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ARREPENTIRSE Y CONVERTIRSE, Ministerio Apoyo Biblico






ARREPENTIRSE Y CONVERTIRSE, Diccionario Castellano y Traducción de vocablos griegos bíblicos correspondientes
[Aceptar: Recibir, Aprobar por decisión voluntaria / En cuanto a la recepción de conocimientos: Reconocer, Admitir la veracidad, consentir, asumir.]
Del griego decomai [1061] “dejome”: Recibir, aceptar, acoger

[Convertir: (Del lat. convertĕre). Transformar, hacer de algo o alguien una cosa totalmente distinta de lo que es / Producir cambios que hacen de algo una cosa totalmente diferente]
Del griego epistrefw [1812] “epistrefo”: Volverse, convertir, (transformar), (cambiar de dirección) 

[Arrepentir: (Del lat. re, intens. y poenitēre). Cambio de disposición mental o de opinión, por el sentir o pesar del reconocimiento del bien y del mal en un acto cometido.]
Del griego metanoew [2844] “metanoeo”: Arrepentirse, convertirse, (cambio de disposición mental)
Del griego metanoia [2845] “metania”: Arrepentimiento, conversión, (cambio de vida)

¿ ACEPTAR O CONVERTIRSE ?

2 Pedro 2:1Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. 2Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, 3y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme.

[Falsedad: Falta de verdad o autenticidad / Alteración o simulación de la verdad (a veces hasta con efectos relevantes) / Mentira]
Del griego qeudov [4833] “psevdos”: Falsedad, mentira

[Encubiertamente (de encubrir): Introducido ocultamente / Subrepción (ocultar un hecho para obtener lo que de otro modo no se conseguiría)
Del griego pareisagw [3369] “parisago”: Encubrir, Introducir furtivamente u ocultamente

Los falsos maestros son reconocidos por su obrar, por introducir doctrinas y enseñanzas tergiversando las Escrituras, doctrinas que no tienen sustento bíblico, también por usar palabras fingidas, palabras que reemplazan a las verdades Espirituales que aunque se parezcan a las que están escritas en la Biblia cambian el mensaje, tergiversan la doctrina produciendo disolución, produciendo una mezcla entre la verdad y la mentira. En definitiva los falsos maestros hablan mentiras que mezclan con la verdad y con las Escrituras para beneficio propio y para hacer errar a los que la oyen.

Por lo general los falsos maestros están avalados por las instituciones religiosas. Las religiones luchan por el dominio y el control sobre las personas y para ellos usan esta clase de estrategias para introducir encubiertamente doctrinas mentirosas mezcladas con las Escrituras, con el único fin de sacar provecho (sea este económico, comercial, reconocimiento, fama, popularidad, etc).

Hoy en día vemos como la Iglesia de Jesucristo está avasallada por la religión, avasallada por aquellas estructuras humanas a las cuales llaman “denominación” que lo único que provocan son divisiones y que al final lo único que logran es ponerse en vergüenza y hacer que el camino de la verdad sea blasfemado.

Entre tantas palabras mentirosas que usan los falsos ministros, entre tantas doctrinas erradas, vamos a meditar en una doctrina muy básica que es la de: Aceptar al Señor o Convertirse al Señor.

Hoy en día entre tantas campañas religiosas por predicar el evangelio, entre tantos show y espectáculos que se montan con el fin de atraer a las personas y expandir sus enseñanzas de sometimiento religioso, al final de los eventos se suele preguntar: ¿Quién quiere aceptar a Jesús?.
A cuanto de nosotros se nos ha preguntado lo mismo: ¿Quieres aceptar a Cristo como tu único Salvador personal?. ¿Quieres aceptar a Jesús en tu corazón?
Yo he considerado tal pregunta, y busqué la verdad en las Escrituras, busqué quienes fueron los primeros en “aceptar” (reconocer y admitir por voluntad propia) el Evangelio. Busqué si los primeros apóstoles hicieron las mismas preguntas o si tenían el mismo propósito que los que hoy predican, y penosamente el resultado fue totalmente negativo, no encontré en ninguna parte de las Escrituras esa expresión, no encontré el vocablo “aceptar”, no encontré la doctrina de que “hay que aceptar a Jesús”. Y es lógico que no la encuentre porque no se trata de “aceptar”, no se trata de considerar, no se trata de recibir el conocimiento y de consentir en decir muy adentro “es verdad” o “lo acepto”, esperando que eso sea suficiente para lograr la Salvación.

