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CONFESIÓN DE FE DE GRANDES CIENTÍFICOS Y TESTIMONIO PERSONAL, por Rubén Darío Duque

Con muchísimo agrado presentamos este trabajo de nuestro amigo íntimo Rubentxo, parte de uno de sus libros. En breve iremos publicando más cosas de sus escritos.


Louis Pasteur
Albert Einstein


Hecho ocurrido en 1892, verdadero y parte de una biografía:
Un señor de unos 70 años viajaba en el tren, teniendo a su lado a un joven universitario que leía su libro de Ciencias. El caballero, a su vez, leía un libro de portada negra. Fue cuando el joven percibió que se trataba de la Biblia y que estaba abierta en el Evangelio de Marcos. Sin mucha ceremonia, el muchacho interrumpió la lectura del viejo y le preguntó:- Señor, ¿usted todavía cree en ese libro lleno de fábulas y cuentos?- Sí, mas no es un libro de cuentos, es la Palabra de Dios. ¿Estoy equivocado?- Pero claro que lo está. Creo que usted señor debería estudiar Historia Universal. Vería que la Revolución Francesa, ocurrida hace más de cien años, mostró la miopía de la religión. Solamente personas sin cultura todavía creen que Dios hizo el mundo en seis días. Usted señor debería conocer un poco más lo que nuestros Científicos dicen de todo eso.- Y... ¿es eso mismo lo que nuestros científicos dicen sobre la Biblia?- Bien, como voy a bajar en la próxima estación, no tengo tiempo de explicarle, pero déjeme su tarjeta con su dirección para mandarle material científico por correo con la máxima urgencia. El anciano entonces, con mucha paciencia, abrió cuidadosamente el bolsillo de su bolso y le dio su tarjeta al muchacho. Cuando éste leyó lo que allí decía, salió cabizbajo, sintiéndose peor que una ameba. En la tarjeta decía:
Profesor Doctor Louis Pasteur-Director General del Instituto de Investigaciones Científicas-Universidad Nacional de Francia
'Un poco de Ciencia nos aparta de Dios. Mucha, nos aproxima'.
Dr. Louis Pasteur (1822-1895)
P.D.: El mayor placer de una persona inteligente es aparentar ser idiota delante de un idiota que aparenta ser inteligente.
A diferencia de lo que muchos de manera apasionada, sólo por sus convicciones anti Dios, pero sin nada de conocimiento o porque saben algo más que sumar dos por dos, se jactan creyendo que ya han interpretado al mundo y aseveran respecto de que la ciencia y los científicos no tienen nada que ver con Dios; veamos la confesión de muchos científicos importantes, que han impactado al mundo con sus descubrimientos y aportes a la ciencia. Estos, ha diferencia de los jactanciosos, sí han dejado huellas trascendentes en esta vida.

Albert Einstein (1879- 1955), fundador de la física contemporánea (teoría de la relatividad y premio Nobel 1921):
“Todo aquel que está seriamente comprometido con el cultivo de la ciencia, llega a convencerse de que en todas las leyes del universo está manifiesto un Espíritu infinitamente superior al hombre, y ante el cual, nosotros con nuestros poderes debemos sentirnos humildes”. “El hombre crece de rodillas”.

Isaac Newton (1643- 1727) fundador de la física teórica clásica:
“Lo que sabemos es una gota, lo que ignoramos un inmenso océano. La admirable disposición y armonía del universo, no ha podido sino salir del plan de un Ser Omnisciente y Omnipotente”.

Thomas Alva Edison (1847- 1931), el inventor más fecundo, 1200 patentes:
…Mi máximo respeto y mi máxima admiración a todos los ingenieros, especialmente al mayor de todos ellos: Dios”.

Eddingtong (1882- 1946) Célebre astrónomo inglés:
“Ninguno de los inventores del ateísmo fue naturalista. Todos ellos fueron filósofos muy mediocres”

Hathaway, padre del Cerebro electrónico.
“La moderna física me enseña que la naturaleza no es capaz de ordenarse a si misma. El universo supone una enorme masa de orden. Por eso requiere una “Causa Primera” grande, que no está sometida a la segunda ley de la transformación de la energía y que por lo mismo, es Sobrenatural”.

