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LA COPA AMARGA (Cap. 3 - Las Hijas de Sara), Joseph Herrin




Los vigilantes que hacen la ronda en la ciudad me encontraron,
Me golpearon y me hirieron;
Los guardias de las paredes me quitaron mi manto.
Cantar de los Cantares 5: 7


3- LA COPA AMARGA
El beneficio de publicar este libro en forma serializada es que me da la oportunidad de medir la respuesta de aquellos que lo están recibiendo. Después de anunciar el libro y enviar la Introducción recibí muchos efusivos elogios y aliento de muchas mujeres. La Introducción hablaba del gran llamado de las mujeres y de considerar a las mujeres como santas. Hacía mención de las reacciones que las mujeres piadosas están recibiendo en las aceras y en lugares públicos cuando los hombres ven algo puro en ellas, al estar adornadas con modestia y humildad. Hablaba de mujeres piadosas que eran vistas como faros de luz en medio de una generación torcida y perversa. Lo que estaba compartiendo emocionó a muchos mujeres, y con razón.

Sin embargo, cuando llegué a los siguientes dos capítulos, la respuesta cambió. En lugar de un chorro de alabanza y emoción, encontré un silencio espeluznante y algunos cuestionamientos en correos electrónicos y escuché rumores de gran descontento.

No estoy sorprendido por esta respuesta. En la introducción del libro hablé del fruto de la vida de una mujer piadosa, y el fruto es extremadamente bueno. Sin embargo, los próximos dos capítulos hablaron del proceso para producir este fruto. El proceso no es tan glorioso como el fruto. Tenemos las palabras de nuestro Salvador que revelan claramente el camino hacia la fecundidad y la gloria,

Juan 12: 24-25
"De cierto, de cierto, os digo, a menos que el grano de trigo caiga en la tierra y muera, permanece solo; pero si muere, da mucho fruto. El que ama su vida la perderá y quien aborrece su vida en este mundo, la guardará para vida eterna".

El último capítulo se tituló "Morir para Vivir". Hay un hecho que a menudo nos gustaría olvidar. Para llegar a un lugar de fecundidad en nuestras vidas primero debemos pasar por aplastamiento y un proceso de muerte. El duro caparazón exterior de nuestra vida debe ser roto para permitir que la vida de Cristo salga hacia afuera.

El mensaje de los capítulos anteriores es que una mujer debe venir a un lugar de no tener vida propia. Ella debe renunciar a su propia vida; debe morir a sí misma, debe abrazar la crucifixión de su carne y de todos sus deseos.

Puedo escuchar las objeciones en silencio. "¿No hay otra manera?" "¿No puede pasar esta copa de mí?" "¿Debo realmente tomar al hombre como mi cabeza y volverme sumisa a él, incluso llamando a mi esposo señor? "¿De verdad debo permanecer en silencio, casto y respetuoso incluso cuando está caminando en
desobediencia a la Palabra de Dios, como dijo Pedro? "¿Debo abstenerme de usurpar la autoridad sobre el hombre en todo caso?"

Y con cada pregunta, la carne de la mujer clama por la liberación. "¿Debo soportar los azotes, la corona de espinas y los clavos? ¿Debo realmente morir para poder vivir?"

Sin embargo, una vez más escuchamos las palabras de Cristo: "De cierto, de cierto, os digo, a menos que el grano de trigo caiga en la tierra y muera, permanece solo; pero si muere, da mucho fruto". La muerte viene antes que la gloria. La semilla debe morir para dar fruto.

Sepan esto, las objeciones que surgen no tienen nada que ver con que estas cosas sean ciertas, porque lo son, y son extremadamente simples en las Escrituras. Las objeciones surgen porque la carne busca evitar el sufrimiento y la muerte. "El deseo de la carne son contra el Espíritu y el del Espíritu contra la carne" (Gálatas 5), y esta guerra puede ser brutal.

La mayor lucha en nuestras vidas siempre está en la crisis de la decisión. Considere el sufrimiento de nuestro Salvador. Su mayor agonía no fue en la Cruz, sino en el jardín de Getsemaní. Allí es donde Él sudó gotas de sangre. Allí es donde Su alma estaba profundamente afligida hasta el punto de la muerte (Mateo 26:38, Marcos 14:34). Getsemaní significa "prensa de olivas". Es aquí donde las aceitunas eran trituradas para extraerlas el aceite puro. El aceite de la carne triturada de la aceituna se usaba para la luz continua en el Templo.

Para que nuestras vidas se conviertan en luz para un mundo oscurecido, debemos someternos a la trituración de nuestra carne. Pero si crucificamos la carne, si rendimos nuestras vidas y rehusamos sujetar nuestra voluntad, entonces no nos quedaremos solos, sino que daremos fruto.

