ENTRADA AL REINO: PERSEGUIDOS POR LA CIUDAD DE LA RELIGIÓN



Mat 7:21  No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el Reino de los cielos, sino el que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos.


El texto anterior nos muestra con gran claridad que aunque hay muchos que dicen Señor, Señor, no todos hacen la voluntad del Padre; y que la entrada al Reino de los cielos no es para los que dicen Señor, Señor, sino para los que obedecen.
Existen otros textos muy conocidos y citados que nos muestran quienes pertenecen al Reino de los cielos; la primera de las bienaventuranzas dice:
Mat 5:3  Bienaventurados los pobres en espíritu; porque de ellos es el Reino de los cielos.

Si buscamos en el diccionario, la palabra pobre la definen de la siguiente manera: Necesitado, menesteroso, escaso, que carece de alguna cosa.
El pobre en espíritu es un  necesitado, un menesteroso espiritual, carece de riqueza espiritual. Recordemos que el Señor no vino a llamar a los justos a arrepentimiento, sino a los pecadores; a los que reconocen su condición de completa miseria espiritual, recordemos que vino para los que tenemos necesidad de médico.
Por otro lado, hay para quienes la entrada al Reino es un asunto complicado e incluso hay otros que no solo no entran, sino que estorban la entrada de los demás.
Mat 19:23  Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que el rico difícilmente entrará en el Reino de los cielos.
Mat 19:24  Pero os digo, que más liviano trabajo es pasar un cable por el ojo de una aguja, que el rico entrar en el Reino de Dios.

El asunto es que donde está nuestro tesoro, está nuestro corazón, y que no se puede servir a dos señores, no se puede servir a Dios y a las riquezas. Hay muchos diciendo Señor, Señor pero sirviendo a las riquezas, pues ese es su tesoro, y ahí es donde está su corazón. No se hace entonces la voluntad del Padre, por lo tanto no habrá entrada en el Reino de los cielos.

Mat 5:10  Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia (o rectitud), porque de ellos es el Reino de los cielos.
Mat 5:11  Bienaventurados sois cuando os vituperen y os persigan, y se dijere toda clase de mal de vosotros por mi causa, mintiendo.
Mat 5:12  Gozaos y alegraos; porque vuestro galardón es grande en los cielos; que así persiguieron a los profetas que estuvieron antes de vosotros.

El Reino de los cielos también pertenece a quienes padecen persecución por causa de la justicia, es decir por causa de hacer la voluntad del Padre. Pues ciertamente si seguimos al Señor, si andamos en obediencia, seremos participantes de sus padecimientos, seremos perseguidos y rechazados por los religiosos, blasfemados y aborrecidos por la ciudad de la religión y por los enemigos de la cruz, como lo fue nuestro Señor; pues él nos dejó ejemplo para que siguiéramos Sus pisadas y como está escrito en Filipenses, se nos ha concedido una gracia especial:

Flp 1:29  porque a vosotros es concedido acerca de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él,

Recordemos hermanos, pueblo del Señor, que si fuéramos del mundo, el mundo nos amaría; pero hemos sido comprados con sangre y rescatados de la corriente de este siglo, por lo cual el mundo nos aborrece.
Pero la promesa es maravillosa, se nos dice que si padecemos por causa de hacer la voluntad del Padre, que debemos gozarnos y alegrarnos, pues nuestro galardón es grande en el Reino de los cielos. Así han perseguido a todos quienes han sido verdaderamente enviados por el Señor a llevar Su mensaje.
Escuchemos otras palabras pronunciadas por nuestro Señor:

Luc 6:24  Mas ¡ay de vosotros, ricos! Porque tenéis vuestro consuelo.
Luc 6:25  ¡Ay de vosotros, los que estáis hartos! Porque tendréis hambre. ¡Ay de vosotros, los que ahora reís! Porque lamentaréis y lloraréis.
Luc 6:26  ¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres dijeren bien de vosotros! Porque así hacían sus padres a los falsos profetas.

Para unos son las bienaventuranzas y para otros los ayes.
Para los que tienen su corazón en las cosas de abajo, para los que sirven a las riquezas, al dios dinero, que buscan solo lo suyo propio, aunque digan Señor, Señor, para ellos son los ayes y en aquel día tendrán que escuchar: No os conozco, hacedores de maldad (hacedores de la voluntad propia), apartaos de mí.
Ciertamente el que procure salvar su propia vida la perderá.
Hoy existen muchos hombres de los que se habla bien, que ahora están hartos y ríen, que tienen en este mundo su consuelo. No quisiera estar en sus zapatos. Muchos sepulcros blanqueados que aparentan piedad, pero llenos de inmundicia, de hipocresía, de iniquidad y muerte por dentro, que estorban la entrada al Reino de los cielos.
Mat 23:27  ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, más por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda suciedad.
Mat 23:28  Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres; mas por dentro, llenos estáis de hipocresía e iniquidad.

Mat 23:33  ¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo evitaréis el juicio del quemadero?
Mat 23:34  Por tanto, he aquí, yo envío a vosotros profetas, y sabios, y escribas; y de ellos, a unos mataréis y colgaréis de un madero, y a otros de ellos azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad.
Mat 23:35  Para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo, hasta la sangre de Zacarías, hijo de Berequías, al cual matasteis entre el Templo y el altar.

El Señor nos pide que oremos por obreros para la mies:
Mat 9:37  Entonces dice a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, más los obreros pocos.
Mat 9:38  Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.

Todos por naturaleza buscamos lo propio pero no lo que es del Cristo y procuramos salvar nuestra vida. El Señor enviará obreros a hacer su voluntad, pero como está escrito a unos matarán, a otros crucificarán, a otros azotarán en sus sinagogas (de Satanás) y a otros perseguirán.
Todos queremos que el Señor nos “bendiga” con un buen trabajo, ¿pero y qué de querer hacer el trabajo del Señor? ¿De la verdadera bendición?
Oración:
Señor perdónanos porque hemos vivido para nosotros mismos y no para ti. Perdónanos porque decimos Señor, Señor y no hemos hecho tu voluntad; porque te hemos honrado solo de labios y nuestro corazón ha estado lejos de ti. Perdónanos porque buscamos lo propio y no lo de Cristo. Perdónanos pues hemos andado en pos de nuestra dureza y de la invención de nuestro perverso corazón.
Clamamos a ti por un verdadero arrepentimiento, por limpieza y sanidad, por tu misericordia y gracia para que seamos llevados a la perfección, a andar en toda obra buena que tú preparaste para que anduviéramos en ella, para hacer tu voluntad.
OH, Bendito Padre, líbranos de nuestra condición miserable y perdida, somos desventurados, ciegos, pobres y desnudos; por amor de tu Nombre envía tu fuego para que seamos cubiertos con ropas blancas y se cubra nuestra vergüenza y desnudez.
Padre, nosotros no damos la talla, llévanos a la estatura de tu Hijo Amado.
Santifica tu Nombre, líbranos del temor y de la cobardía, haznos valientes, perfecciónanos en tu Amor para que seamos de los vencedores, para que menospreciemos nuestras vidas hasta la muerte.
QUE LA VIDA SEA CRISTO Y LA MUERTE GANACIA. ENVÍA OBREROS A LA MIES.