¿Aceptar? Si es por aceptar, todo el mundo ha aceptado la existencia de Jesucristo, las religiones aceptaron, los gobiernos lo aceptaron, casi todas las naciones asumen esto.

El evangelio no se acepta, el evangelio convierte:

Hechos 3
19Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio,

Hechos 3
26A vosotros primeramente, Dios, habiendo levantado a su Hijo, lo envió para que os bendijese, a fin de que cada uno se convierta de su maldad.

Hechos 26
18para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados.

Hechos 28
27Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyeron pesadamente, Y sus ojos han cerrado, Para que no vean con los ojos, Y oigan con los oídos, Y entiendan de corazón, Y se conviertan, Y yo los sane.

Hechos 9
35Y le vieron todos los que habitaban en Lida y en Sarón, los cuales se convirtieron al Señor.

1 Tesalonicenses 1
9porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero,

Hechos 26
20sino que anuncié primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento.

Como leemos, no se trata de aceptar, se trata de convertirse. Este es el verdadero propósito del Evangelio, el de “convertir” a las personas, transformar, cambiar totalmente a tal punto de que una vez que haya asimilado el Evangelio mire hacia atrás y pueda ver todos los cambios que se han producido en su vida, todo aquello a lo que ha renunciado por seguir a Cristo.
Ser parte del Reino de Dios es un cambio de mentalidad, un cambio de dirección al sentido de la vida, es la inserción de un nuevo Espíritu para que Cristo tome el Control, de esto se trata la conversión, de dejar atrás la vida vieja, de despojarse de la naturaleza pecaminosa, salir de la existencia sin sentido para pasar a la Vida Espiritual.

Efesios 4
22En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, 23y renovaos en el espíritu de vuestra mente, 24y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.

¿Quién puede despojarse del viejo hombre? ¿Quién puede renunciar al pecado para seguir a Cristo?
Ser cristiano no es nada fácil; No es fácil seguir a Cristo.
Lo que debemos comprender es que el Evangelio no es una oferta para el hombre, no es una alternativa, no se debe jamás preguntar ¿quiere Ud..?, o “que levante la mano el que quiere ..”

Hechos 17
30Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan;

El Evangelio es una demanda, es una petición obligatoria, el Evangelio es una orden: ¡Dios te llama!, Jesús dice: ¡Sígueme! (se obedece o no se obedece), y el obedecer implica grandes cambios, implica una transformación. Una transformación que se sufre, un cambio que nos es contradictor.

En estos versículos se resume el costo de lo que implica seguir a Jesús, los cambios que debemos realizar:

Lucas 14
26Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. 27Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.

Lucas 14
33Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo

¿Has aceptado a Cristo o te has convertido a Cristo?

El verdadero arrepentimiento
Entonces “convertir” no es “aceptar”, pero para convertirnos primero tenemos que arrepentirnos, primero debemos experimentar el arrepentimiento.

Juan el bautista dijo:

Mateo 3
1En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, 2y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.

Mateo 4
17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.

"Arrepiéntanse" fue la primera palabra que predicaron Juan y Jesús

Hechos 3
19Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio,

"Arrepiéntanse y conviértanse" fueron las palabras de Pedro y de todos los que predicaron, y hasta ahora sigue siendo la primera demanda.

El arrepentimiento es muy pero muy importante, es lo primero que debemos experimentar.
Pero lamentablemente los cristianos de hoy y me atrevería decir de forma muy generalizada, no han experimentado, ni experimentan un verdadero arrepentimiento.
Muchos cristianos que pasan de una "aceptación", es decir de "haber levantado la mano", a una extraña "oración de fe" y de allí al bautismo y a un "estilo de vida supuestamente cristiano con una enraizada cultura mundana" sin haber experimentado un verdadero arrepentimiento y es por esta razón que no se han convertido ni pueden convertirse porque no han sido verdaderamente consientes de sus actos, de sus pecados, de su manera de vivir. 

