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DIOS DE TODA CONSOLACIÓN – (IV): ¡Hay plenitud en la Tierra de los vivientes!, Administrador



¡Hay plenitud en la Tierra de los vivientes!


¿Qué tal si hoy nos ocupamos de las tribulaciones que Dios consiente en nuestra vida para traernos al arrepentimiento?

En nuestra personal gran tribulación hubo momentos en que sentíamos a Dios como un muy fuerte y amedrentador enemigo. Como en aquel relato en que el Señor pasaba frente a una serie de personas; a la primera la dio un fuerte abrazo; a la segunda una palmadita en la espalda; a la tercera le estrechó la mano; a la cuarta una cálida sonrisa; a la quinta le prodigó indiferencia y a la última un sonoro bofetón. ¿Con quién de ellos piensan que nos identificábamos nosotros? Sí, acertaron, ¡con el último de la fila! Así es Satanás; en medio de las tormentas de la vida nos susurra que Dios no nos ama, que es muy duro y exigente, imposible contentar o a aún de satisfacer; que nunca conseguirá que cambiemos y alcancemos la victoria; y, lo peor de todo, que nos desprecia o golpea por gusto. Trata de llevarnos al punto de pensar que nuestra prueba o desprecio no acabará nunca y que en esta Tierra todo es dolor y sufrimiento. Nosotros pensábamos y le decíamos a Dios que ese duro trato estaba haciendo que nos amargáramos y le aborreciéramos y que ¿cómo podríamos esperar algo mejor después de la muerte sin haber experimentado la menor felicidad o consuelo aquí?

¡Qué desvarío, qué locura, permitirnos pensamientos así contra un Dios bueno y fiel! Acariciar y justificar estos pensamientos por causa del dolor, del desánimo, de la impotencia, de la severa depresión, … , no disminuye nuestra culpa. Pero el Padre entiende y aguarda. El nos pondrá la vacuna por mucho que pataleemos, lloremos y gritemos. Una severa, profunda y continua depresión, de tal vez siete o más años, hacía que nuestra cabeza pareciera una estufa. ¿Han visto las ondas del calor en el aire que despide una estufa? Ese fue nuestro estado continuo durante tanto tiempo y, en medio de esa depresión, prueba tras prueba, tras prueba, …, hasta el borde de la esquizofrenia.

Pacientemente esperé a Yahweh, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.
Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso;

¿Se han sentido alguna vez como un burro en una noria persiguiendo en cebo de una zanahoria que nunca consigue alcanzar? ¡El Dios de las zanahorias!, le llamábamos. El nos embaucaba con promesas que nunca podríamos alcanzar. Así de bien juzgábamos a nuestro amoroso y tierno Dios cegados por la oscura noche del alma.

Mas los filisteos le echaron mano, y le sacaron los ojos, y le llevaron a Gaza; y le ataron con cadenas para que moliese en la cárcel.
Y aconteció que cuando sintieron alegría en su corazón, dijeron: Llamad a Sansón, para que nos divierta. Y llamaron a Sansón de la cárcel, y sirvió de juguete delante de ellos; y lo pusieron entre las columnas.

El Padre bueno y paciente, conociendo afondo nuestra situación, no retiraba Su mano, pero nos mostraba una y otra vez en Su Palabra, que sí, ¡que aquí, en la Tierra de los vivientes, hay triunfo, paz, gozo y amor!

Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Yahweh en la tierra de los vivientes.
Salmos 116:9
Andaré delante de Yahweh en la tierra de los vivientes.
Clamé a ti, oh Yahweh; Dije: Tú eres mi esperanza, Y mi porción en la tierra de los vivientes.

