!YA TENEMOS UN PASTOR! Liderazgo en la Iglesia Relacional* - Parte 8 - Por Wayne Jacobsen - La Vida del Cuerpo • Diciembre 2002



Traducción: Claudia Juarez y Juan Luis Molina.

¿Qué tenía Jesús en mente cuando hablaba de liderazgo entre la comunidad increíble del Cuerpo de Cristo?

Este artículo ha sido escrito por Wayne Jacobsen en colaboración con Kevin Smith, un buen amigo de Australia y surgió de una conversación que se inició durante un viaje allí.
Aquí está la mejor definición que he oído hablar de liderazgo espiritual: Si vas a quedar atrapado en tu peor fracaso, ¿Quién te gustaría que te sostuviera?
Si realmente quieres experimentar la plenitud de la vida en Jesús, ¿no desearías estar con alguien que te tratara tan suavemente como Jesús trató a la mujer en el pozo, mientras te ofrece la verdad de una manera que tú puedas entender y seguir en la libertad de Dios?
No he oído una declaración simple que resuma la manera en que Jesús vivió y lo que enseñó a sus discípulos sobre el liderazgo en su iglesia. Incluso las cualidades enlistadas por Pablo para ser líder en las epístolas de Timoteo y Tito, señalan a aquellos que han caminado con Jesús lo suficiente como para ser transformados por Él en una manera que puede ser apreciada claramente por sus familias, en la comunidad y en su libertad para vivir la verdad y así, ser capaces de ayudar a otros en la forma en que Jesús lo haría.
Tal vez la pregunta que más frecuentemente me hacen en mis viajes es: "¿Cómo ves el funcionamiento del liderazgo entre las personas que abrazan o se adhieren al cristianismo relacional?” [Aquellos cristianos que se relacionan en amor los unos con los otros y que están adheridos sólo a la Cabeza. Nota de traductor] La pregunta en sí señala dos problemas importantes con nuestra percepción de la iglesia. En primer lugar, la Iglesia es tan dependiente al liderazgo de hombres y mujeres, que muchos no pueden imaginar cómo funciona sin esa dirección. Eso es trágico, porque si nuestra dependencia no está en Cristo, nunca descubriremos el poder y la simplicidad de la vida del Cuerpo.
En segundo lugar, nuestra percepción de liderazgo esta tan embebida en dirigir o controlar instituciones, que no podemos reconocerlo sin títulos y posiciones. Jesús dijo que el liderazgo en su reino no necesitaría ninguno de estos dos puntos mencionados y que serviría con una función totalmente diferente de cómo se lleva a cabo en el mundo. Lamentablemente, hemos permitido ser influenciados y hemos caído en los moldes del mundo a éste respecto.
Si puedes, deja de lado todas tus nociones preconcebidas de liderazgo humano y lee el Nuevo Testamento de nuevo con una perspectiva distinta. El liderazgo de la familia del Padre está claramente puesto en las manos de Jesús como su Cabeza, y el Espíritu como el que nos une y nos pone en el Cuerpo como Él desea. El liderazgo humano no es el objetivo principal del Cuerpo de Cristo. Jesús apenas lo menciona y en la mayoría de las cartas no lo refieren en absoluto.
‘Pero hubo líderes en la iglesia del primer siglo’, protesta la gente, y estoy totalmente de acuerdo. Pero la pregunta que tenemos que hacernos es, ¿Qué clase de líderes fueron ellos?

¡No Será Así Con Ustedes!

