo ver que la calle estaba llena ya de gente hasta donde sus ojos podían ver. Parecía que todo el mundo quería ver al galileo. ¿El realmente sanaba a los enfermos y resucitaba a los muertos? ¿Podría ser este el Mesías?
Zaqueo finalmente trepó a un árbol para obtener una posición ventajosa. Momentos después, el hacedor de milagros se acercó. Imagínese lo afortunado que debió sentirse cuando Jesús comenzó a acercarse a ese árbol, y luego imagínense su estupefacción cuando se detuvo al pie del árbol y le dijo a Zaqueo que bajara, y se invitó a sí mismo a la casa de Zaqueo para el almuerzo.
La oferta escandalizó a la multitud. Las personas se miraban unos a otros y se preguntaban por qué Jesús elegiría pasar tiempo con alguien tan despreciable. ¿No estaba en confabulación con los romanos para recoger los impuestos de sus hermanos y hermanas judíos? Ciertamente, cualquiera de  la multitud hubiera sido más digno de pasar una tarde con el maestro de Galilea.
Zaqueo sabía que ellos tenían razón. Jesús corría el riesgo de arruinar su reputación haciendo una amistad con él. Sin embargo, sorprendentemente Jesús no consideró esto como un problema. Zaqueo había conocido a alguien que verdaderamente concentraba su atención en los demás, alguien que se interesó en él, sin tratar de manipularlo para sus propios propósitos.
Zaqueo nunca antes había visto a nadie actuar de esa manera. Los romanos sólo lo había utilizado para hacer su trabajo sucio, y sus propios compatriotas lo odiaba por ello. Él había aprendido hace mucho tiempo que se tiene éxito en la vida por cuidar de sí mismo, incluso a expensas de los demás. Pero su enfoque en la vida le había hecho un hombre solitario.
Jesús penetró en su soledad con una simple invitación a almorzar. Eso era todo el milagro que Zaqueo necesitaba. Por lo que sabemos, ese día no vio a ningún  ciego que se le abrieran los ojos o a leprosos sanados. El simple acto de acercarse y relacionarse con él -una oferta de un almuerzo, una oportunidad para una nueva amistad y unas cuantas horas de conversación- sacudió todo su mundo.
Qué superficial debió parecer el egoísmo de Zaqueo en la presencia de alguien que solamente se ocupaba en mirar las necesidades de los demás. Antes de que Jesús pasara, Zaqueo se había comprometido a dar la mitad de sus posesiones a los pobres y pagar a todos los que había engañado, con un interés del 400 por ciento.
Cada encuentro que Jesús tenía era de este calibre o dimensión. No se involucraba con las personas por lo que podía obtener de ellos, sino porque podía ofrecerles la vida de Dios. Debido a que él no estaba centrado en sí mismo, era capaz de tocar personas, de afectar sus corazones con los más profundos tesoros del amor de Dios. Y esto es lo que marcaba toda la diferencia.

Jesús centrado en la comunión con otros
Desafortunadamente, la mayoría de nosotros, como Zaqueo, estamos más familiarizados con el otro tipo de relaciones entre personas que dicen que te aman, pero sólo en la medida en que tú los beneficies a ellos. Debido a que su relación contigo se basa en sus necesidades, pueden ser en momentos muy afectuosos y atentos contigo,  y en seguida indiferentes y fríos.
Un amigo mío define a las relaciones como la "adaptación mutua de nuestra propia necesidad." El no intenta favorecer a nadie. Lo que quiere decir es que nuestras amistades o relaciones permanecen sólo en la medida que podemos satisfacernos mutuamente algunas profundas necesidades en cuanto a seguridad, aceptación o estatus. Es por eso que la mayoría de las amistades entre los creyentes están orientadas y sobreviven sólo en la medida en que estamos en la misma tarea en conjunto. Mientras que estés de acuerdo con el programa, encontrarás aceptación. Sin embargo, si haces la pregunta equivocada, o no asistes a algunas reuniones, o incluso (¡Dios no lo quiera!) dejes de atender a las reuniones, la comunión repentinamente se detiene, o se torna hostil.