Sal 37:1 Salmo de David.
No te impacientes a causa de los malvados,Ni tengas envidia de los que hacen iniquidad.
Sal 37:3 Confía en Yahweh, y haz el bien;
Habita tu tierra y cultiva la fidelidad.
Sal 37:4 Pon asimismo tu delicia en Yahweh,
Y él te concederá las peticiones de tu corazón.
Sal 37:5 Encomienda a Yahweh tu camino,
Y confía en él; y
él actuará (no tú).
Sal 37:6 Exhibirá tu justicia como la luz,
Y tu derecho como el mediodía.
Sal 37:7 Guarda silencio ante Yahweh, y espera en él.
No te alteres con motivo del que prospera en su camino,
Por el hombre que hace maldades.
Sal 37:8 Deja la ira, y depón el enojo;
No te excites en manera alguna a hacer lo malo
.
Sal 37:9 Porque los malhechores serán destruidos,
Pero
los que esperan en Yahweh, heredarán la tierra.
Sal 37:11 Pero los mansos heredarán la tierra,
Y se recrearán con abundancia de paz
.
al 37:34 Espera en Yahweh, y guarda su camino,
Y él te exaltará para
heredar la tierra,
Y verás la destrucción de los malvados.
Sal 37:37 Considera al íntegro, y mira al justo;
Porque
hay un porvenir dichoso para él y para su posteridad.
Sal 37:39 La salvación de los justos viene de Yahweh,
Y él es su refugio en el tiempo de la angustia.
Sal 37:40 Yahweh les ayudará y los librará;
Los libertará de los impíos, y los salvará,
Por cuanto en él esperaron.

Ni lo vamos a comentar, porque la palabra es tan clarísima que no precisa ninguna explicación. Calla, espera, guarda silencio, no te alteres, no te impacientes, no envidies a los desobedientes y rebeldes, … Espera en Él y Él hará. Te levantará, exhibirá orgulloso a Su hijo transformado a Su semejanza; a ti, para que todos te vean y le den la gloria. ¡Sí, aquí en la Tierra!

Así, será pero antes de llenarte de Él deberá sacar de ti todo eso que no es conforme a Su naturaleza y producir el arrepentimiento que te lleve a la completa rendición; para que dejes de pensar que eres bueno y estás siendo injustamente tratado y que el problema no es Dios, no es tu cónyuge o tu hijo o las circunstancias y personas con las que te toca vivir. ¿Lo estás captando? Sí, al final convendrás con Job que el problema eres tú, que te tienes que ir, abandonar el trono de tu vida y dejar que Él y solo Él se siente allí. Tienes que ofrecerle tu rendición incondicional y firmar un contrato en blanco para Él, “lo que Tú quieras, como Tú quieras, donde Tú quieras”; en en lugar del contrato condicional jacobino que le ofreciste al principio de tus tratos con Él, lleno de cláusulas condicionales, que Él nunca firmó ni firmará.

Gén 28:20 E hizo Jacob voto, diciendo: Si me asiste Dios y me guarda en este viaje en que voy, y me da pan para comer y vestido para vestir,
Gén 28:21 y si vuelvo en paz a casa de mi padre, Yahweh será mi Dios.
Gén 28:22 Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti.

Un consejo no trates de alabar a Dios mientras estás aquí, no seas hipócrita... sólo espera y guarda silencio; salvo que digas : "en obediencia lo hago, porque Tú lo mandas, pero en mi corazón quisiera agarrarte por el cuello". La alabanza genuina solo fluirá sobré la paz de Dios de quien cruzó el Jordán muriendo a la carne y tiene por experiencia la justicia de Dios y por resultado el fruto apacible (la paz de Dios o paz interior del corazón que es distinta de la paz con Dios que recibimos al creer, en nuestra Pascua personal).

Mat 11:28 Venid a mí todos los que estáis fatigados y cargados, y yo os haré descansar. 29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y (vosotros) hallaréis descanso para vuestras almas; 30 porque mi yugo es cómodo, y mi carga ligera.

Si su yugo no es fácil y su carga no es ligera, dichos yugo y carga no son del Señor, sino de una atadura a la carne y del peso de la culpabilidad del que trata de justificarse a sí mismo mediante la autojusticia o justicia propia; en lugar de rendirse, morir y recibir la justicia de Dios por pura gracia, en mansedumbre y humildad.

