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Libro:"FIJACIÓN BAJO LA LEY" (Completo), Joseph Herrin





Fijación Bajo la Ley
por
Joseph Herrin

Se establece el Derecho de Autor © 2011 por Joseph Herrin
Por la presente se otorga permiso del autor para copiar, imprimir y distribuir este libro a los demás, ya sea en parte o en su totalidad. Sin embargo, ninguna carga puede estar asociada con la distribución.

Publicaciones Heart4God :


Ilustración de la cubierta:
Moisés Rompiendo las Tablas de la Ley de Gustave Dore


NOTA ADMINISTRADOR: 
Tal vez una traducción más acertada del título del libro sería "IMPONIENDO LA LEY"

Índice
Prefacio
Preámbulo
Capítulo 1: Una visión más amplia
Capítulo 2: Él plan del Padre
Capítulo 3: Un nuevo espíritu
Capítulo 4: La deficiencia de la Ley
Capítulo 5 : La Ley Moral -una sombra de las cosas por venir
Capítulo 6: Sed perfectos
Capítulo 7: De niños de Israel a Hijos de Dios
Capítulo 8: Agar
Capítulo 9: Mi siervo Moisés
Capítulo 10: Mi siervo Moisés ha muerto
Capítulo 11: Las piezas perdidas
Capítulo 12: Una Ley para corazones pedregosos
Capítulo 13: La Ley de la Libertad
Capítulo 14: El camino menos transitado
Capítulo 15: Un Nueva Creación
Capítulo 16: Cuando Dios cambia el menú
Capítulo 17: Hacia un hombre perfecto
Capítulo 18: Escrituras difíciles de entender
Capítulo 19: Andad por el Espíritu
Capítulo 20: Cierre


Enlace para lectura o descarga:


Nota: 
Si usted quiere el libro sin resaltados puede pedirnos el documento en word y se lo haremos llegar, para que pueda formatearlo.

IMPORTANTE:
Nosotros discrepamos del concepto que Joseph Herrin tiene de la Ley, y estamos más en sintonía con el entendimiento de Stephen Jones al respecto. Hemos publicado este libro porque lo leímos y tradujimos a modo de contraste y lo ofrecemos a nuestros lectores con el misma intención. 

Añadimos a continuación varias notas entresacadas de varios libros de Stephen Jones que resaltan este contraste:

ALGUNAS NOTAS DE STEPHEN E. JONES SOBRE LA VIGENCIA DE LA LEY:

LA LEY ES ESPIRITUAL:
En mi opinión, es la Revelación de la Ley de Dios la que es necesaria para establecer el Reino. Debe ser entendida como una Ley Espiritual (Romanos 7:14) y aplicarse de acuerdo con los métodos del Nuevo Pacto, pero sigue siendo la Ley de Dios. Esa, para mí, es la revelación que aún tiene que ser inyectada en la Iglesia con levadura de la Edad de Pentecostés.

Es mi creencia que Jesús no quitó la Ley, sino que cambió la comprensión de los hombres de la Ley y extendió su significado para incluir el espíritu de la Ley.
(Stephen E. Jones).

Ejemplo:
1 Tim. 5:19 en su instrucción a los líderes de la Iglesia: no recibas una acusación contra un anciano, excepto sobre la base de dos o tres testigos.

En otras palabras, a un líder de la Iglesia le estaba prohibido creer una acusación sin corroborar la evidencia con un testigo doble. Este es un buen ejemplo en el que Pablo sostiene la norma de conducta cristiana de la Ley, a pesar de que niega la capacidad de la Ley para salvar o perfeccionar a cualquier hombre (para que pueda cumplir esa norma de conducta). Pablo estaba de acuerdo con la Ley en que ningún hombre podía ser condenado por pecar sin dos o tres testigos.

Hechos 23:5
Pablo dijo: No sabía, hermanos, que era el sumo sacerdote; pues escrito está: No maldecirás a un príncipe de tu pueblo. (Aquí Pablo una vez más da por vigente la Ley, además en las postrimerías de su ministerio).

Otro Ejemplo:
¿Quién gobierna bajo Cristo?
Una vez que el Heredero final al trono llegó y porque Él entró en la inmortalidad por medio de la resurrección, no hay más reclamaciones al trono que pudieran ser legítimas. Las únicas posiciones en su gobierno se dejan a sus hijos espirituales, llamados "hijos de Dios", porque Jesús no tuvo hijos físicos. Jesús era el último de la línea genealógica que podría gobernar, pero incluso Él sólo podría calificar por tener a Dios como Su Padre. Su madre, María, proporcionó el enlace a Judá y el rey David para cumplir las profecías dadas a ellos; pero la semilla del Padre en la virgen se aseguró de que la maldición de Adán no fuera transmitida a Él.