Por gentileza de: 
RAFAEL RESTREPO (MENSAJE DE PAZ): http://www.mensajedepaz.net/



EL GRAN ENGAÑO (Satanás también te habla) - Parte 1 - Jim Staley

ESPECIALMENTE INTERESANTE PARA LOS QUE NO CREEN NECESARIA LA LIBERACIÓN




NOTA DEL ADMINISTRADOR:
No compartimos con los hermanos mesiánicos su tendencia judaizante, pero apreciamos su luz para entender los cuadros o tipos veterotestamentarios.

▶ El Gran Engaño - Parte 1 - Jim Staley - YouTube

EGIPTO RIVAL DE DIOS PARA EL REMANENTE - Juan Radhamés Fernández

UNA EXCELENTÍSIMA PREDICACIÓN QUE NO QUERRÁS PERDERTE. SOLO HACEMOS LA SALVEDAD DE LA INCORRECTA INTERPRETACIÓN DEL PASAJE DE HEBREOS 6:4-8 AL FINAL DE LA PRÉDICA, PUES SEGÚN NUESTRO PARECER -Y SEGUIMOS EN ESTO A W. NEE Y W. LEE, ES OBVIO QUE QUIENES GUSTARON LAS MIELES DEL MUNDO VENIDERO Y FUERON HECHOS PARTÍCIPES DEL ESPÍRITU SANTO, OBVIAMENTE SON SALVOS EN SU ESPÍRITU, PERO A PESAR DE QUE FUERON MUCHAS VECES REGADOS CON LA PALABRA DE DIOS NO SE ARREPINTIERON PARA GANAR SUS ALMAS, POR LO QUE ESTÁN PRÓXIMOS A SER MALDECIDOS. ÉSTOS SON LOS QUE NO QUIEREN PAGAR EL PRECIO DE MORIR A LA CARNE Y AL YO Y ESTÁN EXPUESTOS AL DAÑO DE LA SEGUNDA MUERTE, NO A LA PÉRDIDA DE LA SALVACIÓN, PERO SI DEL REINO. (VÉASE V.G. http://josemariaarmesto.blogspot.com/2013/08/la-ley-del-pueblo-del-reino-y-el-dano.html Y SI QUIEREN PROFUNDIZAR LA ETIQUETA DEL BLOG "DAÑO DE LA SEGUNDA MUERTE").

"COMER" PARA "CRECER" ES LA VIDA CRISTIANA (E.V. 1ª y 2ª Sam.-Witness Lee)

Gálatas 4:19
Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros,

ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL

MENSAJE VEINTISEIS

DIOS EN CRISTO SE FORJA EN NUESTRO SER
POR MEDIO DE UN PROCESO DE
TRANSFORMACION METABOLICA

Lectura bíblica: 2 S. 7:12-14a; 2 Co. 3:17-18

En este mensaje seguiremos hablando acerca de 2 Samuel 7:12-14a. Muchos de los que leen la Biblia no entienden el significado de estos versículos. Como veremos, en ellos se alude a lo que Dios desea forjar en Sus elegidos. Así que, mi carga en este mensaje es hacer notar que estos versículos, los cuales presentan una profecía a manera de tipología, hablan de que Dios en Cristo se forja en nuestro ser por medio de un proceso de transformación metabólica.

LAS DOS ETAPAS DEL MINISTERIO DEL SEÑOR JESUS

El Nuevo Testamento revela claramente que el Señor Jesús realiza Su ministerio en dos etapas. Primero, El ministró en la tierra hasta que murió en la cruz por nuestros pecados y para acabar con la antigua creación. Luego, resucitó y ascendió a los cielos. Allí El fue hecho el Ministro que nos comunica las cosas celestiales. En esta condición, El ya no está en la carne, pues en la resurrección, como postrer Adán, fue hecho el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45). Ahora El no sólo es nuestro Redentor y Salvador, sino también el Espíritu vivificante que lo es todo. Por esta razón, 2 Corintios 3:17 dice: “El Señor es el Espíritu”.

TRANSFORMADOS DE GLORIA EN GLORIA
EN LA MISMA IMAGEN

Dado que Cristo es el Espíritu, El puede habitar en nosotros, y nosotros podemos tener comunión con El en nuestro espíritu. Debemos mirarlo y reflejarlo poniendo a la disposición de El las tres capas de nuestro ser: nuestro espíritu, nuestro corazón y nuestra boca. Entonces, espontáneamente lo reflejaremos como espejos y seremos gradualmente transformados en Su imagen gloriosa, de gloria en gloria. Como resultado de esto, tendremos Su misma imagen. Esto proviene totalmente del Señor, el Espíritu (2 Co. 3:18).
Es así como el Señor Jesús nos hace como El, e inclusive, nos hace El mismo. Cada vez que lo miramos, El imprime Su persona en nuestro ser. Entonces nos convertimos en Su reflejo. Lo que reflejamos es nada menos que al propio Señor. A esto el Nuevo Testamento llama transformación.

LA TRANSFORMACION ES UN PROCESO METABOLICO

La transformación es un proceso metabólico que nos cambia al añadirse en nosotros un elemento nuevo y eliminarse el elemento viejo. Esto lo ejemplifica una persona que tiene un aspecto saludable como resultado de llevar una nutrición, digestión y asimilación apropiadas. Su apariencia saludable no es el resultado del uso de cosméticos, sino de una nutrición balanceada, la cual induce un proceso metabólico que introduce elementos nuevos y desecha los elementos viejos. Asimismo, necesitamos recibir la nutrición espiritual continuamente. Esta nutrición nos proporcionará los nuevos elementos y eliminará los viejos. Entonces creceremos, cambiaremos y maduraremos gradualmente. Esto es la transformación. La economía de Dios consiste en forjarse en nosotros para que experimentemos este proceso metabólico de digestión y asimilación espirituales, el cual produce un cambio orgánico gradual e intrínseco.