A pesar de esas experiencias dolorosas, yo siempre me sorprendo de la resistencia de nuestra sed por auténticas relaciones. A menudo, enterramos esa sed con nuestras ocupaciones, pero en momentos en que nuestra vida avanza lentamente, el deseo de amistades emerge. Incluso las personas que han sido traicionadas por aquellos más cercanos a ellos y se han retirado de los demás en un intento desesperado de escapar del dolor, se encontrarán de nuevo a sí mismos sedientos por amistades profundas.
Quizá sólo experimentamos nuestro deseo de amistades por un abrumador sentimiento de soledad, sin embargo, la única razón por la que tenemos este deseo y está ahí, es porque de alguna manera intuitivamente sabemos que fuimos creados para tener cercanía y unión con otros. Es como si Dios  hubiera atado en nuestra propia naturaleza el deseo de ser vinculado con su familia, por lo que continuamos buscando la satisfacción de este sentimiento, incluso más allá de nuestras amargas desilusiones. Anhelamos personas con quienes podemos compartir las alegrías y las heridas de nuestro viaje y compartir nuestra sabiduría y recursos. En realidad, no queremos caminar solos.
En todas partes que he viajado, he visto esta sed en todo el Cuerpo de Cristo, y ésta, muy a menudo queda sin saciar. La gente tiene muchos conocidos y sólo unas cuantas amistades reales. No sabemos cómo hacerlas, cultivarlas, o disfrutar de ellas y a menudo terminamos haciendo lo mejor que podemos por nosotros mismos. Sólo podemos escapar de esta trampa viviendo como Jesús lo hizo, no tratando de conseguir el amor por nosotros mismos, sino aprendiendo a compartir con los demás.

Relacionándonos
Cada vez que leo a través de los evangelios me sorprende lo poco que Jesús habló acerca de la iglesia. Únicamente en  Mateo se utiliza esta palabra y sólo dos veces. ¿Por qué él no les dijo a ellos más acerca de cómo organizar una iglesia, como organizar sus ministerios y les dio planes para sus servicios?
Creo saber porqué. El no habló acerca de la iglesia porque estaba demasiado involucrado viviendo en ella. Se convirtió en un amigo para Zaqueo, Santiago, Juan, Pedro, María, Marta, Lázaro, Nicodemo, para una mujer despreciada sacando agua de un pozo de la que no se nos dice su nombre, y  muchos otros imposibles de contar que se le acercaron. Date cuenta de la manera como se  relacionó con ellos, edificó relaciones  con ellos centradas en el amor del Padre y les sirvió sin pensar en sí mismo. Ese fue el poder de su reino y el secreto para vivir en el gozo de su familia. "Yo no os llamo ya siervos... os he llamado amigos” (Juan 15:15), Jesús identificó la naturaleza de las relaciones que Dios siempre ha deseado con aquellos que él creó: una íntima amistad.
Cuando Jesús caminó entre la gente, fue el único que verdaderamente pudo tratar a los demás desinteresadamente o sin egoísmo y el mundo entero se puso de cabeza. Al final de su ministerio todo lo que él necesitaba hacer era decirle a sus seguidores que fueran y trataran a los demás de la misma manera que los él los había tratado a ellos. Sabían exactamente de lo que estaba hablando, lo habían visto. Vemos el fruto maravilloso de esto en las primeras etapas de la vida de la iglesia. Los seguidores de Jesús no se enfocaron en la liturgia, en la tradición, o en estrategias de crecimiento, sino en el sencillo poder de las amistades centradas en Dios, tanto entre los creyentes, como entre los que siguen atrapados en el mundo.