La afirmación de Jesús al trono se ha disputado durante los últimos 2.000 años, pero una vez que esta controversia se solucione por la acción divina, sólo aquellos que son Sus hijos serán elegibles para gobernar y reinar con Cristo (Rev. 20:6). Estos son, de toda lengua y nación, los que reúnen los requisitos (Apocalipsis 5:9,10). De hecho, los únicos habilitados por la Ley de Posiciones de Gobierno, serán sus hermanos más jóvenes que hayan logrado el estado de filiación en la forma legalmente prescrita.

Cristo no tuvo hijos físicos, contrariamente a las teorías de algunos. En su lugar para estos casos la Ley prevé hijos legales. La principal Ley de Filiación se encuentra en Deuteronomio 25, donde leemos que si un hombre moría sin hijos, un hermano más joven era el responsable de tomar la esposa de su hermano mayor y engendrar hijos que serían herederos de su hermano mayor. Jesús no se avergüenza de llamarnos hermanos (He. 2:11), y dado que nuestro hermano mayor murió sin hijos, estamos llamados a conducir a su esposa (la iglesia) a que dé descendencia a nuestro hermano mayor, de modo que Él no tenga que perder su herencia. El Mensaje de Filiación tiene sus raíces en esta ley, y el resultado es que los hijos de Dios gobernarán con Cristo. De hecho, son los únicos elegibles por la ley para gobernar con Él en el siglo venidero.

Vemos entonces que la aplicación de la ley cambia de la Antigua a la Nueva Alianza. En ese cambio, la ley no se deja de lado, pero vuelve a aplicar de acuerdo con la nueva situación. En este caso, vemos cómo Boaz tomó a Rut como su esposa bajo esta ley y dio a luz un hijo llamado Obed, diciendo en Rut 4:17, "Un hijo ha nacido a Noemí". Biológicamente, Obed fue el hijo de Booz y Rut, pero legalmente, el hijo pertenecía a Noemí y su marido muerto, Elimelec, cuyos hijos habían muerto (Rut 1:5).

Con la muerte de Jesús sin hijos, no hay manera de que podamos obedecer esta ley en la forma carnal como se hacía en otro tiempo. Levantar descendencia a Cristo es un proceso espiritual, por lo que la aplicación de la ley es diferente bajo el Nuevo Pacto. No obstante, la ley sigue vigente y es, de hecho, la base del Mensaje de Filiación en el Nuevo Testamento.

Los hijos de Dios, entonces, cumplen con el requisito de la ley cuando se aplica al Reino de Dios. Cuando se aplica en forma menor a las naciones actuales -incluso naciones cristianas- cada nación debe ser gobernada por uno de los suyos. En otras palabras, cada nación debe ser verdaderamente independiente, y no ser vasalla de potencias extranjeras o corporaciones multinacionales. También hay que tener en cuenta que la Ley de Dios fue diseñada para gobernar todas las naciones en la Tierra y toda la Creación. Por lo tanto, la Ley se aplica por igual a todas las naciones, y cualquier nación que reconozca a Cristo como Rey puede ser bendecida por su gobierno justo en la medida en que las naciones son capaces de conformar su sociedad a Su norma.

Una comprensión de la Ley con mentalidad del Nuevo Pacto (Deuteronomio-Discurso 5-Cap. 17, Stephen E. Jones)
Deut. 19:10 nos dice por qué Dios creó ciudades de refugio, diciendo:

10 para que no sea derramada sangre inocente en medio de tu tierra que Yahweh tu Dios te da por heredad, y la culpa de la sangre sea sobre ti.

Esto demuestra que estas ciudades de refugio fueron diseñadas para evitar que la sangre inocente fuera derramada. Parece paradójico que la Ley estuviera defendiendo el derecho del pariente del muerto de ejecutar a un hombre que mató a alguien sin querer, pero que luego hable de las ejecuciones como derramar sangre inocente. ¡Tales ejecuciones incluso ponen "delitos de sangre" sobre el verdugo!