“Mas Jesús, llamándolos, les dijo: Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad. Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos. Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.” (Marcos 10:42-45).
Claramente Jesús advirtió a sus discípulos que bajo el punto de vista de Dios, el liderazgo tiene una función de servicio diferente a la manera en como se hace en el mundo porque no se basa en “ejercer potestad” (como sucede con el liderazgo mundano). Sin embargo, hay muchos libros que hablan sobre el liderazgo cristiano hoy en día, que son fácilmente adaptables al mundo empresarial. Sólo eso debería hacernos parar para meditar y cuestionarnos.
Jesús no vio el liderazgo como el poder para ordenar, sino como la pasión por servir a la gente a medida que ellos clarifican lo que significa vivir como hijos amados de Dios. En la última década, mi comprensión del liderazgo ha cambiado completamente. Yo solía verlo en términos de poder, pensaba y definía al liderazgo como: Influencia, poder institucional o el valor de sus talentos y capacidades.
Eso no es así con Dios. Los que más me han ayudado a crecer en el amor del Padre, sorprendentemente, no ocupan puestos de poder, sino simplemente me han amado lo suficiente como para señalarme el camino hacia el corazón de Dios y luego me dejaron decidir si yo quería seguirlo. De hecho, a aquellos que conozco ahora que son los más transformados por la naturaleza del Padre, menosprecian el poder de las instituciones que, yo pensé, era tan esencial para el reino. Ellos rechazan todo lo que no refleja la libertad para caminar como niños juntos y centrados en hacer lo que le agrada a nuestro Padre.
La primera persona que conocí que pensaba de esta forma me impresionó muchísimo. Cada vez que abría la boca, derramaba sabiduría en los términos más simples. Sabía más acerca de Dios de lo que alguna vez había soñado y su espíritu tranquilo reflejaba la naturaleza del Jesús que yo había leído en los Evangelios.
Él había sido pastor durante varios años, pero abandonó su cargo durante una pelea brutal que se dio en un su congregación. Salió de allí en vez de someterse a sus tácticas para asegurar su plaza. Durante los 15 años siguientes, se dedicó a cubrir paredes con papel tapiz y yo pensaba que lo estaba haciendo sólo para pagar sus cuentas, mientras podía encontrar otro empleo como ministro. ¡Qué equivocado estaba! Pero realmente no me di cuenta de lo errado que yo estaba, hasta un día que le dije que estábamos considerándolo para que fuera de nuestro personal y eventualmente nuestro ministro de tiempo completo.
Para mi absoluta sorpresa, él me escuchó durante un cierto tiempo y luego sacudió la cabeza y dijo: "No estoy interesado". Cuando le presioné preguntándole el por qué de su negativa, él se limitó a sonreír y me dijo que algún día lo entendería.
Creo que ahora sé lo que quiso decir. Los que más eficazmente funcionan en liderazgo en este Cuerpo no precisan títulos, sueldos o puestos de autoridad. De hecho, esas cosas sirven como distracciones para el llamamiento de Dios. Los que han sido moldeados por la vida de Cristo saben que hay un conflicto inherente entre la autoridad espiritual y el poder institucional. Desafortunadamente, la mayoría de la gente en la institución no entiende esta verdad, y siguen siendo heridos por aquellos que actúan como líderes y no reconocen el liderazgo verdadero de Dios que tan generosamente ha esparcido por todo el Cuerpo. Tal vez necesitamos pensar de una manera diferente.