EL HECHO DE QUE DIOS EN CRISTO SE FORJA
EN NOSOTROS ES ALGO ORGANICO

El hecho de que Dios se forja en nuestro ser es algo totalmente orgánico, y si queremos experimentarlo debemos recibir, digerir y asimilar un elemento vital. El alimento y la bebida espirituales que ingerimos son el Cristo orgánico y pneumático (Jn. 6:51, 57; 7:37-39), el Cristo que es el Espíritu vivificante.

Este Cristo no es un Cristo histórico. Si Cristo sólo fuera un Salvador físico e histórico, cuya historia narra la Biblia, no podría relacionarse con nosotros de manera orgánica. Muchos cristianos sólo conocen a Cristo de una forma objetiva. ¡Qué tragedia! La Biblia revela que Cristo vino y permaneció por algún tiempo con Sus discípulos. Luego pasó por la muerte y entró en resurrección, y por medio de este proceso fue hecho el Espíritu vivificante. Ahora, como Espíritu, El es real, genuino, vivo y disponible. Así que, podemos afirmar que El es el Cristo “de ahora”.

DIFERENCIA ENTRE LA VIDA EN EGIPTO Y LA VIDA EN CANAÁN- Pastor Juan Radhamés Fernández



Regar con el pie en Egipto era desviar la tierra de un surco para dirigir el agua del río a otro surco. Con un simple movimiento del pie se tenía el agua del RÍO a merced. En cambio el agua de Canaán era de LLUVÍA; es decir, agua del cielo que dependía de que Dios hiciera llover, y para eso se debía estar adecuadamente sintonizados con Él...

EXCELENTE PREDICACIÓN SOBRE LA DIFERENCIA ENTRE LA VIDA EN LA CARNE O NATURAL Y LA VIDA EN EL ESPÍRITU. 

Bendiciones Radhamés, que el Señor siga usando su vida.



TRES ASPECTOS DE LA LEY (E.V. Mateo, Witness Lee)

ESTUDIO-VIDA DE MATEO

MENSAJE VEINTIDOS

LA PROMULGACION
DE LA CONSTITUCION DEL REINO

(8)

TRES ASPECTOS DE LA LEY

Para poder entender la cuestión de la ley, debemos conocer los tres aspectos de la ley: el principio de la ley, sus mandamientos y sus ritos. Si no distinguimos entre estos tres aspectos, nunca podremos entender la ley de manera apropiada. Según lo que hemos visto, el principio de la ley está terminado. En la actualidad, en la dispensación de la gracia, Dios no nos trata conforme al principio de la ley, sino según el principio de la fe. El hecho de que seamos justificados, salvos y aceptados por Dios se basa en el principio de la fe, y no en el principio de la ley. Si tenemos fe en Cristo, somos justificados por Dios, aceptados por El y salvos. Con esto vemos el significado de decir que el principio de la ley está abolido en Cristo bajo la dispensación de la gracia.
Aunque el principio de la ley se ha abolido, los mandamientos de la ley no han sido anulados. En vez de eso, la norma de los mandamientos ha sido elevada. Así que, los mandamientos, relacionados con las normas de la moralidad, no han sido abolidos; permanecerán por toda la eternidad. Por la eternidad no debemos adorar ídolos, matar, robar o mentir. El Rey, en Su reino celestial, elevó la norma de la ley en dos formas: complementó y cambió las leyes inferiores, haciendo de ellas leyes superiores. De esta manera la moralidad de los mandamientos de la ley fue elevada a una norma superior.
El Salvador real guardó todos los mandamientos de la ley cuando estuvo en la tierra. Luego fue a la cruz a morir por nosotros. Por medio de Su muerte sustitutiva, El cumplió la ley dando fin a todo lo negativo. Además, mediante Su muerte sustitutiva, liberó Su vida de resurrección y la puso en nosotros, y ahora nosotros tenemos esta vida de resurrección en nuestro espíritu. Debido a que podemos vivir por la vida de resurrección, tenemos la fortaleza, la habilidad y la capacidad para manifestar el nivel más alto de la moralidad. Al andar según el espíritu (Ro. 8:4), satisfacemos los justos requisitos de la ley, cumpliendo con creces los requisitos de la ley. Por lo tanto, no abolimos la ley, sino que la cumplimos de manera más elevada.
El tercer aspecto de la ley consiste en los ritos de la ley. Por ejemplo, ofrecer sacrificios y guardar el sábado son ritos externos de la ley. Estos ritos también fueron anulados porque eran parte de la dispensación antigua de sombras, figuras y tipos, los cuales han sido completamente cumplidos por Cristo, quien es la realidad. Ya no nos vemos obligados a observar los ritos de la ley. Por lo tanto, el principio de la ley y los ritos de la ley han sido anulados, pero los mandamientos de la ley, los cuales requieren un nivel alto de moralidad, no lo han sido. Más bien, los mandamientos han sido elevados. Por medio de Cristo, quien es la vida de resurrección en nuestro espíritu, podemos cumplir con la norma de moralidad que exige la ley más elevada del reino de los cielos. Lo compartido aquí debe darnos un entendimiento claro con respecto a la ley según sus tres aspectos: el principio de la ley, los mandamientos de la ley y los ritos de la ley.