Esta disposición, sin embargo, establece un equilibrio entre la justicia y la misericordia. Se hace justicia a la víctima, pero también se reconoce que los accidentes no deben ser juzgados con pena de muerte. Por lo tanto, la misericordia se extiende al hombre culpable.

Esto difícilmente puede entenderse aparte de una comprensión de Nuevo Pacto, donde la defensa de los propios derechos legales podría no estar de acuerdo con el amor y el carácter de Dios. El pariente del muerto debe ser verdaderamente guiado por el Espíritu con el fin de conocer el mejor curso de acción. No es suficiente conocer y defender solo uno de los derechos legales.

¿Se puede actuar dentro de uno de los derechos legales y seguir siendo juicio de Dios? Si por supuesto. Jesús dijo en Mat. 5:20 ,

20 Porque os digo que, que si vuestra justicia no supera la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.

Jesús fue a la Cruz en lugar de llamar a doce legiones de ángeles para defender Sus derechos legales (Mateo 26:53). Así que aprendemos, de Su ejemplo y de las palabras de Moisés, que hay una forma de vida que excede los límites de nuestros derechos legales. Esto no da a nadie el derecho de violar los derechos de otros, por supuesto, porque todavía sería un pecado contra nuestros vecinos; pero nunca nos vemos obligados por la Ley a defender nuestros propios derechos. Cuando se violan nuestros derechos, tenemos que ser guiados por el Espíritu y por el amor para determinar nuestro curso de acción.

Incluso Moisés hizo alusión a esto en su conclusión acerca de las ciudades de refugio, las cuales fueron creadas para proteger a inocentes de la sangre que podrían ser derramada involuntariamente.

Hay muchos que han despreciado la Ley sobre la base de que se nos han dado una Nueva Ley de Amor que sustituye a la Ley de Moisés. Esta no es una visión correcta de la Ley. La Ley fue dada por el mismo Dios que no cambia en virtud de ambos Pactos. El amor está en el centro de toda la Ley, porque todas las leyes surgen de la mente del Dios de amor. La ley fue diseñada para defender los derechos naturales de todos los hombres. Fue diseñada para corregir y restaurar al pecador, mientras que indemniza a la víctima por sus pérdidas. Los jueces fueron designados para defender esos derechos y aplicar la Ley en todos los casos. Pero la Ley no podía mandar a las víctimas que perdonaran el pecado. Las víctimas tenían que conservar el derecho de compensación, porque ese era el alcance de la autoridad de la Ley. No obstante, cuando entendemos que la Ley también mantiene la autoridad de la víctima de perdonar, que es su derecho natural, entonces, empezamos a entrar en la llamada "Ley Superior" que tiene sus raíces en el amor.

El derecho de perdonar no quita la propia Ley, pues no es un deber de la víctima exigir la pena total adeudado a él por el pecador. Si se tratara de un deber, entonces cualquier perdón quitaría la Ley. Pero si se trata de un derecho, entonces la Ley consagra el derecho de la víctima a perdonar, y la Ley en sí no es violada o quitada.

No entender la Ley de Derechos de las Víctimas ha hecho tropezar a muchos en este punto y despreciar la Ley como algo malo o sin misericordia. Pero la Ley no sostiene el mal al exigir que los pecadores paguen una indemnización a sus víctimas. La sociedad sería caótica y sin leyes que rigieran el comportamiento, y nadie querría vivir en un lugar así. Al mismo tiempo, una sociedad legalista, donde los hombres viven por el interés propio, buscando sólo la pena máxima que podrían extraer legalmente de los delincuentes, no es una tierra de felicidad.

La sociedad ideal es aquella en la que la Ley está escrita en los corazones de todos los hombres. Pero hasta que el Nuevo Pacto resida totalmente en los corazones y las mentes de los hombres, lo mejor que podemos esperar es una tierra donde todos los hombres cumplen con la Ley al no victimizar a otros. Pero cuando pecan, deben ser condenados por la Ley para compensar a sus víctimas. Entonces, las víctimas deben ser guiadas por el Espíritu para determinar el curso de acción que mejor refleje la mente de Dios y amplíe y mejore el Reino. Su disposición hacia la misericordia se determina normalmente por el arrepentimiento del pecador, combinado con la necesidad de restitución.

Esto, creo, refleja las condiciones en la Edad de Tabernáculos por venir. Aún no será un reino perfecto, pero serán aplicadas las Leyes de Dios, mientras que a los hombres de todo el mundo se les enseña a ser guiados por el Espíritu para reflejar la mente de Cristo y del corazón de amor de Dios.