Vidas Transformadas No Credenciales

Nunca olvidaré la primera vez que vi el letrero: "Reverendo Wayne Jacobsen” colocado en la puerta de mi oficina. Incluso con mi mentalidad profesional del ministerio de hace 27 años, fue un shock. Tenía 22 años con una licenciatura en la Biblia y dos semanas de experiencia en el matrimonio. ¿Cómo iba yo a suponer lo que era ser un líder entre el Cuerpo de Cristo? Eso me haría reír ahora, si no fuera tan trágico. Aun cuando Dios aprovechó esa época de mi vida, a pesar de mi mal entendimiento sobre Él, ahora me doy cuenta de lo poco que mi vida reflejaba las prioridades de Dios en aquel tiempo.
A pesar de que no podía reconocerlo entonces, ahora sé que estaba impulsado y motivado no tanto por el deseo de servir a los demás, sino porque quería saciar mi ego por medio de convencer a los demás de mi capacidad de enseñar y demostrar mi valor influenciando a tanta gente como fuera posible. Lo que es aún más extraño es que la gente actúa de esta manera sin siquiera preguntarse si esto es lo que Dios quiere.
Hoy, en las instituciones la gente califica para el liderazgo en función de su titulación universitaria, su elocuencia, su conocimiento bíblico, en su capacidad para atraer a una multitud o que puedan dirigir una visión o manipular a la gente para que les ayuden a alcanzar sus metas. Si obtienen un sueldo de una institución religiosa u obtienen un título creemos que son líderes, aunque sus vidas no reflejen la vida de Dios.
¿Eso cambiará algún día? ¡No en este lado de la eternidad!  (NOTA DEL ADMINISTRADOR: Otros autores, v.g. George H. Warnock, que tratan el tema del Cuerpo, del Remanente, en el tiempo del fin, creen que la iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga ni cosa semejante, SÍ será manifestada a través de este remanente). Hemos generado toda una industria de seminarios y posiciones institucionales para 'preparar' a las personas a dirigir nuestras instituciones religiosas. Ellos salen de las instituciones que los adiestran con $30,000.00 dólares de deuda y con la necesidad de encontrar una carrera o puesto para justificar ese gasto. Mientras así sucede, ni siquiera han tenido tiempo de ser transformados por la vida de Cristo y evidenciarlo en su vida personal. No es de extrañar que haya tanto fracaso y error entre los que buscan el liderazgo en el Cuerpo de Cristo. La mayoría de hombres y mujeres bien intencionados entran en "el ministerio" por todas las razones correctas, y luego se quedan por todas las incorrectas. El Nuevo Testamento reconoce al liderazgo por la evidencia de una vida transformada que vive una relación vital, diaria y dinámica con la Cabeza. Las personas a su alrededor pueden decir que ellos han estado con Jesús. No son relevantes los dones o habilidades que posean o que carezcan, sólo importa que su carácter se haya transformado hasta tal punto, que comiencen a tratar a los demás de la manera en que Jesús lo haría: Con la misma mezcla de verdad y ternura.
Por eso es tan importante que cada creyente este completamente familiarizado con el Jesús de la Biblia, porque la única manera que podemos reconocer el liderazgo genuino entre nosotros es cuando la gente refleja en la forma en la que viven el mismo comportamiento amoroso de Jesús, su gloria y su verdad.