VIVIR POR LA VIDA Y NATURALEZA DEL PADRE

Al final de Mateo 5 el Señor Jesús dijo: “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto” (v. 48). Con esto se concluye la sección de la constitución del reino, la cual es extremadamente elevada. Después de leer todos estos requisitos, todos nosotros diríamos que para nosotros es totalmente imposible cumplir con ellos. Luego llegamos al versículo 48, donde dice que debemos ser perfectos como nuestro Padre celestial es perfecto. Este versículo nos da un indicio de que tenemos en nosotros la vida y la naturaleza del Padre. Nacimos de El y somos Sus hijos. Debido a que somos Sus hijos y poseemos Su vida y Su naturaleza, no es necesario que lo imitemos. Mientras crezcamos en Su vida, seremos como El. Así que, todos los requisitos de la ley del reino celestial revelan cuánto la vida y la naturaleza divinas pueden hacer por nosotros. Lo único que nos hace falta es ser expuestos para que perdamos toda esperanza en nosotros mismos. Cuando seamos expuestos, nos daremos cuenta de que nuestra vida natural es completamente inútil. Entonces renunciaremos a nuestra vida natural, nos volveremos a la vida de nuestro Padre, y permaneceremos con la naturaleza divina. Espontáneamente, esta vida crecerá en nosotros y cumplirá con los requisitos de la ley suprema. Nosotros ahora necesitamos volvernos al espíritu y andar en nuestro espíritu. Cuando lo hacemos, vivimos por la vida y la naturaleza de nuestro Padre; luego espontáneamente satisfacemos el justo requisito de la ley. Es imprescindible que entendamos este asunto, porque es totalmente diferente de nuestro concepto natural. Por mi experiencia puedo afirmar con mi testimonio, que ahora no estoy bajo el principio de la ley. ¡Aleluya, estoy bajo el principio de la fe, y la vida de mi Padre celestial está en mí! Esta vida es el amado Hijo del Padre. Ahora vivo por la vida en mi espíritu y ando según el espíritu. Por medio de esta vida en mi espíritu espontáneamente cumplo los requisitos más altos de la ley del reino de los cielos. Al decirlo no estoy jactándome; sólo doy mi humilde testimonio para dar gloria al Señor. Esto no quiere decir que yo puedo hacer algo, sino que El puede, porque El está en mí para ser mi vida. El puede hacer lo mismo en usted y por usted. Si usted quiere tener esta experiencia, necesita una visión de lo inútil que es su vida natural. Después de que su vida natural haya sido escudriñada y expuesta, se dará cuenta de que usted es un caso sin esperanza, que no debe confiar en ella y que usted tiene que volverse a la vida y naturaleza divina del Padre, la cual está en usted. Vuelva a la vida del Padre, quédese con Su vida y viva por Su vida. Puede volverse fácilmente a la vida del Padre, porque ahora mismo está en su espíritu. Simplemente ande según su espíritu, y todos los justos requisitos de la ley serán cumplidos en usted.


DOS ÁRBOLES, DOS CAMINOS: NUEVA JERUSALÉN O LAGO DE FUEGO


Hoy en la mañana hablando con un hermano, el cual había sido muy impresionado por un teólogo, tuvimos comunión sobre la diferencia que hay entre conocimiento y revelación. No es suficiente conocer todas las doctrinas si no nos son reveladas por Dios. Pedro conoció quien era Jesús porque se lo reveló el Padre;  Jesús le reveló, a Pedro, quien edificaba Su iglesia (Mt. 16: 15-18). Así mismo,a Pablo le fue revelado que cuando perseguía a los santos, perseguía a Jesús mismo (Hch. 9:4-5), confirmando el hecho de Cristo es la cabeza del cuerpo, la iglesia(Ef.1:22-23). El mismo Pablo lo confirma en Efesios 3: 5-6, cuando afirma: " que por revelación me fue dado a conocer el misterio........  como ahora es revelado a Sus santos apóstoles y profetas........", que sólo por revelación podemos conocer el misterio de Dios, Cristo, y el misterio de Cristo, la iglesia. De igual manera, nosotros los creyentes, Sus hijos, necesitamos tener un corazón abierto al Señor para recibir esta revelación (Ef. 1:17), sin la cual, es imposible conocer, disfrutar y experimentar este misterio escondido, Cristo y la iglesia, Su cuerpo (Ef.1:22-23).

                                        EL ÁRBOL DE LA VIDA Y EL ÁRBOL DEL CONOCIMIENTO DEL BIEN Y DEL MAL.

Muchas personas, incluso creyentes, consideran Génesis como una historia sin contenido real. Nosotros por fe, por revelación vemos que en Génesis parten dos lineas centrales: el Árbol de la vida, Cristo Jesús y el Árbol del conocimiento del bien y del mal, Satanás (Gn. 2: 9, 17). Estos dos lineas siguen a través de toda la Biblia y terminan en Apocalipsis (Ap. 22:2, 14, 19). La linea de la vida termina en la ciudad santa, la Nueva Jerusalén celestial; la linea del conocimiento del bien y del mal,linea de la muerte,  termina en el lago de fuego.
Dios creo al hombre a Su imagen, conforme a Su semejanza con el fin de que ejercieran dominio  y fueran   Su expresión en toda la tierra (Gn. 1:26-28). La imagen de Dios, se refiere al ser interno de Dios, es la expresión de los atributos de Dios, de los cuales los más prominentes son el amor(1 Jn. 4:8), la luz (1 Jn. 1:5), la santidad (Ap.4:8) y la justicia (Jer. 23:6). La semejanza de Dios, se refiere a la forma de Dios (Fil.2:6), es la expresión de la esencia y naturaleza de la persona de Dios.
Cristo el Hijo, como corporificación de Dios (col. 2:9), es la imagen del Dios invisible, la expresión de la esencia de los atributos de Dios Col.1:15; 2 Co. 4:4; He. 1:3). El hombre fue creado conforme a Cristo, en vida y naturaleza, no en la deidad (Jn.1:12-13; 2 P. 1:4), con la intención de que Cristo entre en el hombre y sea expresado por medio de él (Col.1:27; Fil.1:20-21). Puesto que Dios y el hombre pertenecen a la misma especie en vida y naturaleza, no en la deidad, el hombre puede ser unido a Dios y vivir juntamente con Él en una unión orgánica (Jn. 15:5; Ro.6:5; 11:17-24; 1 Co. 6:17). Esto era imposible, puesto que el hombre cuando fue creado, no contenía a Dios como vida, de ahí que Dios puso al hombre frente al árbol de la vida ( Símbolo de Dios) para que al comerle pudiera contener a Dios como su vida. De esta forma, el hombre pudo expresar a Dios y representar Su autoridad sobre todo lo creado.
Al poner Dios al hombre frente al árbol de la vida indica que Su deseo era que el hombre le recibiera como vida al comerle orgánicamente, a fin de ser constituido con el elemento de Dios.. Según Juan 1:1 y 4, la vida está en la Palabra, quien es Dios mismo, esta vida-la vida de Dios-es Cristo (Jn. 11:25; 14:6; Col.3:4), la corporificación de Dios (Col.2:9).  El árbol de la vida crece a ambos lados del río de agua de vida (Ap. 22:1-2), lo cual indica que es una vid. Puesto que Cristo es una vid (Jn.15:1) y también es vida, Él es el árbol de la vida. A través de Su encarnación, vivir humano, muerte en la cruz y la resurrección, hizo que el hombre pudiera tener vida y vivir al comerle (Jn. 10:10; 6:51, 57, 63).
Todo ello se hace realidad en nosotros cuando abrimos nuestro corazón al Señor Jesús y lo aceptamos como nuestro Salvador. Hoy Lo contenemos como vida y somos sus hijos participando de Su vida y Su naturaleza (Jn.1:12-13; 2 P :1:4). El nuestro árbol de la vida del que podemos comer momento a momento en la Palabra (La Biblia), e invocando su precioso Nombre. El es la Palabra-el Verbo-(Jn.1:1), nuestro pan de vida bajado del cielo (Jn.6:48-51, 63). Cristo Jesús es infinito, pero se hizo pequeño como una vid para estar siempre disponible a nosotros.
Que el Señor nos de un espíritu de sabiduría en conocer Su economía: Cristo y Su iglesia.

