La Generosidad Y El Dar En La Iglesia Relacional* (Diezmo): Viviendo En La Iglesia Relacional – Parte 4 Por Wayne Jacobsen


ARTICULOS DEL VIVIR EN AMOR
La Vida del Cuerpo – Noviembre de 2000
Traducción por Claudia Juárez Garbalena

“!Sigue el dinero!" Las palabras inquietantes de “Garganta Profunda”, el informante no identificado de Watergate para el periódico Washington Post, resultaron ser la voz crítica que desentrañó la corrupción en la Casa Blanca de Nixon.
Estas palabras me resultan un interesante eco de Eclesiastés 10:19 "El dinero sirve para todo."
Cuando me preguntan por qué todos los predicadores en televisión suenan igual, les señalo Eclesiastés. Cuando soy cuestionado del por qué la religión organizada trabaja como lo hace, les señalo Eclesiastés. Cuando me preguntan cómo sé lo que mi corazón realmente quiere, les señalo Eclesiastés.
En términos humanos, el dinero es la respuesta para todo. La forma en cómo tú lo ves y cómo lo utilizas te mostrará lo que entiendes acerca de cómo trabaja el Padre en tu vida.
De todas las preguntas que me hacen acerca de la vida en la iglesia relacional, la pregunta "¿Qué piensas del diezmo?" está por encima de "¿Qué hacemos con los niños?" Reconozco que atravieso las aguas financieras con mucho cuidado porque nada ha sido más abusado entre la gente de Dios en nuestros días.
Usualmente quienes hablan respecto al dinero, lo hacen sólo para tener en sus manos más de él para sí mismos. Entonces permítanme ofrecer esta advertencia o aviso desde el principio: No hay crisis financiera aquí y por favor no envíes contribución alguna porque pienses que esta es una solicitud velada a hacerlo. No lo es, y si esto te es difícil de creer, no dudes en no seguir leyendo.
Lo mucho que se ha dicho en esta área, carga a las personas con culpabilidad o sobornos de falsas promesas de que Dios les dará más dinero a cambio. Me arriesgaré a ser malentendido porque quiero que descubras la alegría y la libertad de ver la mano del Padre mientras das, tanto como en cualquier otra área de tu vida. No pretendo tener todas las respuestas aquí ni ofrecer un tratado completo sobre este tema, pero quiero compartir con ustedes a donde me ha llevado mi caminar con el Padre en esta área.

Jesús y el Dinero

Jesús habló acerca del dinero más que de ninguna otra cosa, excepto a lo relativo a su Padre. El dijo que nada revela más nuestros afectos como lo que juntamos y guardamos como un tesoro, o como lo que libremente compartimos de lo que Dios nos ha ofrecido.
Incluso una lectura superficial de los Evangelios revela que Él habló más de este tema de lo que habló acerca de la iglesia, la adoración o incluso sobre la oración. Él nos advirtió que no debemos juzgar la equidad o generosidad de Dios por las cosas materiales, y dejó claro que la vida abundante nada tiene que ver con la cantidad de dinero o posesiones que tenemos, sino con la simplicidad de vivir en la libertad de Su justicia, con el descanso de Su paz y con la plenitud de Su gozo.
La búsqueda del dinero y las preocupaciones que crea, tienen la capacidad de obstruirnos y llevarnos fuera de la vida del reino a cualquiera de sus seguidores. Es mejor regalarlo a los pobres que atesorarlo en tu propio corazón.
Él también dijo que los corazones sabios usarían el dinero como una herramienta para los propósitos de Dios en el mundo. El dinero puede abrir puertas y ministrar las necesidades de muchos, cuando no te posee. Úsalo sensiblemente para Él y puede ser una bendición para ti y para otros. Acapararlo, y la expectativa que tienes en él rápidamente se convierte en una jaula para un corazón oscurecido.
Con la capacidad que tiene para traernos el bien o traernos el mal, ¿cómo quiere Dios que manejemos nuestro dinero?