Complementos No Sustitutos http://www.lifestream.org/bodylife.php?blid=39

El Cuerpo de Cristo sólo puede ser saludable, cuando cada miembro dentro de él está creciendo en una relación con Jesús y aprendiendo a vivir con el punto de vista que Él tiene de la realidad. Él es la Cabeza, de modo que es Él "quién en todo tiene la preeminencia." (Col. 1:18) Esto sólo puede suceder a medida que cada creyente experimenta la profundidad de la amistad que Jesús quiere con cada uno de nosotros.
Lamentablemente, el liderazgo en nuestros días no siempre ayuda a las personas a que vivan en esa realidad, y peor aún, a menudo ofrece un sustituto de ella, y a la gente le agrada que sea así. Al igual que los hijos de Israel, muchos prefieren mantener a Dios distante esperando que los llamados líderes traten con Dios por ellos y así, ellos pueden seguir su andar sólo de la manera en que los líderes piensan que es lo mejor.
Durante dos mil años este punto de vista o perspectiva de liderazgo, ha despojado al pueblo de Dios de su confianza en Su habilidad para trabajar en ellos y los ha hecho dependientes del clero y de las instituciones en su vida espiritual. ¿No es sorprendente que cada sistema religioso crea localmente un santo hombre-gurú, que se convierte en el experto residente en las cosas espirituales? Ni Jesús, ni Pablo se imaginaron jamás el papel que hemos atribuido hoy a los pastores profesionales, sacerdotes y ‘obreros’ que suplantan el lugar que sólo Jesús tiene entre su pueblo. ¡Estos dones fueron repartidos sobre un grupo mucho más amplio de personas que ayudan a otros a poner su dependencia en Cristo y no en ellos mismos, sus programas o sus libros!
Los primeros apóstoles nunca vieron como una amenaza al lugar que ocupan en el Cuerpo decir cosas como: “Ustedes no tienen necesidad de que nadie os enseñe." "Ustedes tienen la unción del Santo para conocer y discernir la verdad del error." Querían que los seguidores de Jesús aprendieran a confiar en Él y a escuchar directamente de Él, mientras vivían en una relación dinámica los unos con los otros. Ellos no menospreciaban o restaban la importancia de la enseñanza o el consejo, sino que simplemente los ponían en el lugar apropiado. Cualquier don que tenemos en el Cuerpo, es sólo para complementar Su obra en la gente, no para convertirse en un sustituto de él. En el mejor de los casos, el efecto o toque de un líder es sólo temporal, ayudando a la gente a lo largo del camino hasta un punto, y entonces rápidamente volviendo al lugar más permanente de hermano o hermana.
El liderazgo en el Cuerpo, simplemente sucede de la forma en como Jesús se definió a sí mismo por el Espíritu Santo, a través de una vida sometida. Pero desgraciadamente, el ‘síndrome de estrella’ en la iglesia a menudo significa que elevamos y damos gloria a los mensajeros en lugar de al gobernante legítimo.
Nadie puede tomar el lugar de Jesús en el Cuerpo. Es por eso que Pablo le dijo a la gente que no escucharan a nadie, que corrompiera el evangelio de Jesús (Gálatas 1), ni siguieran a nadie que pretendiera conocer, por otros, la voluntad de Dios. (Colosenses 2). Aquellos que tienen el corazón de Jesús para el Cuerpo, siempre van a tener el deseo y el cuidado de que los demás crezcan sin depender de nadie más que del Señor mismo. Nunca le robarían a un hermano o hermana la alegría de aprender a vivir libremente en sujeción diaria a Cristo.

Para Servir, No Para Manipular

Un maestro popular un par de décadas atrás, definió el liderazgo espiritual como la capacidad "de motivar a la gente para hacer lo que, de otro modo, no optarían libremente por hacer." Eso es manipulación, no liderazgo. Y si bien puede ser cierto acerca de los sargentos que instruyen en formación básica o en ejecutivos diseñando publicidad, es exactamente lo contrario de lo que Dios tiene en mente para sus hijos.
Prácticamente, hoy todo el mundo habla del ideal bíblico para el servicio de liderazgo, pero la mayoría no se dan cuenta que, mientras intentas que la gente haga lo que tú piensas que es mejor para ellos, estás actuando como su maestro, no como su servidor. No los estas sirviendo a ellos; ellos te están sirviendo a ti.
Si alguien ha tenido el derecho a ser servido, uno pensaría que ese sería Jesús, que es después de todo, el Rey de Reyes y Señor de Señores. Pero ni siquiera Él se aprovechó de su posición (cuando sin duda podría haberlo hecho), sino que se preocupó por ayudar a otros a establecerse en casa en la vida de su Padre.
Apenas se puede hablar de liderazgo hoy en día sin utilizar el lenguaje de dirección o guía. Vemos al liderazgo como aquellos que por medio del poder, influencia o unción obligan a otros a actuar. Nuestros sistemas religiosos llevan a las personas que tienen un corazón para Dios y los convierten en directores de programas que hacen que la gente se ajuste a su programa y piensan que es amoroso hacerlo así. Aquellos que llegan a ocupar puestos superiores en cualquier proceso institucional, obtienen un gran poder sobre la gente y adquieren grandes beneficios personales también de ella.
Cuando Jesús vivió en la carne, nunca relacionó el poder de la manera como otros lo hicieron y así dirigió en la práctica a sus discípulos. En lugar de obtener o ganar poder, se despojó a sí mismo de él. Sabía que la manera de ayudar a la gente en la vida del Padre no era dirigiéndolos así (por medio de manipularlos), sino permitiéndoles ver la realidad de Su Padre y ayudándoles a que aprendieran a vivir en esa realidad. Él sabía que presionar a la gente nunca funciona, por eso siempre les dio la libertad de elegir. Asimismo, los primeros discípulos tuvieron la gracia de Dios para decirle a la gente la verdad, y luego los dejaban para que fueran libres de elegir como sus conciencias les dictaran.
Cualquier líder piadoso hará lo mismo. No intentará crear poderes centrales de influencia, dinero o programas que puedan ser manejados o explotados, sino que dará libertad al Cuerpo para hacer lo que Dios les dirija a hacer.