Johannes Kepler 1571-1630, uno de los mayores astrónomos:
“Dios es grande, grande es su poder, infinita su sabiduría. Alábenle, cielos y tierra, sol, luna y estrellas con su propio lenguaje. ¡Mi Señor y mi Creador! La magnificencia de tus obras quisiera yo anunciarla a los hombres en la medida en que mi limitada inteligencia puede comprenderla “.

Copérnico (1473- 1543), fundador de la mundovisión moderna:
“Quién que vive en intimo contacto con el orden más consumado y la sabiduría divina, no se sentirá estimulado a las aspiraciones más sublimes? ¿Quién no adorará al Arquitecto de todas estas cosas?

Linneo (1707- 1778) fundador de la botánica sistemática:
“He visto pasar de cerca al Dios eterno, infinito, Omnisciente y Omnipotente y me he postrado de hinojos en adoración”.

Ampere (1775 - 1836), descubrió la ley fundamental de la corriente eléctrica:
! Cuan grande es Dios, y nuestra ciencia una nonada!

Cauchy (1789- 1857) insigne matemático:
“Soy cristiano, o sea, creo en la divinidad de Cristo, como todos los grandes astrónomos, todos los grandes matemáticos del pasado”.

Gauss (1777- 1855), uno de los más grandes matemáticos y científicos alemanes:
“Cuando suene nuestra última hora, será grande e inefable nuestro gozo al ver a quien en todo nuestro quehacer solo hemos podido vislumbrar”.

Liebig (1803- 1873), célebre químico:
“La grandeza e infinita sabiduría del Creador la reconocerá realmente sólo el que se esfuerce por extraer sus ideas del gran libro que llamamos la naturaleza”.

Robert Mayer (1814- 1878), científico naturalista (Ley de la Conservación de la Energía)
“Acabo mi vida con una convicción que brota de lo más hondo de mi corazón: la verdadera ciencia y la verdadera filosofía no pueden ser otra cosa que una propedéutica de la fe cristiana”

Secchi (1803- 1895), célebre astrónomo:
“De contemplar el cielo a Dios hay un trecho corto”.

Darwin (1809- 1882), Teoría de la evolución:
“Jamás he negado la existencia de Dios. Pienso que la teoría de la evolución es totalmente compatible con la fe en Dios. El argumento máximo de la existencia de Dios me parece la imposibilidad de demostrar y comprender que el universo inmenso, sublime sobre toda medida, y el hombre hayan sido frutos del azar”.

Schleich (1859- 1922), célebre cirujano:
“Me hice creyente a mi manera por el microscopio y la observación de la naturaleza, y quiero, en cuanto está a mi alcance, contribuir a la plena concordia entre la ciencia y la Fe”.

Marconi (1874- 1937), inventor de la telegrafía sin hilos, Premio Nobel 1909:
“Lo declaro con orgullo: soy creyente. Creo en el poder de la oración, y creo, no solo en Dios todo poderoso, sino también como científico”.

Millikan (1868- 1953), gran físico, Premio Nobel 1923:
“Puedo de mi parte aseverar con toda decisión que la negación de la fe carece de toda base científica. A mi juicio jamás se encontrará una verdadera contradicción entre la fe y la ciencia”.

Plank (1858- 1947), fundador de la física cuántica, premio Nobel 1918:
“Nada pues nos lo impide, y el impulso de nuestro conocimiento lo exige…relacionar mutuamente el orden del universo y Dios. Dios está para el creyente en el principio de sus discursos, para el físico, en el término de los mismos".

Schrödinger (1887- 1961), creador de la mecánica ondulatoria, premio Nobel 1933:
“La obra maestra más fina es la hecha por Dios, según los principios de la mecánica cuántica…”

Wernher Von Braun (1912- 1977), constructor alemán de los cohetes espaciales:
“Por encima de todo está la gloria de Dios, que creó el gran universo, que el hombre y la ciencia van escudriñando e investigando día tras día en profunda adoración”.