La mayor prueba siempre está en el acto de decidir. Cuando pensamos que podríamos escapar de la voluntad de Dios por cualquier otro medio nuestra carne todavía tiene esperanza. Cuando escuchamos al Padre decir, "Este es el único camino", es como una sentencia de muerte. Agonizamos y gritamos: "Padre, si hay otra manera ... ¡Por favor, padre, deja pasar esta copa!"

Sé que hay mucho en los primeros dos capítulos de este libro que parece terrible y muy irrazonable. ¿Por qué debería la mujer estar sujeta al hombre, después de todo? Sin embargo, en esto, tenga en cuenta que el Padre no está tan interesado en que la mujer sea sometida al hombre, como en que Él está trayendo a la mujer al lugar de la muerte para que la vida pueda surgir. ¿Qué mejor forma de producir la muerte que pedirle a las mujeres que hagan algo que parece totalmente injusto?

Escucho las objeciones en el silencio. Lo que se requiere de la mujer es injusto. Una mujer tiene una mente perfectamente buena, ¿por qué no debería ser libre de elegir su propio camino? Una mujer es capaz de tomar sus propias decisiones, ¿por qué debería ella tener que someterse a la voluntad del marido? Una mujer puede discernir muy bien el bien del mal, ¿por qué debería permanecer en silencio cuando su esposo está en flagrante desobediencia? Una mujer tiene su propia vida, ¿por qué no debería vivir para cumplir sus propios deseos?

Es irracional e injusto, simple y llanamente. Sin embargo, es la voluntad revelada de Dios. Recuerde, también fue la voluntad de Dios que Su Hijo perfecto, que era muy agradable a Él en todos los sentidos, debía sufrir por los pecados que no cometió. Fue la voluntad del Padre que Su Hijo unigénito recibiera en Su cuerpo la pena por cada pecado de la humanidad cuando Él mismo era un cordero puro e inmaculado. Esto fue injusto. No hay ninguna ley razonable que exija que el inocente pague las consecuencias por los pecados de los malvados. Sin embargo, esta fue la voluntad del Padre.

Isaías 53:10
Pero a Yahweh le agradó quebrantarle, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá descendencia,

Es la buena voluntad del Padre aplastar a cada uno de nosotros, y si lo permitimos también veremos el fruto de nuestra obediencia. No hay otra manera. El camino a la vida es a través del valle de la muerte.

Si está debatiendo en este momento si las cosas escritas en los primeros dos capítulos de este libro son correctas, si ya ha concluido que el autor debe ciertamente estar engañado de alguna manera, quisiera que considere esto:

Lo que se ha escrito requerirá que cada mujer vaya a través de un proceso de trituración. Negar lo que se ha escrito liberará a todas las mujeres de ese mismo proceso. La voluntad de el Padre es que todos seamos aplastados para que el aceite de la unción pueda desbordarse de nuestras vidas, llevando la vida para otros. Ahí está un Getsemaní que se encuentra entre cada uno de nosotros y una vida vencedora.

Yahshua suplicó: "Si hay otro camino, pase esta copa de mí". Sin embargo, ningún otro camino se le ofreció y nuestro Salvador nos pide que tomemos nuestra cruz y le sigamos. Él venció, y en Él también podemos vencer. No se sorprenda de que el camino parezca extremadamente penoso y que nuestra carne grite con todo lo que tiene para no tener que seguir ese camino. Cuando llega a este lugar de lucha con la voluntad de Dios, puede saber con la seguridad de que está donde el Padre le ha guiado. Está en la prensa de olivas.

He escuchado las preguntas sinceras de varias mujeres. "¿Qué pasa si un marido pide a su esposa que haga algo que encuentra repulsivo?" "¿Qué pasa si un hombre abusa físicamente y mentalmente de su esposa o hija?" "¿Qué pasa si un hombre no está cumpliendo su papel como pastor espiritual en el hogar?" "¿Qué pasa si el hombre está siguiendo un curso que es innegablemente impío?"

Estas no son solo preguntas retóricas. Estas cosas realmente ocurren, y ocurren con demasiada frecuencia. En mi propio espíritu, me siento asqueado cuando escucho cosas crueles y malvadas hechas a esposas e hijas por hombres caídos. Siento enfurecerme por dentro, y, a veces, grito: "Padre, ¿cómo puedes permitir que esto suceda?"

Recuerdo haber escuchado a una mujer hablando con un grupo sobre el abuso que sufrió de su padre cuando era una niña. Esta chica amaba a su padre, y cuando los padres se divorciaron, ella eligió irse a vivir con su padre. Ella solo tenía unos trece años años de edad en ese momento, y su padre la hizo compartir la misma cama con él, así podrían estar cerca.