Muchos solo suelen sentir un pesar, una acusación a veces una muy leve, quizás un remordimiento, una emoción que apela a la auto-compasión,... y allí queda en un "es cierto, quizás necesito ayuda", "tal vez tenga razón el que me predica", "siento algo" "sentí algo", solo eso, un sentimiento pasado, sin frutos, sin valor, una planta seca y así siguen su vida sin haber experimentado un arrepentimiento genuino, sin cambios, sin conversión sino solo con una "aceptación" de los conocimientos predicados por alguien. De nada sirve y en vano es el pesar, si no cambiamos la manera de proceder. 

Muchos cristianos suelen preguntarse después de muchos años si están en el verdadero camino, si verdaderamente se han arrepentido, suelen preguntar a otros cristianos al respecto, y como ellos tienen también una vaga noción del arrepentimiento, consideran y asienten que es así, que esa es la forma y se convencen y se encierran en ella.

Pero,

¿Qué es arrepentirse?
Para entenderlo, vamos a la experiencia de un hombre que verdaderamente se arrepintió.

Lucas 19
1Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad. 2Y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico, 3procuraba ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura. 4Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí. 5Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa. 6Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso. 7Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador. 8Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado. 9Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham. 10Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.

El Señor Jesús entró a la casa, a la vida de Zaqueo, un pecador, un hombre que había amasado su fortuna mediante la cobranza de impuestos para Roma, una riqueza que había obtenido mediante fraudes, "coimas", y despojando a otros de sus posesiones.
Nunca había sentido remordimiento, no tenía pesar por lo que hacía, y aún así el Señor Jesús entró a su casa, había muchos a su alrededor, muchos que estaban oyendo, Jesús estaba predicando y de repente solo Zaqueo salta de su lugar, se levanta y dijo lo que hemos leído en Lucas, la pregunta es ¿Que llevó a Zaqueo a esa conversión?, la respuesta es el "arrepentimiento". Aquello que por las palabras de Jesús le dio a Zaqueo una conciencia de pecado, una noción del daño que nunca había tenido en cuenta, y ahora eran voces de personas a quienes había defraudado, lamentos de personas en las cárceles por su causa, llantos y gritos de niños y mujeres que no tenían que comer porque Zaqueo los había despojado de sus cosas. Todo eso recaía sobre Zaqueo, y no se queda allí, no puede, Zaqueo siente la culpabilidad, siente el peso de la justicia sobre él y quiere escapar de la condenación, y por esa razón siente la profunda necesidad de revertir, de cambiar, de rehacer su vida y compensar los daños cometidos.
La actitud de Zaqueo es una muestra fiel de lo que es el verdadero arrepentimiento.

Muchos piensan que arrepentirse es solo un pesar, en parte es cierto, pero es mucho más que eso.
El arrepentimiento es una exhortación a nuestra conciencia, para que podamos experimentar los malos actos, las malas obras, la mala manera de vivir y una noción completa del daño causado por los pecados cometidos, sea a uno mismo y a otros (familia, amigos, extraños, etc).
Arrepentirse es tener una conciencia de pecado que genera automáticamente una reacción para cambiar de disposición mental.
Nos arrepentimos para cambiar el sentido de nuestra vida, nos arrepentimos para cambiar la forma en que hacemos las cosas, nos arrepentimos para dejar una vida viciada del mundo para una vida en Cristo Jesús, Señor de toda la creación.

Arrepentimiento, algo lo provoca, lo induce, sin eso jamás habría arrepentimiento y por ende jamás habría una conversión.
¿Te has arrepentido como Zaqueo?, ¿Has revertido los daños ocasionados?, ¿Has hecho frutos dignos de arrepentimiento?, o te has quedado sentado como el resto que solo escuchaba.

Hay mucho que considerar. Obviamente no existe un arrepentimiento perfecto. Nunca evaluaron como llegaron al Señor?, que cosas tuvieron que pasar para que llegar rendidos a Cristo, ¿Quién lo provocó? y si esas cosas no hubieran acontecidos ¿habríamos llegado a Cristo?