            La fuente de esta porción de la palabra,proviene del ministerio de los hermanos Watchman Nee y Witness Lee. Versículos y notas corresponden a la Biblia Versión Recobro del Hermano Witness Lee

En Cristo, José Luis Bruña

Película: EL LUCERO DE LA MAÑANA...La Historia de John Wycliffe


John Wycliffe es la dramática biografía del erudito y clérigo del siglo XIV que tradujo la Biblia al inglés por primera vez.
Wycliffe vivió en tiempos de intrigas religiosas y políticas, y de conflictos sociales. Catedrático de Oxford y uno de los más renombrados filósofos de su época, defendió el nacionalismo inglés contra el papado y se erigió en paladín de los pobres contra las injusticias de los poderosos.


Película: CHARLES SPURGEON, el predicador del pueblo.


Esta es la historia íntima de uno de los más grandes predicadores en la historia de la iglesia. Lo seguimos desde su juventud cuando, como un joven predicador, sorprendentemente llamado a ministrar en Londres, pronto captura el amor y el respeto de la nación. Rodada en Inglaterra, Escocia, Francia y Alemania, la película captura el espíritu y el mensaje de un hombre memorable y humilde...llamado El Predicador del Pueblo.

NO ES NECESARIO GUARDAR EL SÁBADO. ADVERTENCIA SOBRE EL JUICIO DE LOS CREYENTES, (E.V. Mateo-Witness Lee)

En Mateo 5:22 el juicio de los creyentes en el tribunal de Cristo se describe con tres clases de juicio según la historia del pueblo judío: el juicio en la puerta de la ciudad, el juicio ante el sanedrín y el juicio de la Gehena de fuego. Estos tres niveles de juicio se refieren a un solo juicio: el del tribunal de Cristo.

ESTUDIO-VIDA DE MATEO

MENSAJE DIECIOCHO

LA PROMULGACIÓN
DE LA CONSTITUCIÓN DEL REINO

(6)


En este mensaje tengo la carga de compartir algo adicional con respecto a la ley. Los creyentes han debatido mucho acerca de la ley, principalmente porque han recibido muy poca luz de la Biblia al respecto. Según la economía del Antiguo Testamento, la relación que Dios tenía con Su pueblo era basada en la ley, o sea, conforme al principio de la ley. Pero en la economía del Nuevo Testamento, Dios no se relaciona hoy con Su pueblo según la ley, sino según la fe. Así que, la ley era el principio sobre el cual Dios se relacionaba con Su pueblo en el Antiguo Testamento, mientras que la fe es el principio sobre el cual Él se relaciona con nosotros en el Nuevo Testamento. Conforme a la economía antiguotestamentaria, era necesario guardar la ley para ser aceptable ante Dios. Pero en la actualidad ser aceptable a Dios tiene que ver con la fe.
El principio de la ley ha sido abolido, pero los mandamientos de la ley no. No debemos concluir que los mandamientos de la ley, tales como honrar a los padres o no robar, fueron abolidos solamente porque el principio sí lo fue. Los mandamientos de la ley, en lugar de ser abolidos, fueron elevados. Aunque nuestro contacto con Dios no se basa en el principio de la ley, es menester que nosotros observemos los mandamientos elevados de la ley.

NO ES NECESARIO GUARDAR EL SÁBADO

Al llegar a este punto los adventistas del séptimo día dirían: “Sí, debemos guardar todos los mandamientos de la ley. Uno de estos mandamientos es guardar el sábado. Basándonos en lo que usted dijo acerca de no abolir los mandamientos de la ley, nosotros le decimos que debemos guardar el sábado”. Aunque los mandamientos de Dios no fueron abolidos, uno de estos mandamientos, la ley acerca de guardar el sábado, no está relacionado con la moralidad. Más bien, es una ley ritual. Un rito es una formalidad, una sombra, que ya no necesitamos observar en la actualidad. Por ejemplo, no es necesario ofrecer los sacrificios de animales, ¿verdad? Asimismo, ya no necesitamos guardar el sábado. En el Antiguo Testamento, o sea en la edad de las sombras, eran necesarios los sacrificios, las fiestas, y la observancia del sábado. Pero ahora estamos en la era de realidad. Nuestro sacrificio no es un cordero ni un macho cabrío, sino Cristo, la realidad de todos los sacrificios del Antiguo Testamento. Del mismo modo, nuestro reposo no es un día específico, sino Cristo. Debido a que Cristo, la realidad, está presente, se han acabado todas las sombras. Puesto que el mandamiento acerca de guardar el sábado es un mandamiento ritual, y no un mandamiento moral, no tenemos la obligación de guardarlo hoy en día. Este mandamiento no está relacionado con la moralidad, sino con la sombra, la formalidad, la cual ya pasó.