Pablo y la Ley (comentario a Primera de Corintios 9 parte 1)
Los críticos de Pablo hoy también afirman que quitó la Ley. Por lo tanto, creen lo que muchos teólogos modernos dicen acerca de Pablo, al tiempo que le castigan supuestamente por hacerlo. Sin embargo, sabemos que Pablo no quitó la Ley (Romanos 3:31). Él sólo puso distancia la circuncisión, los sacrificios de animales, el sacerdocio levítico, la Jerusalén terrenal, y tales cosas carnales adjuntas al Antiguo Pacto. Puso la Ley en un contexto Nuevo Pacto, con lo que podría ser escrita en nuestros corazones. Por lo tanto, esa crítica a Pablo, tanto entonces como hoy en día, es totalmente injustificada.

J.P. Eby en “El Anticristo”, cap. 1:
Leemos acerca de viejos judaizantes endurecidos que insistían en añadir la esclavitud de su Ley a la gracia liberadora de Cristo, no percibiendo que aquellos que participan libremente de la gracia de Dios ya tienen el mismo ESPÍRITU DE LA LEY escrito y grabado en sus corazones.

Ver también en el blog: http://josemariaarmesto.blogspot.com.es/2017/02/sermon-de-la-montana-v-la-ley-ha-sido.html

PRIMERA DE CORINTIOS 7:19 DICE JONES:
Pablo no estaba contradiciéndose a sí mismo cuando hablaba de guardar la Ley. La Ley es la misma, ya sea que estemos bajo el Antiguo o el Nuevo Pacto. La diferencia es la siguiente: Bajo el Antiguo Pacto, mantener la Ley es por “obligación” (Gálatas 5:3), y la justicia es la recompensa de la obediencia total. Pero bajo el Nuevo Pacto, Dios está obligado a Sí mismo a hacernos justos por Sus obras, no por nuestras propias obras. No sólo se llamó Abraham mientras no estaba circuncidado, sino que también hizo convenio con Abraham al ponerlo a dormir (Génesis 15:12), para mostrar que Abraham no se obligaba a sí mismo en ese pacto.

Guardar los mandamientos:
De interés para nosotros, entonces, es la elección de Pablo de las palabras en 1 Corintios 7:19, donde se renuncia a la circuncisión física, mientras que aún se dice a los creyentes “lo que importa es la observancia los mandamientos de Dios”. Pablo no rechazó la Ley cuando rechazó la circuncisión física. Hay una diferencia entre la Ley y el Pacto. La Ley se encuentra en ambos pactos, porque la promesa de la Nueva Alianza es la siguiente: “Pondré mis leyes en la mente y las escribiré en sus corazones, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo” (Hebreos 8:10).

La promesa de Dios es tomar las Leyes que habían sido escritas externamente en tablas de piedra y transferirlas a las tablas internas del corazón. ¿Con qué propósito? Para que Él sea nuestro Dios, y que podamos ser Su pueblo, como leemos en Deuteronomio 29:13. Este es el significado de la circuncisión del corazón. Se corta la carne del corazón, de modo que ya no pensamos carnalmente. La verdadera circuncisión del corazón significa que ya no creemos o actuamos como si nuestro viejo hombre (Adán-Israel (¿Jacob?)-carne) tiene mérito con Dios o que nuestro viejo hombre puede hacer un voto y, de hecho mantenerlo lo suficiente como para merecer ser “elegido”.

En resumen, el hombre de la Nueva Creación que ha sido engendrado por el Espíritu es la evidencia de que somos como Isaac, hijo de Sara, el Nuevo Pacto. Nuestro hombre viejo, natural, de nuestros padres naturales, gobernado por el alma carnal, solamente puede fallar en su intento religioso de cumplir con sus mejores intenciones. La muerte trabaja en su carne, y esta enfermedad o debilidad le hace pecar.

Así que Pablo ve a los mandamientos de Dios, no como algo que el viejo hombre debe cumplir, sino como evidencia de la obra de Dios en la nueva creación del hombre. Los mandamientos ponen el viejo hombre en servidumbre a leyes que es incapaz de cumplir; pero el hombre de la nueva creación, es decir, el hombre espiritual interior -cumple esas leyes por naturaleza. Él es libre de cumplir la Ley. Mientras caminamos según el hombre nuevo, observamos la Ley. Los que desprecian la Ley, entonces, están viviendo por el viejo hombre de carne, independientemente de lo espirituales que puedan parecer a los hombres religiosos.