¿Conciencia de pecado o conocimiento de pecado?

Hay una gran diferencia entre tener conciencia de pecado, y tener conocimiento de pecado.
El conocimiento de pecado, lo tiene todo el mundo, absolutamente todos; Es todo aquello malo y dañino que hacen todos y no les importa, como tampoco pueden evitarlo. Todo saben que mentir es pecado y todos mienten y siguen engañando, todos saben que robar es pecado y roban, cometen "coimas", fraudes, corrupción, todos saben que fornicar y la inmoralidad sexual es pecado y fornican, adulteran, viven de los placeres y se dan el derecho a hacerlo sin que nada se los impida.

En cambio la conciencia de pecado, es un auto-reconocimiento del raciocinio que evalúa y experimenta el conocimiento del bien y del mal, aplicado al modo en que hacemos las cosas y que por ello sentimos el peso del pecado, de la justicia, la condenación. Y por esta razón sentimos la profunda necesidad de revertir, de cambiar, de rehacer la vida, compensar los daños cometidos y seguir la justicia y la paz con Dios y con todos los hombres.
Sin conciencia de pecado, no hay arrepentimiento. Pero ahora la cuestión es: 

¿Cómo alcanzo la conciencia de pecado?

Juan 16
8Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.

Solamente el Espíritu de Cristo convence de pecado, solamente Cristo puede provocar la conciencia de pecado, solamente Cristo provoca el arrepentimiento.
Entonces la diferencia entre una predicación religiosa (basada en un show musical, luces, sonido, espectáculo) de una predicación Espiritual, radica en que la religiosa genera solamente un conocimiento del pecado, mientras que la Espiritual genera una conciencia de pecado.

Entonces sabrán cuando habla el Espíritu y cuando habla un hombre con conocimiento bíblico.

Cuando habla el Espíritu, genera una reacción, una preocupación, hace que cambies cosas, que veas tu error y quieres cambiar.
El Espíritu Santo, santifica, está continuamente llevando a un mejor estado de santidad, en definitiva siempre está exhortando al arrepentimiento, siempre está trabajando a través de pruebas y aflicciones un ser Espiritual disciplinado en Cristo Jesús.
En definitiva el Espíritu del Señor está convirtiendo el barro seco y duro en una vasija útil para el Señor Jesús.

En cambio, cuando habla un hombre con conocimiento bíblico solo produce inquietud, un leve pesar, una "aceptación" y dice "ahora sé que mi vecino es un pecador", y de él mismo dice "soy una víctima, ayúdame a tener cosas en el mundo sin que tenga que pecar tanto", y por esta razón la personas se someten a las estructuras religiosas, no experimentan el arrepentimiento ni la conversión solo "aceptan" cosas que les enseñan. 

Convertir no es aceptar, y es aquí cuando comenzamos a considerar quien predica el verdadero Evangelio y quiénes son los falsos maestros que usan palabras fingidas.
Porque si pedimos a las personas que “acepten” no estamos pidiéndoles los cambios que son necesario para entrar en el Reino. Por eso una persona que “acepta” al Señor, estima el conocimiento como verdadero pero sigue haciendo su voluntad, su vida, no aborrece lo que estaba haciendo, sigue con sus ambiciones, con sus pretensiones y propósitos en el mundo, sigue respondiendo al sistema, desgastándose por cubrir sus necesidades, sus impuestos y sus responsabilidades, y lo peor de todo es que ahora que acepto a Cristo espera que Cristo le ayude en sus objetivos mundanos y a satisfacer sus ambiciones y ansiedades que considera justas exponiéndolas en oración, pone su empeño y fe en conseguir cosas en el mundo (estudiar, mantener o conseguir trabajo, crecer económicamente, casa, esposa, hijos, salud, paz interior, etc) proponiéndose a si mismo asistir a las reuniones de la congregación a ofrendar o diezmar esperando que eso sea suficiente para alcanzar tanto el bienestar en el mundo y la salvación.
Pero la realidad le muestra duramente que inútil son sus oraciones por sus pretensiones y que Dios no hará nada por su bienestar en el mundo, antes por el contrario es Dios quien no “acepta” la voluntad del hombre, sino que espera a que este se convierta, que deje su vida para hacer la voluntad de Dios.

