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PRIMERA DE JUAN – Cap. 5 / 6 (Final): Hijitos, guardaos de los ídolos del corazón, Dr. Stephen E. Jones




16 de marzo de 2018



Juan distinguió entre dos tipos de pecado, diciéndonos que algunos pecados son "de muerte", mientras que otros no. Al parecer, se dio cuenta, sin embargo, de que era inevitable que algunos malinterpretaran esto para decir que no debían preocuparse por esos pecados menores. Entonces en 1 Juan 5:17 el apóstol rápidamente recordó a sus lectores que "toda iniquidad (anarquía, injusticia) es pecado".

En otras palabras, el apóstol no quiere que nadie sea desordenado o descuidado con respecto al pecado. Tenga en cuenta la definición de pecado del apóstol en 1 Juan 3:4, "pecado es infracción de la ley". Por lo tanto, al usar la definición de pecado de Juan donde quiera que use la palabra "pecado", debemos entender que Juan nos dice que toda iniquidad (maldad) es anarquía. Del mismo modo, iniquidad es injusticia.


Rectitud inherente
El apóstol luego comienza a resumir su carta con una conclusión, dándonos las cosas más importantes para recordar de su carta. 1 Juan 5:18 dice:

18 Sabemos que nadie que nace [gennao, es enjendrado] de Dios peca; sino que el que nació de Dios lo guarda y el maligno no lo toca.

El enfático Diaglott lee de esta manera,

18 Sabemos que todo aquel que ha sido engendrado por Dios no peca; sino que el que ha sido engendrado por Dios se guarda a sí mismo y el maligno no se apodera de él.

Primero Juan dice: "sabemos". Esto expresa la confianza que tenemos en conocer y comprender nuestra relación con Dios. ¿Qué es específicamente lo que sabemos? Sabemos que nuestro nuevo hombre, nuestro nuevo yo, nuestra nueva identidad no peca. Implícito en esto, por supuesto, es que aquellos que se identifican con esa nueva identidad y siguen sus deseos, motivos y acciones no pecan.

¿Cómo es esto posible? Juan dice que es porque "el engendrado por Dios se guarda así mismo". En otras palabras, esa semilla santa dentro de nosotros, que ha sido engendrada por Dios, tiene la capacidad de protegerse contra el pecado. Por lo tanto, el maligno no "se apodera de él".

Sin embargo, hay un problema en este versículo. Como vemos en las dos versiones anteriores, la NASB dice que "El que nació de Dios lo guarda", mientras que La Diaglott Emphatic usa la palabra "sí mismo". La redacción sí que hace la diferencia. Si la NASB es correcta, entonces Juan nos está diciendo que Jesús mismo, que fue engendrado por Dios, "nos guarda" (el nuevo hombre). Pero si la la Emphatic Diaglott es correcta, el versículo nos dice que el hombre de la nueva creación "se guarda a sí mismo".

Entonces, ¿cuál es la correcta?

El problema radica en el texto griego en sí. Algunos manuscritos dicen "él", mientras que otros dicen "sí mismo". Esta ligera alteración hace la diferencia. Las notas del Dr. Bullinger nos dicen: "La mayoría de los textos dicen él". Pero obviamente, los traductores de la NASB creían que debería leerse "a sí mismo".

Así que una vez más, me dirijo al Nuevo Testamento Numérico de Panin para ver qué texto retiene los patrones numéricos inherentes en todos los textos inspirados. La versión de Panin dice:

18 Sabemos que todo engendrado de Dios no peca; sino que el que fue engendrado de Dios se guarda a sí mismo, y el maligno no lo toca.

Entonces, a pesar del hecho de que "la mayoría de los textos dicen él", los patrones numéricos que subyacen al texto griego son respaldados por la palabra sí-mismo.

Por lo tanto, concluimos que nuestro hombre de la nueva creación, siendo engendrado por Dios, tiene la capacidad inherente de mantenerse alejado del pecado. El nuevo hombre no requiere ayuda externa, porque "su simiente permanece en él" (1 Juan 3:9). El maligno no tiene poder donde no hay pecado, porque su trabajo es exponer todo el pecado que la Ley condena. Como lo expresó Pablo, "el poder del pecado es la ley" (1 Corintios 15:56), porque es la Ley la que hace que el pecado sea pecaminoso (Romanos 7:13). Si no hubiera Ley, no habría pecado (Romanos 4:15), porque el pecado es anarquía.


La condición del mundo
Juan luego habla de la segunda verdad, en la que confiamos. 1 Juan 5:19 dice:

19 Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero yace bajo el poder del maligno.

Mientras que el maligno no puede tocar o agarrar a los engendrados, el resto del mundo "yace bajo el poder del maligno". En otras palabras, los engendrados son los ÚNICOS que no cometen pecado.