Con el tiempo, sin embargo, el padre de esta niña comenzó a tratarla como a una sustituta de su esposa. Él comenzó a tocarla sexualmente y luego eventualmente a tener relaciones sexuales con ella. Esta joven describió lo torturada que se sentía en su mente y cómo se sentía culpable sobre esa relación, pensando que ella debía haber hecho algo mal para llevarle a hacer eso. Durante varios años, este padre abusó de su hija y devastó su vida con su comportamiento impío.

Vi a esta atractiva joven compartir sobre estas cosas mientras corrían las lágrimas por su cara. Pensé en una niña inocente que amaba a su papá, pero su
papá traicionó su amor. Adentro grité: "¿Por qué Dios?" "¿Por qué permitiste que ocurriera?"

Esta joven contó cómo se mudó de la casa de su padre cuando tuvo más edad, y cómo en los años transcurridos lidió con gran ira, culpa y muchas otras emociones terribles. Luego habló de cómo el Espíritu la llevó a perdonar a su padre, e incluso volver con él y decirle que ella le perdonaba. Vi una gracia sobre ella que era poco común, y era evidente que Aquel que es Vida fluía a través de su ser y traía transformación.

Sin embargo, mientras la escuchaba, estaba enojado. No quería que la historia fuera de esa manera. No quería que una niña inocente fuera abusada y violada. Una cosa es escuchar acerca de tales cosas de segunda mano, pero es otro asunto ver a la víctima de pie delante de ti contándote estas cosas a través de lágrimas y sollozos. Salí de esa reunión enojado e insatisfecho. Esta mujer había llegado a un lugar de paz en su vida, pero yo estaba lleno de ofensa por que estas cosas le hubieran sucedido a ella. Mi ofensa en última instancia era contra Dios, que no debería haber permitido que una adolescente fuera violada por su padre, al que ella adoraba.

No hay explicaciones teológicas agradables y patéticas, que nos traigan paz sobre tales asuntos. No hay argumento o justificación que nos lleve a decir: "Ahora veo que estuvo realmente bien". Estas cosas no están bien. Son trágicas, son injustas, son abominaciones, deben hacernos llorar y gritar cuando escuchamos acerca de ellas. Pero en todo, Yahweh es justo y sin falta. Sus caminos son más altos que nuestros caminos y no podemos imputarle nada malo. Las Escrituras dicen que a Yahweh le agradó quebrantar a Su Hijo y hacerle sufrir.

Esta joven de la que he hablado me pareció una persona excepcionalmente buena a quien cualquier padre quisiera reclamar como hija. Sin embargo, Yahweh tuvo un hijo que era mucho más digno de alabanza que cualquier persona nacida de Adán. Su Hijo fue perfecto en obediencia y amor. Este Hijo vivió para hacer la voluntad de Su Padre. Este Hijo era la exacta representación de la naturaleza de Su Padre. Fue testificado que el Padre estaba "Muy complacido" con Él. Sin embargo, el Padre también se complació en hacerle sufrir a manos de hombres malvados. El Padre se complació en aplastarle y permitirle experimentar un dolor tan grande que Él sudó gotas de sangre en Su agonía, y en un momento final de perplejidad Él gritó: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?"

No hay argumentos teológicos que me lleven a declarar que la experiencia de Cristo al seguir el camino que el Padre tuvo para Él fuera justo. Fue horrendo. Este Hijo que fue perfecto en obediencia fue puesto a través de cosas que me hacen temblar al pensarlas. Fue abandonado por Sus amigos más cercanos. Fue falsamente acusado por la misma nación de personas que vino a salvar. Fue golpeado, escupido, insultado, burlado, y ridiculizado. Su barba fue arrancada a puñados. Él fue azotado hasta que su carne quedó hecha jirones y quedó irreconocible como hombre. Fue sometido a los tormentos de la crucifixión romana. Y lo peor de todo, Su Padre apartó Sus ojos lejos de Él, cuando toda la culpa por todos los pecados de la humanidad fue colocada sobre este Cordero inmaculado.

"Y fue la buena voluntad del Padre aplastarle". Su camino condujo a través de Getsemaní, donde las aceitunas son trituradas y el aceite fluye. Fue la voluntad del Padre que Él conociera esta experiencia, que la palabra 'dolor' parece demasiado pequeña para expresarla.

También es la voluntad del Padre que debemos compartir los sufrimientos de Su Hijo. Note en la siguiente Escritura, cómo un pensamiento fluye hacia otro. Pedro no escribió su epístola con demarcaciones de capítulos. Era un solo mensaje con el mismo flujo de pensamiento en todo.