El Almacén del Diezmo

Esto solía ser realmente fácil para mí. Al crecer me enseñaron que el diez por ciento de todo lo que recibía le pertenecía a Dios. Yo le debía a Él ese diez por ciento. Esto es el diezmo.
La forma en que pagaba ese diezmo era donándolo a la congregación local a la que asistía. Aquellos que estaban a cargo, eran libres de usarlo para las necesidades del grupo: para procurar las necesidades de la instalación, para pagar sueldos, para financiar sus programas y también para ayudar a personas necesitadas. Yo no tenía la libertad o no me sentía libre para dar mi diezmo en donde Dios me guiara a hacerlo. Si yo quería dar en cualquier otro lugar, esto tendría que estar por encima de mi diezmo. Este es el almacén del diezmo.
Para ser honesto, nunca estuve completamente cómodo delimitando los parámetros de la Biblia para llegar a esa conclusión. Ciertamente Abraham diezmó como un acto de agradecimiento a Dios, incluso antes de que la ley fuera dada. El diezmo ayudó a pagar el mantenimiento del Templo de Dios y de los levitas que cuidaban de él. Era compartido con los necesitados y también se utilizó para financiar las fiestas para celebrar la vida de Dios entre ellos.
Es cierto, sin embargo, que el Nuevo Testamento es llamativamente silencioso sobre el diezmo como práctica de la temprana iglesia. En ninguna parte se alentó a llevarlo a cabo y, sin embargo la generosidad demostrada por sus donaciones los unos a los otros no ha tenido comparación desde entonces.
Durante muchos años me perdí esto, cegado por la necesidad pragmática para financiar las instalaciones, los salarios y los programas de las instituciones donde serví. Sin diezmadores comprometidos simplemente no se podría haber financiado las cosas que pensábamos que eran tan importantes para nosotros. Era fácil adaptar el diezmo del Antiguo Testamento como un texto para comprobar y apoyarnos en él para aplicarlo para las necesidades de la Iglesia.

Una Forma Diferente de Dar

Mi conclusión ahora es muy diferente. No, no creo que el diezmo sea malo, simplemente lo veo ahora como todo lo demás en el Antiguo Testamento. Es sólo una sombra de algo mucho más real que Dios nos quiso mostrar en Jesús. Y, como todas las sombras del antiguo pacto, cuando se descubre la verdadera sustancia de dar, verás que el diezmo es un sustituto barato en comparación.
"¿Quieres decir que no tengo que dar el diezmo?" Me encanta esta pregunta, ya que desmiente los motivos que el diezmo con demasiada frecuencia conlleva. Se ve como un pago, como una obligación que debemos a Dios. Una vez que se paga, se puede huir con el 90% restante y gastarlo como nos plazca. El no darlo, en palabras de Malaquías, es robar a Dios de lo que le debemos.
El Nuevo Testamento nos dibuja una imagen muy diferente. Jesús nunca menciona el diezmo como una práctica para sus seguidores. Y a pesar de que el dar es un tema constante en el libro de Hechos y las Epístolas, el diezmo no se volvió a mencionar. En lugar de eso, vemos que funcionó de otra forma. Los creyentes no daban porque tenían que hacerlo, sino porque eligieron hacerlo. Aquellos que habían sido invitados a tener una relación con el Dios vivo, fueron tan transformados y bendecidos por la generosidad de Dios, que respondían a otros a su alrededor con la misma generosidad. El dar así, dejó atrás aquello que el diezmo nunca podría lograr.
Incluso cuando Pedro se dirigió a Ananías por mentir sobre el dinero que estaba dando, dejó claro que la iglesia no tenía ningún derecho sobre este dinero. “Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder?” (Hechos 5:4).
Cuando Pablo hizo una colecta para los creyentes azotados por la hambruna en Jerusalén, él dejó en claro que no era su mandato, sino simplemente una oportunidad. “Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre." (2 Corintios 9:7).
En última instancia, dar porque tenemos que hacerlo en realidad no es del todo dar. Es sólo otra obligación que cumplir y el dar de esta manera nos coloca muy lejos del clamor de lo que Dios realmente ha tenido en mente todo el tiempo.