Pablo dice que la simiente carnal de Adán ha transmitido la enfermedad de la MUERTE a todos los hombres (Romanos 5:12). Por lo tanto, "todos pecaron" (Romanos 3:23), es decir, todos los que han sido engendrados por la carne y por la voluntad del hombre (Juan 1:13).

Lo que es engendrado por Dios es excepcional, y es el único camino hacia la inmortalidad y la ausencia de pecado. El segundo engendramiento, seguido del segundo nacimiento, es la clave para la salvación y para cumplir el Plan Divino para la Creación. Todos los intentos carnales de lograr esto mediante la disciplina del viejo hombre pueden tener muchos éxitos por el camino pero nunca podrán tener éxito al final.


Comprender la verdad
El tercer punto de confianza en las observaciones finales de Juan se encuentra en 1 Juan 5:20,

20 Y sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento, a fin de conocer al que es verdadero, y estamos en aquel que es verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios y la vida eterna.

Conocer y creer que Jesucristo es el Hijo de Dios es la clave de la fe por la cual somos engendrados por nuestro Padre celestial. El propósito de Juan pal escribir esta carta fue darles a los creyentes un entendimiento más profundo de aquello que ellos creían, o que decían creer. He conocido a muchos creyentes que quieren permanecer simples en su fe. La fe es de hecho simple, porque se puede reducir al simple principio de ser engendrado por Dios.

Pablo escribió en 2 Corintios 11:3,

3 Pero tengo miedo, no sea que como la serpiente engañó a Eva con su astucia, sus mentes se desvíen de la simplicidad y la pureza de la devoción a Cristo.

"Simplicidad" proviene de la palabra griega haplotes, que significa "soltería, sencillez, sinceridad, honestidad mental".

Pablo no abogaba por la ignorancia de todas las cosas excepto de la fe simple. Estaba diciéndole a la Iglesia que debían entender su fe y su relación con Dios, para que no se desviaran por la mentira de la serpiente. La implicación es que si Adán y Eva hubieran entendido lo que estaba sucediendo, no habrían sido desviados. La serpiente les dio una visión alternativa de la mente y voluntad de Dios, causando que tuvieran doble ánimo.

La solución es comprender mejor la mente de Dios, de modo que no podamos ser desviados por mentiras que se pretende que sean verdaderas. Por lo tanto, la carta de Juan no fue diseñada para dar a los creyentes una visión alternativa de la verdad, sino para fundamentarlos en la verdad para que no sean desviados por falsos dioses (ídolos).

Pero cuando la simplicidad se convierte en una excusa para la ignorancia, manifiesta la falta de comprensión espiritual de una persona, ceguera, falta de "honestidad mental" y tal vez cierta pereza.

Santiago 2:20 nos dice que "la fe sin obras es inútil" (argos, "perezosa, inútil, inactiva"). Si alguien realmente tiene fe bíblica, su fe no será perezosa. Su fe anhelará comprender la naturaleza de Dios y conocer a Jesucristo de una mejor manera. La simplicidad no se trata de conocer solo una verdad simple. La simplicidad se trata de conocer la verdad en su contexto de muchas verdades. La fe nunca se aparta de la verdad simple en su núcleo, pero siempre tiene hambre de mayor comprensión.

Pablo también tenía hambre de comprensión, porque expresó este deseo en Filipenses 3:10,11,

10 para que yo pueda conocerlo, y el poder de su resurrección y la comunión en sus sufrimientos, conformándome a su muerte, 11 para que pueda alcanzar la resurrección de entre los muertos.

Para conocer mejor a Cristo, nuestra comprensión debe ser incrementada. Entonces Juan nos dice que Jesús vino a darnos "entendimiento, para que podamos conocerlo". Entendimiento no es lo mismo que fe. El entendimiento no es un sustituto de la fe, sino que es parte de la obra de la fe. La carta de Juan fue escrita para aumentar nuestra comprensión de Jesucristo.


La palabra final
Las palabras finales del apóstol se dan en 1 Juan 5:21,

21 Hijitos, guardaos de los ídolos.

El propósito de la carta de Juan era ayudar y equipar a los creyentes con la verdad y el entendimiento, para que pudieran protegerse mejor de los ídolos. No es probable que Juan estuviera hablando de los iconos e imágenes talladas que prevalecían en su época. Lo más probable es que le preocupara la idolatría del corazón, que se menciona en Ezequiel 14:3.

Un ídolo del corazón es una fortaleza de creencias falsas y de malentendidos fuertes que ha echado raíces en el corazón. La carta de Juan fue diseñada para exponer y erradicar tales ídolos del corazón, reemplazándolos con la confianza que conlleva conocer verdaderamente a Dios y Su mente. Si conocemos la naturaleza del hombre de la nueva creación, si conocemos su pureza de amor semejante a Cristo y Su impecabilidad, no seremos engañados por el maligno, que gobierna desde las cumbres idólatras en los corazones de los hombres.

FIN

Etiquetas: Serie Enseñanzas 

Categoría: Enseñanzas

Dr. Stephen Jones

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