Cuando Pablo dice que “la observancia de los mandamientos” es lo que importa, él usa el término griego teresis, que significa “mirar, mirar los presos, y obedecer”. Se deriva del verbo griego tereo, que significa “observar a fin de obedecer”. El Diccionario de Palabras del Nuevo Testamento de Vine lo define como:

“En observación, y por lo tanto, encarcelamiento, prisión, Hechos 4: 3 y 5:18”.

Así que Pablo estaba diciendo a los corintios: “No sean esclavos o prisioneros de la Ley a través del Antiguo Pacto. En su lugar, usted deben esclavizar o encarcelar a la Ley abrazándola y cumpliéndola”. El viejo hombre, que funciona como un esclavo de la Antigua Alianza, está esclavizado por la Ley. El hombre de la nueva creación, sin embargo, es puesto en libertad por el Nuevo Pacto, para que a su vez pueda aprehender la Ley y mantenerla, no como esclavo, sino como un hombre libre.

El Nuevo Pacto da la vuelta a la Ley, no por rechazarla o despreciarla, sino cumpliéndola a través del poder de Dios, no por el poder de la carne. Con esto en mente, vamos a ver cómo Pablo se mueve sobre el tema relacionado de los esclavos y la esclavitud (S.E.J.)


¿QUÉ ES “ESTAR BAJO LA LEY”? [Extracto de Primera de Corintios 9 (3)]
http://josemariaarmesto.blogspot.com.es/2017/05/que-es-estar-bajo-la-ley-dr-s-e-jones.html

Pablo continúa en 1 Corintios 9:20, diciendo:

20 Y a los judíos me he hecho como un judío, para ganar a los judíos; a los que están bajo la ley, como estando bajo la ley, aunque yo no estoy bajo la ley, para ganar a los que están bajo la ley.

Uno debe tener algún conocimiento de la Ley con el fin de entender lo que Pablo estaba diciendo aquí. Un gran número de personas han malinterpretado este versículo. En primer lugar, hay que entender el término “bajo la ley”, ya que ha sido mal entendido por la mayoría de los cristianos que no han estudiado la Ley.

Cuando un hombre pecaba su pecado era contado como una deuda. Si robó una oveja, debía a su víctima dos ovejas, o doble restitución (Éxodo 22:4). Pero si el ladrón “la mata o vende, pagará cinco bueyes por el buey y cuatro ovejas por la oveja” (Éxodo 22:1). Si el animal robado no podía ser devuelto vivo e intacto, en tal caso la deuda se multiplicaba por cuatro.

Si el ladrón no podía pagar la restitución, entonces él debía ser “vendido por su hurto” (Éxodo 22:3). En otras palabras, debía trabajar (por obligación) para pagar su deuda con la víctima. La voluntad de la Ley en este caso tenía prioridad sobre la voluntad del ladrón. El juez no preguntaba al ladrón si le gustaría ser voluntario para la esclavitud. El ladrón no tenía ninguna opción en la materia, porque una vez que la deuda se contrajo, la voluntad de la Ley lo gobernaba.

El ladrón (esclavo), entonces se decía que estaba “bajo la ley” por el tiempo que le llevaba pagar la deuda. Técnicamente, el término debe entenderse en el sentido de “bajo la voluntad de la ley”.

Por lo tanto, todos los pecadores son deudores, y todos los deudores están “bajo la ley” hasta que se pague su deuda. Cuando se paga la deuda, entonces ellos están “bajo la gracia”, porque la Ley ya no tiene necesidad de imponer su voluntad sobre el anteriormente deudor.

Pablo dice que “la ley es espiritual” (Romanos 7:14). Sus principios son espirituales, al final, por lo que la Ley sigue teniendo aplicación bajo el Nuevo Pacto, aunque algunas de las formas externas (que figuran en el libro de Hebreos) se han cambiado. Cuando Jesús nos redimió de acuerdo con las Leyes de la Redención, Él compró los esclavos del pecado, al gran amo-de-esclavos de la humanidad. Esos esclavos rescatados luego se convirtieron en esclavos de Jesucristo, porque la Ley ordena que tales esclavos sirvan a Su nuevo Amo (Levítico 25:53).

Como ya hemos mostrado por escritos anteriores de Pablo, Jesús tiene dos tipos de esclavos: esclavos forzosos y esclavos voluntarios. Pablo era un esclavo voluntario alegre y esperaba recibir una recompensa mayor que los que servían de mala gana o por fuerza.