Dar Generosamente

De hecho, Pablo fue impactado por la forma en que los macedonios, que estaban en medio de la pobreza, respondieron a la necesidad. "Que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad. Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas, pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los santos. (2 Cor. 8:2-4).
¿Esto suena como diezmo? ¿El diezmo podría haber resultado en semejante acción tan abrumadora? ¡Yo no lo creo! Allí estaban los creyentes que fueron tan bendecidos por la generosidad de Dios hacia ellos, que incluso por encima de su propia necesidad, pudieron responder con generosidad a los demás.
Simplemente amo cómo el Nuevo Testamento pone el punto focal donde corresponde. Nosotros no damos dinero a Dios para que Dios actúe con generosidad para con nosotros. Por el contrario, Él comienza el ciclo. Después de Él habernos inundado a nosotros con Su generosidad, responderemos de la misma manera a los demás.
Pero hay un problema aquí, ¿no? ¿Qué pasa si no siento que Dios es generoso conmigo?, ¿aun tengo que seguir dando a los demás? Pablo dijo que dar y recibir en el Cuerpo va en ciclos. Los que tienen mucho hoy en día, bien podrían ser los que necesitarán en el futuro. El objetivo es compartir de tal forma que nadie tenga demasiado o muy poco.
Pero, ¿cuánto es demasiado y cuán poco es muy poco? Mientras que creo que es evidente que casi cada uno de los que vivimos en países del primer mundo somos increíblemente prósperos económicamente según los estándares del mundo, muy pocas personas conocen realmente la generosidad de Dios. ¿Por qué?

La Generosidad Al Estilo De Dios

La razón de que tan pocas personas realmente entienden la generosidad de Dios resulta a partir de dos realidades. En primer lugar, ellos la miden por lo que perciben o interpretan como sus propios deseos y necesidades. Cuando comparamos nuestros hogares, coches y juguetes con los de los demás a nuestro alrededor, esto nos conduce a la envidia y la codicia. En comparación con nuestras demandas Dios rara vez parece generoso.
Pablo entendió la generosidad de Dios a un nivel mucho más profundo que la comodidad material. El dijo que conocía el secreto del contentamiento y que tanto disfrutaba en medio de la abundancia, como si padecía necesidad. Debido a que se centró en la agenda de Dios para su vida y no en la propia, él vio la mano generosa de Dios en todos los ámbitos de su vida. Mira cómo lo describe: "Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra.” (2 Corintios 9:8).
He vivido la mayor parte de mi vida espiritual como si fuera el hijo de un padre tacaño. No habiendo tenido todo lo que quería y con frecuencia decepcionado por su respuesta a algunas de mis más fervientes oraciones, yo vivía con una decepción persistente en Dios. Sí, yo podía expresar agradecimiento y alabanza, solo intelectualmente, pero en el fondo me sentía engañado y me sentía frustrado continuamente por las cosas que Él no hizo y que yo esperaba de Él.
Sólo ha sido en los estos últimos seis años de mi vida en que Dios ha desmantelado la agenda que tenía para mi propia vida, que he sido capaz de vislumbrar lo que Pablo está hablando aquí. Debido a que estaba muy ocupado tratando de conseguir que Dios cumpliera o me complaciera en mis propios planes, no pude ver las cosas increíbles que Él estaba haciendo en mi vida todos los días. Ahora sé que cuando empiezo cada día sin mis propias preferencias de cómo quiero que sean las cosas, me encuentro sorprendido por lo que Dios está haciendo en mi vida y realmente agradecido a cada paso. Si Él no me da algo, es porque realmente no lo necesito.
Es por esto que nuestras expectativas son tan decepcionadas a menudo. No es porque Dios no se preocupe por nosotros, sino porque se ha comprometido a liberarnos de la tiranía de nosotros mismos. Sólo entonces podremos disfrutar de los recursos de Dios y descubrir lo generoso que Él es.

¿Cómo Funciona?