Charles Townes (Compartió el premio Nobel de física 1964 por descubrir los principios del láser):
“Como creyente, siento la presencia e intervención de un ser Creador que va más allá de mi mismo, pero que siempre está cercano… la inteligencia tuvo algo que ver con la creación de las leyes del universo”.

Allan Sandage (1926) Astrónomo, calculó la velocidad con la que se expande el universo y la edad del mismo por la observación de estrellas distantes:
“Era casi un ateo prácticamente en la niñez. La ciencia fue la que me llevó a la conclusión de que el mundo es mucho más complejo de lo que podemos explicar. El misterio de la existencia solo puedo explicármelo mediante lo Sobrenatural”,

TESTIMONIO DEL AUTOR
Soy un hombre que no sólo cree en Dios, sino que radicalmente le cree, pero no siempre fue así. Hasta los 33 años fui “ateo confeso”, un “ateo activo”, significa eso que declaraba abiertamente que Dios no existía y según yo, tenía argumentos supuestamente contundentes para refutar Su existencia. En aquel entonces yo practicaba yoga, metafísica, poder mental y desde los ocho años de edad creía en seres extraterrestres, mi concepto respecto de este último tema es bien claro y por ello expreso de manera enfática que desde que recibí al Señor Jesucristo en mí corazón y le hice el Señor de mi vida, desde ese momento, repito, me convertí en un extraterrestre, ya que mi ciudadanía no es de esta tierra, literalmente hablando, ahora soy un ciudadano del reino de los cielos.
¿Cómo sucedió eso? ¿Qué pasó en mi vida para que se diese un cambio tan radical? Algo “sencillo”, cuando vivía en Alemania estaba leyendo un libro de Erich Von Dâniken el cual mencionaba, que en el libro de Ezequiel en la Biblia, había un pasaje que narraba, según él, una visita extraterrestre; así que abrí una Biblia para buscar dicho relato y por curiosidad abrí Proverbios y habiendo leído quizás una hoja, me gustó lo que leí y decidí leerme el libro completo. Entonces compré una Biblia (en español claro está), y entre abril y diciembre del ´92 me la leí completamente. Tres meses después de haberla leído, tiempo durante el cual viví una fuerte experiencia, pues al haber leído la verdad de Dios, se me derrumbó todo el fundamento ateo que tenía, ya que descubrí que las "verdades" que yo tenía, eran sólo mentiras mal vestidas de verdad que son las verdades a medias. El 7 de abril del ´93 reconocí por primera vez la existencia de Dios, entendí la misión de Jesucristo hasta su obra perfecta en la cruz y me convertí a Dios. Desde ese día me hice uno más de aquellos que la Biblia en Hechos 11. 26 describe como “cristianos”. Fue el acontecimiento más maravilloso que he vivido y lo mejor está por venir.
Valga mencionar, que en la gran mayoría de libros que leí de todo lo que yo creía y practicaba sobre metafísica, poder mental, el mundo extrasensorial y otros, hacen mención de la Biblia y de Jesucristo, naturalmente en su mayoría con una óptica distorsionada.
Como resultado de la lectura de la Biblia descubrí siete aspectos importantes, sobre los cuales te invito a reflexionar, dándote como sugerencia una afirmación del Manual “examínenlo todo y retengan lo bueno”:

Primero. La religión y las cosas de Dios son como el agua y el aceite. La religión promueve verdades a medias, aunque digan creer en Él, la religión aleja a la gente de Dios. La religión hace que cada persona diga creer en Dios a su manera, haciendo con ello miles o millones de dioses. La religión hace que la gente sea pasional y no racional y mucho menos espiritual, pues están estancados en una condición almática. Un sencillo ejemplo de lo primero, es que la Biblia siendo un libro, pero no uno cualquiera, sino el Libro de los libros, para muchos de esa gran cantidad que dicen creer en Dios, pero que saben más de deportes, de ciencia, de modas o de telenovelas que de lo que enseña Dios; pues en la mayoría de esos hogares la Biblia es como un elemento de fetiche, abierta en el Salmo 91 y en ella colocan fracciones de lotería, fórmulas, fotos, y otras prácticas; como si de la Biblia emanase un poder mágico que transformase en oro monedas de níquel o llevase encantamiento al corazón de la persona que quieren atraer. Claro que hay un enorme poder en la Biblia, pero ese poder es el conocimiento y la sabiduría que fluyen de ella, que me muestran una verdad que es “una mayor calidad o nivel de realidad”. Fueron verdades absolutas que aplastaron todas aquellas verdades relativas que yo sostenía como estandartes.

Segundo. Que la Biblia, ese Libro que tanto desprecié y hasta me burlé, es el mejor “Manual de vida”, que contiene todas las enseñanzas que el ser humano necesita para pensar, hablar, negociar, administrar, gobernar; que da las pautas precisas para tener un buen matrimonio, una buena familia, una buena sociedad. Brinda a cada persona el conocimiento que trasciende el intelecto humano, sobre quién es Dios y quién el ser humano, cuáles son los buenos, agradables y perfectos propósitos de Dios para con la humanidad; imprimiendo ello la sana identidad que cada quien requiere para llevarle a ser el verdadero hombre y la verdadera mujer que trasciende en este mundo en caos.

Tercero. Que hay “ateos activos” como lo era yo y “ateos pasivos” como lo son muchos de aquella gran cantidad de personas que dicen creer en Dios, pero que hacen lo mismo que yo cuando era ateo: mienten, roban, fornican, adulteran, engañan, a lo bueno le llaman malo y a lo malo bueno. Hacen apología de lo malo, pues no creen las verdades absolutas de Dios, como los valores pertinentes para que la sociedad y sus individuos vivan en libertad por ellas. Eso era yo antes.

Cuarto. Que por no haber el conocimiento de la verdad de Dios, la gente le cree más a la religión que a Dios, lo que conlleva a que la gente tenga prácticas que no solo no están contenidas en la Biblia, sino lo que es peor, son contrarias a ella. Y se trata de justificar tales prácticas diciendo que cada uno tiene su propia fe. La verdad es que cuando no hay sustentación bíblica a doctrinas que son fundamentalmente bíblicas, se recurre a todo tipo de justificaciones que no son de fe, sino sólo suposiciones o presunciones y argumentos humanos que ante Dios no tienen ningún valor. La Biblia dice que “Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan…” (Tito 1.16). También dice: “tienen celo de Dios pero su celo no se basa conforme al conocimiento” (Romanos 10. 2).
Por eso yo hablaba como lo hacía, porque cuando uno no sabe de lo que habla, generalmente habla necedades. Así como el abogado no defiende un caso aludiendo sus propias opiniones, sino que lo hace de acuerdo a lo que la ley expresamente determina. Quién dice creer en Jesucristo debe conocer lo que Él enseña, esta es la verdadera fe, pues esta palabra (fe) no nació en una academia, ni se gestó en un laboratorio, es una palabra creada por Dios, por lo tanto nacida de la Verdad y que debe llevar a la Verdad, el Manual dice: que “la fe es por el oír y oír por las enseñanzas de Dios” (Romanos 10. 17). Y Jesucristo enseña además: “todo aquel que quiera ser mi discípulo, permanecerá en mi palabra y conocerá la verdad y la verdad le hará libre” (Juan 8. 31-32).

Lo quinto que descubrí, es que Jesucristo es el amor derramado de Dios para cada persona, que Él es la Verdad eterna, que Él llena de manera perfecta el vacío en el corazón de cada ser humano. Jesucristo es la solución dada por Dios para los hombres. Dice el Manual que: “No hay otro nombre dado a los hombres para que sean salvos”. Así que el asunto con Dios no es de religión, sino de “relación” personal con Él. Cuando no se tiene ese conocimiento, Jesucristo no pasa de ser un buen “maestro”, como era mi caso; o el de un imbécil que se dejó matar, como es el caso de varias personas que conozco, aunque algunos de ellas dicen creer en Dios,… claro, a su manera.