Con esto en mente, podemos entender la afirmación de Pablo en 1 Corintios 9:20, donde el apóstol contempla ganar “a los que están bajo la ley”. No solamente estaba hablando de los judíos -como diciendo que ellos estaban bajo la Ley, sino más bien también a los griegos, al final su alcance se había ampliado para incluir a todo el mundo.

¿Quiénes están bajo la Ley? Pablo nos dice en Romanos 3:19,

19 Ahora sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se pueda cerrar, y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios.

Pablo refuerza esto diciéndonos unos versículos después que “todos pecaron” (Romanos 3:23). En otras palabras, cada pecador (deudor) está “bajo la ley”. Esto incluye a “todo el mundo”, y no sólo a los judíos.


LOS CAMBIOS EN LA LEY [Primera de Corintios 9 (4)]
Pablo continúa en 1 Corintios 9:21, diciendo:

21 a los que están sin ley, como sin ley, aunque no estoy sin la ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo, para ganar a los que están sin ley.

Algunos hacen una distinción entre “la ley de Dios” y “la ley de Cristo”, como si fueran diferentes. Es cierto que hay algunas diferencias, como el libro de Hebreos señala. Por ejemplo, Hebreos 7:12 señala el cambio de sacerdocio de Leví a Melquisedec, diciendo:

12 Porque cuando se cambia el sacerdocio, necesariamente ocurre también un cambio de la ley.

El sacerdocio ha cambiado, el templo ha cambiado de la madera y la piedra a la carne humana, Jerusalén ha cambiado de la Antigua a la Nueva, el sacrificio de los animales ha cambiado a Jesús mismo, y el pacto ha cambiado del Primero (Éxodo 19:5-8) al Segundo (Deuteronomio 29:10-15; Hebreos 8:8-12).

Sin embargo, ninguno de estos cambios alteró el carácter justo de Dios o la definición de pecado. El asesinato, el robo, el adulterio y la idolatría son todavía pecados aún hoy en día, debido a que la Ley no se quitó. El mandamiento de amar a Dios y al prójimo como a ti mismo fue la Ley fundamental dada por medio de Moisés, y Jesús no alteró ese mandamiento de ninguna manera (Mateo 5:17,18,19).

En Su “Sermón de la Montaña,” Jesús enseñó como la Ley debe ser entendida. Él no la quitó, sino que hizo hincapié en los principios espirituales en que se basaba la Ley.

Así que Pablo dice en el verso 21 que se hizo para “los que están sin ley, como sin ley”. ¿Se refería a que era literalmente “sin Ley” en el sentido de que él adoptó un comportamiento fuera de la Ley? No, porque, añadió de inmediato “aunque no estoy sin la Ley de Dios”. La conciencia de Pablo no le permitía el pecado para que la gracia creciese. Otros, que no conocían la Ley, como la conocía Pablo, vivieron sus vidas “sin Ley”. En otras palabras, no veían nada malo en muchas de las cosas que prohíbe la Ley, por lo que su conciencia no puede ser violada por ciertos pecados.

Una vez más, esta discusión es una extensión del consejo de Pablo en cuanto a deferir a la conciencia de los demás. Recordemos que Pablo estaba dispuesto a renunciar a su libertad de comer lo sacrificado a los ídolos, a fin de no destruir un hermano cuya conciencia era “débil”. Así también, en el caso de los no creyentes, ya fueran judíos o de otra etnia, Pablo estaba dispuesto a renunciar a su libertad y a trabajo como un aparente esclavo junto a los que todavía estaban esclavizados al pecado y la ilegalidad.

Pablo era un esclavo de Cristo y por lo tanto siguió las leyes y mandamientos de Cristo, porque Cristo le había comprado. Pero Jesús le había hecho un apóstol a las naciones que aún trabajaban en la esclavitud del pecado. Para llegar a ellos, Pablo renunció a su libertad y se unió a ellos en su trabajo de esclavos, a pesar de que no tenía ninguna deuda con el pecado, ya que Jesús ya había pagado su deuda. Pero esto no debe ser interpretado en el sentido de que Pablo creía que él era libre de pecar, porque eso violaría la Ley de Dios y la Ley de Cristo también.


LA LEY EXISTÍA ANTES DE MOISÉS: 
Génesis 26:5 por cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes.

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