Hay un largo proceso de arrepentimiento hasta llegar a la rendición. Hayamos gran consuelo viendo nuestra experiencia hasta llegar a él reflejada en el libro de Lamentaciones. Le sugerimos que vaya a este libro y al leer, donde habla de la hija de Sion o Israel, coloque su propio nombre.

El capítulo dos refleja un panorama de total desolación y abandono de la hija de Sion por parte del Señor. Así nos sentíamos nosotros en nuestro tiempo de lamentación. Pero el capítulo tres es maravillosamente esclarecedor, porque después de continuar con la queja por otro trecho, Jeremías se identifica con la hija de Sión, llega a ver la luz y al arrepentimiento. Entiende la causa de tanta desolación; y acaba poniéndose y poniéndonos en nuestro lugar, y a Dios en el suyo. Nos lleva a acordarnos con Él en un gran amén, en lugar de seguir quejándonos y echándole las culpas a Él y a los demás por todos nuestros males.

Si está en el punto más caliente en sus tratos con el Señor tal vez el capítulo e de Las Lamentaciones de Jeremías sea la fotografía de su vida en los últimos años:

Lam 3:1 Yo soy el hombre que ha visto aflicción bajo el látigo de su enojo.
Lam 3:2 Me guió y me hizo caminar en tinieblas, y no en luz;
Lam 3:3 Sí, contra mí volvió y revolvió su mano todo el día.
Lam 3:4 Hizo envejecer mi carne y mi piel; quebrantó mis huesos;

A nosotros se nos peló la cabeza, teníamos estreñimiento, y un nudo en el estómago que nos parecía una hernia de hiato …

Lam 3:5 Edificó baluartes contra mí, y me rodeó de amargura y de fatiga.
Lam 3:6 Me dejó en oscuridad, como los ya muertos de mucho tiempo.
Lam 3:7 Me cercó por todos lados, y no puedo salir; ha hecho pesadas mis cadenas;
Lam 3:8 Aun cuando grito y pido auxilio, cierra los oídos a mi oración;
Lam 3:9 Cercó mis caminos con piedras sillares, torció mis senderos.
Lam 3:10 Fue para mí como oso que acecha, como león en escondrijo;
Lam 3:11 Torció mis caminos, y me despedazó; me ha dejado hecho un horror.
Lam 3:12 Entesó su arco, y me puso como blanco de sus saetas.

Nos sentíamos como la diana que el Señor usaba para practicar.

Lam 3:13 Hizo entrar en mis riñones las saetas de su aljaba.

¿Ha tenido cólicos de riñón alguna vez?, por ejemplo.

Lam 3:14 He venido a ser la irrisión de todo mi pueblo, su cantinela de todos los días;

La vergüenza es una de las astillas de la cruz que más duelen. Usted se jacta -al menos internamente- de ser siervo ejemplar, pero los hechos que rodean su vida es como si gritaran que usted es un transgresor y por eso le ocurre lo que le ocurre. Piensa en lo que los demás estarán pensando de usted y si trata de argumentar con alguien sólo consigue empeorar las cosas y los malentendidos. Bueno, no se desanime; Jesús fue contado por transgresor y era puro. ¡Va por el buen camino.

Lam 3:15 Me llenó de amarguras, me embriagó de ajenjos.
Lam 3:16 Mis dientes quebró con guijarro, me cubrió de ceniza;

¿Caries o dolores de muelas y no tiene para ir al dentista?

Lam 3:17 Y mi alma se alejó de la paz, me olvidé de la felicidad,

¿Años seguidos en depresión, problemas, tristeza, …?

Lam 3:18 Y dije: Perecieron mis fuerzas, y mi esperanza en Yahweh.

Jeremías aquí parece dejar la introspección y la contabilización de sus muchas desgracias y aun sin fuerza ni esperanza comienza a orar.