Los primeros creyentes no se veían a sí mismos como una institución, se veían como una familia. La Iglesia no era un lugar a donde ir, era una forma de vida en relación con Dios y sus otros hijos. Ciertamente, después de haber aprendido a amarse los unos a otros, les fue imposible contenerse de tratar a los demás en el mundo con ese mismo amor. Fueron reconocidos exactamente como Jesús dijo que lo serian, como hijos de Dios en un mundo hostil.
El mundo se maravilló de la capacidad de esta iglesia naciente para vivir desinteresadamente y sin egoísmo. Ellos llegaron a centrarse en los demás, tal como Jesús lo hizo, y el mundo fue transformado por esto. Cuando los apóstoles resumieron el estilo de vida de los primeros creyentes en sus cartas, no mencionaron mucho acerca de la organización de sus reuniones. En cambio, ellos escribieron sobre sus relaciones y el gozo de tratarse los unos a los otros como Dios los había tratado.
Hay Escrituras sembradas a través de todo el Nuevo Testamento sobre como relacionarse los unos con los otros que definen la vida que compartieron juntos. Muchas de estas se repiten varias veces, pero hay veintidós referencias que hablan de la vida que compartían usando las palabras “los unos a los otros” o “los unos por los otros”. A lo largo de estas páginas, vamos a examinar cada una de estas referencias específicas y ver el increíble gozo y la libertad que resulta de recuperar el arte perdido de relacionarse los unos con los otros.
Una Vida Enfocada en los demás
Si alguna vez has compartido amistad con otras personas que viven enfocados en los demás, sabes el tesoro que estos amigos son. Ellos se interesan en ti sólo porque les importas. Su interés en su relación contigo no está sujeto a sus propias necesidades y deseos. Su cuidado por ti no exige nada a cambio y se regocijan sólo en verte bendecido. Abren su corazón y su vida como un libro para que tú lo leas libremente. No tienes que preocuparte por lo que ellos están pensando porque ellos vendrán a ti a decírtelo  y te harán sentir lo suficientemente seguro de que tú no tienes que fingir o pretender nada con ellos, ni ellos tampoco contigo. Ellos te ofrecen su consejo  libremente, pero nunca te demandan que lo sigas. Te dan la libertad de estar en desacuerdo y la flexibilidad para hacer las cosas de manera diferente a como las harían ellos mismos sin cuestionar, negociar o comprometer el amor que ellos tienen por ti.
Casi sin pensarlo, se quitarían la camisa que traen puesta si ellos saben que tú la necesitas, pero no siempre te dan todo lo que quieres. Ellos pasan por alto  tus faltas y celebran tu promesa de rectificarlas y ofrecen su ayuda para que llegues allí. Puede que no los veas durante meses o años, pero la próxima vez que se crucen sus caminos se sentirán como si nunca hubieran estado separados. Cuando ellos dicen que van a orar por ti, sabes bien que lo harán. Cuando tú atraviesas por momentos muy oscuros se quedarán a tu lado. Harán que su presencia sea confortable para ti aun cuando no tengan las palabras adecuadas para darte.
Tales amigos se fundamentan en el corazón de Dios. Nadie puede amar con tanta libertad sin saber primero lo profundamente que Dios le ha amado. Descubre el poder de Su amor, y nunca más estarás solo.

Reflexiones
·         Piensa en una de las más significativas relaciones que has tenido en tu vida fuera de tu familia más próxima. Medita acerca de esta persona brevemente y también que ha hecho esta relación tan especial.
·         Medita en algún incidente dentro de esa relación que ilustre aquello que más valoras sobre esa persona. ¿Qué es lo que has aprendido acerca de la amistad con ese incidente?
·         Haz una lista de aquellos episodios que definan lo que tu grupo aprendió acerca de los atributos de la amistad.
·         ¿Como refleja esta lista los caminos de Dios expresando su amor por ti? ¿Que puntos en esta lista te gustaría ver en tus relaciones con otros creyentes?
·         ¿Hasta qué punto estas historias reflejan los caminos por los cuales Dios ha expresado Su amor por ti? ¿Cuáles son los puntos que te gustaría ver en tu relación con otros creyentes también?
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