EL PRINCIPIO DE LA LEY

El principio de la ley debe dejar una impresión profunda en nosotros. La manera en que Dios se relaciona con Su pueblo siempre depende de cierto principio. Por ejemplo, Dios se relacionó con Abraham basándose en Su promesa. No le dio a Abraham los mandamientos de la ley, sino sólo le dio la promesa. Por lo tanto, Dios hizo con Abraham conforme a Su promesa. La promesa que Dios hizo a Abraham llegó a ser el principio según el cual Dios se relacionó con él. Más tarde, Dios dio la ley a los hijos de Israel por medio de Moisés. La ley dada en el monte Sinaí llegó a ser el principio sobre el cual Dios se relacionó con los hijos de Israel. De esta manera la ley vino a ser el principio sobre el cual Dios se relacionó con Su pueblo en el Antiguo Testamento. Ahora en el Nuevo Testamento Dios se relaciona con los creyentes según la fe, y no según la ley. Este punto se desarrolla en los libros de Romanos y Gálatas. Si usted lee estos libros, verá que Dios trata con los creyentes en Cristo no según la ley, sino según la fe. En los tiempos antiguotestamentarios, Dios aceptó a la gente conforme a la ley. Si alguien quería que Dios lo aceptara, tenía que satisfacer los requisitos de la ley. Pero ahora Dios nos acepta, no según la ley, sino según nuestra fe en Cristo, o sea, si hemos creído en Él o no. Por lo tanto, el hecho de que Dios nos acepte se basa en la fe.

LOS MANDAMIENTOS DE LA LEY
NO FUERON ABOLIDOS SINO ELEVADOS

El hecho de que Dios ya no trate con nosotros los creyentes conforme al principio de la ley, no significa que los mandamientos de la ley antigua fueron abolidos. Por ejemplo, los primeros dos mandamientos de la ley antigua tenían que ver con que no tengamos otros dioses ni hagamos imágenes. Decir que el principio de la ley fue abolido no significa que sus mandamientos fueron abolidos. Por el contrario, según el Nuevo Testamento, estos mandamientos son recalcados, fortalecidos y elevados. En el Antiguo Testamento se nos dice que no debemos hacer una imagen material, pero en el Nuevo Testamento, se nos dice que la codicia es una forma de idolatría (Col. 3:5). La avaricia es un ídolo. Con esto vemos la elevación del mandamiento referente a la idolatría. Sí, el principio de la ley fue abolido, pero no los mandamientos de la ley. El mandamiento acerca de honrar a nuestros padres nunca fue abolido. En el Nuevo Testamento este mandamiento se repite, y es fortalecido y elevado. En estos días debemos honrar a nuestros padres mucho más que lo hicieron anteriormente los hijos de Israel.
Hemos visto que el Señor Jesús también elevó los mandamientos acerca del asesinato y del adulterio. Debido a que los mandamientos del Antiguo Testamento referente al asesinato y al adulterio no eran adecuados, el Señor los complementó. El antiguo mandamiento en cuanto al asesinato no abarcó el odio y el enojo. Así que, el Señor complementó la ley antigua acerca del asesinato diciendo que cualquiera que se enoje con su hermano será reo de juicio. También complementó el mandamiento referente al adulterio diciendo que cualquiera que mire a una mujer lujuriosamente ha cometido adulterio en su corazón. Con estos ejemplos vemos que las leyes morales nunca fueron abolidas; más bien, fueron elevadas. Los diez mandamientos han sido repetidos y elevados en el Nuevo Testamento excepto el cuarto mandamiento, el de guardar el sábado. Este mandamiento se ha terminado porque no está relacionado con la moralidad. Al contrario, es un mandamiento ritual.

UN NIVEL MÁS ALTO DE LA MORALIDAD

Ahora llegamos a la verdadera carga de este mensaje. Sí, en el Nuevo Testamento la salvación se basa en el principio de la fe; no tiene nada que ver con la ley. Todos fuimos salvos por la fe, y no por guardar la ley. Pero después de ser salvos, debemos vivir según una norma más alta que la de la ley antigua. Nunca debemos pensar que tenemos plena libertad para ser indisciplinados, descuidados, o aun inmorales sólo porque nuestra salvación no se basa en la ley. El hecho de que Dios no se relacione con nosotros conforme al principio de la ley, no debe servirnos como base para pensar que no es necesario prestar atención a los mandamientos de la ley. Todos los que creen esto han sido embotados por lo que se enseña en cierta parte del cristianismo de hoy. Debemos ser sobrios. Repito, después de haber sido salvos, necesitamos vivir según una norma más elevada que la de la ley antigua. Nuestra norma tiene que ser más alta que los requisitos de la ley. La ley requiere que no asesinemos a nadie, pero ni siquiera debemos enojarnos con otros. Aun si decimos a nuestro hermano: “Raca”, una expresión de menosprecio, o: “Moreh”, una palabra de condenación que significa rebelde, estaremos en peligro de juicio. Aunque no matemos a nuestro hermano, si tan sólo le llamamos necio o rebelde, nos encontraremos en serios problemas.

LOS PROBLEMAS DEL MAL GENIO
Y DE LA CONCUPISCENCIA

En Mateo 5 el Señor Jesús habló del asesinato y del adulterio. El asesinato tiene que ver con nuestro mal genio, y el adulterio con nuestra lujuria. Nuestro mal genio y nuestra lujuria constantemente nos perjudican y perturban. Si fuéramos piedras, no nos molestarían estas dos cosas. Por mucho que uno moleste, insulte u ofenda a una piedra, ella nunca reaccionará, porque no tiene genio. Además, una piedra no tiene concupiscencia. Por lo tanto, nunca es tentada por la lujuria. Pero a diario nuestro mal genio o nuestra concupiscencia nos perturban. ¡Cuán fácil es que nos irritemos o que seamos ofendidos! Es posible que algunos de nosotros seamos ofendidos al menos diez veces al día. Tal vez usted sea ofendido por su cónyuge, por sus hijos, por sus vecinos o por sus parientes políticos. Aun es posible que sus zapatos, la estufa o la tetera le ofendan. Conozco a algunas hermanas que han sido ofendidas por sus cocinas; parece que su enojo nunca se podrá agotar. Otros tienen problemas con la lujuria. Por eso, señalé en uno de los mensajes de estudio-vida de Génesis, que nadie debe estar solo con un miembro del sexo opuesto por algún período de tiempo. Si lo hace, será tentado por su feroz lujuria.
Uno debe vencer su mal genio y sus concupiscencias si quiere vivir según una norma de moralidad más elevada que la de la ley antigua. Puede ser que usted diga que esto no es fácil de hacer. Es cierto, no es fácil. Es por eso que necesitamos a Cristo. Es por eso que necesitamos otra vida. ¡Cuánto necesitamos permanecer con Cristo! Tenemos que hacer contacto con Él no sólo día tras día, sino hora tras hora. Debido al mal genio y a la concupiscencia que están en nuestro interior, necesitamos permanecer en una comunión continua con Él. Debemos reconocer que no somos ni madera ni piedra. Si fuéramos madera o piedra, no tendríamos nada por lo cual preocuparnos en lo tocante al enojo y a los deseos carnales. Pero, puesto que somos seres vivientes, tenemos estas dos cosas en nuestro ser. ¿Acaso no tiene usted tanto el mal genio como la lujuria en su interior? En cualquier momento es posible tropezar por causa del mal genio o ser tentados por la lujuria. ¡Estemos alerta! Vigilemos y oremos con respecto a estos dos “demonios”, nuestro mal genio y nuestra lujuria. Después de ser salvos conforme al principio de la fe, necesitamos llevar una vida más elevada, una vida con la norma moral más alta. Esta vida, con su norma superior, es la que vence nuestro mal genio y nuestra concupiscencia.