Una Función No Una Identidad Mayor

Ten cuidado de cualquier persona que quiere ser identificada en el Cuerpo basándose en un papel de liderazgo o un título de ministerio. Mientras que claramente Jesús no expresó nada de esto, él dijo a sus seguidores que no dependieran de tales tonterías, porque se basan en una falsa visión de nuestro Padre de familia. “Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos; Ni seáis llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo". (Mateo 23:8 y 10).
La relación principal para cada miembro del Cuerpo es estar conectado a la Cabeza, y luego compartir su vida con cada uno de los demás como un hermano y hermana. No es necesaria ninguna identidad mayor que la de ser hijos e hijas de Dios y hermanos y hermanas en Cristo y cualquier cosa que Dios nos pide que hagamos para ayudar a los demás, no modifica ni altera esta simple identidad. El hecho de que nuestra cultura haya construido la vida del Cuerpo en torno a "líderes" y "no líderes,” le roba al Cuerpo la libertad de compartir la vida de Dios juntos.
Aquellos que buscan la credibilidad en sus títulos, su destreza con los idiomas originales de las Escrituras, o en algún tipo de unción "extra" que no está disponible para otros creyentes, demuestran con ello lo poco que realmente han entendido de la naturaleza de Dios. Todo lo que te eleve por encima de los demás, destruye el valor de cualquier cosa que Dios quiera compartir a través de ti.

Entonces, ¿Qué hacen los líderes? La Escritura nos da tres funciones de liderazgo:
Han Sido Llamados Para Facilitar, No Para Controlar: Liderar en el Cuerpo es tan sencillo como iniciar acciones y actividades en la dirección que Dios indica invitando a otros a venir y compartir esa experiencia. El liderazgo no tiene como objetivo el control de un evento, o asegurarse de que éste ocurra de la manera que él o ella consideren más adecuada, sino que actúa como un catalizador para permitir a otros que expresen lo que Dios les ha revelado a ellos. Esto sucede tan simplemente como cuando alguien dirige un coro, invitando a la gente a tener comunión, o la planificación de una actividad. Un don de liderazgo se podría comparar con echar a rodar la pelota y ver si los demás la reciben y comienzan a correr con ella.

Están Para Equipar, No Para Realizar: En lugar de tomar el centro del escenario en el Cuerpo con sus dones, los verdaderos líderes se mantienen por detrás del escenario ayudando a otros a crecer en la vida de Jesús y a descubrir cómo Dios quiere expresarse a Sí mismo a través de ellos. Dado que, la mejor manera de lograr esta ayuda es por medio del ejemplo, vivirán su vida de una manera abierta ante los demás, a medida que ayudan a otros a aprender cómo conectarse con Dios de una forma significativa. Nunca explotan la vergüenza de la gente (o no avergüenzan a la gente), ni tratan de que les rindan cuentas, sino que liberan a las personas de la vergüenza para que puedan comprometerse en una relación transformadora con Dios. Cualquier persona que lidera asido a la Cabeza, sabe que eso sucede mejor en grupos más pequeños, donde hay un intercambio real de diálogo, en lugar de en los seminarios a gran escala. A medida que la gente se va volviendo libre en la vida de Dios, ellos sabrán cómo relacionarse con los demás, y eso permitirá que el Cuerpo refleje una imagen más completa de quién es Jesús para el mundo que les rodea.