¿Aceptar que? ¿Aceptar a Cristo como único Salvador personal?, de donde sacaron esta expresión.

La Salvación no se acepta, porque la Salvación en Cristo Jesús es una consecuencia, es una acción de gracia por parte de Dios.
Lo que hay que entender es que toda la predicación no bebería estar centrada en la Salvación sino centrada en el “Señorío de Cristo”

Hechos 2
36Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.

Cuando se predica “El Reino de Dios”, se debe presentar a Cristo por lo que es, Él es el Señor, Él es el Rey sobre todo dominio y potestad. 
Cuando entiendas que Jesús es el Señor y que solo se debe hacer su voluntad entonces entenderás su propósito y la postura que debes asumir y el porqué de la necesidad de convertirse.

1 Corintios 7
22Porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo.
23Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres.

Convertirse en esclavo de Cristo, de eso se trata la conversión, de dejar de servir al mundo y su vanidad para servir al Señor Jesucristo, salir de las tinieblas a la Luz.
Un esclavo no toma decisiones, no escoge, no depende de sí mismo, un esclavo está puramente para obedecer y hacer la voluntad del Señor. Y para hacer la voluntad primero tienes que oír, aprender a escuchar, aprender a asimilar todas las enseñanzas.

Juan 8
31Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.

Y esta es la verdad que te hará libre, en que el Señor es Soberano y de Él dependen todas las cosas (Col 1:16-17), y Él no desampara. Entonces te librarás de esa pesada carga que te puso el príncipe de este mundo y dejarás todo en manos del Señor y entenderás que:

Mateo 6
31No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? 32Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. 33Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

De ahora en más, entiende hermano cuan necesario es el arrepentimiento, cuan necesaria es tu conversión, cuan necesario es someterte a la voluntad de Dios y no esperar a que Dios te ayude en tus pretensiones. Aquí la única voluntad que hay que seguir es la voluntad de Dios y no las pretensiones de las religiones o las enseñanzas de los falsos que niegan el Señorío de Cristo y reniegan de su voluntad y que disfrazan el Evangelio con palabras falsas como la de “aceptar a Jesús” sin pedir cambios.
No blasfemes diciendo a Cristo Señor cuando solo buscas egoístamente tus propósitos.
Ama al Señor tu Dios: Aprende a decir: ¿Señor qué quieres que yo haga? (Hch 9:6).

Salmos 51
13 Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, Y los pecadores se convertirán a ti.

Jeremías 15
19 Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos.

La Paz de nuestro Señor Jesucristo.

NOTA DEL ADMINISTRADOR:
Damos un rotundo amén a este artículo, especialmente a su intención y espíritu, pero queremos añadir que este debate sobre "aceptar o convertirse" se acabaría con una adecuado discernimiento y entendimiento de la diferencia entre el nuevo nacimiento o salvación y la salvación del alma, que marca el final de la obra gradual del arrepentimiento mediante la muerte al yo. ¡Ésta es la CONVERSIÓN, EL VOLVERSE!
Recomendamos la lectura del breve artículo: DE ORUGA A MARIPOSA, UNGIDO PARA LA SEPULTURA: http://txemarmesto.blogspot.com.es/2010/11/ungido-para-la-sepultura-de-oruga.html

7 comentarios:

  1. Dios le bendiga , amén por ese articulo, mucho deberíamos abrir los ojos y cambiar la mente y el corazón para Jesucristo

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  2. José María Armesto Caldeiro
    Bendiciones, me podrías decier si te puedo encontrar en Facebook, para leer más artículos sobre estas enseñanzas?

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    1. Te sugiero este label (etiqueta) de mi blog, que toca mucho el asunto de la diferencia entre la salvación del alma y la del espíritu: https://josemariaarmesto.blogspot.com/search/label/SALVACI%C3%93N%20DEL%20ESP%C3%8DRITU%20v%2F%20SALVACI%C3%93N%20DEL%20ALMA

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  3. Muchas gracias!. Este es nuestro Face: https://www.facebook.com/josemaria.armestocaldeiro . Bendiciones.

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