I Pedro 2: 21-3: 2
21 Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por vosotros, dejándoos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; 22 el cual no hizo pecado, ni se halló ningún engaño en su boca; 23 quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino que encomendaba la causa al que juzga justamente; 24 quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, muriendo a los pecados, vivamos para la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados. 25 Porque erais como ovejas descarriadas, pero ahora os habéis vuelto al Pastor y Guardián de vuestras almas. 1Pe 3:1 Asimismo vosotras, mujeres, estad sometidas a vuestros maridos; para que aun si algunos desobedecen a la palabra, sean ganados sin palabra mediante la conducta de sus esposas, 2 teniendo a la vista vuestra conducta casta y respetuosa.

Pedro habla de los horrendos sufrimientos de Cristo, sufrimientos que fueron parte de la copa que el Padre determinó que debía beber. Pedro declara que Cristo nos dejó un ejemplo a seguir. Debemos soportar el sufrimiento sin pronunciar amenazas. Nosotros debemos soportar ser vilipendiados, pero no debemos insultar a cambio.

Pedro dice, "De la misma manera, esposas …" Qué peso de revelación e instrucción hay en estas pocas palabras. Del mismo modo que Yahshua sufrió, las esposas deben sufrir. De la misma manera que Él fue injuriado, usted puede esperar ser maldecido. Así como Él no vilipendió a cambio, las esposas no deben responder con maldición. De la misma manera que Él se confió al Padre que juzga justamente, las esposas deben confiar sus propias vidas a su Padre Celestial. De la misma manera en que Cristo bebió la copa amarga preparada para Él, las esposas deben beber de la copa de amargura preparada para ellas.

Yahshua no buscó escapar de la voluntad del Padre. Pudo haber buscado el escape si Él lo hubiera deseado. Él les dijo a Sus discípulos: "¿No sabéis que podría pedir de mi Padre más de doce legiones de ángeles y Él los pondría a Mi disposición?"

Las mujeres de hoy también tienen avenidas de escape. Pueden divorciarse de un cónyuge por cualquier vulneración percibida, o sin ninguna vulneración. Pueden llevar a su cónyuge a la corte por el abuso que estén sufriendo. Pueden buscar refugio en los sistemas legales, o instituciones gubernamentales. Pueden llamar a la iglesia a intervenir. Ellas pueden simplemente huir. O pueden confiarse a Aquel que juzga rectamente. Ellas pueden sufrir sin pronunciar amenazas. Ellas pueden ser vilipendiadas y no injuriar a cambio.

En mi corazón, me gustaría mostrarles a las mujeres que hay otra manera. Me gustaría librar a las chicas jóvenes y mujeres de todo sufrimiento. Me gustaría evitar que fueran abusadas y violadas. Me gustaría liberarlas de toda la cloaca podrida de este mundo caído. Sin embargo, sé que este no es el camino del Padre. Fue un placer para el Padre aplastarle …

El Padre toma las acciones malvadas de los hombres y las usa para nuestro bien. Hubo un joven hace muchos años que sufrió tal calamidad mientras bebía de la copa presentada a él. Al final él entendió los caminos de Yahweh.

Génesis 50: 19-20
Y les respondió José [sus hermanos]: “No temáis; ¿acaso estoy yo en lugar de Dios? 20 Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo”.

El Padre usa el mal de los demás para producir oro puro, oro refinado, en nuestras vidas. Me gustaría decirles a las mujeres, jóvenes y mayores, que hay una forma de escapar de todos los sufrimientos de la vida. Todavía lloraré cuando las oiga compartir conmigo la agonía de la cosas por las que han tenido que pasar. Todavía me duele el interior cuando escucho de inocentes corazones que son traicionados y vidas sometidas a circunstancias ruinosas. Yo todavía me maravillo con la injusticia de todo esto. Pero no puedo decirles que no necesitan beber esta taza amarga. No había otro camino para Yahshua. No había otro camino para José. Ahí esta no hay otro camino para ti y para mí.
En la Introducción a este libro, hablé sobre parte del honor y la gloria que espera a las mujeres que eligen el camino angosto que tienen delante. Hay una aún más gloriosa recompensa celestial que espera a aquellos que vencen a todo, mientras persiguen a Aquel que les ha asido. Después de sufrir, Yahshua fue glorificado y exaltado. Así también lo fue José. Tenemos estas palabras escritas para nosotros:

I Pedro 5:10
Después de haber sufrido por un tiempo, el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Cristo, él mismo nos perfeccionará, confirmará, fortalecerá y establecerá.


Este libro sobre las Hijas de Sara debe necesariamente comenzar con estas cosas. Ciertamente muchos se ofenderán y caerán mientras leen, pero los vencedores irán adelante. Nada los alejará del curso que tienen delante. Ellos beberán la taza amarga, tomarán su cruz, no amarán sus vidas, y entrarán en los reinos de gloria. Tal es la buena voluntad y el placer del Padre.

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