Están Para Cuidar (Asistir, Apoyar), No Para Ser Policías: Mientras los líderes genuinos no intentan manejar al Cuerpo, ellos mirarán más allá de sí mismos para ayudar al Cuerpo a vivir en plenitud. Ellos buscarán a aquellos que explotan el Cuerpo para su propio beneficio y tratarán con ellos con honestidad y amor. Ayudarán a los creyentes jóvenes a aprender a discernir entre los creyentes verdaderos y falsos y le señalarán como volverse de nuevo a Jesús cuando estén distraídos.

Un Sólo Rebaño y Un Sólo Pastor

Cuando Dios expuso a los falsos pastores en Ezequiel 34, Él no dijo que se desharía de los falsos pastores y que encontraría a otros mejores. Él dijo que quitaría a los falsos pastores y que sería Él mismo Quien pastorearía el rebaño. Lo llevaría a los pastos seguros y los protegería de cualquier daño para que nunca tuvieran miedo ni abusaran más de ellos.
Con esa instrucción, ¿por qué tenemos tanta gente hoy que insisten en ser pastores? Eso no es de lo que trata la 1ª epístola de Pedro en el capítulo 5. Pedro dijo a los denominados “ancianos” que liderasen como lo hizo Jesús, no por obligación, ni por dinero, no enseñoreándose de la grey, sino simplemente siendo un ejemplo de la vida de Cristo para otros.
Aquellos que tratan de actuar en su nombre de esta manera, se colocan a sí mismos en una posición insostenible. Eugene Peterson los describió en su traducción del Salmo 14:3 como "Ovejas usurpadoras, pretendiendo ser el pastor." Eso le da a los falsos maestros una plataforma para engañar y manipular a la gente, acorralando a las personas bien intencionadas en reglas que distorsionan la realidad de la familia de Dios.
¿Por qué pensamos que necesitamos líderes para seguir cuando tenemos al Líder mismo? En Juan 10 Jesús dijo que Él era el único pastor y los que le siguen "pasan a ser un solo rebaño con un solo pastor." ¿Por qué el Cuerpo de Cristo esta tan debilitado y dividido hoy en día? Pues porque va detrás de un millar de pastores, cada uno reclamando el manto de Cristo y cada uno liderando a la gente de la manera que piensa que es mejor.
¿Cómo se vive esta realidad en la práctica? Si te encuentras agobiado por alguien que quiere ser tu pastor, toma alguna distancia. Mientras que te puedes beneficiar de algunas de las obras de Dios en ellos, si vives tu espiritualidad a través de ellos, eso sólo te robará. No pienses que tienes que desmantelar sus organizaciones, sino dedícate a vivir sencillamente en la libertad que Dios te da.
Cuando Dios trae cerca de ti a alguien que ha sido moldeado por Su vida, escucha y obsérvale, sin llegar a ser dependiente de ellos. No estés tan paranoico de caer presa de un falso liderazgo y que esto te haga perder de los dones de la gente maravillosa que Dios ha puesto cerca de ti.
Y si tú eres uno de los que Dios ha liberado del deseo de gobernar sobre los demás, puede que haya llegado el tiempo de mantenerte firme. No pienses ni por un momento que Dios te ha sacado del poder de las estructuras para estar aislado. Lo hizo para librarte de sus embragues,* y así podrás servir a la gente de una manera más maravillosa mientras te empapas cada día en una vida más plena en Él.
Vamos a ser un solo rebaño cuando abracemos a un solo pastor. Sólo cuando todos aprendamos a vivir en Él y a seguirlo a Él, nos daremos cuenta de la alegría y del poder de la unidad que desea para su iglesia. Todo el que lidera en esta familia, no se conformará con nada menos.

NOTAS DE LOS TRADUCTORES:
(1)*Wayne Jacobsen se refiere a la “Iglesia Relacional”, como a aquellos cristianos que se relacionan en amor los unos con los otros, y que están asidos únicamente a la Cabeza del Cuerpo: Cristo.
(2)*Embrague: Mecanismo dispuesto para que un eje participe o no, a voluntad o automáticamente, del movimiento de otro. (Real Academia Española).

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