UNA ADVERTENCIA CON RESPECTO AL
JUICIO DE LOS CREYENTES

Semana tras semana muchos son embotados por las enseñanzas del cristianismo, las cuales ni advierten a los cristianos ni les dicen la verdad. Pocos reciben la advertencia de que el enojo y el menosprecio o condenación a otros les causará muchos problemas, así como la entrega a sus lujurias. Aun por menospreciar en algo a nuestro hermano, seremos reos de juicio (5:22). Esto no significa que pereceremos. No, una persona salva nunca perecerá, y nadie que está perdido tendrá los requisitos para presentarse ante el tribunal de Cristo. Sólo los que han sido salvos según el principio de la fe, estarán capacitados para estar allí. Pero no pensemos que es imposible que usted tenga un problema ante el tribunal de Cristo. Tal vez diga al Señor: “Nunca robé un banco ni asesiné a nadie”. Pero el mero acto de perder la paciencia podría traerle a usted condenación.
En Mateo 5:22 el juicio de los creyentes en el tribunal de Cristo se describe con tres clases de juicio según la historia del pueblo judío: el juicio en la puerta de la ciudad, el juicio ante el sanedrín y el juicio de la Gehena de fuego. Estos tres niveles de juicio se refieren a un solo juicio: el del tribunal de Cristo. Nosotros los cristianos, quienes hemos sido salvos conforme al principio de la fe, no seremos juzgados en el trono blanco mencionado en Apocalipsis 20. Al contrario, seremos juzgados en el tribunal de Cristo mil años antes del juicio en el trono blanco. El juicio que se ejecuta en el gran trono blanco será para los incrédulos y tendrá que ver con su perdición eterna. Pero el juicio ejecutado en el tribunal de Cristo será para los creyentes y tratará sobre si recibirán un galardón o un castigo.

Aunque muchos de ustedes estuvieron en el cristianismo por muchos años, probablemente nunca oyeron un mensaje tan serio. ¿Acaso oyó usted un sermón en el cual se le dijo que, aunque usted es salvo por la fe mediante la gracia, es necesario que viva conforme a una norma moral más elevada que la que se requiere bajo la ley antigua? ¿Acaso le dijeron a usted que debe vivir una vida en la que nunca se enoje ni mire a una mujer para codiciarla? La ley superior, la del reino de los cielos, no sólo toca los actos externos, sino también los motivos internos. ¡Cuán alta es la norma de esta ley! La advertencia dada por el Señor con respecto a la norma de esta ley es seria. Incluso habla de ser echado en la Gehena de fuego. Vuelvo a decir que esto no significa que los creyentes perecerán. El pobre cristianismo sólo dice a los hombres que van a ir a los cielos o al infierno. Pero la Biblia afirma claramente que después de haber sido salvos conforme al principio de la fe, debemos cumplir todos los requisitos de la nueva ley. La ley ya no es el principio según el cual somos salvos, pero sí es la norma de moralidad que debemos satisfacer. El principio de la ley fue abolido, pero la moralidad que los mandamientos de la ley requieren permanece y ha sido elevada. No debemos pensar que no es necesario ocuparnos de la moralidad porque no somos salvos por la ley. Este es un concepto completamente erróneo. El punto crítico de la promulgación del Señor con respecto a la ley es que no necesitamos guardar la ley para poder ser salvos, pero sí es necesario que mantengamos una norma de moralidad mucha más elevada que la norma de la ley antigua después de ser salvos por la fe.

OBLIGADOS A PERMANECER CON CRISTO

Después de escuchar todo esto, es posible que usted diga que no puede cumplir con ello. Es bueno decir que no podemos hacerlo, porque es necesario que Cristo entre en nosotros. Aquel que plenamente satisfizo la ley y que murió por nosotros ha entrado en nosotros en resurrección para ser nuestra vida. La advertencia que el Señor da en Mateo 5 debe obligarnos a permanecer con Cristo. Debemos vivir diariamente con temor y temblor. Debemos decir: “Tengo que quedarme muy cerca al Cristo resucitado. Debo ser uno con Él. Necesito confiar en Él y depender de Él. Debido a que la norma de moralidad del reino de los cielos es demasiado alta para que yo la satisfaga, tengo que permanecer con el Señor. Tan sólo por enojarme con mi hermano, podría quemarme en el fuego”. ¡Cuán serio es esto!
Cuando algunos maestros cristianos oigan esto, tal vez dirán: “Es herético enseñar que los salvos se quemarán en el fuego”. Vuelva a leer Mateo 5. Las palabras de este capítulo no fueron dirigidas a los incrédulos, sino a los discípulos, los salvos, los hijos de Dios. Si ellos no refrenan su enojo, serán echados en la Gehena de fuego. Quizás algunos dirían: “Esta es la Gehena de fuego y no el lago de fuego”. No discutamos acerca de cuál fuego es, porque aun el fuego más pequeño puede causarnos mucho sufrimiento. Cada domingo, muchísimos cristianos se llenan de las enseñanzas azucaradas. Nunca han oído la palabra de cordura hallada en Mateo 5. Agradecemos al Señor por Su misericordia y Su gracia y por la fe que nos dio mediante la cual somos salvos. ¡Cuán maravilloso es ser salvo por la fe! Pero como personas salvas, debemos escuchar lo seria que es la palabra de advertencia Incluso el enojo para con nuestro hermano puede llevarnos a ser quemados en la Gehena de fuego.
El pensamiento de ser quemado por fuego se halla tanto en 1 Corintios 3 como en Hebreos 6. En 1 Corintios 3:15 dice: “Si la obra de alguno es consumida, él sufrirá pérdida, pero él mismo será salvo, aunque así como pasado por fuego”. Aunque éste será salvo, lo será pasado por fuego. Hebreos 6:7 y 8 dicen: “Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos para los cuales es labrada, participa de la bendición de Dios; pero la que produce espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser maldecida, y su fin es el ser quemada. En estos versículos los creyentes son comparados con la tierra, la cual tiene la capacidad de producir hierba aprobada por Dios o espinos y abrojos que serán quemados. ¡Cuán terrible sería pasar por tal fuego! Más aún, en Apocalipsis 2:11 el Señor dijo: “El que venza, no sufrirá ningún daño de la segunda muerte”. Con esta palabra se da a entender que los cristianos derrotados sufrirán daño de la segunda muerte, el lago de fuego (Ap. 20:15). Sufrir daño de la segunda muerte equivale a ser tocado por el lago de fuego. Ciertamente ninguno de nosotros quiere que el lago de fuego le toque.