Vivir en la generosidad de Dios nos guía a una vida de generosidad con nuestro dinero, con nuestro tiempo y con nuestra vida espiritual. Puesto que Dios cuida de nosotros de una forma tan increíble, ya no tenemos que vivir nuestras vidas centradas en nosotros mismos. Así será más fácil para nosotros ver las formas en que Dios quiere que ayudemos a los demás.
¿Recuerdas a los macedonios que dieron mucho a pesar de que estaban en necesidad? ¿Esto sucedió porque se habían comprometido a diezmar? No. Como Pablo escribió: "Y no como lo esperábamos, sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios” (2 Corintios 8:5).
Simplemente, escucharon a Dios e hicieron lo que Él les pidió. Esto fue más allá de lo que Pablo podía concebir. Los que están convencidos de que dar a Dios no es más que pagarle el diez por ciento como una obligación, nunca entenderá el dar de esta manera.
Un par de veces cada año, recibo llamadas de personas que Dios ha llevado fuera de instituciones abusivas. Me dicen que Dios les está guiando a enviar su diezmo a partir de ahora al Ministerio Lifestream. Mi respuesta es siempre la misma. Después de darles las gracias por su amabilidad, los conduzco y alejo de cualquier compromiso regular. "Si Dios pone en tu corazón que nos envíes algo este mes, por favor hazlo. Si en los meses siguientes Dios te guía a hacer algo más con la abundancia que te da, entonces hazlo así, no te detengas.” Casi siempre sucede que estas personas nos dan su ofrenda sólo un mes más o dos. Esperamos que estén aprendiendo una mejor manera de dar.

Una Vida Generosa

Dios quiere que cada día te deleites en Su generoso amor, y entonces te mostrará cómo quiere canalizar Su generosidad a través de ti para tocar a otros. A mi modo de ver, en las Escrituras no estás obligado a dar a un lugar en específico. Él te mostrará dónde dar cuando estás dirigido por Él y no influenciado por las solicitudes y demandas de aquellos que siempre dicen estar en crisis.
Los que se reúnen como iglesia fuera de instituciones y no tienen necesidad de gastar fondos significativos en instalaciones, salarios o programas, a menudo encuentran formas creativas de ver a Dios usando Su generosidad. Ellos dan a aquellos en necesidad, para extender la luz del reino de Dios en el mundo, incluso apoyan proyectos de ministerio que se sienten llamados para apoyar.
Ellos pueden hacer eso en conjunto o por separado. Conozco a un grupo en Australia, que recogió ofrendas en una cuenta combinada para distribuirla en nombre del grupo. Después de pasar seis semanas en desacuerdo sobre cómo distribuir estos recursos, decidieron dar a cada uno su dinero y seguir dando como ellos se sentían guiados a hacerlo. Ellos eligieron pasar su tiempo alentándose en la fe los unos a los otros, en vez de pasar tiempo en torno a las finanzas.
Conozco a otros que ponen una cantidad específica de dinero en su cartera cada mes y están atentos para ver donde Dios tal vez quiere que den en ciertos momentos imprevistos a lo largo de la semana.
Fíjense que no estoy diciendo que es pecado dar el diez por ciento para el grupo en donde regularmente se reúnen si Dios se los pide. De hecho, creo que la gente a quienes Dios ha bendecido en el lugar al que asisten y que no están dispuestos a compartir la carga financiera de en donde ellos se están beneficiando, bien podría reconsiderar si Dios les ha llamado para ser parte de ese lugar.
Pero la maravillosa manera de dar al estilo de Dios hace una sombra al diezmo en comparación. Los que descubren a Dios como un Padre generoso darán más allá de un diez por ciento, simplemente haciendo lo que Dios les está pidiendo. Lo que hace mas grande el dar a la manera de Dios, es porque no es un compromiso que hay que pagar, sino una extensión de Su generosidad, ellos darán con una pasión que no es sólo transferir fondos, sino también construir, edificar relaciones o amistades.
¿Por qué abrazar la sombra, cuando puedes disfrutar la bendita realidad detrás de esto? El dar a la manera de Dios es por mucho, más genuino y verdadero en este Reino, ¿No te parece?
* Wayne Jacobsen habla de la Iglesia Relacional de aquellos cristianos que se relacionan en amor los unos con los otros. [Nota de traductor].

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