Lam 3:19 Acuérdate de mi miseria y de mi vida errante, del ajenjo y del veneno;
Lam 3:20 Mi alma lo recuerda todavía, y está abatida dentro de mí;

La mente del profeta empieza a ver la luz y recobra la esperanza.

Lam 3:21 Esto es lo que medito en mi corazón, y por lo que espero.
Lam 3:22 Las gracias de Yahweh no se han acabado, sus misericordias no se han agotado.
Lam 3:23 Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.

Dios nos cuida un día ala vez. ¿Tiene salud, camina, ve, oye, tiene brazos, tiene piernas, …? Cuente sus bienes y no sus males.

Lam 3:24 Mi porción es Yahweh, dice mi alma; por eso espero en él.

Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos, Y es hermosa la heredad que me ha tocado.

Lam 3:25 Bueno es Yahweh para los que en él esperan, para el alma que le busca.
Lam 3:26 Bueno es esperar en silencio la salvación de Yahweh.

Conviene poner la tapa a la vasija y dejar de quejarse, para que no se nos vaya la fuerza por la boca. Si no podemos alabar al menos si podemos podemos callar. Enfocarnos en nuestras miserias y la continua introspección nos devastan y nos hunden aún más.

Lam 3:27 Bueno le es al hombre llevar el yugo desde su juventud.
Lam 3:28 Que se siente solo y calle, porque es él quien se lo impuso;
Lam 3:29 Ponga su boca en el polvo, por si aún hay esperanza;

Reconocer que este yugo que llevamos no es porque sí. Este no es el yugo del que está en la yunta con el Señor en perfecta armonía, el yugo fácil y la carga ligera; sino el yugo de tribulación del rebelde, que obra en su propia carne; que hace obras muertas que Dios no le mandó hacer; que quiere construir su propio reino; que se atreve a decirle al Señor como tiene que conducir Su Creación y su vida; que hace las cosas para el Señor, tratando de comprar Su amor y aceptación, en lugar de rendirse y reconocer que todo ya fue consumado y que ha de dejarle a Dios obrar, quedarse quieto y confiar. ¡Quien realmente cree puede esperar! ¡Los valientes esperan, los cobardes no pueden estarse quietos y dejar que Él haga!

Sentarse sólo y callar en lugar de divulgar a otros sus miserias. El yugo que padece no es una injusticia, Dios se lo impuso con un propósito: acabar con el hombre de guerra (Josué 5:6).

Humillarse rostro en tierra por si Dios decide perdonar … no vaya a ser que Dios tenga que subir la temperatura del horno un poco más.

Lam 3:30 Dé la mejilla al que le hiere, y sea colmado de afrentas.
Lam 3:31 Porque el Señor no desecha para siempre;
Lam 3:32 Si aflige, también se compadece según la multitud de sus misericordias;

Dejar que la prueba obre el resultado pleno que Dios persigue en nosotros: ¡Hacernos pacientes, mansos y humildes! Hacernos perfectos y cabales.

Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.

Dios nos ha desechado por alguna razón, pero sólo lo hará por un tiempo. El aflige pero la misericordia triunfa sobre el juicio.

Lam 3:33 Porque no humilla ni aflige por gusto a los hijos de los hombres.

Cuando Dios nos desecha, aflige o humilla no lo hace por gusto o por practicar el tiro al blanco con nosotros. El no es un sádico. No es un matón que abusa de los pequeñitos.

Lam 3:34 Cuando se desmenuza bajo los pies a todos los encarcelados del país,
Lam 3:35 Cuando se tuerce el derecho del hombre delante de la presencia del Altísimo,
Lam 3:36 Cuando se hace entuerto al hombre en su causa, ¿el Señor no lo ve?