Sexto, Que este mundo físico, este mundo natural no es el mundo real. Este mundo es limitado en muchos aspectos, es temporal y por lo tanto no es real, este mundo, tal como lo conocemos, está muy próximo a desaparecer, pues hasta el mismo planeta en el que vivimos sufre cada vez más fenómenos naturales catastróficos y cada vez más reiterativos; como es el caso de los terremotos, por citar sólo un ejemplo, que nos muestra que la Tierra está cansada y agotada, tanto que pareciera querer sacudirse a la humanidad de encima. De igual manera la humanidad padece de tanta miseria por su propio comportamiento, encerrados en esta prisión que es este cuerpo y esta Tierra, pues no fuimos creados para estar confinados a este puntico en el universo. El mundo espiritual es el mundo real, es nuestro verdadero mundo, que se ajusta a nuestra naturaleza espiritual, pues “somos seres espirituales viviendo una experiencia natural”; es eterno, es poderoso y no está sujeto al espacio, ni al tiempo. Realmente no sé si es un mundo paralelo o es otra dimensión, de lo que sí estoy convencido es que es el mundo que anhela el alma del ser humano.

Séptimo.Este mundo, con toda su belleza y todas las demás cosas buenas que tenga, es un mundo caído. El suceso acontecido en el “Huerto del Edén”, lo que para mí antes era sólo una fábula burda, cuando Adán y Eva desobedecen a Dios, permitiendo con ello la entrada del pecado en sus vidas, teniendo como resultado que hasta la misma Tierra recibiese la maldición del pecado. Es por ello que los historiadores dicen que para conocer la historia de la humanidad basta con seguir el rastro de sangre. El mundo actual, desde entonces, ha estado bajo el poder del mal, un poder oscuro a punto de ser ya destruido. Pero la apariencia de ese mundo de maldad, de muerte y de corrupción, puede vestirse y de hecho lo hace, con elegantes trajes, con modales cultos y refinados, con gran erudición, elocuencia, fascinación, y se muestra poderoso y hasta ostentoso. Muchos seres en la historia de la humanidad, que han tenido apariencia de benevolencia, de generosidad, de ingenio; han sido mercaderes de la muerte, perversos y pervertidos. En ese mundo de oscuridad, la luz artificial es indispensable para seducir, es por ello que ciudades como las Vegas en Estados Unidos, llamada la “ciudad del pecado”, por citar uno de muchos ejemplos, donde la prostitución, la droga, el juego, y tantas prácticas más propias de ese “mundo”, llenan sus fachadas con enormes y vistosos avisos luminosos; ese mundo de oscuridad a través del cine y la televisión invitan a visitarle, pues ese mundo llama a lo bueno malo y a lo malo bueno.
O como cuando se consume alcohol, que hay una euforia, una falsa alegría, una aparente seguridad que brinda el licor, estas son las luces que ese mundo enciende para atraer a la gente a que lo consuma; pero al otro día, los efectos del mismo dan una bofetada de realidad: dolor de cabeza, sed insoportable, náuseas, y en muchos casos pleitos, violaciones, accidentes y hasta muerte. Cuando se convierte en un hábito, se pasa a ser esclavo, pues el licor hace vulnerable a las personas en su parte física, emocional y espiritual.
El mundo con toda su despensa contaminante, puede ser un poder corruptor que se viste de galas. Yo fui un habitante por muchos años de ese mundo de muerte, del cual gracias a Dios y al Señor Jesucristo fui libertado.
El pecado crece cada vez más en este mundo, el poder del mal despliega cada vez más sus alas, arrastrando a cientos de miles y hasta de millones; pero la Biblia muestra: “Donde abunda el pecado, sobreabunda la Gracia” (Romanos 5. 20).

Tomado del libro "Del Mundo, al Reino de los Cielos"

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