EL CASTIGO LIMITADO A LA DISPENSACION

La idea de que los creyentes sean juzgados y posiblemente sufran daño por el fuego no es compartido por el calvinismo ni por el arminianismo. Según el calvinismo, una vez que seamos salvos, así seremos para siempre, y no habrá ningún otro problema. En cierto sentido esto está correcto, pues una vez que somos salvos, lo somos eternamente. Sin embargo, no debemos decir que no habrá otros problemas. Existe la posibilidad de ser quemados en el fuego. Según el arminianismo, algunos pueden ser salvos por la mañana y perder su salvación en la noche. Su salvación sube y baja como un ascensor. Ni el calvinismo ni el arminianismo concuerdan con la palabra pura de la Biblia. La Biblia revela que somos salvos por la eternidad; pero después de ser salvos, necesitamos vencer toda cosa pecaminosa; si no, recibiremos disciplina, castigo. Si usted no se arrepiente confesando su pecado, sino que se queda en el adulterio, en la era venidera será echado en el fuego y quemado, no como perdición eterna, sino como un castigo limitado a la dispensación.

HUIR DE NUESTRO MAL GENIO
Y DE NUESTRA LUJURIA

La edad en que vivimos es una edad de fornicación y de adulterio. Todos los países están llenos de inmoralidad. Muchísimos han sido embotados por el “ajo” y han perdido su capacidad para sentir lo pecaminoso que es. ¡Que esto nos haga sobrios! Tenemos que apartarnos y guardarnos de esta tendencia. Nada ofende más a Dios que la fornicación, la cual perjudica al hombre que Él creó a Su imagen. Todos debemos huir de nuestro mal genio y de nuestra lujuria. ¡Huya de su mal genio! ¡Huya de su lujuria! No es cosa insignificante que nos enojemos o que nos entreguemos a la lujuria. Entregarnos a estas cosas podría hacer que seamos quemados. Así que, necesitamos prestar atención a esta palabra de cordura, la cual nos obligará a estar cerca de Cristo. Necesitamos orar: “Señor, tengo el mal genio y la lujuria dentro de mí. Pero, Señor, te doy las gracias porque Tú estás en mi espíritu. Señor, no quiero permanecer en mi lujuria física, ni en mi enojo psicológico. Quiero permanecer en mi espíritu junto a Ti, querido Señor Jesús”. Aquí tenemos nuestra salvación, nuestro rescate, nuestra santidad: día y noche tenemos que permanecer con el Señor Jesús en nuestro espíritu, acudiendo a Él, haciendo contacto con Él y confiando en Él.
El mal genio, un problema para todos los cristianos, es como una ardilla terrestre: está escondido, es sutil y prevaleciente. Todos debemos estar alerta al respecto. La lujuria también es un gran problema. Siento decir que aun entre los santos ha habido varios casos de fornicación. ¡Qué vergüenza es ésta! Entre los santos nada es más vergonzoso que la fornicación o el adulterio. Esto perjudica a las personas que Dios creó, daña la vida de iglesia y también el testimonio de la iglesia. El apóstol Pablo nos advirtió una y otra vez que ningún fornicario tendrá parte en el reino de Dios (1 Co. 6:9-10; Gá. 5:19-21; Ef. 5:5). Los creyentes que cometen adulterio o fornicación están acabados con respecto al reino de los cielos. El pueblo del reino debe tener el nivel más alto de justicia. No se enoje ni mire a una mujer para codiciarla. ¡Tenga cuidado! Necesita considerar estos asuntos con toda seriedad y terminar con su raíz. Esta palabra no es una amenaza, sino una advertencia que nos obliga a permanecer cerca de Cristo.
Gracias al Señor porque tenemos el Evangelio de Mateo así como el Evangelio de Juan. Necesitamos confiar en la vida revelada en el Evangelio de Juan. ¡Aleluya, tenemos esta vida! Es la vida de resurrección, la vida vencedora. Cristo ya venció y ahora, en resurrección, Él vive en nosotros. Esta es la vida por la cual satisfacemos los requisitos más altos del reino de los cielos.

ANDAR CONFORME AL ESPIRITU

Debemos entender muy claramente el hecho de que en realidad no estamos guardando la ley. Por el contrario, estamos andando conforme al espíritu. Romanos 8:4 dice que cuando andamos conforme al espíritu, espontáneamente satisfacemos todos los justos requisitos de la ley. No intentamos guardar la ley, porque cuanto más tratamos de guardarla, más la quebrantamos. Este hecho se revela plenamente en Romanos 7 donde lo hallamos registrado. Hoy en día no estamos bajo la ley ni estamos obligados a guardarla. Estamos libres de la ley y ahora andamos conforme al espíritu. Dentro del espíritu está el Rey, Cristo, quien es nuestra vida de resurrección. Al andar nosotros conforme al espíritu, cumplimos con los requisitos de la ley superior.
Creo que ahora tenemos un concepto claro acerca de la ley. Podemos decir a otros que el principio de la ley ya pasó, pero los mandamientos de la ley permanecen y han sido elevados. Aunque nosotros no somos capaces de satisfacer la norma de estos requisitos, tenemos la vida de resurrección en nuestro espíritu. Por lo tanto, no es necesario que guardemos la ley en el sentido de esforzarnos por hacerlo, sino que andemos conforme al espíritu. Cuando andamos conforme al espíritu, espontáneamente satisfacemos todos los requisitos de la ley y tenemos la norma de moralidad más alta. Este es el testimonio de Jesús, el testimonio de la iglesia. Esta es la vida adecuada de iglesia, la realidad del reino de los cielos.