¿Le están hiriendo, ofendiendo, le están tratando injustamente, no respetan sus derechos? Tranquilo, Dios lo está contemplando. No se vindique o trate de defenderse así mismo, pues mientras trate de hacerlo Dios no intervendrá; porque, “Mía es la venganza, yo daré el pago”, dice el Señor (Hebreos 10:30). Acuérdese de Aarón y Moisés; cuando el pueblo se les rebelaba, ellos solamente se postraban e intercedían y Dios los vindicaba.

Lam 3:37 ¿Quién será aquel que haya hablado y las cosas sucedieron? ¿No es el Señor el que decide?
Lam 3:38 ¿De la boca del Altísimo no sale lo malo y lo bueno?

Nada nos ha ocurrido que no haya previamente decidido o permitido por el buen Dios soberano y Padre nuestro, sea bueno o sea malo. Dios solo nos está preparando para poder recibir Sus bendiciones, Su prosperidad, sin que éstas nos hagan daño alejándonos de Él; para ello deben llegar proporcionalmente al la prosperidad de nuestra alma. Sus circunstancias externas e internas pueden ser un índice de lo mucho o poco que ha medrado en el Señor (3 Juan 1:2). Cuando hayamos madurado internamente, la prosperidad será el testigo emblemático de que Dios se agrada de nosotros.

Lam 3:39 ¿Por qué se lamenta el hombre? ¡Que sea un valiente contra sus pecados!
Lam 3:40 Escudriñemos nuestros caminos, y examinémoslos, y volvámonos a Yahweh;

La sabiduría está en dejar de lamentarse y “afirmar el rostro para ir a Jerusalén” con valentía. ¡Señor no me saques del horno hasta que el rostizado esté completo!

Es un buen tiempo para juzgarnos a nosotros mismos para que no seamos juzgados con el mundo (2 Corintios 13:5). Tal vez nos demos cuenta del punto en que nos desviamos y queramos regresar sobre nuestros pasos al lugar donde estuvo plantada nuestra tienda; al punto del desvío y tomar, ahora sí, la ruta correcta (Génesis 13:3; Apocalipsis 2:5). Cuando Dios nos llama a volvernos es que le estamos dando la espalda. Somos nosotros y no los demás los que circulamos a contravía, vamos en dirección contraria. Cuando andamos así nos pasa como a Balaam, nuestro pie es apretado contra el muro (Números 22:25), la vida es una continua fricción. Nosotros solemos decir que “la vida sometida al Espíritu Santo va con vaselina, la vida en la carne con calzador”. ¿Hay fricción y oposición continua en su caminar? Si es así entonces siento decirle que es usted el que está mal y para colmo proyecta sus males sobre los demás; es decir, lo malo que ve en los demás es el reflejo de su propio corazón corrompido. Hasta que no haya una rendición completa no entraremos en armonía con el Creador y Su creación y no podrá haber paz, gozo ni amor. ¿El remedio, pues?

Diles, pues: Así ha dicho Yahweh de los ejércitos: Volveos a mí, dice Yahweh de los ejércitos, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Yahweh de los ejércitos.

Lam 3:41 Levantemos nuestros corazones sobre nuestras manos al Dios que está en los cielos;

Antes cantábamos mucho y levantábamos las manos más que nadie y sonreíamos hipócritamente todo el tiempo, para que vieran “cuánto amamos al Señor”, pero nuestro corazón no estaba envuelto en ello. Ahora la alabanza si será acepta, cuando el corazón se ha convertido o vuelto al Señor.

Lam 3:42 Nosotros nos hemos rebelado, y fuimos desleales; tú no has perdonado.

¡Al fin la confesión! Somos culpables, nuestra rebeldía es la causa y Dios nos está juzgando. Está juzgando nuestra carnalidad, nuestra vida adánica. Será bueno humillarnos, callarnos y esperar que Él termine todo el trabajo. ¡Merece la pena absolutamente!

Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla?
Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.

Puso mis pies sobre peña (Cristo es la peña), y enderezó mis pasos.

Vea el libro completo aquí: http://josemariaarmesto.blogspot.com.es/2016/08/libro-dios-de-toda-consolacion-una.html

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